CUANDO BRASIL QUEMABA CAFÉ EN LUGAR DE CARBÓN
En El labrador de café (1934), un musculoso varón negro se yergue, con un gesto más icónico que orgulloso, descalzo sobre el suelo. La tierra aluvial, junto con las plantaciones del fondo del lienzo, sitúan la obra en los interminables cafetales del Brasil de principios del siglo xx. Su autor, Candido Portinari, los conocía bien. De hecho, su biografía discurre paralela a la historia del país iberoamericano. Figura clave del Neorrealismo pictórico, nació en 1903 en el corazón del estado de São Paulo, en una familia humilde de labradores cafetaleros. Como miles de compatriotas, sus padres, de origen italiano, habían emigrado después de que la emancipación de 1888 hubiera dejado a los propietarios brasileños sin esclavos.
Junto a ellos, entre 1877 y 1930, cerca de cuatro millones de italianos llegaron a Brasil, empujados más por la miseria en su país natal que por lo atractivo del trabajo en el Nuevo Mundo.
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