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La Moreliada: Experimento Bélico en Michoacán
La Moreliada: Experimento Bélico en Michoacán
La Moreliada: Experimento Bélico en Michoacán
Libro electrónico47 páginas52 minutos

La Moreliada: Experimento Bélico en Michoacán

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Qué hay detrás de la guerra de Michoacán; México? Cuántos cárteles están metidos en el territorio? Cuál es el papel del ejército? Los autodefensas son gente del pueblo o agentes criminales de los carteles? El Estado de Michoacán está pasando por la mayor crisis de su soberanía y seguridad social. Ahora se prende una luz de esperanza: La Moreliada. Pero, qué es la Moreliada? Quién está detrás de ella, el gobierno o gente particular? El conflicto involucra a todos los sectores del gobierno y de la sociedad. La Moreliada es una visión novelada de todos los acontecimientos que se viven en Michoacán. Es mejor conocerlos para estar prepradados.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento17 sept 2014
ISBN9781311094599
La Moreliada: Experimento Bélico en Michoacán
Autor

Adolfo Sagastume

Construyendo Universos LiterariosCiudadano LatinoamericanoCiudadano de la República de LiberlandCiudadano de Asgardia The Space Kingdom

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    Vista previa del libro

    La Moreliada - Adolfo Sagastume

    Índice

    Presentación

    Negro Amanecer

    El Consejo del Terror

    Los Templarios del Chayo

    El Chapo contra la Tuta

    Los Autodefensas

    El Fin de la Tuta

    Conclusión

    Presentación

    En el año 2014, en el mes de septiembre, aterrizaba en el aeropuerto de Morelia, capital del Estado de Michoacán, de la hermosa república mexicana, un Boeing último modelo procedente de Nueva York, como última escala desde Madrid, España, de donde procedía. Muchos turistas extranjeros venían con la intención de pasar unas relajadas vacaciones. Pero ese no era el caso de todos, también venía Abraham, quien había realizado su internado en la universidad de Salamanca para cursar las últimas etapas de su doctorado en Sociología, con lo que concluía toda la preparación para comenzar a luchar por sus sueños que no eran del todo conformistas.

    Su familia, a pesar de lo lluvioso de la tarde, lo fue a recibir transportados en un precioso auto Ford de la línea de los Platinas, que todos comentaban que eran un poco malos, pero que a ellos les había salido de lo mejor y, por eso, lo disfrutaban y no tenían ningún reparo en moverse en él a cualquier punto de la ciudad o del Estado. La verdad es que la mañana estaba completamente fría y eran muchas las personas que iban a recoger a sus parientes. Cuando llegaron por la autopista que va para Álvaro Obregón escucharon el zumbido de los motores de la poderosa nave que aterrizaba en ese preciso momento. Pagaron el peaje y entraron al estacionamiento que está frente al edificio del aeropuerto. Descendieron y cerraron el vehículo. Cruzaron la calle y entraron a las salas de espera. Poco a poco fueron saliendo los pasajeros. Maribel y Horacio, los padres de Abraham estaban ansiosos esperándolo. No en balde habían pasado los años. Su hijo ya rondaba los treinta años de edad y, se podría decir, se la había pasado estudiando.

    Finalmente Abraham cruzó la puerta y mostró una luz en sus ojos cuando vio a sus padres que lo estaban esperando. Todos corrieron y se abrazaron y besaron. Después esperaron unos minutos más para que comenzaran a circular las valijas. Y cuando finalmente ya estaban listos se dirigieron al vehículo, lo abordaron e inmediatamente se dirigieron a Morelia. Todo era fiesta, alegría y entusiasmo. Abraham ahora ya estaba totalmente preparado intelectualmente tanto para ofrecer algunas conferencias sobre su doctorado y para agregarse a alguna de las plazas que continuamente ponía en marcha la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y la UNAM.

    —Tengo dos años deseando unos tacos de la feria. Cuando lleguemos le bajas a la velocidad, Jefe, para que pasemos a disfrutar esos deliciosos tacos, grandes, enormes y con todo lo que se te antoje.

    —Si, Abraham, pasando la curva de la colonia los Ángeles, allí están los tacos de la feria que también a mi me encantan. Y mira, ya vamos llegando.

    —Ay, parece

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