Interceptado Por El Amor - Parte 6

Por Rachelle Ayala

Los enemigos de Cade y Andie causan estragos en sus planes de boda.

¿Volverá Barb para la boda de Cade y Andie?

La victoria debería ser dulce para el mariscal de campo profesional, Cade Prescott. Ha ganado el MVP del Super Bowl, tiene un bebé en camino y se casa con el amor de su vida, la bibliotecaria Andie Wales.

Criado por padres adoptivos, Cade anhela ser parte de una familia real. Desafortunadamente, su madre está huyendo de la ley y Andie se niega a planear la boda a menos que se incluya a su futura suegra.

Mientras tanto, sus enemigos no se han dado por vencidos y, sin que Andie y Cade lo sepan, están en camino de vengarse.

¿El día especial de Cade y Andie dará como resultado la reconciliación o la ruina total?

• Idioma: Español
• Editorial: Rachelle Ayala
• Fecha de lanzamiento: 10 dic 2022
• ISBN: 9781667446882

Rachelle Ayala

Rachelle Ayala is the author of dramatic romantic suspense and humor-laden, sexy contemporary romances. Her heroines are feisty, her heroes hot. Needless to say, she's very happy with her job.Rachelle is an active member of online critique group, Critique Circle, and a volunteer for the World Literary Cafe. She is a very happy woman and lives in California with her husband. She has three children and has taught violin and made mountain dulcimers.Visit her at: http://www.rachelleayala.net and download free books at http://rachelleayala.net/free-books

Vista previa del libro

... historia encantadora de dos personas de mundos completamente diferentes.

–Keli Morgan

... un paseo salvaje, ¡siéntate y aguanta!

Tope Awofeso

Impresionante lectura. Todavía en el borde.

-Marie Smith Fowler

... los giros y vueltas en esta historia te harán gritar '¡Falta!'

– Debbie Rosa

¡Intrigante de principio a fin!

-Corissa Palfrey _

... una experiencia especial que realmente no querrás perderte.

– Ámbar McCallister

Interceptado por el amor

(sexta parte)

EL CORAZÓN DE UN QUARTERBACK

raquel ayala

Prensa de corazones encantadores

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Copyright © 2015 por Rachelle Ayala

Reservados todos los derechos.

ISBN-13: 978-1519710413

ISBN-10: 1519710410

Ninguna parte de este libro puede ser utilizada o reproducida de ninguna manera sin el permiso por escrito del autor, excepto en el caso de citas breves incluidas en artículos críticos o reseñas.

Los personajes y eventos retratados en este libro son ficticios. Cualquier similitud con hechos reales o personas reales, vivas o muertas, es coincidencia y no es intención del autor.

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– Ámbar McCallister

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Dedicación

Rayilyn Brown, mi profesora de historia en la escuela secundaria.

Gracias por inculcarme el amor por la historia.

Capítulo 1

—¿Cómo está mi cumpleañera? —Cade Prescott silenció el despertador y colocó su mano sobre el vientre embarazado de su prometida, Andie Wales. La luz del sol entraba a raudales a través de las cortinas de encaje de su cabaña en el bosque a las afueras de Itasca, Nueva York, la pequeña ciudad universitaria donde había conocido a Andie el año anterior.

Murmuró y gimió mientras rodaba hacia el lado de su cama de agua. —Tengo que orinar.

—¿Puedo darte tu beso de cumpleaños? —Él frotó su abdomen—. ¿O darle un beso a nuestra pequeña Bonnie?

Andie estaba embarazada de más de ocho meses de su hijita y casi lista para estallar. Por supuesto, sabía que no debía hacer ningún comentario sobre su tamaño o potencial explosivo. Después de todo, se estaba entrenando para ser un buen marido.

—Después de orinar. —Ella tiró su mano de su cuerpo y balanceó sus piernas fuera del costado de la cama.

—Deja que te ayude. —Sin desanimarse, saltó de la cama y agarró sus manos, tirando de ella para que se pusiera de pie.

—Oh, vamos, Cade. —Andie se giró para soltarse—. Al menos puedo orinar sola.

—Lo sé, pero has estado en reposo en cama durante más de doce semanas. —Él la siguió al baño, tratando de no preocuparse. Ahora que había pasado el tiempo de peligro, su médico le había permitido levantarse de la cama y moverse.

Andie cojeó hasta el baño y se subió el camisón. —¿Puedes cerrar la puerta?

—¿Estás segura de que no caerás allí? —Cerró la puerta, dejando un resquicio—. Asegúrate de usar los pasamanos.

—Estoy embarazada, no discapacitada. Chist.

¿Fue su imaginación, o Andie, por lo general amable y tolerante, se estaba convirtiendo en una cascarrabias?

Cade se tomó un caramelo de menta y trató de recordar los consejos que había leído en una revista para hombres sobre cómo tratar con mujeres embarazadas. No le des consejos. No la trates como un vaso. No le digas lo grande que es. Y, sobre todo, no te quejes.

—Lo estás haciendo muy bien, —dijo, esperando que no sonara como un entrenador de trabajo poco sincero.

Su única respuesta fue el sonido de su tintineo, seguido de un rubor.

Entonces, ella no era la novia divertida y alegre que había conocido hace un año. Había estado en reposo desde finales de enero cuando se puso de parto de forma prematura y no pudo asistir a la Super Bowl donde él lanzó el pase ganador y fue nombrado Jugador Más Valioso.

Habían pasado dos meses desde que él le propuso matrimonio por videoconferencia, presenciado por todo el estadio y la audiencia que miraba la televisión. Dos meses de reposo en cama para Andie, y dos meses de entrevistas, patrocinios e interrumpir la adormecida ciudad universitaria con furgonetas de noticias y medios de comunicación. Las cámaras lo siguieron desde la casa de los padres de Andie, hasta el refugio de rescate en el que se ofreció como voluntario y hasta el centro de rehabilitación de accidentes cerebrovasculares en el que trabajaba su padre. Había causado tantos atascos de tráfico que el alcalde de Itasca le había pedido amablemente que buscara un lugar fuera de la ciudad en una comunidad cerrada en las colinas, lo que le convenía a él y a Andie, ya que finalmente estaban lejos de las narices de sus padres.

La puerta del baño se abrió y Andie parpadeó, finalmente sonriendo. —Toda tuya.

—Por que, gracias. —Cade la rodeó con sus brazos y la besó—. Feliz cumpleaños.

—Mmmm ... —Ella le devolvió el beso, pero mantuvo la boca cerrada—. Aliento matutino.

—¿Aliento matutino? Tomé una menta mientras estabas allí.

—Tuya no, mía. —Se tapó la boca y volvió al baño a por su cepillo de dientes.

—Me encanta tu aliento matutino. —Cade le acarició la nuca mientras ella encendía su cepillo de dientes eléctrico. No pudo evitar pasar las manos por su vientre, seguro de que su bebé crecía por dentro—. Nos estamos quedando sin tiempo para casarnos antes de que nazca Bonnie.

—Oh, no. No eso de nuevo. —Andie se enjuagó la boca—. ¿Ya te pusiste en contacto con tu madre?

—Contraté a un investigador privado, lo sabes.

Su madre, Bárbara Prescott, era buscada por la ley por hurto mayor y extorsión, y Andie se negaba a planear la boda hasta que supieran de ella.

—¿Hay noticias" —Andie se recogió el cabello largo y rojo en un moño y lo aseguró con un broche?

—Si tuviera noticias, te las habría dicho. —Una columna de irritación se apoderó de su cuero cabelludo. Todo lo que quería era tener finalmente la familia que siempre había anhelado y asentarse. Nada de esta incertidumbre aún quedaba con la posibilidad de que el bebé apareciera antes de que se casaran.

Andie frunció el ceño hacia él. —Te arrepentirás si tu mamá no es parte de la boda.

—Ella apenas formaba parte de mi vida y tomó su propia decisión, escapándose con el botín. Cade se cruzó de brazos y sintió que sus músculos se tensaban. Este argumento había estado ocurriendo durante demasiado tiempo. Su madre había sido adicta a la heroína y lo había dejado en una gran cantidad de hogares adoptivos mientras crecía mientras ella entraba y salía de su vida a su conveniencia.

—Puede que se canse de huir, —dijo Andie—. Creo que querrá volver para la boda y conocer a esta pequeña. —Se palmeó el abdomen—. No puedo esperar para conocer a nuestra pequeña Bonnie Blue.

—¿Cómo sabes que ella tendrá ojos azules? —Cade parpadeó y envolvió sus brazos alrededor de su prometida—. Quiero que nuestra pequeña Bonnie sea legítima.

Ya había tenido un hijo ilegítimo, un niño encantador llamado Bret que nació ocho meses antes con Roxanne Cash, una diseñadora de moda que había llevado a cabo un plan para extorsionar fingiendo que el bebé era el hijo de otro hombre. Era una larga historia, pero Roxanne había llegado a un acuerdo con la fiscalía y renunciado a sus derechos de paternidad, y Andie había iniciado los trámites de adopción.

—Tú y mi mamá me están presionando. —Andie hizo un puchero, su ternura casi le hizo olvidar que estaban argumentado, bueno, en una discusión—. Ella sigue presionándome para que busque vestidos de novia y empujándome catálogos de bodas de maternidad.

—No necesitas un vestido de novia. —Observó su forma perfecta, madura con su hijo creciendo dentro. Este era su sueño hecho realidad, que la mujer que amaba le diera un hijo. ¿Qué más podría desear cualquier hombre? Ciertamente no es un vestido de novia de diseñador y una gran tarea por hacer.

—Oh, dudo que quieras que me case desnuda. —Andy se rio entre dientes. Abrió el agua para calentar la ducha—. Se siente tan bien estar de pie otra vez.

—¿Alguna contracción?

—Ninguna en absoluto. Extraño. Parece que todo ese estrés fue en vano. —Andie se estiró y bostezó.

Fue todo lo que Cade pudo hacer para no agarrar sus senos de bola de melón, un beneficio del embarazo. Se cambió los pantalones de chándal y se concentró en la argumentación, digo... discusión—. Al menos deberíamos ir juntos para solicitar la licencia de matrimonio. Tu divorcio es sido definitivo desde hace dos meses. No es que estuviera contando, tacha eso, por supuesto que había estado contando.

—No hay prisa. —Andie respondió como si fuera un niño pequeño—. ¿No crees que tengo suficiente con lo que lidiar? ¿Este embarazo, Bret, la rehabilitación de mi padre?

El padre de Andie se estaba recuperando del derrame cerebral que sufrió hace un año. Su habla mejoró mucho con respecto a antes, y estaba en fisioterapia para recuperar su capacidad para caminar. Hace un año, la familia de Andie no tenía los fondos para la rehabilitación de su padre, especialmente la robótica de alta tecnología necesaria para ayudarlo a caminar nuevamente, pero con Cade como el MVP del Super Bowl, una fundación se puso al día con su historia y propuso los fondos a cambio de que Cade sea su vocero.

—Todo es cierto, pero Bonnie podría nacer en cualquier momento. —Cade se mantuvo firme—. Solo tenemos que ir juntos al secretario del condado para solicitar una licencia y esperar veinticuatro horas.

Los labios de Andie se aplanaron y juntó las cejas. —Eso no servirá. Soy la única nieta en mi familia. Mis tías y tíos me matarán si no tengo una boda. Además, mamá y papá quieren regalarme juntos. No tiene que ser una gran producción, pero siempre soñé con una boda a orillas del lago Canandaigua.

—Deberías haberme dicho antes. —Cade se limpió el cabello, sacudiendo la cabeza–. Necesitamos reservar la ubicación con meses de anticipación.

–Apenas es abril. –Andy se encogió de hombros–. Si ya te hubieras comunicado con tu madre, podríamos haber avanzado para fijar una fecha.

La bebé debía nacer en mayo. Por la forma en que Andie arrastraba los pies, Bonnie nacería antes de que se casaran. Esto de su madre no era razonable. Después de todo, no había dejado ninguna dirección de contacto. Tanto ella como su hermano, Donnie, habían desaparecido después de robar la gran bolsa de papas fritas del FBI. No había forma de que entraran a una boda a orillas del lago Canandaigua, y Andie lo sabía.

Cade se inclinó hacia adelante, acercándose a la cara de su querida prometida. —Creo que hay otra razón por la que quieres retrasar la boda y no tiene nada que ver con mi madre. ¿Es esto algún tipo de rebelión contra tu madre y su iglesia? Sabes lo importante que es para mí que Bonnie sea legal. Nací fuera del matrimonio y relegado a hogares de acogida.

Las fosas nasales de Andie se ensancharon y un rubor feroz coloreó su rostro. —Sabes muy bien que esto no tiene nada que ver contigo. No hay forma de que enviemos a Bonnie a un hogar de acogida. Tal vez no lo veas, pero tu madre siempre fue amable conmigo y me preocupo por ella. Está en alguna parte, y si la invitamos, estará aquí.

¿Era Andie ingenua o qué? Correcto. Ella lo era. Sus padres todavía estaban juntos. Vivía con ellos incluso mientras trabajaba en la biblioteca. Había sido cobijada por una madre religiosa y un padre intelectual.

Cade apretó los dientes