AL AVISPADO CARLOS III NO LE PASÓ POR ALTO EL CARÁCTER CASQUIVANO DE SU TIERNA NUERA, MARÍA LUISA, HIJA DEL DUQUE FELIPE DE PARMA, PLASEN-CIA Y GUASTALLA, Y DE MARÍA ISABEL DE FRANCIA. El 9 de diciembre de 1765, a la tierna edad de catorce años, esta contrajo matrimonio con su su hijo Carlos, séptimo vástago y segundo hijo varón, quien llegaría a reinar por la falta de descendencia de su tío Fernando VI –rey efectivo de España en el momento de su nacimiento–, y por la incapacidad de su hermano primogénito Felipe Pascual.
LA JOVEN MARÍA LUISA, DE TEMPLE IMPETUOSO Y ALTANERO, EXIGIÓ EL TRATAMIENTO DE "PRINCESA DE ASTURIAS" DESDE EL MOMENTO EN QUE SE ACORDARON LAS ARRAS MATRIMONIALES.
La joven había llegado a España, cinco meses antes de la boda, en compañía de su aya, la marquesa de Grigny. Sin embargo, el enlace tuvo que postergarse hasta principios de adviento para guardar luto por el padre de la novia, que había fallecido accidentalmente al caer de un caballo.
La vida matrimonial comenzó con malos presagios porque, la misma noche de bodas, la guardia valona, desprevenida, disparó a la muchedumbre que se agolpaba en el Palacio del Buen Retiro