Y el águila dijo

Por Luis Eduardo Yáñez Chávez

Es una reflexión poética que pone en tela de juicio el actuar del ser humano ante su propio destino al cual se enfrenta todos los días, en un mundo caracterizado por la globalización, donde el alma proletaria sucumbe sin piedad. Nos hace una cordial invitación a gozar cada momento de nuestra existencia, porque es bien sabido que cada instante jamás volverá a repetirse.
Nuestro protagonista, el caballero águila, es amante de la perfección, aun cuando está convencido de que lo perfecto es inhumano, no baja la guardia, su obstinación por lo divino lo ha llevado a visualizar un mundo nuevo donde reina la armonía, la sinceridad y la justicia. Nos dice que hay que derramar felicidad y exterminar la violencia, la corrupción y la impunidad con fuertes dosis de afecto, honradez y positivismo. Está seguro de que tenemos que predicar el optimismo, la prudencia y la alegría, ya que la revolución sólo se logrará gracias al amor. Así, caerán las armas mudas y triunfará la tinta de nuestras plumas.

• Idioma: Español
• Editorial: GRP
• Fecha de lanzamiento: 24 ene 2019

Vista previa del libro

© Luis Eduardo Yañez Chávez.

© Grupo Rodrigo Porrúa S.A. de C.V.

Lago Mayor No. 67, Col. Anáhuac,

C.P. 11450, Del. Miguel Hidalgo,

México, Distrito Federal.

(55) 6638 6857

5293 0170

[e-mail]

1a. Edición, enero 2018.

ISBN:

Impreso en México - Printed in Mexico.

Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio

sin autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

Características tipográficas y de edición:

Todos los derechos conforme a la ley.

Responsable de la edición: Rodrigo Porrúa del Villar.

Corrección ortotipográfica y de estilo: Graciela de la Luz Frisbie y Rodríguez /

Rodolfo Perea Monroy.

Diseño de portada: Mauricio Castillo Pernas.

Diseño editorial: Grupo Rodrigo Porrúa S.A. de C.V.

Prefacio

Este texto está escrito con amor, pero surge como una necesidad inevitable y urgente ante la terrible y nefasta epidemia de injusticia, violencia y miseria que azota al planeta y muy en especial al desprotegido, que no me equivoco al decir que es la gran mayoría de la humanidad. El odio, la envidia, la avaricia y la drogadicción también son pilares del palacio de la destrucción…

Así que este es un llamado de auxilio, perdido en la inmensidad del desierto, un grito desgarrador colmado de fe que posiblemente caiga en las garras de la nada… No obstante, la perseverancia por ser escuchado es inquebrantable para un espíritu indomable. También es cierto que las penumbras de la oscuridad son inmensas y las posibilidades de salir del anonimato son casi nulas, sin embargo hay que reconocer que siempre habrá una luz de esperanza acechando.

Este es un refugio en favor del cambio, un basta a la corrupción, la discriminación y la impunidad, un sueño de igualdad y libertad que reconoce el amor, el afecto y el respeto como la senda más acertada al reino de la armonía...

Esta es una invitación a practicar con ahínco y esmero la tolerancia, la honestidad y la aceptación en su más alto nivel; es momento de reflexionar y hacer algo para frenar tantos atropellos y abusos que hacen que la existencia de mucha gente sea cruel y miserable…

Pues como dijo el gran maestro, Jesús de Nazaret, cuando resumió los diez mandamientos en uno solo: ama a tu semejante como te amas a ti mismo. Estas sabias palabras son la clave de la vida, las llaves que abren las puertas del universo. Y el día que el ser humano haga de ellas una forma de vivir, el mundo será un paraíso, y ya no habrá más guerras ni delitos que perseguir. Sé que es un sueño difícil de alcanzar, pero hay que reconocer que los inventos más sorprendentes, así como las grandes obras de arte, surgieron de un sueño y qué decir de las asombrosas hazañas en distintos ámbitos que han marcado la historia de la humanidad. Todo surgió como una idea, una especie de ensoñación que se fue fortaleciendo y evolucionando hasta transformarse en una realidad. Por supuesto, gracias al talento y esfuerzo de algunos hombres dignos de admirar, porque una idea que no alcanza su realidad es sólo un sueño…

Cabe señalar que esta lectura no presume de ser la meca de la armonía ni el oasis del desposeído, mucho menos la cura del caos. Es una humilde reflexión ante la tremenda conformidad y sosiego que reina en el pueblo que muere de hambre en silencio, desdicha e infortunios. Hemos perdido el derecho a un trato digno, a oportunidades de superación, padecemos el mal de las necesidades progresivas e incurables y las deficiencias aplastantes...

Aquí es donde yo os pregunto: ¡Oh! ¿Y ahora quién podrá defendernos?.

¿Dónde están los Morelos y los Zapatas? ¿Por qué tardan tanto, si por todas partes están siendo invocados…?

Es momento de soñar con un mundo mejor:

Ven, canta, sueña cantando. Vive soñando el nuevo sol

En que los hombres volverán a ser hermanos…

Pues como dijo el maestro John Lennon:

Puedes decir que soy un soñador, Pero no soy el único.

Espero que algún día te unas a nosotros Y que el mundo llegue a ser uno solo…

Porque la vida es lo que sucede mientras planeas otras cosas…

Agradecimientos

Antes que nada quiero agradecer a la madre naturaleza por la sabia selección y trayectoria de las generaciones pasadas que hicieron posible la existencia de mis padres. Y muy en especial a esos genes milenarios que continúan evolucionando por tiempo indefinido; también a la magia del destino que los unió e hizo exitosa mi existencia. Pero sobre todo, agradezco a mi madre la cual con gran amor y cariño me crio y me ha hecho sentir, hasta el día de hoy, un ser especial, afortunado y sumamente dichoso…

¡Ah! y a ese apoyo incondicional… y qué decir de esos cuidados intensos y esa protección extrema que me hizo un hombre sano y bien intencionado, porque si algo malo padecí o sufrí fue por mi descuidos y mi necia curiosidad hacia lo desconocido sin respeto al peligro...

Y no podía faltar mi cariñosa abuelita materna. Un ser excepcional colmado de luz y amor, la cual muy tiernamente llenó mi vida de agradables fantasías, con cálidas caricias y detalles maravillosos; no exagero al decir que su carácter tan dulce y suave superaba a la miel de las abejas y la brisa del mar. Su compañía fue el tesoro más grande que me dio la vida y no sólo a mí, sino a todo aquel que la conoció. Fue una mujer de grandes cualidades, entre las que destacan su inmensa bondad, su impecabilidad sorprendente y la satisfacción de vivir cada instante con alegría y optimismo. Fue precisamente ella quién me enseñó, con su ejemplo y sin darse cuenta, que la felicidad no es una finalidad sino una manera de vivir. Alguien así, por siempre se ha de extrañar...

Sus sabios consejos y