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Fuego del Norte: Líneas de Sangre, #5
Fuego del Norte: Líneas de Sangre, #5
Fuego del Norte: Líneas de Sangre, #5
Libro electrónico96 páginas1 hora

Fuego del Norte: Líneas de Sangre, #5

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Información de este libro electrónico

Daphne no estaba a punto de destruir su futuro.

Ella había sido etiquetada como una traidora, lanzada en prisión, y finalmente desterrada por un crimen del cual ella no tiene conocimiento. Después de haber puesto todo el juego para ayudar a Killian, él le paga acusándola de ser una traidora.

Ella sabe tan poco de su pasado, y ahora ella finalmente tiene un poco de información que la podría ayudar. Un jugador clave podría darle las tan esperadas respuestas, alguien al que había buscado desde que empezó su travesía.

El que empezó todo esto.

Ahora Daphne va a terminarlo.

Volumen 5 de las Serie Líneas de Sangre.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento16 sept 2022
ISBN9798201973872
Fuego del Norte: Líneas de Sangre, #5
Autor

Emily S Hurricane

Emily hails from rural Nova Scotia, curled up on a tree stump with a bubblegum pink notebook and a steaming mug of dark roast coffee. She's a thirtysomething mom of two humans and a furbaby. Her lumbersexual husband doesn’t actually work in lumber anymore, but he still wears the plaid and the beard. She's an established self-published author, freelance editor, and ghostwriter. Her books range in genre from Romance and Erotica to Horror and Paranormal, and everything in between. When she's not writing and/or momming, she's sipping espresso, crocheting, and listening to audiobooks. 

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    Fuego del Norte - Emily S Hurricane

    CAPÍTULO 1

    DAPHNE MARCHITÁNDOSE

    Cuando Daphne era una niña pequeña, ella había tenido miedo de montarse en su bicicleta. Mirando hacia atrás, ella no estaba segura de que era lo que particularmente la asustaba, justo en el segundo de que sus ruedas de entrenamiento fueron retiradas de su pequeña bicicleta naranja, ella no quiso montarse más en ella.

    Le tomó varios días a su padre convencerla de que se volviera a montar sobre la bicicleta, pero con la advertencia de que él tenía que sostener el asiento detrás de ella para que no se cayera. El corrió detrás de ella por varios días después de eso, agachado sobre la pequeña bicicleta trotando, y animándola.

    Daphne lo atrapó al darse cuenta de que él estaba pretendiendo agarrar el asiento en el cuarto día, y ella estaba mortificada de que él la haya soltado. Fue entonces cuando él confesó que en realidad no había sujetado el asiento desde el primer día, y que durante todo ese tiempo ella había estado manteniendo el balance por sí misma. Al darse cuenta de eso sintió como si su corazón se hubiese inflado como un globo y salido por los aires con esa sensación de libertad.

    La pequeña Daphne salió pedaleando cada día después de ese día, por si sola, por horas y horas.

    Su madre había expresado un visible nerviosismo por el hecho de que ella fuera muy lejos, pero su padre estaba emocionado de que ella tuviera esta nueva aventura. Daphne recordó escuchándolos hablar una mañana mientras tomaban su café mañanero, con Willa lamentado que ella estaba asustada de que su hija se fuera a herir en algún lado y no hubiese nadie alrededor que la pudiera ayudar.

    -Ella sabe lo suficiente como para no ir a sitios que son peligrosos, - Él había dicho. -Los niños se caen Will, no necesitas estar preocupándote por ella. Nuestra niña es fuerte y es inteligente. -

    Daphne recordaba eso vivamente. La bicicleta, su miedo, los miedos de su madre, y después su padre, siempre una calmada presencia, declarando que ella era fuerte inteligente.

    Le dolía ahora, en esta situación, saber que ella, al final, no había sabido lo suficiente como no ir a un lugar peligroso. Ella no era fuerte o inteligente. Todo lo que ella sabía ahora era el miedo y el dolor.

    La cara de Daphne palpitaba. Sus muñecas estaban en carne viva. Ella estaba segura de que sus órganos internos se habían cambiado a un lugar en donde no se suponía que debían estar.

    Ella cayó el suelo. Fuerza de gravedad.

    Y después no había gravedad, mientras la levantaron, silla y todo, y la sentaron de derecha de nuevo para empezar otra vez.

    Ella trató de meditar. De echarse para atrás, de salirse de su dolor, de sentarse en el océano, encontrar al lobo que había visto en el brillo después de…

    - ¡¿Cuál era tu jodido plan?!- Ahora era Ashelin.

    El interrogatorio de Daphne estaba durando mucho tiempo… ¿Horas? ¿Días? ...La gente que había entrado y salido estaba borrosa. Ella pensó que en un momento había visto a Gaspard, pero ella no estaba segura.

    Algunos de los lobos solo habían venido para darle una paliza y luego se habían ido. Algunos le habían hecho preguntas. Pero ninguna que tuviera sentido para ella. Ella no estaba al cien por ciento segura de que demonios había salido mal.

    Ella trató de abrir su boca, pero su lengua se sentía como una bola de tenis de su boca.

    Ashelin tomó el collar en su puño, mirando en los ojos de Daphne que estaban dando vueltas de dolor, se puso tan cerca que había un centímetro de espacio entre ellas. El olor a cobre de sus heridas se unió con el de whiskey y sal que emanaba de su captora, y la rubia trató de sonreír.

    Sonreír dolía como la puta madre.

    -Tu acusaste a Harper de ser un espía para entrar en el círculo interno, en el cual él ya estaba. - Ashelin siseó. -No tiene un puñetero sentido de que estabas tratando de hacer aquí. -

    Daphne se ahogó con una burbuja de saliva y sangre. -Porque yo no soy una espía, - Ella trató de decir, pero las palabras salieron gruesas, como tuviera la boca llena de metras.

    ¿Por qué pensarían ellos que ella era una espía? Nada de esto tenía sentido. Ella trató de rebobinar en su mente los eventos sucedidos, en lo que pareció ser un millón de veces más. Sexo con Killian, y después él le dio la espalda, se la habían llevado y no le habían dejado explicarse…o si quiera hablar con ella el tiempo suficiente para acusarla de cualquier cosa.

    Y al parecer, tampoco a nadie realmente le importaba que era lo que ella tenía que decir. La furia y la hostilidad que emanaba de los lobos que la habían aceptado se sentía peor que cualquier dolor físico. El enlace se había debilitado, como si con cada miembro de la manada que venía aquí estuvieran cortándolo con un cuchillo sin filo, trabajando en ello hasta que finalmente estallara y se rompiera.

    Daphne no quería que se rompiera. Ella quería de vuelta esa sensación de manta caliente, como si ella estuviese arropada en la seguridad de la manada.

    Pero esta gente ya no se sentía como si fuera su manda. Ella no sabía cómo procesar eso. Ella todavía se sentía conectada con ellos, pero eso hacía que su piel se pusiera de gallina. Era como si sus huesos estuvieran rechazándolo, tratando de expulsar la enfermedad que era el enlace de la Garra de Hielo.

    Sus ojos se revolotearon para cerrarse, sus parpados pesados. ¿Están hinchados o llenos de sangre? Nunca puñeteramente lo sabré. Porque ellos solo me van a licuar sin siquiera darme una oportunidad de defenderme.

    Ella quería gritar y hacer demandas, y hacer un berrinche…pero no tenía fuerzas. No había fuerzas en ella para luchar. Todo lo que había logrado era mantenerse viva de algún modo. Ella se curaría. Lo más seguro es que ellos la volverían a golpear, pero lo menos sanaría entre cada golpiza para vivir.

    Quizás, vivir el suficiente tipo para hacer que alguien la escuchara.

    Ashelin no era ese alguien.

    - ¿O eres solo otra de las amigas de Isaiah, huh? - La pelirroja le dijo en tono burlón. -Tomas su símbolo y los vistes cerca de ti, ¿Te lavó el cerebro para que fueras una pequeña esbirra de él para hacer lo que él te diga? ¿Pensaste que él vendría por ti algún día? ¿Qué te daría palmaditas en la cabeza y te diría lo buena chica que has sido? -

    La cabeza de Daphne salió volando hacia un lado al recibir una viciosa bofetada, pero las palabras que estaban dando vueltas en su cerebro eran peores, peores que

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