La corona de las seis piedras: Seis claves para afrontar con fortaleza cualquier reto de la vida

Por Elena Puig Guitart

Naxen es hija de una gran familia y está a punto de asumir unas responsabilidades que le dan tanto miedo que la paralizan. Ella lo que querría es seguir construyéndose el mundo a su ritmo; un mundo en el que la imaginación impere sobre tradiciones ancestrales ante las cuales siente vértigo.

En una de sus escapadas de la rutina familiar, Naxen se esconde en el caparazón abandonado de una tortuga gigante, y allí encontrará un ser extraordinario que le dará las claves para entrar en el mundo terrorífico de los adultos sin perder la luz que late en su interior.

• Idioma: Español
• Editorial: Comanegra
• Fecha de lanzamiento: 4 dic 2023
• ISBN: 9788419590725

Vista previa del libro

La corona de las seis piedras

Primera edición: febrero del 2023

Primera edición en digital: diciembre del 2023

© Elena Puig Guitart

© Editorial Comanegra

    Consell de Cent, 159

    08015 Barcelona

www.comanegra.com

Traducción: Alejandra Devoto

Diseño de portada: Irene Guardiola

Maquetación: Eduard Vila

Producción del ePub: booqlab

ISBN: 978-84-19590-72-5

Quedan rigurosamente prohibidas y estarán sometidas a las sanciones establecidas por ley: la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier procedimiento, incluidos los medios reprográficos o informáticos, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo público sin la autorización expresa de Editorial Comanegra. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

La corona de las seis piedras

Elena Puig Guitart

illustration

—¡Naaaaaxeeeen! ¡Naaaaaxeeeen! ¿Quieres salir de dondequiera que te hayas escondido?

La voz de la madre de Naxen empezaba a adquirir un tono enfadado. La actitud de su hija mayor la tenía cansada. Cada vez que no había clases en la escuela del pueblo, la niña desaparecía y nadie sabía dónde estaba. Naxen tenía un mundo interior de fantasía que de vez en cuando parecía tragársela, de tanto que lo experimentaba. Por suerte, siempre regresaba sana y salva, pero, mientras tanto, hacía sufrir a su madre.

El pueblo en el que vivían, compuesto por unas trescientas familias, quedaba resguardado en una gran llanura sobre el fiordo. Las altas montañas lo envolvían en un verde infinito que contrastaba con el azul del mar. Cuando llegabas al pueblo desde el fiordo, las pequeñas fumaradas de las casas se elevaban y se fundían con las nubes. Era un ambiente mágico. Naxen quedó muy impresionada la primera vez que las vio, cuando su padre se la llevó para enseñarle uno de los grandes tesoros de los vikingos: el gran mar. El padre de Naxen era el gran Aren, el rey de las Tierras del Sur. Su madre era la reina Liv.

Cuando un niño del pueblo cumplía ocho años, lo embarcaban en la expedición que hombres y mujeres emprendían una vez al año, antes de que terminara el verano. Iban todos juntos al otro lado del agua, al pueblo hermano situado justo a la entrada del fiordo, donde podían abastecerse de las provisiones que les permitían pasar todo el invierno. Allí intercambian los salmones que les sobraban por cereales y otros alimentos que les faltaban. La travesía por el fiordo duraba un día y una noche, y Naxen quedó fascinada por la inmensidad del mar.

Las historias que les enseñaban en la escuela, repetidas de padres a hijos, permitían acompañar a la gente del pueblo en el paso del tiempo y en el camino de hacerse mayores.

Su abuela, la antigua reina Eir, le había contado, hace tiempo, cómo este viaje que estaba a punto de realizar era el mismo viaje que hacía el mar cuando se hacía mayor y se convertía en océano.

Cuando embarcaban, los niños vivían en primera persona la vieja historia de cuando el mar se hacía mayor. A bordo del barco, navegando, iban observando las montañas altas e imponentes que les resultaban familiares. En cada curva del fiordo, de puntillas, esperaban encontrar lo que los adultos les habían prometido con tanto misterio: que el mar se hacía grande, como ellos se hacían mayores, y se convertía en océano. Sin embargo, en cada vuelta el fiordo y las montañas seguían estando allí y no les quedaba más remedio que seguir expectantes…

De golpe, siempre pasaba algo que no esperaban: desde lo alto de la cofa, el marinero más joven se ponía a soplar el cuerno y lo seguía haciendo a intervalos. El sonido rebotaba contra las montañas y hacía que los pájaros que se ocultaban allí emprendieran el vuelo: no acababan de acostumbrarse al saludo vikingo o —¿quién sabe?— a lo mejor les daban la bienvenida de nuevo.

Con ojos asombrados, los niños miraban la cofa, las montañas, el cielo, los pájaros y a sus padres, que se les acercaban, sonriendo. ¿Querría decir que eso estaba a punto de ocurrir y que, finalmente, el mar se haría grande?

La respuesta nunca procedía del barco, sino de un cuerno que, de repente, respondía a lo lejos. ¿Era el eco de las montañas o había alguien escondido en medio de los bosques? La respuesta se ocultaba tras la última curva: de repente, la embarcación se encontraba frente a una inmensidad azul, mientras que, por el lado