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Escribir y borrar: Antología esencial 1994-2016
Escribir y borrar: Antología esencial 1994-2016
Escribir y borrar: Antología esencial 1994-2016
Libro electrónico218 páginas3 horas

Escribir y borrar: Antología esencial 1994-2016

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Arte y memoria del inocente (1988), Variaciones en blanco (1994), La Sed (1997), Lugar de la derrota (2003), Esto no es el silencio (2008), Limbo y otros poemas (2013), Diez mandamientos (2016); largo tiempo de vida y escritura el que traemos a esta Antología esencial, suficiente para que ahora, con la perspectiva que conceden los años y desde nuestra condición suyos, sea posible acercarnos de nuevo a la poesía de Ada Salas (Cáceres, 1965) con la intención de desandar caminos y seguir el rastro que han dejado estos libros, la presencia en ellos de una continua, obstinada voluntad de ahondar en una voz y en una necesidad de decir, de decirse, la profunda coherencia de una trayectoria poética y de una manera de entender el proceso de creación y la dedicación a la escritura. Todas estas huellas que forman una biografía poética y que empezamos a recorrer ahora desde/hasta un presente que es para ella de intensa libertad creativa, y por eso también de fértil madurez.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 jun 2017
ISBN9786071651266
Escribir y borrar: Antología esencial 1994-2016

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    Escribir y borrar - Ada Salas

    Escribir y borrar

    ANTOLOGÍA ESENCIAL 1994-2016

    Escribir y borrar

    ANTOLOGÍA ESENCIAL 1994-2016

    ADA SALAS

    Antología y prólogo de

    José Luis Rozas Bravo

    Primera edición, 2016

    Primera edición electrónica, 2017

    © 2016, Ada Salas

    © 2016, de la antología y del prólogo, José Luis Rozas Bravo

    D. R. © (2017) Fondo de Cultura Económica de España, S.L.

    Vía de los Poblados, 17, 4.º-15; 28033 Madrid, España

    D. R. © 2017, Fondo de Cultura Económica

    Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 Ciudad de México

    Comentarios:

    editorial@fondodeculturaeconomica.com

    Tel. (55) 5227-4672

    Diseño de cubierta y sobrecubierta: Mutare, Procesos Editoriales y de Comunicación (Se hizo todo lo posible por contactar al propietario de los derechos de la imagen. En caso de alguna omisión, la editorial se compromete a consignar el crédito pertinente en próximas ediciones) Maquetación: Composiciones RALI, S.A. Impresión y encuadernación: Tecnología Gráfica, S.L.

    Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc. son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicana e internacionales del copyright o derecho de autor.

    ISBN 978-607-16-5126-6 (ePub)

    Hecho en México - Made in Mexico

    SUMARIO

    El rastro fulgurante de lo que fuera asombro, por JOSÉ LUIS ROZAS BRAVO

    Bibliografía escogida

    Variaciones en blanco (1994)

    La sed (1997)

    Lugar de la derrota (2003)

    Esto no es el silencio (2008)

    Limbo y otros poemas (2013)

    Limbo

    Otros poemas

    Diez mandamientos (2016)

    Antología de textos acerca de la escritura poética (2005-2014)

    Sin sentido, por ADA SALAS

    Índice general

    EL RASTRO FULGURANTE DE LO QUE FUERA ASOMBRO

    JOSÉ LUIS ROZAS BRAVO

    A poem should be palpable and mute

    As a globed fruit.

    [...]

    A poem should be wordless

    As the flight of birds.

    [...]

    A poem should not mean

    But be.

    ARCHIBALD MACLEISH, Ars poética*

    No escribo para cantar, sino para indagar: plomada, sonda,

    rama de zahori. Notas de campo de esta indagación: el texto.**

    ADA SALAS

    Arte y memoria del inocente (1988), Variaciones en blanco (1994), La sed (1997), Lugar de la derrota (2003), Esto no es el silencio (2008), Limbo y otros poemas (2013), Diez mandamientos (2016); largo tiempo de vida y de escritura el que traemos a esta Antología esencial,¹ suficiente para que ahora, con la perspectiva que conceden los años y desde nuestra condición de viejos lectores suyos, sea posible acercarnos de nuevo a la poesía de Ada Salas (Cáceres, 1965) con la intención de desandar caminos y seguir el rastro que han dejado estos libros, la presencia en ellos de una continua, obstinada voluntad de ahondar en una voz y en una necesidad de decir, de decirse, la profunda coherencia de una trayectoria poética y de una manera de entender el proceso de creación y la dedicación a la escritura. Todas estas huellas que forman una biografía poética y que empezamos a recorrer ahora desde/hasta un presente que es para ella de intensa libertad creativa, y por eso también de fértil madurez.

    Aun sabiendo que todo lo que podamos decir aquí no será más que una inevitable paráfrasis de lo que no necesita presentación, es desde esta doble mirada, a la unidad y continuidad de una obra, a su crecimiento y renovación en el tiempo, desde donde queremos vertebrar esta invitación a la lectura. Pero antes de guiarnos por la cronología de los libros, dejemos hablar primero a las imágenes —extrañezas, metáforas, poemas—, porque ahora, después de una nueva lectura, insisten, resonando con fuerza, en permanecer a nuestro lado; en hacerse nuestras.

    Brechas. Huellas. Silencios

    Poemas, para Ada Salas, como brechas, como hendiduras abiertas en lo que estaba quieto y mudo; grietas en la superficie plana del lenguaje para que otro recién creado, moldeado al calor del hueco, traiga lo que está detrás, al otro lado —o cerca, a nuestra espalda, dentro — , en un puro intento por indagar, por descifrar eso nombrado como lo no reconocible que vive en lo real: Lo que duerme en los pliegues lo no / visto no oído lo nunca / pronunciado / lo hundido en la hendidura / de la roca / el punto donde empieza / silencioso el incendio. / [...] / Allí / donde no llega / la yema de los dedos. / Lo no reconocible / que vive en lo real / y lo fulmina a veces / y queda boqueando como un pez en sequía.² Adentrarnos allí, al otro lado de ese muro, en ese espacio o tiempo donde el poeta se aventura extrañado, extranjero ante un nuevo lenguaje, en un afán sin tregua por trazar sobre la superficie de la página unos signos con los que habitar poéticamente el mundo. Ante nuestros ojos, entonces, un puñado de palabras, rescatadas de dónde, que dirán el asombro de lo acontecido: el breve fulgor del poema. Como si la necesidad de decir el misterio de la vida, aquello que no entendemos y que puede hacernos enmudecer y callar para siempre o estremecernos hasta convertirlo en canto, pudiera al fin transformar la búsqueda de sentido de la existencia en un sentir el existir: We had the experience but missed the meaning, / and approach to the meaning restores the experience

    Huellas, rastros, trazos que se nos aparecen como si acabaran de formarse, barro aún fresco al que la conciencia acabara de alentar vida, como si la primera re/clamación del poema fuera solicitar de nosotros que volvamos a recorrer ese camino en el que acontecieron las sucesivas revelaciones, llevarnos al lugar en el que el vacío se convierte en lenguaje. Su cauce, un verso escandido, cincelado desde muy temprano en el rigor y la precisión de los clásicos —Garcilaso, Fray Luis, San Juan, Góngora, Quevedo,...—; su caudal, una red de imágenes lanzadas sobre las cosas del mundo para que no se queden allí, abandonadas, quietas, mudas. Y un lenguaje de poema en continuo temblor, por el que resuena en quien lee el latido febril de quien escribe. Palabras recién creadas, todavía frágiles y ya poderosas, como para el poeta la conciencia de su lengua: exploración abocada una y otra vez a interrogarse sobre su validez, sobre sus límites, abocada también al estupor y al vértigo que acompañan al poeta en el proceso de la experiencia creadora.

    Palabras en el vacío, en lo blanco, en un silencio desde el que se convoca a otro silencio. Dar forma allí a una materia que subyace sumergida, informe, a cuya restauración para los hombres aspira el poeta. Son las imágenes del viejo topos sobre la existencia de un lenguaje primitivo y perdido del que también nos han hablado los filósofos: poesía como aletheia, como des/velamiento o des/ocultación o revelación de la verdad, porque vivimos en un tiempo de necesidad, entre un ya no y un todavía no,⁴ de sed y de hambre de la palabra, porque partimos de una presencia y vivimos en la ausencia. Han huido los dioses y nuestra tarea es convocarlos, devolviendo al lenguaje su condición sagrada: decir lo santo en la noche del mundo?⁵ Por eso, en este empeño suyo, sabedor de su extraordinario y desdichado destino, el poeta se nos aparece representado como un animal herido, solo, condenado a velar, a rondar insomne en la intemperie, a anhelar una saciedad imposible, a vagar con la certeza de su hambre y de su sed, como criatura que una vez supo del temblor oscuro de la vida: No duerme el animal que busca / su alimento. Huele / y está tan lejos todavía el aire de su presa. / Y vagará en la noche. / Con la sola certeza de su hambre. / Ciego / porque una vez ya supo / de ese breve temblor / bajo su zarpa.⁶ Conciencia herida y asediada por esa bestia extraña nacida del amor y del dolor es el poeta, que de alguna manera está escuchando, a quien le están dictando, las oscuras y luminosas palabras del poema.

    Sabemos, desde Mallarmé, que toda modernidad es lingüística, que la pasión de la poesía moderna es construir un decir sobre el lenguaje poético imbricado en el propio decirse del

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