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Mi vida de rey: Historia de un soñador.
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Mi vida de rey: Historia de un soñador.
Libro electrónico133 páginas2 horas

Mi vida de rey: Historia de un soñador.

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Darío, tiene una familia real paralela en sus sueños. Además se da cuenta que sus sueños son opuestos a su vida real. Darío, su hermano, el rey de los sueños, de pronto inicia una guerra, del resultado de esta, depende la victoria en el reino de la vida real.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento27 mar 2023
ISBN9798215343036
Mi vida de rey: Historia de un soñador.
Autor

Julio César Valdiviezo Montero

Nació en Chulucanas, Piura, 04 de mayo de 1970. Es licenciado en Lengua y Literatura por la Universidad Nacional de Piura .Ha publicado la novela corta: El río Huallaga es un torrente verde.

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    Mi vida de rey - Julio César Valdiviezo Montero

    MI VIDA DE REY: HISTORIA DE UN SOÑADOR

    Por Julio César Valdiviezo Montero

    Copryright2023juliocésarvaldiviezomontero

    Edición de Smashwords

    MI VIDA DE REY: HISTORIA DE UN SOÑADOR

    CAPITULO I: EL INICIO DEL SUEÑO

    De pronto se escucharon en las baldosas frías las ruedas que llegaban y se estacionaban. Luego el ruido de los caballos que aguardaban rodeando el palacio. Los jardines del recinto dejaban escapar un olor agradable que provocaba aspirar y llenar los pulmones, pero los Inmortales preferían fumar para el frío. Dos mujeres discretamente corrieron la persiana y vieron exactamente el espectáculo: ya había llegado la comisión de nobles para invitar a la princesa Amanda. Entre ellos venía una dama elegante de la corte del rey y, empezaron a subir las gradas de la habitación.

    Media hora después, llegaban a un río de aguas cristalinas que jugaban entre los tallos de las palmeras. Los caballos de inmediato ingresaron y las carrozas hicieron el sonido arrollador entre las aguas, la princesa Amanda acompañada de la dama de la corte que la llevaba cogida de su bella mano, sentía en su interior la delicia de conocerlo, pero a la vez iba nerviosa por saber qué semblante tenía, qué sonrisa, qué piel y cómo sonaba su voz. Luego subieron por una carretera un poco descampada donde las luces empezaron nuevamente a aparecer y se escucharon el inicio de las voces y unas bombardas que se elevaban en la serenidad de la noche… el palacio real a donde tenían que llegar ya estaba cerca. La dama de la corte miró a la princesa y en la penumbra pudo ver su rostro pensativo.

    -Princesa Amanda -le dijo-no debes preocuparte, el príncipe Iván está tan feliz de conocerte y desea ver en persona la belleza narrada en la corte y tú la posees que lo vas a dejar muy feliz.

    -Ojalá abadesa, le juro que voy nerviosa.

    -Calme princesa Amanda, ya verá que estando allá, usted será la atención de todos y su felicidad será también la felicidad de este reino.

    El palacio del rey era una ciudad llena de luces con candelabros de velas blancas ardiendo por muchos de los salones y habitaciones, la majestuosidad de todo el imperio se concentraba allí, la belleza, la moda, las miradas de las familias más admirables se habían dado cita allí; los nobles venidos del extranjero ya caminaban por los salones del palacio conociendo las colecciones de arte que ofrecían una luminosidad que embelesaba a la vista. Se detuvo un momento el movimiento de los alrededores cuando el gran carruaje escoltado por más de cien inmortales, ingresó por la puerta principal y se fue acercando cada vez más a las luces principales. Las bullas se acallaron y todos volvieron la mirada a la llegada de la princesa Amanda. La dama de la corte bajó solemne y luego la princesa Amanda, poniendo sus pies protegidos por hermosas sandalias, empezó a deslizarse con la frente en alto. Ingresaron a unas alfombras y entraron a un salón, luego a otro, un poco que se detuvieron y nuevamente caminaron y por fin se detuvieron. Ingresaron en el gran salón del palacio, sobre la gran alfombra verde recibiendo el aplauso de los asistentes; Amanda se acercó al rey sentándose en un sillón dorado similar al suyo...

    Luego sonaron otra vez los acordes de unos clarines y se acercaron una comisión de nobles que se postraron ante ellos y ofrecieron los ricos presentes de oro, plata, piedras preciosas y abrigos de pieles. El rey se puso de pie y dejó ver la majestuosidad de su porte señorial y dio orden de levantarse a la comitiva y la princesa Amanda se levantó y fue en ese momento presentada a un joven rubio que mezclado entre los nobles había acudido casi sin ser visto por la concurrencia; el rey cogió la mano de la princesa Amanda y le unió las manos con el joven que se quedó mirándola y ella también. Los clarines nuevamente llenaron la sala de acordes. Los jóvenes tomados de la mano se inclinaron. Unas mujeres vestidas de túnicas blancas les colgaron unas guirnaldas de flores en ambos cuellos, el rey tomó en sus manos una copa de oro llena de vino. La ofreció al joven que miró a la princesa Amanda y luego este la tomó a la mitad y se la ofreció a la princesa para que termine de tomarla. Yo, en la entrada no escuché las palabras que dijo el rey a ambos, pero por la descripción que estoy dando, esa noche, el rey, hermano de la princesa Amanda, la entregaba como prometida al príncipe Iván de la Rus de Kiev…allí me desperté.

    Me levanté y de inmediato fui a mi despacho dejando a la reina Oriana aún dormida, ella no sabía de mis sueños, tampoco le había dicho a nadie mi adicción a ellos desde mi niñez. Desde esa época yo soñaba pasando ríos con aguas cristalinas, pero también cuando estaba a punto de enfermar con serpientes que penetraban a mis habitaciones, hasta que una vez soñé muy seguido con un niño parecido a mí, lo veía en el sueño y me invitaba a su palacio y yo ingresaba con él a jugar, éramos tan idénticos, que yo me decía: Este, es mi hermano gemelo. Y me despertaba desconcertado, con la sensación que era yo mismo.

    Luego a los años, lo volví a ver en mis sueños, pero ya éramos adolescentes, a él ya lo vi serio, seguido de hombres que le aconsejaban tantas cosas, y no me vio, yo le vi, entró a su palacio rodeado de tanta riqueza y de allí no volví a soñar más con él: allí supe que era un individuo diferente a mí y vivía en otro momento histórico. Ahora nuevamente lo vuelvo a ver entregando en matrimonio nada menos que a mi hermana Amanda, que en el sueño también se llama Amanda.

    Una hora después ya estoy recibiendo las primeras misivas del día, Juval, el secretario real me las entrega en mis manos después de su inclinación respectiva, aquél sale de inmediato dejándome en privado para leerlas. Cojo la primera y lo que encuentro de inmediato es la del joven rey de Praxis del Sur. Propone otra vez su ansiada salida al mar para su flota que lo pondría en contacto con el resto del mundo, otra vez lo mismo, seguro que pronto estaría llegando su embajada para que se le firme un tratado de comercio que le permita lograr ese propósito. Cosa que es imposible porque está visto sus ansias de conquista de la región de los Grandes Lagos y jamás bajo ningún pretexto se le va a permitir que sus súbditos hagan anclas allí con sus barcos, todos mis consejeros han dicho: Majestad, si eso pasara, tendríamos que estar preparados para una nueva guerra. Enviaría a más tardar a reunir el consejo real para dar una respuesta definitiva: el rey de Praxis tenía que abandonar para siempre esas aspiraciones si es posible por la fuerza.

    Cogí la segunda misiva y era una carta de mi hermana Amanda, la Amanda real, no la de mis sueños. Me indicaba desde las primeras líneas que estaría llegando en unos tres días al reino. Seguí leyendo detenido y llegué a la palabra que ya me esperaba había ocurrido: el divorcio. Oh majestad y hermano -empezaba a decir en esta parte- permíteme llegar de una manera honrosa a su desdichada hermana que ya no puede más y por más intentos que ha realizado por mantener el matrimonio a flote, este se ha ido desmoronando y la caída ha sido inevitable. La falta de comunicación con el príncipe Anatoly hoy es ya abrupta, no hay manera posible de hilvanar una idea que no sea de su agrado, todo lo que yo diga para él es causa de malestar. Hermano y majestad del reino, te ruego me acojas no con el ánimo que se genere un odio entre tú y el padre de mis hijos sino acógeme y ayúdame a decidir de una vez mi vida en otro sentido porque la considero desdichada desde hace muchísimos años...

    La princesa Amanda, estaba en su momento más infeliz.

    Por supuesto que la voy a recibir- se dijo el rey- y ya no la voy a dejar ir nunca más.

    El príncipe Anatoly nunca más iba a poner las narices en el reino, las cosas se habían arruinado, era insoportable que Anatoly no le haya dado el lugar honroso de esposa a su hermana, y que acuda a las grandes reuniones sociales con las favoritas de turno generando esas crisis matrimoniales que habían dado un final amargo. Pobre la princesa Amanda, ella que había vivido momentos hermosos de juventud, llenos de viajes y placeres propios de la edad y su posición, quedaba ahora relegada a la soledad en su matrimonio.

    -Eso no es justo- terminó diciéndose el rey- sus buenos recuerdos, no deben ser los culpables para estar pagando el presente.

    CAPITULO II: LA PRINCESA AMANDA DEL SUEÑ

    La princesa Amanda del sueño, al otro día muy temprano acudió a visitar la tumba de sus padres. Los reyes estaban sepultados en un imponente mausoleo donde era posible ver sus rostros silenciados por la muerte. La gente entraba una vez al año para observar de cerca la cripta y llevarse la sensación que los viejos reyes aún estaban vivos al ver sus rostros tan impactantes que parecían casi mover los ojos, sensación equivocada pues estaban inmóviles. Hasta ahora se hablaba de la maestría de los embalsamadores provenientes de Egipto que habían sido capaces de dar esa sensación en los monarcas ubicados en el museo junto al palacio. La princesa se inclinó ante ellos y sus labios cantaron suavemente unas canciones de las montañas que ellos le enseñaron de niña.

    -Padres amados-dijo luego de terminar el canto - llego ante ustedes para pedirles humildemente su bendición, saben que doy un nuevo rumbo a mi vida donde lo que necesito es suerte y constancia. Ustedes padres míos, me enseñaron que además de nuestros actos, se necesita de mucha suerte para que todos los elementos universales estén a nuestro lado y que los dioses tengan siempre misericordia de nosotros. Padres amados, me voy con el príncipe Iván de la Rus de Kiev que pronto será

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