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Cuando el peligro es pequeño somos felices
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Cuando el peligro es pequeño somos felices
Libro electrónico65 páginas1 hora

Cuando el peligro es pequeño somos felices

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Una pareja que se arma, se desarma, se compone, se descompone, y la literatura allí, para narrar la escena como en un juego de espejos. Cuando el peligro es pequeño somos felices, primera novela de Victoria Schcolnik, va y viene por los intersticios de esa relación, por sus puntos de fuga, su locura solapada, su violencia contenida, su soledad compartida. Novela precisa, de prosa ajustada y sobria, la pasión no es nunca un asunto de adjetivos. El texto fluye como en la levedad de las percepciones mínimas, en los silencios que dicen mucho, en los roces que ya no son suficientes. 
Retrato de la intimidad, figura de un final, la narración capta el instante preciso en que tuvimos algo. Pero ahora ya no.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 may 2019
ISBN9789873731600
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    Yo sé cómo logré no terminarlo: Leí 10 páginas y lo dejé en la calle. Qué malo es por dios! Dedicarse a otra cosa.
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    Me pareció tan malo este libro por dios, oscuro y denso sin razón, espantoso y escrito catarticamente por alguien que parece un adolescente con pretensiones de escritor, no sé cómo logré terminarlo

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Cuando el peligro es pequeño somos felices - Victoria Schcolnik

Schcolnik, Victoria

Cuando el peligro es pequeño somos felices

/ Victoria Schcolnik

1ª ed.

-

Ciudad Autónoma de

Buenos Aires

:

Mardulce

, 2020.

Archivo Digital: descarga.

ISBN

978-987-3731-60-0

1.

Novela

.

Ⅰ. Título

CDD A863

ISBN edición impresa:

978-987-3731-44-0

© 2019 Victoria Schcolnik

© 2019 Mardulce

Scalabrini Ortiz 874, departamento 8

c1414cnv Buenos Aires, Argentina

mardulceeditora.com.ar

Corrección y coordinación de imprenta: Lucila Schonfeld – edit.ar

Diseño de colección y cubierta: trineo.com.ar

ISBN: 978-987-3731-44-0

Hecho el depósito que marca la Ley 11.723

Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, por cualquier medio o procedimiento, sin previo aviso a los titulares del copyright

Impreso en Argentina

Información de Accesibilidad:

Amigable con lectores de pantalla: Si

Resumen de accesibilidad: Esta publicación incluye valor añadido para permitir la accesibilidad y compatibilidad con tecnologías asistivas. Las imágenes en esta publicación están apropiadamente descriptas en conformidad con

WCAG 2.0 AA

.

EPUB Accesible en conformidad con:

WCAG-AA

Peligros: ninguno

Certificado por: DigitalBe

Victoria Schcolnik

Cuando el peligro

es pequeño

somos felices

A Marcelo Carnero

Every love story is a ghost story

David Foster Wallace

Anna

Corre hacia la puerta de la casa como si hubiera visto un fantasma, si te vas, nunca conseguirás hacerlo del todo, siempre vas a sufrir de la misma manera la forma en que hoy te hiciste desdichada.

Lobo

Repasa palabra por palabra lo que le dijo. Ya es tarde, Anna se fue. Si hubiese sabido qué era lo que finalmente la sacaría afuera habría depositado su rencor en todas las demás frases, habría hablado hasta el agotamiento, pero siempre asegurándose de no decir eso que, a cada persona según su historia, la obliga a escapar.

Anna

Eso es lo último que escuchó. Él sigue hablándole, pero ella dejó de entender. Ni siquiera lo intenta. Cruza la puerta de la casa y la cierra con un latigazo. Se agarra el hombro que le queda latiendo hasta llegar al banco en la vereda. Siente la madera caliente y se desploma ahí. El sol la rodea como si la estuviera apartando del resto. Pasan unas mujeres, sus voces la erizan más que el ruido de la ropa cuando se roza.

Piensa en la higuera que quedó del otro lado y en cómo siempre le habla de sus temores. Su intimidad es ese jardín, por las tardes, cuando el sol ya no da de lleno sobre las flores.

Lobo

Como si el mecanismo del habla retrocediera, las palabras que le dijo a Anna se le juntan en la boca obligándolo a tragar. Encuentra el whisky que sobró de la noche anterior. El alcohol termina de arrastrar lo que piensa hacia el fondo de la garganta. Se tambalea, porque un pensamiento que vuelve con esa vehemencia es igual al vértigo.

Anna

Llega un sonido, viene de la casa. Trata de apagar los ruidos de la calle y se concentra en lo que pasa del otro lado de la pared, se imagina a Lobo dando vueltas entre los muebles con el corazón agitado, como si corriera en círculos por su vida. Pero lo que a ella más le aterra no es pensar en cómo él puede debilitarse hasta quedar sometido a la casa, sino que abra la puerta de entrada, la encuentre quieta en el banco, y sepa que la distancia que consigue ponerle son unos pocos metros.

Anna cree escuchar el movimiento de las maderas, el ruido ignorado de zócalos y bisagras. La vida por fuera de la vida humana. Solo eso es audible. De él, nada.

Lobo

Da vueltas por la casa sin acercarse a las ventanas. Tiene épocas en las que se obsesiona con dejar de decir en voz alta lo que odia de Anna. Pero después se convence de que si empieza a cambiar para ella, con el tiempo, las cosas perderán sentido. Entonces sueña que toma veneno, como si así pudiera terminar con el dilema. En los últimos meses cada vez son más las noches en que se despierta justo cuando Anna lo encuentra a punto de morir. Al abrir los ojos, ella tiene la cara contra la suya. Como si supiera que él sueña con matarse, Anna le repite que sabe cuidarlo mejor mientras duerme.

Anna

La sola idea de alejarse de la casa la marea. Piensa en aquel viaje a la playa, en el que solo les importaba refrescarse y el único mal era el calor. A veces, para ellos, su único peligro había sido el sopor o la fiebre. De golpe, se da cuenta de que se

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