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Verdades que el Tiempo no Borra
Verdades que el Tiempo no Borra
Verdades que el Tiempo no Borra
Libro electrónico302 páginas3 horas

Verdades que el Tiempo no Borra

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Barcelona, 1558. Hombres y mujeres, librepensadores, se niegan a venerar al clero y sus dogmas religiosos. Un movimiento contra la religión impuesta a hierro y fuego se extiende por todas partes.

En nombre de Dios, la Santa Inquisición erige tribunales

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento16 jul 2023
ISBN9781088190111
Verdades que el Tiempo no Borra

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    Verdades que el Tiempo no Borra - Gilvanize Balbino Pereira

    Verdades que el Tiempo no Borra

    Romance de los espíritus

    Ferdinando, Tiago y Bernard

    Psicografiado por

    GILVANIZE BALBINO PEREIRA

    Traducción al Español:      

    J.Thomas Saldias, MSc.      

    Trujillo, Perú, Abril, 2023
    Título Original en Portugués:

    Verdades que o tempo no apaga

    © Gilvanize Balbino Pereira, 2004

    World Spiritist Institute      

    Houston, Texas, USA      
    E–mail: contact@worldspiritistinstitute.org

    Del Traductor

    Jesus Thomas Saldias, MSc., nació en Trujillo, Perú.

    Desde los años 80's conoció la doctrina espírita gracias a su estadía en Brasil donde tuvo oportunidad de interactuar a través de médiums con el Dr. Napoleón Rodriguez Laureano, quien se convirtió en su mentor y guía espiritual.

    Posteriormente se mudó al Estado de Texas, en los Estados Unidos y se graduó en la carrera de Zootecnia en la Universidad de Texas A&M. Obtuvo también su Maestría en Ciencias de Fauna Silvestre siguiendo sus estudios de Doctorado en la misma universidad.

    Terminada su carrera académica, estableció la empresa Global Specialized Consultants LLC a través de la cual promovió el Uso Sostenible de Recursos Naturales a través de Latino América y luego fue partícipe de la formación del World Spiritist Institute, registrado en el Estado de Texas como una ONG sin fines de lucro con la finalidad de promover la divulgación de la doctrina espírita.

    Actualmente se encuentra trabajando desde Perú en la traducción de libros de varios médiums y espíritus del portugués al español, habiendo traducido más de 200 títulos, así como conduciendo el programa La Hora de los Espíritus.

    Índice

    Agradecimientos

    Introducción

    Capítulo 1

    Entre los recuerdos del pasado

    y la realidad del presente

    Capítulo 2

    Vidas que se reencuentran, el comienzo  de un nuevo camino

    Capítulo 3

    Entre la inseguridad, el miedo y el amor

    Capítulo 4

    El inicio de las traducciones

    Capítulo 5

    El regreso de Morilo Martins

    Capítulo 6

    Grandes alegrías, nuevas revelaciones

    Capítulo 7

    Cecile y las comunicaciones con lo oculto

    Capítulo 8

    La reproducción y la  distribución de los escritos

    Capítulo 9

    El silencio del Gran Pensador

    Capítulo 10

    Entre los dolores de la carne  y las desgracias del alma

    Capítulo 11

    De la prisión del sufrimiento  al encuentro con el amor

    Capítulo 12

    De la sanación liberadora  a la unión de corazones

    Capítulo 13

    Entre preocupaciones,  el difícil regreso

    Capítulo 14

    Don Cortés, peligrosa realidad

    Capítulo 15

    La Revuelta de los Pavimentadores

    Capítulo 16

    Diego, la personificación de las lágrimas

    Capítulo 17

    Entre novedades, aclaraciones y lucidez

    Capítulo 18

    Venganza, sin sentido  Cruzada contra la luz

    Capítulo 19

    De la fuga a la nueva ruta de vidas amadas

    Capítulo 20

    En el campamento,  de la seguridad a la libertad

    Capítulo 21

    Gitanos y cristianos,  el encuentro de dos culturas

    Capítulo 22

    De la rebelión al nacimiento  de un soldado

    Capítulo 23

    Cecile, recuerdo eterno de muchas vidas

    Capítulo 24

    De la Cruzada por la luz,  a las verdades que el tiempo no borra

    Breve Relato

    Nobles Amigos

    Amigos en Cristo

    Lectura Recomendada

    Índice de Textos Apócrifos

    Entrada de Bartolomé

    Al Pueblo de la India sobre la Reencarnación

    Encuentro de Bartolomé con María Magdalena

    La muerte y la creencia en los castigos eternos

    Pedro, Mateo y Juan

    Entre las dudas y la fe

    Aspectos de la vida cotidiana—Diálogo de Pedro con Jesús

    Reflexiones sobre la existencia de otras vidas

    Felipe y sus temores

    Últimos momentos de Bartolomé en Diálogo con Jesús

    Pequeño diálogo de Jesús

    Y el vendedor Tobías sobre el retorno a la vida

    Jesús camino a Betania encuentra a un Rabino

    Jesús y la romana

    Pequeño diálogo sobre el valor

    Jesús y el Centurión

    Aclaración sobre la conversión

    Jesús: Una pequeña introducción

    Sobre los mundos habitados

    Sobre los mundos habitados

    Jesús habla sobre los muertos con Mateo

    Jesús y el egipcio

    La victoria de la vida y el silencio del sepulcro

    Bartolomé ora al pueblo de Armenia

    Jesús y el Brahman

    Breve discusión sobre la reencarnación

    En la colina de Betania

    Jesús habla de la reencarnación

    María de Magdala

    Habla sobre la vida después de la muerte

    Jesús: Reflexiones sobre la inmortalidad

    Jesús: Fragmentos sobre el olvido del pasado

    Jesús prepara a María de Magdala para la su partida

    Tomás — La continuidad del cristianismo

    "Veritas evidens non probanda…"

    Ferdinando

    La verdad evidente no necesita pruebas...

    Agradecimientos

    Agradezco a Jesús las hermosas lecciones que aprendí con el tiempo y al encontrarme en los caminos de nuestra vida con personas maravillosas que me enseñaron a mirar hacia atrás, a valorar el presente y a tener nuevamente esperanza en el futuro.

    Por eso, dedico la página que sigue a mi verdadero familia espiritual, a alguien muy querido que me recordó que el Antiguo Testamento es también una hermosa fuente de sabiduría y de autoconocimiento y a mis tiernos amigos, los que siempre confiaron en mí, que permanecieron a mi lado y me ayudaron a valorar la esencia de Dios que está en mi corazón.

    Con cariño y gratitud,

    Gilvanize Balbino Pereira

    Tiempo y Duración

    ECLESIASTES, 3: 1 8

    Hay un momento para todo y

    un tiempo para cada propósito bajo el cielo.

    Tiempo de nacer y tiempo de morir;

    tiempo de plantar y tiempo de arrancar la planta.

    Tiempo de matar y tiempo de curar;

    tiempo de destruir y tiempo de construir.

    Tiempo de llorar y tiempo de reír;

    tiempo de gemir y tiempo de bailar.

    Tiempo de tirar piedras y tiempo de recoger piedras;

    tiempo de abrazar y tiempo de separarse.

    Tiempo de buscar y tiempo de perder;

    tiempo de guardar y tiempo de tirar.

    Tiempo de rasgar y tiempo de coser;

    tiempo de callar y tiempo de hablar.

    Tiempo de amar y tiempo de odiar;

    tiempo de guerra y tiempo de paz.

    Introducción

    Según la evidencia histórica, fue durante el 5؟ Concilio de Constantinopla, celebrado en el año 553 d. C. en Estambul, Turquía, que la reencarnación fue declarada herética — doctrina contraria a la fe cristiana: — por la Iglesia romana. Según Procopio, historiador de la Corte de Justiniano (483 — 565 d.C), la esposa del Emperador influyó en sus decisiones políticas y religiosas. Hija de un cuidador de osos en el anfiteatro bizantino, negó su pasado. Con la intención de eliminar la deshonra de haber sido cortesana, Teodora no dudó en ordenar la muerte de quienes, con ella, experimentaran la misma condición. Sintiéndose incómoda con la idea de reencarnar — que, en su caso, la obligaría a sufrir terribles consecuencias por cometer un crimen atroz —, utilizó su influencia para abolir la pluralidad de existencias a partir de los preceptos religiosos.

    En el año 543 d.C., movido por esta influencia, aparte del clero, Justiniano se enfrentó a las proposiciones de Orígines (185 — 235 d.C), teólogo y estudioso de las Escrituras, teórico cristiano, y condenó la creencia en la preexistencia del alma y la consecuencia de las acciones de otras existencias en el presente, registradas por el estudioso en las obras De Principiis y Contra Celsum.

    Durante el quinto de los Concilios, organizado por Justiniano en colaboración con los que se sometieron a su autoridad, el Emperador logró su propósito: la preexistencia del alma fue eliminada por decreto de los postulados de la Iglesia.

    Quien enseñe esta fantástica preexistencia de alma y su monstruosa renovación será condenado, firmó el Concilio, a pesar de aquellas voces que fueron silenciadas por el poder de la fuerza.

    Siglos después, el cardenal Nicolás de Cusa, ante el papa Eugenio IV (1431 — 1447), defendió la pluralidad de existencias y mundos. El Sumo Pontífice estuvo de acuerdo con el planteamiento, pero, una vez más, los intereses de la Iglesia hablaron más fuerte y la verdad permaneció oculta. En 1543, ante el avance del protestantismo, la Iglesia Católica impuso la censura a los libros contrarios a sus postulados. Restaurada por el Papa Pablo II, la Inquisición perseguía y castigaba a sus contradictores, al mismo tiempo que se proponía mantener viva la fe en la Iglesia.

    Dirigida por seis cardenales del Santo Oficio, la Iglesia instituyó un tribunal central y delegó plena autoridad en inquisidores repartidos por varios países. El Index Librorum Prohibitorum – Índice de Libros Prohibidos – fue creado en 1559, con la finalidad de cohibir la lectura que atentaba contra la moral. Los libros aprobados por parte del clero recibieron el Imprimatur - imprímase -, firmado en la apertura de la publicación, autorizando su impresión y distribución. Entre muchas obras de valor condenadas por la Iglesia se encuentran escritos de carácter científico, cuyo único impedimento fue la religión de los autores, adherentes al protestantismo...

    En este libro, que describe la cruel persecución provocada por el fanatismo religioso, destacan pasajes de los evangelios apócrifos — expresión que en griego significa ocultos —, que enfatizan la reencarnación y la pluralidad de los mundos. A los lectores que nos acompañan, queremos compartirles la alegría de rescatar verdades que el tiempo no borra.

    Los editores.

    Parte 1

    "… Quien tiene oídos, comprenda.

    En lo íntimo de un hombre de luz, hay luz,

    y ella ilumina todo el mundo.

    Si no ilumina, hay tinieblas…¹

    Evangelio Apócrifo: Copto de Tomás – ítem 24

    Mientras hay tiempo, busca la liberación de las filosofías complejas, de las ciencias ascéticas y de las religiones inquisitoriales, pues Jesús ya concedió, a través de su venida misericordiosa, la unión de la filosofía, de la ciencia y de la religión para que sus mentes pudiesen liberarse de la ignorancia y de la incomprensión de Dios.

    Ferdinando

    Capítulo 1

    Entre los recuerdos del pasado

    y la realidad del presente

    En aquel año inolvidable de 1553, España se mantuvo imbatible e implacable en sus severas leyes. La corona y la iglesia estaban tan directamente vinculados que el límite de la fuerza del clero se confundió con la política misma, llegando al punto de parecer una única institución.

    En un gran intercambio de favores y beneficios, los reyes fortalecieron el poder de la iglesia y la usaron como medio para silenciar a un pueblo humilde e ignorante. Por otro lado, el poder papal usó cada vez más su autoridad y sembró el miedo, el terror y el sufrimiento por toda la Península Ibérica, a través de una religión llena de dogmas, complejidades y prejuicios y, en consecuencia, dando lugar a una cacería despiadada, a los herejes.

    Incluso sufriendo las órdenes inquisitoriales, países como Italia, Portugal y Francia habían desarrollado sus propios medios para frenar la expansión de otras creencias.

    Entonces comenzó un período de gran censura.

    Una fase enloquecida se extendió por Europa en busca de la llamada hegemonía religiosa. La Iglesia Católica — con el fin de evitar la difusión de ideas perturbadoras a las, órdenes papales y las manifestaciones de libros hostiles al catolicismo, además de silenciar también al protestantismo — había creado en 1543 la Congregación del Índice.²

    Con el tiempo, esta institución fue cambiando, estructurándose y tomando fuerza. Con los edictos nuevos y revisados que nacieron dictando leyes y ejecutando las órdenes de las bulas papales, posteriormente, crearon y mantuvieron actualizado el "Index Librorum ProhibitorumÍndice de Libros Prohibidos" - con el objetivo de prevenir publicaciones de obras clasificadas como heréticas.

    En ese período de tiempo, hasta la publicación oficial del primer Índice, en 1559, se utilizaron listas pequeñas restrictivas por orden de la Iglesia, pero tenían una gran fuerza de silencio.

    Los inquisidores, armados también con este instrumento legal, utilizaron estas listas como forma de disciplina e imposición de reglas a libreros, impresores, comerciantes y propietarios de bibliotecas. Incluso para los escritores, la autorización de acceso a lecturas consideradas profanas y demoníacas había sido revocada.

    Entre otras atrocidades inquisitoriales, el Índice de Libros Prohibidos causó gran descontento entre la parte culta de la sociedad.

    Un año antes de ese hecho, en el año 1558, España instituyó la pena de muerte para quienes importaran libros extranjeros sin los debidos permisos, así como para quienes los imprimieran sin autorización oficial. Entre muchas obras que fueron prohibidas estaban las de carácter científico y filosófico, porque fueron escritos por protestantes o por aquellos que estaban en contra del régimen religioso y político de la época.

    Sin embargo, sucedió lo inevitable. Despertó, en muchos lugares, con más fuerza en la región de Francia y Cataluña³, en Barcelona, un gran reducto de rebeldes que se atrevieron a contradecir a los terratenientes y al poder católico. Fueron: pensadores, maestros, escritores, filósofos, médicos y hasta sacerdotes y frailes que, aun siendo parte de la estructura religiosa, no aceptaron las manifestaciones de violencia que alcanzaron al pueblo humilde e ignorante.

    Algunos hombres y mujeres buscaron, de manera muy modesta y firme, la defensa de conceptos sobre la inmortalidad, la ruptura con el credo del castigo eterno, la pluralidad de existencias, el derecho a recuperar textos sustraídos de las sagradas escrituras por edictos y concilios, las ideas reencarnacionistas, la preexistencia del alma y, sobre todo, el derecho de otras religiones a manifestarse, preservando sus lenguas y culturas, además de desmitificar rituales, denunciar los excesos y abusos de la Iglesia.

    En este escenario social, político y religioso de España, en Barcelona, un grupo de hombres seguían su vida entre los recuerdos del pasado y la realidad del presente.

    Formaba parte de este grupo un médico de talento y renombre, llamado Felipe⁴, que se mostraba jovial, a pesar que la madurez y los años marcaron su vida. Una expresión seria y tenue se destacaba por su tez clara, rostro delgado, ojos negros y cabello ligeramente gris.

    Sufrió muchas pérdidas y trabajó intensamente, tras la muerte de su padre Esteban⁵, asumiendo, con gran empeño, las responsabilidades en el cuidado de los enfermos sin atreverse a expresar ni una palabra de queja, y aun se dedicó a las nuevas y revolucionarias ideas cristianas.

    Su primo Yasir, también médico, permaneció fiel a su lado. Un hombre de estatura baja y fuerte, con una cara redonda y rojiza y una tez suavemente dorada; tenía algunos rasgos morunos delineados por sus ojos marrones, resaltados por la sonrisa llena de dientes y los mechones grises.

    Aun compartiendo el mismo techo, un francés afincado en Barcelona, conocido y respetado con el nombre de Bernard⁶, que en aquella ocasión presentaba los síntomas de una enfermedad que masacraba sus articulaciones, haciendo penosos sus días y más largas sus noches.

    Sin embargo, el equilibrio de estos hombres estaba en manos de Catalina, la esposa de Yasir. Una mujer fuerte y valiente que, aun enfrentando las dificultades naturales de la vida, no omite el brillo del azul en sus ojos y su belleza sencilla que le atribuye grandeza a su alma. En aquella tarde de finales de primavera, el azul del cielo y el verde de la hierba realzaban el color de las flores que perfumaban aquellos pintorescos y silenciosos paisajes españoles, permitiéndoles compartir su encanto con los personajes de este escenario envueltos por una intensa paz, como si las marcas de su pasado eran solo recuerdos que nunca regresan.

    En la residencia de médicos, Felipe terminaba en silencio la preparación de una mezcla de hierbas, mientras Pablo, un joven de aproximadamente catorce años, se disponía a partir ayudado por la amabilidad de Laila, su madre, una mujer humilde marcada por una vida difícil y limitada, y su padre, Ramírez, un aldeano campesino que sobrevivía de las pocas plantaciones de sus tierras y oficios como pavimentador.

    Después de hablar unos momentos, Felipe le

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