Los pilares del misterio

Por Jorge Martínez Fernández

Unos amigos de la infancia se reúnen en una mansión reconstruida sobre un antiguo centro psiquiátrico. Nadie recuerda la cara de los demás, entonces, ¿quién puede afirmarnos que todos son quienes dicen ser?
Pero cuando una noche todos están cenando, una extraña figura aparece de la nada y les apunta con un revólver, especialmente a una persona... A James Filthmore no se le escapa ningún detalle, ni siquiera en el misterioso asesinato de uno de sus amigos.
Revisa cada interrogatorio y descubre cómo, sin ayuda de nadie, y con diversas mentiras y complicaciones, James Filthmore resuelve este caso.
¿Te atreves a adentrarte en este maravilloso misterio repleto de complicaciones que te confundirán hasta que lo resuelvas?
¡Te esperamos!

• Idioma: Español
• Editorial: Letrame Grupo Editorial
• Fecha de lanzamiento: 2 ago 2023
• ISBN: 9788411812061

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© Jorge Martínez Fernández

Diseño de edición: Letrame Editorial.

Maquetación: Juan Muñoz Céspedes

Diseño de portada: Rubén García

Supervisión de corrección: Ana Castañeda

ISBN: 978-84-1181-206-1

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

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Agradecimientos

Mis agradecimientos a todos aquellos que han hecho posible que esta historia pueda alcanzar la luz.

Gracias a Ti, Señor, por llenar mi vida de oportunidades y bendiciones, por haberme provisto de creatividad e inspiración que me han llevado a crear a este personaje y poder compartir esta historia.

A mis padres, abuelos y abuelita por su apoyo incondicional. A ti, abuelito, a quien llevo en mi corazón.

Al grupo editorial Letrame, que me ha apoyado desde el principio en todo el proceso para que se hiciese realidad algo que parecía imposible.

A quienes decidan leer este libro que con tanto esfuerzo he escrito para acompañarlos en su día a día.

Personajes

BARNES (GEORGES):

Mayordomo refinado, del norte de Inglaterra. Siempre tratando de usted, hasta que coge confianza, cuida cada detalle de la famosa Mansión Hell.

TRAYMANFILL (JULIE):

Mujer muy inteligente, de cabellos lisos y castaños con las puntas rizadas. Ojos verde esmeralda, muy tentadores. Ella siempre suele conseguir lo que se propone.

STONES (EDWARD):

Joven alto, su corte de pelo inglés de color oscuro siempre está repleto de gomina. Muy inteligente, vistiendo siempre de jersey de pico y camisa, haga o no calor. Adinerado por su familia.

FINWELL (MARY):

Sus rizos dorados siempre brillan a la luz del sol, y sus ojos parecen dos joyas verdes con profundidad y alma. Algunas mentiras no se le pueden contener; siendo desconfiada, es muy difícil convencerla.

HAMMEL (MARIO):

Varón muy alto, rozando el metro noventa, cabello oscuro tirando a castaño. Siempre lleva sus gafas encima por si acaso tiene que leer o ver algo importante. Muy hábil con los idiomas y amante de la buena vida.

LÓPEZ (CONSTANTINO):

Hombre musculoso, no muy alto. Siempre llevando ropa un poco ajustada para lucir sus fornidos músculos. Con raíces latinoamericanas, siempre le ha gustado la severidad y que las cosas se hagan bien. Trabaja en el parque de bomberos al lado de su casa. La mayor parte del tiempo, se dedica a esculpir sus músculos. Persona misteriosa y muy seductora.

FILTHMORE (JAMES):

Detective privado muy inteligente. Le encanta vestir de etiqueta y apropiado a la ocasión. Siempre envuelto en colonia de hombre, muy discreta. Suele disfrutar resolviendo misterios, aunque no siempre le apetezca.

Utilizando el método de resolución deductivo e inductivo pocos casos se le han escapado; ya que normalmente, en sus vacaciones o en sus ratos de descanso, suelen ocurrir desde pequeños hurtos hasta la pérdida de una persona.

CAPÍTULO PRIMERO

REMONTÁNDOSE AL PASADO

REUNÍ a todos en el salón, estaban sentados frente a mí. Me miraban expectantes, algunos más que otros, pero cuando me disponía a hablar, Mary dijo que me diera prisa, su impaciencia no podía contenerse.

Les dije con seriedad a todos los presentes que el asesino se encontraba en esta sala, era uno de nosotros. Todos se estaban mirando los unos a los otros atentos a lo que podía decir. Empecé remontándome a…

Puede que haya ido muy lejos en esta historia. Bueno, lo primero es lo primero:

Me llamo James Filthmore, muchos me conocen por mis grandes logros y misterios resueltos. Tiempo atrás, tuve un caso muy complejo, el cual me permitió contemplar el mundo en el que vivimos de otra forma.

Siempre me habían gustado las novelas de misterio, en las que observaba cómo el detective y su ayudante resolvían complejos misterios, aunque el caso presentase numerosas dificultades.

Sin duda, la frase que más me ha ayudado tanto en mi vida profesional como en la personal, ha sido:

«Nunca permitas que el mal entre en tu corazón, porque si no hará un hogar allí».

***

Ese día…; sí, lo recuerdo como si fuera ayer. Era un día lluvioso en el noroeste de Inglaterra, Liverpool. Un enero de 2009 un tanto gélido.

Íbamos a residir en una casa de 1670, sin casi ninguna remodelación, lejos de la gente que residía en Birkenhead. Alejados de todo y a la vez de nada…

Nos llegó una carta anónima, que nos recomendaba quedar todos juntos… Era un plan de viaje estupendo a una mansión reconstruida sobre un antiguo centro psiquiátrico.

Por lo menos a mí me parecía muy extraño, pero nadie comentó nada. Cada uno de nosotros decía que seguro que iba a ser una estancia muy tranquila, sin ningún percance, pero ¿quién lo sabía?

Había transcurrido mucho tiempo desde que no nos habíamos visto, tanto que a lo mejor ya no recordábamos el aspecto de cada uno de nosotros.

Siempre me había gustado llegar puntual a los sitios, así que me levanté a las siete y media de la mañana, me aseé y desayuné huevos con beicon, zumo de naranja y tortitas de jengibre.

Mientras tomaba las tortitas me quedé un rato con la mirada fija en la mesa de la cocina en la cual estaba desayunando. Estaba en mi nueva casa, pintada de blanco por dentro y por fuera. Alrededor, había un jardín precioso con un estanque, muchas flores y un árbol en el centro, del cual estaban colgadas unas casitas de pájaros decoradas a mano. Situada en Bebington, Liverpool, mi casa era bastante grande, la habíamos decorado mi mujer Linda y yo, con un toque rústico, más acogedor.

Si alguien me estuviese viendo, seguro que se hubiera quedado mirando al mismo sitio que yo. Pero solo estaba pensando, mirando a la nada.

Estuve barajando diversas ideas, un tanto atrevidas, que nos podían ocurrir… pero ¿qué estaba pensando? Esas cosas solo eran imaginación de un detective inglés, casi dormido, que no podía ni mantener abiertos los ojos, debido a que se había levantado muy pronto para… entonces miré mi reloj, se me hacía tarde, solo si quería llegar puntual. Mi mujer, Linda, estaba de turismo con unas amigas en Grecia, ya llevaban dos días allí, y ella ya sabía lo de la invitación misteriosa.

No me tuve que despedir de ella, así que sobre las nueve en punto cogí mi MGB de color negro. Estaba resguardado del agua en el garaje, el auto estaba un tanto sucio debido a que la lluvia de días anteriores, cayendo mientras conducía, se había secado. No era lo habitual, siempre he sido un maniático de la limpieza de mi coche. Entonces me dirigí hacia Birkenhead, lugar cercano al pueblo donde vivía un primo lejano mío, aunque no lo conocía. Durante mi trayecto tuve un pequeño problema, la carretera estaba cortada por un árbol que se había caído por la fuerte tormenta sucedida el pasado día.

Después de media hora y de unos cuantos lamentos, las autoridades estatales nos abrieron paso desplazando aquel enorme obstáculo.

Los coches iban pasando al lado del vehículo policial y como buen conductor con espíritu cívico, se lo agradecí al laborioso policía.

—Muchas gracias por todo —dije.

—No hay de qué —dijo el policía—, por cierto, ¿adónde se dirige? —dijo sacando con cuidado la cabeza por la ventanilla.

—A la mansión Hell, en Birkenhead.

—Tenga cuidado por dónde va, quién sabe si puede pasar algo —afirmó después de una breve pausa.

—Dígame, ¿por qué hay que tener cuidado?