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Mi Dios no ve
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Libro electrónico269 páginas2 horas

Mi Dios no ve

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Una visión profunda de la poética de Zurita, uno de los grandes referentes de la poesía chilena y latinoamericana contemporáneas.

En 1969 Raúl Zurita empieza a escribir El sermón de la montaña, su primer poema. Deja ya patentes buena parte de sus inquietudes creativas: la reflexión sobre lo transitorio y lo efímero, la experiencia del yo y especialmente la búsqueda, a través de la poesía, de mantras contra el dolor. Todas ellas se desarrollan en Mi Dios no ve, un itinerario documental por las más de cinco décadas que el chileno ha consagrado a la escritura.

Mi Dios no ve incluye poemas, relatos autobiográficos, fragmentos de entrevistas, traducciones. Y también imágenes de sus intervenciones de land art, de acciones performativas sobre su propio cuerpo y de otras incursiones en el arte contemporáneo.

El libro reclama, así, el reconocimiento de Zurita no sólo como gran poeta, sino como artista total.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento13 jul 2023
ISBN9788419693198
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    Mi Dios no ve - Raúl Zurita

    Prólogo

    Si alguien en Chile ha encarnado la poderosa y, por cierto, conflictiva, relación entre obra y vida, entre escritura y pasión, entre las palabras y lo que las mantiene vivas es, sin lugar a dudas, Raúl Zurita. Un poeta que sobrepasa medio siglo de escritura ininterrumpida desde «El Sermón de la Montaña», comenzado en 1969 y publicado en 1971. Y no únicamente me refiero a su deslumbrante lírica, reconocida a nivel internacional con distinciones ya no sólo en Chile, la India, Italia o en España con el Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, sino también a la clarividencia de sus ensayos y artículos, a la sensibilidad y visión de sus escenas narrativas, a sus notables traducciones de clásicos como Shakespeare o Dante, e incluso a la inusitada profundidad que encontramos en las entrevistas que por lo general concede a medios de todo el mundo. Asimismo, desde sus más desesperados actos infligidos sobre su cuerpo hasta las más alucinantes acciones de arte junto a C.A.D.A. y en solitario, pasando por sus inolvidables poemas en el cielo, el desierto y, ojalá pronto, en los acantilados del norte de Chile, es que insoslayablemente estamos ante una obra conmovedora, sin límites y única en lo que fue el siglo XX y en lo que va del XXI.

    En cuanto a este libro, lo he pensado como un itinerario documental de ese hermoso delirio, de esa fuerza incomparable y de esa imaginación literaria que lo han llevado a ser celebrado por diversos medios, por ejemplo en el diario argentino Clarín, como el mayor poeta chileno vivo o como también lo han señalado autores como Javier Cercas en España. Como digo, es sobre esta enorme variedad de registros, escrituras, imágenes, diálogos que Mi Dios no ve se pretende como un mapa de esta obra en el sentido total del término, por lo cual volvemos a pensar que no sólo nos referimos a un poeta, sino que también a un artista que, como los del Renacimiento, no se ha conformado con escribir, sino que ha llevado la palabra y la imagen, el pensamiento y los sueños, hasta espacios y límites que no habían sido pensados ni mucho menos realizados.

    La obra de Zurita ilumina y estremece lo que hasta ahora hemos llamado poesía chilena, pues a lo que creíamos nuestra tradición le ha dado un antes y un después; y a nuestra geografía, una historia. Chile después de ser un país será un poema. En un futuro probable y desgraciado donde el ser humano haya destruido su humanidad y en ella nuestro planeta y tan sólo queden ruinas, su «ni pena ni miedo» será el único vestigio junto a las silenciosas cordilleras, las silenciosas playas, la silenciosa muerte. Esperemos, y luchemos, porque esto no suceda y sus palabras en el desierto sigan siendo un llamado a no rendirse, o como dice él, a no ponerse límites porque otros ya querrán imponernos los suyos.

    En los términos formales de este libro vale la pena hacer una serie de acotaciones al respecto. Quise comenzar con tres publicaciones antes de su primer libro. La de Manuscritos es ya medianamente conocida y se publica aquí siguiendo fielmente la edición original de ese tomo único; «Nel mezzo del cammin» se publicó en la revista CAL en 1979 y no se había reeditado hasta ahora. Agrego además el manifiesto inédito «Goya es un momento del arte…» que se repartió en una exposición de arte en el Goethe Institut de Santiago en 1978. De sus libros de poesía, Purgatorio, Anteparaíso, La Vida Nueva y Zurita he optado, de común acuerdo con el poeta, por las últimas ediciones. De hecho, la versión de La Vida Nueva es la definitiva publicada en 2018, que agrega textos excluidos de la primera edición.

    Con respecto a los escritos en el cielo, el desierto y el proyecto de los acantilados, si bien es cierto son los ejes de los libros de Raúl, he preferido presentarlos de manera separada, al igual que otras imágenes, para brindarle más protagonismo a su intervención en lo real de lo real. Por su parte, las entrevistas corresponden al libro Un mar de piedras que publiqué el 2018 y que recopila este tipo de textos aparecidos en diarios y revistas entre 1979 y 2017, pero en una edición que permite leerlas como una suerte de autobiografía preparada por un otro.

    Los ensayos «Walt Whitman, camarada nuestro», «Que renazca la muerta poesía» y «La constelación de los caídos» pertenecen respectivamente a su libro Sobre el amor, el sufrimiento y el nuevo milenio de 2000, a la segunda edición de Los poemas muertos publicada en España en 2014 y a Son importantes las estrellas de fines del 2017. El capítulo de El día más blanco corresponde a la nueva edición del libro que se publicó el 2015, luego de la de 1999, y «XXVII» es parte de Sobre la noche el cielo y al final el mar de 2021.

    Sobre las traducciones, creo, agregan otra faceta del autor en cuanto a ir más allá de la simple lectura de sus autores de cabecera y dialogar con ellos en nuestra lengua. La primera versión de Hamlet se publicó en 2014 y el avance de la Divina Comedia es absolutamente inédito y una gentileza, por cierto, del poeta al igual que el poema-instalación «El mar del dolor» que se inauguró el 2016 en la prestigiosa Bienal Kochi-Muziris en India o las fotografías intervenidas de «Dejaste aquí» que cierran la edición.

    La obra de Raúl es colosal desde donde se la mire, sin embargo, por razones de espacio he tenido que dejar fuera otro tipo de textos. La realización de mi tesis doctoral Conceptualización de una poética crítica para la configuración del «Archivo Zurita» (2021) me permitió dar con proyectos de obra previos a C.A.D.A., más manifiestos, su estudio Literatura, lenguaje, sociedad (1973-1983), crónicas, artículos, escritos sobre arte, prólogos, presentaciones, columnas de opinión e incluso poemas no recogidos en libros que en el contexto de mi investigación he agrupado, por ahora, bajo la noción de Archivo Zurita y que probablemente se comience a editar en un tiempo.

    Finalmente, este libro tiene como antecedente la muestra Verás, publicada por la Biblioteca Nacional de Chile en 2017, que me fue encargada en el contexto del Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda 2016 otorgado en Chile al poeta. Mi Dios no ve amplía, actualiza, profundiza y ofrece más materiales y entradas de lectura. Asimismo, no quisiera dejar de mencionar dos selecciones hechas en torno a la poesía de Zurita y que cuentan con espléndidos y profusos prólogos: Otra antología editada por la Universidad de Talca el año 2019 a cargo de José Carlos Rovira y Eva Valero Juan y Verás auroras como sangre de Francisca «Paqui» Noguerol aparecida en 2021 en Salamanca a raíz del Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana recibido por nuestro poeta. También es meritorio referirse a la notable edición crítico-genética de Benoît Santini en dos volúmenes con la obra poética de Zurita entre 1979 y 1994 que presentó la Colección Archivos en 2017.

    Aun así, lo que aquí se presenta son sólo algunas de las razones que lo han hecho acreedor de estos importantes premios; las otras exceden, hasta cierto punto, lo literario y tienen que ver con su inconmensurable generosidad, su compromiso con los más desposeídos y necesitados, su ética irrestricta y su férrea voluntad en la transformación de un Chile más justo, más creativo, por ende, más humano. Como decía al comienzo, si hay una vida dedicada sin restricciones a la poesía, es la de Raúl Zurita, no el último de una genealogía, sino el primero de ella. Más aun en su insistencia desde hace décadas en los paisajes de Latinoamérica, su tradición poética y su convivencia con las más nuevas expresiones.

    Como contexto, este 2022 conmemoramos los cien años de hitos de la poesía en nuestro continente como Trilce de Vallejo, Los gemidos de Pablo de Rokha, Desolación de Gabriela Mistral, Veinte poemas para ser leídos en el tranvía de Oliverio Girondo, El soldado desconocido del nicaragüense Salomón de la Selva, la Semana de Arte Moderno en São Paulo, los «poemas pintados» de Huidobro, El estanque inefable del ecuatoriano Jorge Carrera Andrade, Libro del mar del uruguayo Carlos Sabat Ercasty, «El movimiento estridentista en 1922» de Manuel Maples Arce, entre otras varias obras publicadas ese mismo año y que nos permiten hablar de un Siglo de Oro de poesía latinoamericana desde ellos hasta nosotros. Mi Dios no ve es parte de esta celebración, pues Raúl Zurita, sin lugar a dudas, es un punto cúlmine en lo que ha sido esta trayectoria de la voluntad de la lengua en nuestros países.

    HÉCTOR HERNÁNDEZ MONTECINOS

    Madrid-Santiago

    COMO UN SUEÑO

    De Un mar de piedras (2018). Edición de Héctor Hernández Montecinos.

    No sé si aprendí a hablar primero el italiano o el español. Pero mi abuela desde muy niño me hablaba de la Comedia, que fue como inicialmente se llamó.

    Después me he ido dando cuenta de que toda la fascinación que he tenido por ese libro no es de tipo intelectual, sino que es una relación emotiva. Cada vez que me doy cuenta de que he apelado a ese libro es porque vuelvo a nombrar a mi abuela. Y además, es como dejarla a ella que hable. De allí que ese texto sea para mí una estructura básica porque es el primero que viví.

    Mi miedo recurrente durante muchos años era que mi abuela, mi madre, mi hermana y yo muriéramos separados. Quería que nos muriéramos todos juntos. No quería quedar solo y tampoco que ellas quedaran solas. Y esa fue una obsesión absoluta, el terror a que mi abuela, mi madre y mi hermana se murieran. Mi abuela sobre todo.

    Creo que cuando uno ama profundamente a alguien, radicalmente, quiere morirse con esa persona en el mismo instante y en el mismo lugar. Y tal vez, lo que después hemos dado en llamar pecado original, caída y todo el lenguaje cristiano-judío no es otra cosa que ese olvido, nos olvidamos de eso y finalmente nos morimos separadamente. Toda nuestra vida «de adulto» es el olvido de que en la infancia uno quiso morirse con los seres que realmente amaba. Y ése es uno de los deseos más profundos, más fuertes y más básicos que se anidan en todos los seres humanos y que desgraciadamente olvidamos. Olvidamos que amar es sobre todo desear morirse con el otro.

    Mi papá estudió ingeniería y muy luego enfermó de pleuresía. Mi abuela se opuso terminantemente a que mi mamá se casara con él porque era un uomo malato, un hombre enfermo. Y fue tal cual. Se murió tres años más tarde. Mi abuela enviudó dos días después. Estaban esperando que llegara mi abuelo del funeral de mi papá, y no llegó. Se había muerto de un ataque al corazón. Por lo tanto, no tengo recuerdos de él. Sabía de mi padre por lo que me contaba mi madre.

    Creo que siempre los temas tienen que ver con las carencias. Yo siento, fundamentalmente, un sentimiento de orfandad muy grande producto de mi infancia. Claro, entiendo que envejezco. ¡Cómo no lo voy a entender! Me cuesta más moverme, me estoy encorvando, pero sin embargo hay una sensación de fragilidad que está ahí y, en algún punto, sigo siendo un niño desprotegido. Por otro lado, sé que no soy frágil. Las he pasado duras y no me he roto, pero la sensación de habitar un cuerpo de niño es una sensación psicológica que aún tengo.

    Como a los 15 años cayó en mis manos una antología de la poesía surrealista de Aldo Pellegrini donde leí poemas que me marcaron para el resto de mi vida. Poetas franceses

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