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Hacienda Rupanco: Una historia de despojo en el sur de Chile
Hacienda Rupanco: Una historia de despojo en el sur de Chile
Hacienda Rupanco: Una historia de despojo en el sur de Chile
Libro electrónico555 páginas6 horas

Hacienda Rupanco: Una historia de despojo en el sur de Chile

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Hacienda Rupanco constituye un ejemplo emblemático de la historia agraria y rural de Chile. A través de su historia podemos constatar las distintas políticas estatales en relación al territorio y la tenencia de la tierra, constituyéndose en la historia del despojo.
IdiomaEspañol
EditorialLOM Ediciones
Fecha de lanzamiento2 ene 2024
ISBN9789560017611
Hacienda Rupanco: Una historia de despojo en el sur de Chile

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    Vista previa del libro

    Hacienda Rupanco - Paz Neira

    Historia

    A cargo de esta colección:

    Julio Pinto

    © Lom Ediciones

    Primera edición, julio 2023

    Impreso en 1.000 ejemplares

    ISBN Impreso: 978-956-00-1722-2

    ISBN Digital: 9789560017611

    RPI: 2023-a-7003

    Las publicaciones del área de

    Ciencias Sociales y Humanas de Lom ediciones

    han sido sometidas a referato externo.

    imagen de portada: fotografía de Ivan Csillag, yunta de bueyes.

    © Colección Museo Histórico Nacional

    Edición y maquetación

    Lom ediciones. Concha y Toro 23, Santiago

    Teléfono: (56-2) 2860 68 00

    lom@lom.cl | www.lom.cl

    Tipografía: Karmina

    Impreso en los talleres de Lom

    Miguel de Atero 2888, Quinta Normal

    Santiago de Chile

    A los dirigentes y mujeres que han dado una

    lucha tremenda en defensa de su tierra y que nos entregaron su testimonio.

    Al dirigente Pablo Martínez, que no alcanzó a ver este libro.

    A Daniel, Maritchu y a toda la familia que nos ayudó en la publicación.

    Glosario

    Presentación

    Liliana Barría, socióloga que trabajó con campesinos desde la época de la Reforma Agraria, y Paz Neira, antropóloga social, han recogido antecedentes sobre la historia de uno de los mayores latifundios del sur de Chile desde la época postcolonial hasta nuestros días, y con ellos han elaborado este libro-documento que aquí presentamos. Se trata de la Hacienda Ñuble-Rupanco, como se llamó anteriormente, que con cerca de 50 mil hectáreas, ubicadas en la Región de Osorno, ha constituido uno de los mayores latifundios del país, solo comparable en extensión con las grandes estancias magallánicas de comienzo del siglo XXI.

    La historia de esta hacienda va desde 1904 hasta el presente, cuando se llamó Sociedad Colonizadora Rupanco. Esta entregó la isla Coihueco a Amadeo Heiremans, la que se transformó, entre 1905 y 1969, en Sociedad Colonizadora Agrícola y Ganadera Ñuble-Rupanco, que explotó la hacienda por 64 años,

    En 1969-70 la hacienda es expropiada de acuerdo con la ley de Reforma Agraria por la CORA, constituyéndose el Asentamiento Rupanco, con 47.342 hectáreas que se asignaron a la Cooperativa de Reforma Agraria, conformada por 850 familias campesinas.

    Esta cooperativa funcionó durante siete años hasta 1977, cuando fue intervenida y disuelta por la dictadura militar, traspasándose la hacienda a ODENA, sucesora de la CORA.

    Entonces comenzó su explotación por parte de CONAF, que duró hasta 1979, licitándose la hacienda a varios propietarios privados entre los cuales se contaba un jeque árabe, el Banco de Chile y la compañía INDUS.

    En 2006 se vende una parte de la hacienda a Forestal Mininco (13.198 hectáreas) para su explotación forestal y el resto continúa como explotación ganadera y lechera (19.524 hectáreas).

    En 1987, 513 socios de la cooperativa campesina entablan un juicio de nulidad de lo obrado durante la dictadura, pero a pesar del apoyo de la Cámara de Diputados nada obtienen. Con la vuelta a la democracia nada logran tampoco. En 2020, aún permanecían 51 de estas familias viviendo al interior de la hacienda, 43 años después del despojo.

    A lo largo del texto que las autoras han elaborado, se puede seguir en detalle las consecuencias de la intervención militar, la disolución de la cooperativa asignataria, la explotación por la CONAF, las acciones de Julio Ponce Lerou, designado director de la CONAF por el régimen militar, la defensa de los campesinos, los esfuerzos frustrados de compensación, y finalmente la subdivisión de la hacienda Rupanco y la situación actual.

    A veces el lector queda desbordado por la lectura de la acumulación de negocios privados que impiden resarcir a los campesinos, y la lucha de intereses entre los diversos grupos económicos que se mueven en torno a la hacienda.

    En definitiva, este texto sumamente rico y detallado permite ver, una vez más, el poder de los grupos económicos privados que existían y siguen existiendo antes y después de la Reforma Agraria y consolidados por la dictadura militar.

    Jacques Chonchol

    Exministro de Agricultura

    Prólogo

    ¿Será posible que el estudio de una hacienda en particular pueda reflejar elementos de la cultura y de la historia rural del sur de Chile? Este notable texto puede contribuir significativamente a ello. Es el fruto de la investigación sistemática, inteligente y prolongada de sus autoras, Liliana Barría Iroumé, socióloga, y Paz Neira Barría, antropóloga. La motivación de ambas ha sido, sin duda, de carácter profesional, unido a un compromiso vital por el estudio y análisis de las culturas rurales. Tiene además una motivación de carácter familiar, ya que el padre de Liliana y abuelo de Paz fue el destacado abogado don Daniel Barría Sánchez, quien se entregó con infatigable dedicación al servicio del campesinado como subsecretario de Agricultura desde 1964 a 1967. Posteriormente, durante veinte años defendió a los socios de la Cooperativa de Reforma Agraria Rupanco cuando sufrió la usurpación de las tierras pertenecientes a más de 800 campesinos.

    Este estudio tiene la virtud de cubrir la historia completa de un espacio bien acotado en el sur del país, en las cercanías de Osorno, denominado Isla Coihueco, que con el transcurso del tiempo llegó a pertenecer, de muy mala forma, a la hacienda Rupanco. Constituye en lo esencial un estudio de caso en que el análisis sigue un itinerario histórico que le imprime un gran valor. Posiblemente entre todos los ensayos o análisis de esta naturaleza puede ser considerado como una obra notable. Es interesante observar la amplitud con que las autoras se hacen cargo del contexto de la evolución de la hacienda, cubriendo dimensiones tanto políticas y geográficas como socioeconómicas. Logran así mostrar los hechos teniendo en cuenta las dinámicas del conjunto social.

    La fundamentación de esta obra es muy sólida, con una amplia bibliografía, archivos históricos, citas de diarios y revistas, páginas web y antecedentes en propiedad de las autoras que respaldan cada afirmación. Además del estudio de hechos objetivos, se matiza con testimonios de hombres y mujeres que han sido testigos de lo ocurrido con la hacienda.

    Quisiera destacar, de manera muy sintética, algunos procesos claves que surgen de su lectura. Una contribución interesante es la presentación del pueblo huilliche que habitaba el territorio denominado Huillimapu, dando a conocer los sucesos que en él ocurrieron durante la Colonia. Nos adentra en la resistencia que opuso este pueblo al avance conquistador. El último levantamiento huilliche en defensa de sus tierras, ya al finalizar el período colonial, sucede en 1792.

    En el Parlamento de Canoas, los lonkos huilliches se ven obligados a ceder amplios territorios y a aceptar el repoblamiento de Osorno, que fue refundado en 1796. Con posterioridad se intensifica el proceso de apropiación y acaparamiento de las mejores tierras de los Llanos de Osorno. Con los inicios de la República, se opera un cambio en el trato a los lonkos y a sus comunidades. En 1820 llegan al Huillimapu las tropas chilenas avanzando hasta el Seno de Reloncaví. Posteriormente, en 1826, logran independizar Chiloé.

    Entre 1824 y 1832, se procedió de parte del Gobierno de Chile a entregar Títulos de Comisarios a nombre de los lonkos, reconociendo así legalmente la propiedad de las tierras pertenecientes aún a los huilliches.

    Esta política de reconocer mediante títulos las tierras en posesión de lonkos y sus aillarehues se va debilitando en la misma medida que avanza el propósito colonizador con familias extranjeras y también chilenas. Para ello el Estado se apropia de extensos territorios declarándolos «tierras fiscales», lo que constituyó en gran medida un proceso de usurpación.

    En 1853 se funda Puerto Montt y se crea el Territorio de Colonización de Llanquihue, que cubre desde Río Bueno al sur. Se potencia con estas instituciones el establecimiento de grandes propiedades agrícolas sobre tierras huilliches mediante las mismas técnicas aplicadas antaño: engaño por embriaguez, hipotecas, remates judiciales, sesión de algunos derechos quedándose con el total de ellos, donación de poderes para litigar y transacciones por especies.

    Uno de los peores períodos en que se acentúan los procesos de usurpación es el de la llamada República Oligárquica (1891 a 1925), en que las arbitrariedades vienen del Estado, puesto enteramente al servicio de la oligarquía, empleando instrumentos públicos para incrementar sus riquezas y mantener sus privilegios.

    Se realizaron 46 concesiones que abarcaron 4,7 millones de hectáreas, tanto en el sur como en el extremo austral.

    En 1904 se entregó, en concesión, la denominada Isla Coihueco, de 41.100 hectáreas, a un ciudadano belga con el propósito de formar colonias mixtas nacionales y extranjeras. Un año después, éste vende todos sus derechos a la Sociedad Colonizadora Agrícola y Ganadera de Rupanco.

    El contrato oficial, que estipulaba el número de inmigrantes que se debían asentar en ese territorio, nunca se cumplió. No se trajo a los colonos, quedándose la Sociedad con la totalidad de las tierras. ¿Quiénes se quedaron con ellas? La «crema» de la oligarquía santiaguina que controlaba dicha Sociedad y que estaba compuesta por socios que eran ministros, embajadores y numerosos parlamentarios y personas bien conocidas, con fortunas de origen minero, financiero e industrial. Del incumplimiento de un contrato formal con el Estado nace la Hacienda Rupanco, ubicada en los llanos de Osorno, situada entre el río Rahue y el lago Rupanco por el norte y el río Coihueco por el sur, alcanzando por el oriente hasta la precordillera. En la actualidad esta área forma parte de la comuna de Puerto Octay.

    Desde el primer año de operación de esta Sociedad, las tropelías y agresiones no se hacen esperar. Las denuncias realizadas por diputados y senadores son elocuentes. El Parlamento se vio obligado a constituir una comisión investigadora la que tenía entre sus miembros a algunos diputados que a la vez eran socios de ella. A esta comisión acudieron muchos huilliches y colonos en busca de amparo, sin resultado alguno.

    En diciembre de 1911 ocurrieron los «Sucesos de Rupanco»: un desalojo a favor de la sociedad concluye con cuatro campesinos muertos y también un policía. La Corte de Apelaciones de Valdivia liberó a los autores sin cargos.

    Ese mismo año un editorial del diario La Época de Temuco aborda el tema de las grandes concesiones, que resulta apropiada para entender lo que ocurrió con ellas: «Esta es la verdad. Si algún día se escribiera la Historia Verdadera de la Colonización Nacional en las tierras de Arauco, sería muy interesante leer la serie de escandalosos negociados por medio de los cuales se han despojado, a sus legítimos poseedores primero i después al fisco i a los pequeños colonos chilenos, de inmensas riquezas pasadas en pocas manos al amparo de altas influencias personales i políticas de la banalidad de jueces i funcionarios públicos i de abusos i de violencias de todo orden i calibre».

    Un hecho importante para el desarrollo de la economía agraria de las tierras al sur del Bío-Bío fue la penetración del ferrocarril. En 1906 Osorno queda unido en forma directa con Santiago, abriendo nuevas oportunidades a esa región.

    A fines de los años 1920, adquiere parte importante de las acciones de la Hacienda el empresario del salitre Pascual Baburizza, acelerando la transformación de la misma e instalando en ella el tradicional sistema de inquilinaje de manera similar al existente en sus numerosos predios en el norte y centro del país. Se otorga así un trato distinto y se tiende a arraigar en ella a las familias de los inquilinos, mejorando con ello las condiciones de vida de las mismas (habitaciones y regalías). Algunos miembros de la familia Baburizza continuaron en labores directivas hasta su expropiación en 1969 por razones de extensión (47.342 hectáreas), y a su vez por ser una persona jurídica la propietaria de la Hacienda.

    La Corporación de Reforma Agraria entrega las tierras en propiedad en 1970 a la Cooperativa de Reforma Agraria Asignataria Rupanco Limitada. Los campesinos asentados en ellas permanecieron en posesión de las mismas durante siete años. La gestión de las estructuras establecidas para la administración actuaron de manera eficiente, logrando incrementos notables en la producción y realizando importantes inversiones en infraestructura y aumentando significativamente los ingresos de la Cooperativa y de sus socios. La organización de los campesinos fue progresando y el apoyo de las instituciones del Estado contribuyó a elevar la situación humana, cultural y económica de sus miembros.

    En 1973 todo cambia drásticamente. Algunos días después del golpe de Estado las fuerzas militares intervienen la Cooperativa e inician persecuciones, amedrentamientos y arrestos. Uno de los socios fundadores de la misma fue detenido-desaparecido. Los socios de ésta pasaron a ser peones de la misma: no recibieron sueldos por largos meses y las mujeres decidieron hacer un paro en noviembre de 1976 –en plena dictadura– por la situación que sufrían.

    La dictadura procede a disolver más de doscientas cooperativas de reforma agraria. La liquidación de la Cooperativa Asignataria Rupanco Limitada no se hizo para asignar individualmente las tierras a las familias campesinas, sino para despojarlas de ellas. Muchos de los socios tuvieron que huir: alrededor de doscientos se fueron a Argentina y otros quedaron a la deriva en Osorno. Se remataron a vil precio los bienes de la Cooperativa: maquinarias, equipos, ganados e incluso los enseres de numerosas familias cooperadas. En mayo de 1978 los liquidadores oficiales vendieron el predio a la Corporación de Reforma Agraria y en marzo de 1979 fue traspasado en propiedad a la CONAF, quien lo vendió a Cabildo S.A.

    Lo que sigue a continuación es caótico y vergonzoso. Verdaderos truhanes ligados a la dictadura hacen de las suyas, no sólo en Rupanco, sino que en otros grandes predios reformados, como el Complejo Panguipulli y otros fundos ubicados en la Región de la Araucanía.

    La única manera, para un lector interesado, de conocer los hechos que ocurrieron es leer con atención el texto de Liliana y Paz, quienes muestran en él con precisión lo acontecido.

    En 1979 la CONAF llama a una licitación internacional para la venta de la hacienda. El financiamiento para la sociedad compradora vino del jeque saudita Suleimán Abdul Aziz Al Rahji, quien posteriormente adquirió la mayor parte de Cabildo S.A., permaneciendo hasta 1997 en esa Sociedad. Otros socios fueron el Banco de Chile y la compañía industrial Indus, perteneciente al grupo BHC y un grupo de empresarios de origen árabe-chileno.

    La Hacienda Rupanco entró, a partir del año 2006, en un proceso de división: un lote de 14 mil hectáreas fue vendido a una empresa forestal; otro lote de 19 mil 500 a una ganadera, y el resto de las 50 mil hectáreas permaneció en manos de la rebautizada Nueva Cabildo S.A. con propósitos inmobiliarios.

    Según información recogida por las autoras, la empresa forestal que compró las tierras pidió a Nueva Cabildo S.A. que le entregara la propiedad sin gente habitando en ella, convirtiéndose en un factor de desarraigo y de emigración. A su vez, y según el texto, la empresa ganadera también expulsó a la mayor parte de las familias que permanecían arraigadas a la tierra, llegando al extremo de destruir o quemar sus viviendas hace muy poco tiempo, en 2016. En cambio, estableció un sistema de trabajo en el que las personas van al predio durante doce días y regresan después por tres días a sus casas, la mayor parte ubicadas en Osorno. Este sistema, y otros muy parecidos, han dañado la vida familiar e impedido la constitución de nuevos hogares. Con el paso del tiempo las familias expulsadas a ciudades y pueblos han perdido su condición rural, y por lo mismo ha disminuido la disponibilidad de mano de obra para labores en el campo. Después de instalar esta forma de trabajo, los dirigentes empresariales gimen por la falta de trabajadores para las faenas agrícolas más intensivas.

    El proyecto de Reforma Agraria que pretendía el acceso de los campesinos a la tierra fue drásticamente cancelado, y en su reemplazo las empresas agrícolas o forestales que se hicieron de la tierra en general han creado una agricultura sin arraigo, expulsando a una parte importante del campesinado a pueblos y ciudades. El caso de Rupanco, en este sentido, es bien elocuente.

    Después de este extenso recorrido histórico es fácil constatar un denominador común presente a lo largo del texto: es la vigencia casi permanente de una cultura de la usurpación. En ella se entrelazan la esfera pública, la administrativa y sectores privados poderosos.

    La palabra usurpación es definida por la Real Academia de la Lengua Española como «un hecho o sucesión de hechos que conducen a apoderarse de una propiedad o un derecho que legítimamente pertenece a otro, por lo general con violencia». Esta definición a mi juicio corresponde al alcance que las autoras utilizan en su análisis.

    La sucesión de testimonios recogidos en este texto logra comunicar al lector la verdadera impotencia que habrán sentido quienes sufrieron agresiones y abusos. Impotencia de quienes fueron arrancados de sus tierras y obligados a emigrar a ciudades o al extranjero. Impotencia de familias y organizaciones que lo perdieron todo.

    La lectura completa de esta obra, en muchos de sus pasajes, muestra el desamparo que ha sufrido la gente más modesta del campo cuando recurre a las autoridades o a las instituciones del Estado: muy frecuentemente no encuentran acogida y tampoco respuesta. El juicio entablado por Daniel Barría encontró toda clase de dificultades y no tuvo éxito.

    En distintos momentos, y a veces por períodos muy extensos, desde el Estado se han realizado intervenciones contrarias a los intereses del campesinado. El amparo de algunos gobiernos a sociedades y empresas privadas ha permitido a las mismas cometer graves abusos y agresiones. En el medio rural se han generado resentimientos y rencores que han conducido a conflictos larvados o abiertos.

    Siento que la publicación de este texto adquiere, en estos tiempos que vivimos, una resonancia especial, ya que el lector descubre muchas humillaciones, violencia y muerte, olvidadas por el paso del tiempo. Ayuda sin duda a crear conciencia respecto a los conflictos en que los perdedores son siempre los mismos. Si la ruralidad tiene algún rasgo determinante es su fragilidad, y si sufre de injusticias y postergación, se la destruye. En momentos en que se ha creado un paréntesis, no sólo para la reflexión, sino para pensar y proyectar el país hacia el futuro, es necesario reconocer que hay situaciones en nuestro pasado común que no se pueden repetir. El país puede buscar y hacer caminos más humanos y justos para una sana convivencia democrática y debe curar heridas que aún están abiertas.

    Finalmente quisiera destacar el trabajo y dedicación de las autoras, quienes cumplieron una labor minuciosa buscando paso a paso los procesos que se prolongaron por tan largo tiempo en el espacio de la Isla Coihueco, de la que se apropió indebidamente la Hacienda Rupanco a principios del siglo XX. Este estudio permite comprender mejor la historia rural del sur del país.

    Emiliano Ortega Riquelme

    Exministro de Agricultura

    Fuente: Elaboración Maiché Ortega Barría

    Introducción

    La Hacienda Rupanco se ubica en la Región de Los Lagos, provincia de Osorno, comuna de Puerto Octay, ocupando el 26,17% de dicha comuna (470 km cuadrados). Limita hacia el norte, con el lago Rupanco y el río Rahue, al este con una línea recta desde después de la península del Islote hasta el río Coihueco. Al sur, con el río Coihueco, y al oeste con el río Coihueco hasta su confluencia con el río Rahue.

    Esta Hacienda, que llegó a explotar 47.000 hectáreas, fue uno de los predios más grandes de Chile y constituye un ejemplo emblemático de la historia agraria de este país. A través de su historia podemos constatar las distintas políticas estatales en relación al territorio y la tenencia de la tierra: desde la constitución de la propiedad en el sur de Chile, la entrega a una Sociedad Colonizadora, el paso por Sociedad Anónima, el proceso de Reforma Agraria desde 1969, la Contrarreforma Agraria, y finalmente la privatización y subdivisión de las tierras.

    En el capítulo I describimos la historia de la constitución de la propiedad en la Región de Los Lagos, en la provincia de Osorno, y específicamente en la zona de Rupanco, desde la época de la colonia. Se describe el territorio huilliche. Cómo los historiadores logran comprender y dibujar la geografía del territorio de Rupanco recién en la segunda mitad del siglo XIX, cambiándole el nombre al lago, de Llauquihue a Rupanco. Hacia 1852 se reconoce la propiedad fiscal de la Isla Coihueco, que el Estado remata, creándose conflictos con los campesinos e indígenas que estaban asentados en él. En 1896 el Estado entrega las tierras a un extranjero para que trajera a cinco mil familias inmigrantes, experiencia que fracasa y donde vuelven las tierras a poder del Estado. Se describen los títulos de merced en la provincia de Osorno y específicamente en la zona de estudio, la Isla Coihueco, destacándose los conflictos y usurpaciones de las que fueron objeto las familias huilliches del territorio.

    En el capítulo II analizamos la constitución de las sociedades colonizadoras del sur, y específicamente de la Sociedad Agrícola y Colonizadora Rupanco, creada en 1904 y ubicada en la Isla Coihueco. Se describe la vinculación de sus socios con el poder de la oligarquía santiaguina, profundizándose en los diversos despojos de las poblaciones huilliches en el territorio, descritos en sesiones de la Cámara de Diputados desde 1905 e investigados en profundidad por la Comisión Parlamentaria de 1910-1912.

    El capítulo III profundiza en la consolidación de la propiedad en manos de la Sociedad Ñuble y Rupanco a partir de 1920, observándose nuevamente el despojo de cerca de doscientas familias que habitaban el territorio. Se termina de consolidar la propiedad de la hacienda cuando entra como uno de sus propietarios principales el empresario del salitre Pascual Baburizza, quien concibe la hacienda como proveedor de carne y de productos agrícolas para el abastecimiento de las minas del Norte, y específicamente de las salitreras. Lo anterior es constatado a través del análisis de las memorias de la Sociedad a partir de 1935. Estas muestran un sostenido crecimiento de las utilidades. Hacia 1943, el proyecto de construir un ramal de la línea férrea de Osorno a Rupanco muestra lo importante que era para la zona esta actividad. Dicho proyecto se suspende en 1950. Es ésta una época de expansión de la agricultura y de la ganadería: entre 1935 y 1960 se convierten los campos en lecherías; en la zona se instala la transnacional Nestlé y se construye el frigorífico de Osorno, entre otros.

    En Rupanco se crea la Colonia de Rupanco como un proyecto de la Caja de Colonización del Estado, en los terrenos colindantes con los de la Sociedad Ñuble y Rupanco hacia la cordillera. Finalmente, en este capítulo se entregan los testimonios de dirigentes y de mujeres que relatan cómo eran las condiciones de trabajo y las regalías en la época de la Hacienda.

    El capítulo IV muestra el proceso de Reforma Agraria en la Hacienda Rupanco. Se inician reformas agrarias en todos los países de América Latina con el objeto de realizar reformas estructurales tendientes a superar los altos niveles de desigualdad y pobreza en el campo. En Chile, en 1967 se aprueba la ley de Reforma Agraria, durante el Gobierno del presidente Eduardo Frei Montalva. La Hacienda Rupanco, por ser sociedad y ser muy grande en extensión, es expropiada, de acuerdo con la nueva ley, en 1969. Las tierras fueron entregadas en propiedad a la Cooperativa Asignataria Rupanco Ltda., constituida por 850 campesinos, en 1970. Los campesinos reciben emocionados la tierra; se describe la organización inicial en Asentamiento, la forma de organización del trabajo y sus dificultades, los sueldos y regalías a través de testimonios de los dirigentes y mujeres, la defensa de los socios de su cooperativa al haber un intento del Gobierno de cambiar el modelo cooperativo, su lucha y logros en este conflicto.

    El capítulo V describe el proceso de contrarreforma Agraria en la Cooperativa Rupanco. El Gobierno Militar interviene y liquida la Cooperativa, aplicando un decreto que dispuso que el Ejecutivo podía disolver mediante decreto a las cooperativas de Reforma Agraria. La gran mayoría de las cooperativas asignatarias fueron disueltas y entregadas en propiedad individual. Específicamente, en este caso, se pretendió parcelar, pero con la intervención de las más altas autoridades de la dictadura, ésta fue intervenida, liquidada y despojada de la tierra y de sus bienes en 1977. Argumentaron la causal de mala administración contable, comprobándose posteriormente que esto no era efectivo. Había suficientes activos en la Cooperativa. Los socios alcanzaron a ser dueños de la tierra durante siete años. Son dramáticos los testimonios de las mujeres sobre la intervención en los inicios de la Dictadura. Ese mismo año, la Hacienda fue traspasada a CONAF, dirigida por Julio Ponce Lerou, yerno del dictador Pinochet. Este organismo se hizo cargo de las tierras de la excooperativa con todos sus inventarios y la explotó durante dos años, contrató a los exsocios como obreros, y obtuvo tremendas ganancias. Los campesinos socios perdieron la tierra y los bienes. Las ganancias por la venta del predio no fueron traspasadas a ellos, sino que quedaron en poder del FISCO o de otros actores. Los exsocios debieron emigrar a las poblaciones en Osorno o hacia Argentina, quedando algunos al interior de la hacienda Rupanco.

    El capítulo VI aborda la privatización de la Hacienda, que se inicia con su licitación internacional en 1979, por parte de CONAF. Fue adjudicada a una sociedad anónima, Cabildo SA, que a esa fecha sólo tenía deudas, pero contaba con una parte importante de capital extranjero. Parte de las acciones eran del Banco de Chile. Se profundiza en las circunstancias en que entró el jeque arabe Sulaiman Abdul Aziz Al Rahji, como socio capitalista, invitado por Ponce Lerou; se describen sus negocios a nivel internacional; el nuevo aporte de capital en 1984 a la Sociedad Cabildo, acogiéndose al capítulo XIX sobre capitalización de deuda externa; los vínculos de Julio Ponce con el grupo de Javier Vial y el Banco de Chile, la intervención del Banco Andino de Panamá. Finalmente se describe la venta de los capitales árabes en la sociedad a un grupo económico chileno en 1997, intercalando testimonios de los trabajadores sobre la situación en la Hacienda en esos años.

    En el capítulo VII se profundiza en los primeros negocios de Julio Ponce Lerou en el rubro agropecuario en el sur de Chile, y especialmente en lo relacionado a predios cercanos a la Hacienda o bien que tuvieron su origen en la Reforma Agraria. Se describen diversos negocios en el rubro ganadero, los que comienzan de forma paralela a sus cargos de director nacional de CONAF y CORFO, cuando a través de enormes préstamos comenzó su negocio de crianza de ganado, posicionándose como unos de los principales abastecedores de carne en Chile. Diversas fuentes y testimonios apuntan a que esta crianza de animales se hizo a través del uso para beneficio personal de distintos predios que habían sido de la Reforma Agraria, y que estaban en manos de ODENA o CONAF, Entre ellos se analiza el Complejo Maderero y Forestal Panguipulli, la Hacienda Nueva Etruria de Pitrufquén, la compra de la Sociedad Agrícola y Forestal Río Blanco en Puyehue, diversos conflictos con centrales hidroeléctricas en la comuna de Puyehue y con la Comunidad Mapuche Llanquilef, también de la misma comuna.

    El capítulo VIII relata los enormes esfuerzos que realizaron los campesinos y sus dirigentes por recuperar la Hacienda. En 1987 los campesinos, con apoyo de la Confederación Nacional Campesina, presentaron una demanda judicial que representó a 513 exsocios para revertir la situación respecto a sus tierras y bienes perdidos. El juicio se prolongó por veinte años y los campesinos perdieron en todas las instancias. La primera instancia concluyó la demanda en 1995; la Corte de Apelaciones dictó sentencia en el año 2005 y la Corte Suprema en el 2007. Se describen todos los esfuerzos realizados también ante otras instancias de Gobierno: Ministerio de Agricultura, Consejo de Defensa del Estado, SAG como institución heredera de CORA, en especial para recuperar tres predios que fueron de ellos y que estuvieron en manos del Estado hasta el 2011. Se presentan los análisis y acuerdos en la Cámara de Diputados que, en tres ocasiones diferentes, con apoyo de todas las bancadas, solicitó al Ejecutivo una reparación para los campesinos despojados, sin resultados. Finalmente, se describen los logros ante la Contraloría General, que reconoce el carácter político de las exoneraciones y aprueba que los socios puedan postular a los beneficios de la ley de exonerados políticos.

    En el capítulo IX nos referimos a la situación actual del territorio de la Hacienda, hoy dividido en tres grandes propiedades con vocaciones totalmente diferentes: una ganadera y lechera (en manos de Manuka S.A,), otra forestal (en manos de Mininco) y otra turística y agrícola (aún en manos de Cabildo S.A.) Además, mostramos cómo los cambios en la tenencia y explotación de la tierra han reconfigurado el territorio: la disminución de las familias ha obligado a cerrar colegios, no hay espacios para las familias, ni iglesias, ni canchas de fútbol ni lugares de recreación. El sistema de trabajo es similar al de la minería, con sistemas de trabajo con estadías largas y algunos días de descanso. Existen bastante menos familias que en las épocas anteriores. Se describe la permanencia de 51 familias dentro del predio sin poseer tierras, y los intentos por expulsarlos de éste en base a los relatos de mujeres, los que han sido publicados.

    El Anexo 1 describe las sucesivas transferencias del predio, una línea de tiempo, y el Anexo 2 sintetiza los principales hitos en la defensa de los campesinos.

    Invitamos a los lectores entonces a conocer esta historia, una historia que nos ayuda a comprender cómo, a través de los siglos, ha cambiado la ocupación –social, espacial, tenencia y producción– del territorio, cambios estrechamente relacionados con los procesos políticos y económicos de nuestra historia política y económica. Esperamos que este trabajo sea una contribución al estudio de la realidad rural del sur de Chile.

    Advertimos a quienes leen que esta no es una historia alegre ni tiene un final feliz. Pero es una historia necesaria, que explicita la desigualdad estructural de este país a lo largo de su historia.

    Metodología

    El objetivo de este estudio es profundizar en la historia de un territorio específico que tiene todos los elementos de buena parte de la historia del Chile rural, desde la Colonia hasta el día de hoy, específicamente quisimos sistematizar y difundir la historia y memoria de la Hacienda Rupanco, poniendo especial énfasis en las fases de Reforma, Contrarreforma Agraria y privatización de la misma.

    Esta investigación se realizó a partir de la revisión de diversas fuentes:

    1. Fuentes primarias:

    Se realizaron entrevistas a dirigentes, campesinos y personas vinculadas directamente al proceso de Reforma Agraria y la Hacienda Rupanco. También a vecinos del sector; entrevistas a exautoridades, funcionarios estatales vinculados al proceso de la Reforma y Contrarreforma Agraria; entrevistas a expertos que hubieran estudiado el caso de la Hacienda Rupanco.

    2. Fuentes secundarias:

    Archivos históricos: Revisión de archivos históricos (Archivo Nacional, Archivo de la Administración, Archivo Regional, Archivos Judiciales). Fue importante la revisión de las memorias de la Hacienda Ñuble y Rupanco en la Biblioteca Nacional, los documentos de la Superintendencia de Valores y Seguros, hoy Comisión para el Mercado Financiero. Fuentes de archivos del Estado: Ministerio de Agricultura, CORA, ODENA, SAG, Ministerio del Interior, Contraloría General de la República.

    Fuentes bibliográficas (documentos, libros, etc.).

    Artículos de prensa, principalmente de Revistas Análisis, Diario El Mercurio, Diario La Prensa de Osorno, Diario Austral, Revista Ercilla, Diario La Época. etc.

    Archivos judiciales.

    Tesis y libros con testimonios de dirigentes y mujeres de la ex Cooperativa Rupanco que dan cuenta de cómo vivieron los sucesos las personas al interior de la Hacienda; ellos y ellas nos dan las vivencias y opiniones muy emotivas de lo que sucedió en este territorio. Entre las publicaciones hay que destacar dos: una de ellas es la tesis de Verónica Angulo «Cooperativa de Reforma Agraria Asignataria Rupanco Limitada: una historia oral. Entrega, consolidación y disolución, 1970-1977», que entrevista a ocho dirigentes que describen sus vivencias y opiniones sobre los distintos períodos. La segunda es el libro Memoria que resiste, recopilado por Jacqueline Lagos, con los testimonios desgarradores de cuatro mujeres que vivieron los procesos como mujeres de la hacienda y cooperativa, y que al día de hoy mantienen su lucha y sus convicciones de una sociedad más justa y solidaria, a pesar del tiempo pasado.

    Archivo Daniel Barria Sánchez

    Como familia, hemos tenido acceso a los archivos del juicio que durante más de veinte años llevó adelante el abogado Daniel Barría como representante de los campesinos, todo este material que se refiere a documentos de los ministerios y sus reparticiones; de documentos de la Corporación de la Reforma Agraria, como el Acta de expropiación de las tierras, el Acta de la Asignación de tierras a los campesinos, el Listado de socios de la Cooperativa, el listado de campesinos que interpusieron la demanda, las inscripciones en el Registro de propiedades del Conservador de Bienes Raíces de Osorno, las escrituras públicas de las transferencias del predio, documentos del Consejo de Defensa del Estado, precautorias, sentencias del poder judicial, proyectos de acuerdos de la Cámara de Diputados, entre otros.

    Este archivo fue denominado «Archivo Daniel Barría» y quedará guardado en los archivos de la Universidad de Los Lagos, en la ciudad de Osorno, provincia donde se ubica la ex-Hacienda Rupanco. Daniel Barría se desempeñó como miembro del Consejo Directivo de esa universidad en la década de los noventa.

    Capítulo I

    Territorio huilliche y constitución de la propiedad

    1. El territorio

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