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Ojo: Una mirada transdiciplinar
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Libro electrónico259 páginas2 horas

Ojo: Una mirada transdiciplinar

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El objetivo de este libro es ofrecer un espacio de reflexión y posibles respuestas a fenómenos relacionados con la convergencia entre el ojo y la medicina. Lo anterior se realiza mediante el diálogo entre estudiantes y profesionales con diferentes campos y niveles de formación, con el objeto de lograr un saber transdisciplinar del ojo, un órgano dotado de variedad de metáforas, significados y funcionalidades. El presente texto recopila a manera de working papers y apuntes de sesión el resultado de un viaje por el ojo humano, un viaje que atraviesa el arte, la medicina, la literatura y la espiritualidad. Esperamos lo disfrute y que tenga la luminosidad precisa para el asombro.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento13 sept 2021
ISBN9789581205905
Ojo: Una mirada transdiciplinar

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    Ojo - Katherine Álvare

    Introducción: el ojo observado

    Wilson Andrés Parra Chico

    Profesor Facultad de Medicina

    Universidad de La Sabana

    wilson.parra1@unisabana.edu.co

    La comprensión del mundo y la consecuente generación de conocimiento pasan obligatoriamente por la capacidad de asombro, palabra muy pertinente para el tema de la visión, ya que como raíz etimológica tiene la palabra sombra, asociada con el oscurantismo o la ignorancia; por el contrario, ver la luz es ver la verdad. Parece insuficiente el asombro para la comprensión y producción del conocimiento, tanto así que es constante una tensión entre formas y discursos que se banalizan entre metodologías cuantitativas, duras y cualitativas. Digo banalizan porque desde el punto de vista filosófico no hay un método más elaborado que otro y estos no desembocan necesariamente en forma de adquisición de información, sino en una disposición para adquirir el conocimiento en el cual habrá epistemología de primer orden, entendida como aquella con la que el sujeto investigador observa el objeto y de él saca conclusiones, y epistemología de segundo orden, en la cual las premisas tienen como punto de partida el objeto, que es el que le muestra algo al sujeto que ya no necesa- riamente es observador.

    Esta sencilla forma de entender cómo los seres humanos se han acercado a los objetos y a los fenómenos es necesaria para entender la ya no tensión (superada por la disposición al conocimiento), sino la distancia (metodológica) que hay entre las ciencias positivas y las humanidades, lo cual se ve reflejado en sus prácticas. Concretamente en la medicina, una actividad que es —como pocas— de una rica humanidad, se ha visto de qué manera, a partir del siglo

    xviii

    , se generó un creciente desbalance entre lo que románticamente se consideraba el arte médico y la tecnociencia. Las consecuencias de esto son múltiples y no es objeto de este texto estudiarlas, pero se ha generado un cambio en la praxis médica, y esta se ha convertido en un acto más técnico y dependiente de guías y algoritmos de manejo, y con ella el consecuente deterioro de la relación médico-paciente. Quiero citar otro efecto de la tecnomedicina, muy pertinente para esta introducción: los cambios en la educación médica que observa al sujeto enfermo predominan- temente confiado en una epistemología de primer orden, lo que genera una idea de lo humano más cercana a una bioingeniería del cuerpo que está a disposición de una terapéutica; además, se han dejado los aspectos humanos ligados a lo sano y a la conducta para cursos electivos y vocacionales o se han convertido en temas tratados por la bioética. En conclusión, carecemos de una forma amplia, natural, gozosa y no dilemática de disfrutar el asombro que nos generan los fenómenos alrededor de lo vivo; así, es necesaria una vía de tercer orden que medie o termine la distancia entre objeto y sujeto, y de esta manera permitir correlaciones, generación de discursos compartidos y una aproximación a la verdad. El observador se observa y es punto de partida y sujeto mismo de investigación. El caso que nos concierne para este estudio es: el ojo observado. Con esto en mente, intentemos semejanzas, comprensiones que vayan más allá de las explicaciones lineales, causales y determinísticas; intentemos hacer un ascenso en la forma de abordar el conocimiento y los problemas que estén basados en redes, emergencias, fluctuaciones y azares que expliquen de manera más natural el significado de ciertos procesos y fenómenos de la vida: bienvenidos al libro Ojo, una mirada transdisciplinar.

    El ojo como tema

    El ojo, portador de luz según Platón (1992), es un ejemplo perfecto para la fisiología de la ciencia; además, permite entender cómo la cultura ha determinado un sinnúmero de significados, prácticas y dispositivos sociales que giran alrededor de este par de órganos que, junto con el corazón y el cerebro, conforman el podio de los órganos con mayor significancia vital. Es fascinante imaginar la reflexión griega alrededor de la luz, las primeras disecciones en animales, posteriormente un hombre abriendo un ojo humano, ¿qué esperaba encontrar? Con los años no nos valemos de la imaginación, sino de los textos de Goethe y Newton sobre la teoría de la luz, las consecuencias de los lentes y la microscopía inventada por Leeuwenhoek. En fin, un sinnúmero de historias y personajes que arman un corpus conceptual y académico para responder a la pregunta: ¿cómo vemos?, ¿cómo funciona la visión? La fisiología es una narración de lo vivo que involucra diferentes disciplinas del conocimiento; por lo tanto, teniendo como punto de partida la estructura, se habla de la física ocular y se involucra el tema de la óptica; luego, se llega al conocimiento microscópico de la retina, que de por sí ya es un tema lo suficientemente complejo para comprender un fenómeno como ver, después de incontables conexiones, inhibiciones y transmisiones se arma un quiasma óptico y, posteriormente, allá en ese mar de neuronas, casi como por arte de magia, emerge una imagen. De esta manera, se explica la definición de lo que llamamos ver. Un ejercicio serio sobre los procesos, las adaptaciones y los controles del tema de la visión podría ser un semestre, una semana o dos horas en algunas facultades de Medicina. Lo sustancial aquí es que la comprensión del mecanismo funcional poco explica la mirada del recién nacido, el amor a primera vista, la fe, la ceguera social y muchos más fenómenos vinculados a este órgano que, como pocos, engendra la noción del Yo y del Otro.

    Si algo es claro es que para entender la visión hemos sido muy oculocentristas, de ahí la necesidad de abrirnos a otras estructuras y apartados del conocimiento. De hecho, para producir visión hemos de dedicarnos a los actos de mirar y ver, y esas acciones necesitan de otras estructuras del cuerpo. Otro vacío que a mi parecer deja la comprensión de la fisiología de la visión es el pensar que la imagen es el punto de llegada y conclusión de todo el proceso visual; por el contrario, resultaría poco lógico pensar en tamaña empresa para producir una imagen asilada. Son los sentimientos y las valoraciones positivas y negativas de las imágenes procesadas las realmente importantes, ya que por dicha razón se da por sentado que la visión es un sentido fundamental para determinar nuestro comportamiento y afecto. Finalmente, la suma de sentimientos generados por una imagen, además mediados por la memoria, el lenguaje y el aprendizaje, ha generado herramientas culturales que nos permiten incluso hablar de visión de empresa o de gobernar. En definitiva, la comprensión de la estructura y la función en este caso son muy cortas para la importancia del ojo en los organismos vivos. El propio proceso de la conciencia, entendido como la relación sensorial con el medio externo, se basa en imágenes que permiten que los organismos vivos actúen con precisión. Las imágenes son el símbolo universal de la mente, el pensamiento y la acción (Damasio, 2018).

    Por esta razón, el presente libro pretende no la comprensión del proceso de visión, sino el ascenso conceptual alrededor del ojo como órgano y se plantea de la si- guiente manera.

    Ojo: temas que versan alrededor de la morfofisiología, la patología y la terapéutica del ojo. Es esta una oportunidad para ampliar el conocimiento previo acerca de un órgano sobre el cual hay muchísima información de forma poco integrada o tratada de manera hiperespecializada. El objetivo es hacer énfasis en los mecanismos de procesamiento visual.

    La mirada: temas relacionados con la conducta y el ámbito social mediados por el ojo. Es esta una oportunidad para reforzar la idea de reconocer al Otro en la mirada, una oportunidad para la otredad.

    La visión: temas de carácter metafísico y espiritual relacionados con las visiones del mundo. Las metáforas de las religiones monoteístas, los modelos económicos, la noción de progreso y la trascendencia, entre múltiples temas que parecen desligados del ojo, tienen cabida.

    El tema como excusa

    En este caso, dejo entrever tensiones alrededor de la práctica médica con el advenimiento de la medicina tecnocientífica: la configuración de una nueva praxis médica mediada por los nuevos recursos tecnológicos, el deterioro de la relación médico- paciente y los cambios en la educación médica. Estos tres temas serán la excusa para plantear en este libro objetivos del curso.

    ¿Cuál es el cuerpo del paciente? ¿El que imagino? ¿Un conjunto de células, carbono y enlaces covalentes? ¿Es la imagen metastásica de seno que veo en la radiografía la que requiere un tratamiento? ¿Las hormonas, los receptores, los segundos mensajes que no veo, pero que intervengo, son el sustrato de mi trabajo? ¿El paciente está anestesiado, no está acá porque no me ve? Un sinnúmero de ejemplos sobre la práctica médica actual están relacionados con la noción de visión, la telemedicina, los procedimientos quirúrgicos mediados por robots, la nanotecnología, la inteligencia artificial, por citar algunas nuevas tecnologías, y estas han convertido el cuerpo en algo no visto y, por lo tanto, con un nuevo significado en lo que es la medicina y ser médico (Pera, 2003).

    ¿Qué es lo que vemos cuando estamos frente a un paciente? ¿El monitor del computador, su cara, sus ojos, su cuerpo? Intuimos algo acerca de su mirada, los ojos gachos, sentimos que mira nuestra bata, busca certezas en nuestra formas y ademanes. ¿El paciente sentirá que lo miramos como un enfermo, como carne? ¿Hay una visión médica? ¿Compartimos pacientes y médicos la mirada sobre la vida y la salud? ¿El paciente ve en la medicina alopática un milagro? Para tener una adecuada relación médico-paciente se requiere trascender de lo físico a lo humano. Cualquier enfoque puramente medicinal o médico debe tener como complemento un enfoque existencial. De ahí la importancia de herramientas que favorezcan en la educación médica las prácticas que movilicen a los médicos a partir de los predicamentos de los otros y no solo de su propio parecer (Charon, 2001).

    ¿Qué detalles son sujetos de observación en la educación médica? ¿El signo o el síntoma? ¿Qué células son las que se están viendo en el microscopio? ¿Qué se encontró en la muestra patológica del paciente? ¿A qué violencias hemos decidido cegarnos en los hospitales en el trascurso de la formación médica? ¿Qué miradas toleramos y cómo aprendemos a mirar? La relación médico-paciente es resultado de la relación docente-estudiante; por lo tanto, hay réplica en preguntas y problemáticas alrededor de las miradas y visiones en la formación de médicos.

    El objetivo de este libro es ofrecer un espacio de reflexión y posibles respuestas a fenómenos relacionados con la convergencia entre el ojo y la medicina. Lo anterior se pretende realizar mediante el diálogo de estudiantes y profesionales con diferentes campos y niveles de formación, con el objeto de lograr un saber transdisciplinar del ojo, un órgano dotado de variedad de metáforas, significados y funcionalidades.

    La excusa como metodología

    Si la excusa es la ausencia de una tercera vía para la comprensión de un fenómeno complejo como la visión, la transdisciplinariedad es la pedagogía y la medicina narrativa, la didáctica.

    A la transdisciplinariedad le concierne, como el prefijo trans lo indica, lo que está a la vez entre las disciplinas, a través de las diferentes disciplinas y más allá de toda disciplina (Nicolescu, 2009). Esta definición plantea como carácter distintivo de las otras el hecho de superar el límite disciplinar y transgredirlo.

    El enfoque de la complejidad, la bioética global, el holismo ambientalista, entre otros, son ejemplos de la transdisciplina (Delgado, 2008). Aquí el componente distintivo dentro de la definición es la trascendencia, que nos acerca a los primeros apartados de este texto, donde lo normativo y lo metodológico se superan por el asombro del sujeto frente al conocimiento.

    Epistemología de la transdisciplinariedad

    La transdisciplinariedad se sustenta en tres pilares fundamentales, a saber: 1) niveles de realidad; 2) el principio del tercio incluido, y 3) la complejidad.

    Por nivel de realidad se entiende un conjunto de sistemas que son invariantes ante la acción de ciertas leyes generales. En concreto, vale la pena resaltar las leyes de la física clásica, ya que son el pilar sobre el cual reposa la epistemología de la gran mayoría de ciencias llamadas duras, en las cuales podría entrar la fisiología.

    Se entiende por realidad aquello que resiste nuestras experiencias, representaciones, descripciones, imágenes o formalizaciones matemáticas; por lo tanto, no es abordable desde el paradigma cientificista clásico. Esto marca un acento ineludible desde el punto de vista de la reflexión y aplicación científica, ya que los problemas que se consideraban resueltos o controlables porque obedecían a la causalidad o resultaban provechosos bajo modelos determinísticos no son totalmente ciertos y replicables, pues son ciegos a otro nivel de realidad.

    Dichos niveles podrían ponerse en el contexto de mundos: 1) el mundo que comprende todos los objetos y estados físicos, incluyendo el cerebro; 2) el mundo de las experiencias subjetivas o estados de conciencia, y 3) el mundo cultural producido por el ser humano, incluyendo el lenguaje. O, por el contrario, como plantea el propio Nicolescu en su trabajo —manuscritos de 1942— tres regiones de realidad: la primera es la de la física clásica, la segunda la de la física cuántica, de la biología y de los fenómenos psíquicos, y la tercera la de la experiencia religiosa, filosófica y artística (Nicolescu, 2009). La visión de niveles no es ajena a la fisiología; de hecho, los enfoques sistémicos incluyen niveles de organización, de función y de jerarquía para la comprensión, pero no se deben confundir con los niveles de realidad, que son radicalmente diferentes. En este libro, se plantea un nivel orgánico, otro afectivo y uno cultural, siguiendo las ideas de Antonio Damasio (2018).

    La argumentación respecto a el tercero incluido involucra un análisis histórico, semiótico y conceptual que se puede resumir en la transgresión de la dualidad oponiendo los pares binarios: sujeto-objeto, subjetividad-objetividad, materia-conciencia, naturaleza-divinidad, simplicidad-complejidad, reduccionismo-holismo, diversidad- unidad. Esta dualidad está transgredida por la unidad abierta y engloba al universo y al ser humano (Nicolescu, 2009). Lo anterior posibilita la emergencia de un tercero que, si se verbaliza utilizando los términos de los niveles de realidad,

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