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Sin Previo Aviso
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Libro electrónico127 páginas1 hora

Sin Previo Aviso

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Genik, al cumplir sesenta años, se da cuenta del tiempo pasado y cuestiona la trayectoria de su vida. Pero, sin saber de donde viene, hay alguien que la acompaña y la guía. ¿Cómo? Alguien que le muestra, de manera poco usual como puede transformar su modo de ver la vida con nuevos significados. ¿Quién es ese tal Kim que, en definitiva, surge en lugares y momentos inesperados, de maneras mágicas y que conoce tan bien a Genik, su alma y su historia?

IdiomaEspañol
EditorialBadPress
Fecha de lanzamiento10 may 2023
ISBN9781667456720
Sin Previo Aviso

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    Sin Previo Aviso - Rutty Steinberg

    El Comienzo

    "Devaneos, ajenos al bello sol de la tarde, furtivos, borrachos de imaginación,

    Se transmutan en pequeños juegos y grandes ideas,

    Que desafían reglas, maquinando, poblando las soledades,

    Generando semillas en el infinito.

    Una especie de digestión de pensamientos orgánicos,

    De emociones que caminan perdidas en las avenidas de un ser,

    Deja en la boca un gusto de lo que sea,

    Que va creciendo en su sabor, regado por los nuevos sentidos,

    Significando, deleitándose en nuevas jerarquías,

    Sintiendo el placer del cambio, bailando posibilidades,

    Abrazando importancias, cortejando urgencias,

    Y reorganizándose de nuevo, encontrando la paz en lo transitorio".

    Al cumplir sesenta años, me di cuenta del paso del tiempo. Miraba mi álbum de fotos, hacía comparaciones y pensaba, el ejercicio que más me encanta practicar. Todavía estaba en forma. Mientras admiraba mi cabello blanco a la altura del cuello, sonreía satisfecha con mi apariencia jovial, a pesar de las canas. Había sido una decisión asumirlas, y me sentía sin disfraz. Estaba bronceada, lo que me daba un tono saludable y colorido, que resaltaba mis ojos verdes, todavía brillantes, resultado de las caminatas y de bañarme en el mar a diario. Es verdad, usaba anteojos, pero como era una lectora insaciable, tenía un modelo moderno y bonito. Ni delgada, ni gorda, ni alta, ni baja, veía un equilibrio en el cuerpo físico. Me cuidaba en la alimentación, sí, pero sin fanatismos. Alguna que otra vez atacaba las golosinas. Buscaba usar ropa que privilegiara lo que todavía tenía de atractiva, pensar con alegría, ser vanidosa, pero con la simplicidad y el buen gusto que jamás me abandonaron. Ya no más con la intención de ganar elogios, sino porque me sentía bien, victoriosa al mirarme al espejo. Mi cuerpo tenía mucho para contar, y sus marcas eran casi una cuestión de orgullo. Digo casi porque a veces extrañaba la agilidad de la juventud, y de la energía que movía mis días para allá y para acá, llevando a mis hijos a sus actividades, solucionando cosas en la calle, sin cansancio. Hoy, disfrutaba más de la calma, seleccionaba los contactos y los movimientos fuera de casa. No había sido fácil llegar hasta aquí, pero realicé mi estilo de vida. Me gustaba.  En él cabían la meditación, la lectura, los estudios, los amigos, algunas atenciones como terapeuta experimentada que busca mantener la mente abierta, un poco de trabajo voluntario, hobbies como la música, las películas, la lectura, colorear mandalas, cambiar la decoración de la casa y la posición de los muebles cuando ese panorama me cansaba. Y una energía insistente en crear algo nuevo, porque el ocio nunca me llenó la cabeza.

    La caminata había sido larga, muchas veces cansadora, pero nunca había desistido de ser coherente con mis sentimientos. Pagaba el precio de mis elecciones, y no le debía nada a nadie.

    Mi casa estaba de la manera que quería, armónica, creativa, confortable, cerquita de la playa. Tenía mi rinconcito de la bruja, como me gusta llamar al espacio donde medito, converso con mis guías y con la naturaleza, dialogo con amigos espirituales y digo plegarias intencionadas. Siempre que me siento confundida, enciendo mis inciensos y me transporto a un espacio sin definiciones, buscando allí conectarme con el campo cuántico, en donde existen todas las posibilidades. Había logrado salir de la confusión de las grandes ciudades y encontré un lugar donde el silencio y la alegría de ver gente se equilibraban. Amigos, clientes, un ambiente donde conocía y hablaba con la gente en la calle, había encontrado bien que Porto dos Amores era un rincón para vivir.

    A pesar de haber tenido mis relaciones amorosas, aprendí a vivir sola. Muchas historias, algunas tristes y apenas terminadas son parte de la vida, nostalgias eventuales de quien vivió tiempos de mucha alegría. Distanciada de hijos y nietos, pero me sentía abierta a nuevas posibilidades, en caso de que surgieran. O, mejor dicho, en caso de que las creara.

    Sí, pensaba en la posibilidad de un proyecto. Algo que supere la rutina, me despierte un poco más lo desconocido y fuera útil también a otros. Vivía investigando, apasionándome por autores inteligentes y creativos, pero ¿qué más podría inventar? Siempre me atrajeron los temas misteriosos, una curiosidad inmensa sobre psiquismo, mente, alma, esas cosas.  ¿Por dónde comenzar una nueva aventura? Cerré los ojos y la vocecita interna de la intuición empezó a alentarme: ¿quién te dice si la memoria no contiene novedades? Junto con las fotos y lo que se puede percibir en ellas, terminará por crear una nueva óptica, diferentes significados y, tal vez, ayude a otras personas con sus nuevas perspectivas. Esa vocecita de la intuición ya me había sacado de buenas y malas. Eso me despertó. A lo largo de los años, siempre fui una buscadora. Leí, estudié y practiqué diversas escuelas de pensamiento de la psicología, de varios grupos espiritualistas; me hechicé con lo floral, el tarot, los sueños, la mediumnidad y los fenómenos de desdoblamiento. No dudé en aventurarme por sendas difíciles, buscando aprehender la visión del todo del cual somos parte, planos, dimensiones, vibraciones, puentes de acceso... Y cómo transformar el raciocinio lineal, cómodo. ¿Ilusiones peligrosas? ¿Prepotencia? ¿Todavía sabría, a esta altura del partido, como comportarme en este espacio, con otras creaciones?  Dicen los sabios que cuando el discípulo está listo, aparece el maestro. ¿Qué maestro sería ese? Probablemente la consciencia más amplia, asume responsabilidades por las historias propias, despierta habilidades psíquicas en la órbita de las comunicaciones imprevisibles. Suposiciones. Se habla mucho del autoconocimiento, de la reforma íntima, de los movimientos que dan un poco la impresión de locura, porque es todo diferente a las reglas dominantes. Sí, sabría distinguir lo insano, liberar de repente un poco de esa seriedad, feliz, sin el miedo de lo nuevo, y la disciplina podría hasta perder su sentido de obligación. Sería maravilloso tener un guía a mi lado para evaluar esas percepciones mías y darle nuevas interpretaciones a todo. En definitiva, la madurez debería ser mi tesoro, un baúl lleno de experiencias. Pero no me gustaría revolverlo sola. Tal vez, al detectar partes contaminadas por el pasado, por los patrones, pudiera crear otra dirección: solamente lo necesario, las prioridades.

    Cansada de tanto pensar, me fui a la playa. Mirar el mar siempre me traía paz y era lo que necesitaba en ese momento. Recordé un cuento sobre un hombre que no sabía dónde había dejado su reloj, ya había revisado todos los rincones de la casa y nada. Hasta que desistió y se sentó un rato. Escuchó un tic-tac, y allí estaba el reloj. Yo necesitaba con urgencia detenerme para escuchar el tic-tac de mi corazón.

    Kim

    "¡Salve, pueblo del mar!

    De lo eterno y de lo infinito,

    De ese juego permanente

    Del ir y del venir..."

    Estaba acostada en la arena, distraída, somnolienta, contemplaba el mar. Casi en transe, observaba a la gente joven y bonita que caminaba y me reportaba a recuerdos sobre la trayectoria de esta vida. ¿Habría aprendido mis lecciones, agregado algo de sabiduría en todo lo que viví por ahí?

    Fue cuando escuché una voz:

    —No trates de cargar historias tristes para siempre. Mira hacia adelante, el cielo es azul, los niños son felices jugando... Ven conmigo y vamos a limpiar ese sufrimiento, a descubrir la alegría que está escondida por ahí.

    —¿Quién eres? Pregunté, asustada, mientras enfrentaba a un hombre que había surgido a mi lado, aparentemente de la nada.

    —Soy quien a partir de ahora estará a tu lado, para que te despiertes cantando como acostumbrabas a hacer antes de esos matrimonios infelices; para que sueñes un lindo sueño que te abrigue, te haga sentir amada y necesaria, ¡porque lo eres!  En otros planos, que tu consciencia todavía no alcanza, no te faltan amigos leales. Siempre recuerda eso. Enfócate ahora en este lindo viaje que haremos, quitando significados que no te sirven más. Si no encontraste nada al entrar dentro de ti misma... Apenas una interrupción sin sentido en medio de la meditación, como pensaste, mentiras, lamentos, ¡sal ya de ahí! Estás buscando con los anteojos equivocados. Tu paso por este planeta está lleno de lecciones que necesitan ser asimiladas. Suéltate, deja que todo fluya a mi lado, no esperes más resultados rápidos, en cambio coloca en las manos el alma. Profundízate, entra en los detalles donde vive el diablo.

    —¿Más profundo que esto?

    —Mucho más.

    —¿Cómo hablas así de mí?... ¿Quién eres?... ¿Cómo sabes lo que estoy sintiendo?  No sé qué pensar, esto

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