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El canto de la golondrina
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El canto de la golondrina
Libro electrónico187 páginas2 horas

El canto de la golondrina

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Tras la publicación de su primera novela y dada las repercusiones generadas por esta, el autor continuó la historia con El canto de la Golondrina una obra que si bien retoma una parte de la novela anterior posee su impronta. 
 

El relato transcurre en un momento atravesado por revoluciones, revueltas, luchas a nivel internacional. Y en medio de este escenario, en una Argentina convulsionada y sacudida por una extrema violencia política, la de la década de los cincuenta, una mujer intenta sobrevivir no solo a una realidad transida por el dolor y el temor de un país cada vez más complejo sino al agobio y a la monotonía de un matrimonio infeliz y una vida vacía, sin objetivos. 
 

La única solución posible será salir a buscar "su propósito" y lo encontrará en una revolución que si bien no le pertenece, le proporcionará ese sentido que tanto anhela.  
 

Justamente será ese camino la que la llevará a atravesar el germen de la revolución cubana en compañía del "Che" y de Fidel Castro. 
 

Contexto histórico 
 

Un grupo de jóvenes revolucionarios, autodenominados "Generación del Centenario" y liderados por Fidel Castro, decididos a derrocar a Fulgencio Batista (dictador de facto entre 1952 y 1959 en Cuba) , intentaron tomar el  Cuartel Moncada  y el cuartel Carlos Manuel de Céspedes en 1953, pero fracasaron en el intento. Batista logró frenar esta revuelta, los enjuició y envió a prisión.  Tras casi dos años de estar privado de su libertad, Fidel Castro y sus compañeros fueron liberados a través de una amnistía. Estos no demoraron mucho en constituir el M-26-7, un movimiento para derrocar al dictador. Se dirigieron a México para reorganizarse y establecer conexiones con aliados que fueran afines a la causa.   En 1956, junto con un grupo de guerrilleros entre los que estaba Ernesto Guevara zarparon en el Granma hasta encallar en los manglares Playa Las Coloradas, Cuba. Desorientados y dispersos no pudieron de inmediato cumplir sus planes por lo que debieron refugiarse en Sierra Maestra.  Es allí donde El canto de la Golondrina alcanzará su clímax y un desenlace completamente inesperado.  

IdiomaEspañol
EditorialAngel G
Fecha de lanzamiento3 mar 2022
ISBN9789878835853
El canto de la golondrina
Autor

Angel G

Ángel G:. Fernández es un escritor latinoamericano nacido el 03 de marzo de 1987 en Esperanza, un pueblo de obreros en las afueras de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina.  Los veranos de su infancia los pasó acompañando a sus abuelos maternos en Candelaria, un municipio alejado de la capital misionera, en donde adquirió especial gusto por las historias narradas por su abuelo sobre las leyendas guaraníes y los "Cuentos de la Selva", de Horacio Quiroga, los cuales le leía su abuela cada noche antes de dormir.  Fueron aquellas narraciones y el contacto estrecho con la naturaleza, lejos de la contaminación tecnológica, donde comenzó a los doce años a recorrer el sendero de las letras y a darle vida a cuantiosas narraciones y ensayos literarios, tales como "Rambo Ratón", "El auto vampiro", y otros tantos poemas, muchos intentando revivir las coplas caballerescas de los antiguos trovadores medievales.  Sus relatos se caracterizan por tener una magia especial que transforma situaciones cotidianas en escenas pobladas de fantasías.  Ha sabido encontrar sus primeras inspiraciones en diversos autores latinoamericanos, tales como Gabriel García Márquez y Antonio Skármeta.    Siendo un gran aficionado al periodismo, a la historia y a la filosofía, ha trabajado durante años en la manera de combinar aquello con sus trazados literarios, a fin de poder otorgarle al lector algo más que una simple narración. Fue así que nació su primera novela titulada Instinto de Supervivencia, publicada en marzo del 2016, en conmemoración de los cuarenta años del inicio del último gobierno militar en Argentina. Esta novela ha sido traducida y publicada en inglés en 2018. Posteriormente, en 2019, y con el mismo espíritu literario e histórico, “dio a luz” El Canto de la Golondrina. 

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    El canto de la golondrina - Angel G

    Crítica de El canto de la golondrina, por Ediciones Colibrí, Madrid, España.

    Historia narrada bajo las circunstancias y cambios importantes que ocurrieron en Argentina, durante el período de los Perón y posterior dictadura. Cuya protagonista Edith una mujer cuya vida es marcada por los acontecimientos, que le irán surgiendo en el terreno personal, así como en el amor, por querer saber y actuar en consecuencia para con su persona, a un nivel interior existencial, preguntándose que la depara la vida, por haber nacido y crecido en un país como el suyo en este caso Argentina. Que al ser hija de un almirante de la marina y criarse con todo lo que la época enrolaba alrededor del machismo y poca visión hacia la mujer, sin apenas derechos, decide cambiar empezando por ella misma, para exteriorizar lo importante que llega a ser, lo que es uno mismo para así, saber para qué y por qué llegamos a este mundo, cual es nuestra misión o destino y ser consecuente con el, asumiéndolo con valentía y coraje, incluso a llegar a dejar atrás todo tipo de convencionalismo o confort. Así es como Edith nos muestra su vida, teniendo como telón de fondo a personajes tan importantes como Frida Kahlo o el mismísimo Che Guevara, cuyas vidas se cruzan en sus respectivas adolescencias y cuyo mensaje años después le llega con una noticia procedente de México, cuya portada fue la anunciada muerte de la famosa Frida Kahlo, lo que su decisión y planteamiento la llevaría a realizar lo que nunca pensó que pudiera llegar a hacer.

    Esta novela motiva a plantear lo que en nuestro entorno y comportamiento, nos atañe hasta el punto de reaccionar a tiempo y así poder dejar un futuro mejor, que el presente que vivimos, pero no solo eso, si no lo antigua que es la idea de querer mejorar y el tiempo que se tarda en hacer, incluso llegando a ser generaciones, para ver cambios notorios y que aún así, lo veamos como algo rutinario cuando debe de ser extraordinario, por todo lo que conlleva el sacrificio y la constancia de que así sea. Mensaje que por mucho que ignoremos siempre estará ahí, queriéndonos decir lo vital de la circunstancia o procedimiento que conduce como tal a la libertad.

    Edith, lucho por su condición, pero sobre todo por llegar a ser quien quiso ser, elegir libremente su decisión y dejar huella para con su primogénita para así dejarle un mundo mejor.

    Resalta también algunas publicaciones de la época cuyas fotografías, aparecen los líderes tanto de la política como de resistencia o guerrilla, que junto con las viñetas tan originales de presentar cada capítulo no deja indiferente al lector por tan buena elección.

    De lectura rápida, nos traslada a entender y sobre todo a sentir, lo que el personaje vive en primera persona, teniendo en cuenta que para la época, era difícil destacar o improvisar tratando de ser una mujer, cuya voz y voto no contaba para nada, y que poco a poco va tomando relevancia, así como el empuje que por parte de padre, la lleva a defender lo que siente al sentirse compatriota empatizando con las circunstancias que poco a poco la van poniendo a prueba, para llegar al punto clave de su historia y poder contárnosla como la vive, a través de recuerdos y tiempos revueltos, que en su época tuvo que lidiar, tanto el ambiente familiar en su infancia, así como en la decisión de a quien amar y bajo a que precio, y sobre todo para destacar la igualdad entre hombres, resaltando la figura principal de la mujer en la sociedad, hace reflexionar por lo que aún nos queda por hacer y defender así como, no desvalorar el terreno ya ganado, ampliando nuevos caminos para conseguirlo.

    De forma directa nos habla de la reivindicación de la mujer y la importancia que suma para con la sociedad.

    Sin duda una de las muchas historias, que como dijo Edith;

    A donde irá veloz y fatigada la golondrina que de aquí se va. ¡Oh, si en el viento se hallara extraviada, buscando abrigo y no lo encontrará! Junto a mi pecho hallará su nido en donde pueda la estación pasar. También yo estoy en la región perdida ¡Oh, cielo santo! Y sin poder volar. Dejé también mi patria adorada, esa mansión que me vio nacer. Mi vida es hoy errante y angustiada y ya no puedo a mi mansión volver. Ave querida, amada peregrina, mi corazón al tuyo estrecharé. Oiré tus cantos, bella golondrina, recordaré mi patria y lloraré".

    info@edicionescolibri.com

    @ediciones_colibri

    A mi pequeña princesa

    "Cada tic-tac es un segundo de la vida que pasa, huye,

    y no se repite. Y hay tanta intensidad, tanto interés, que el

    problema es sólo saberla vivir. Que cada uno resuelva como pueda".

    Frida Kahlo

    Chalco, México, 23 de noviembre de 1956

    Mi pequeña:

    Lamentablemente no puedo decirte qué hago tan lejos de casa, y aunque intentara explicártelo, sé que no podrías entenderlo, no al menos por ahora. ¡Es que aún sos tan pequeña, mi dulce princesa! Solo puedo contarte que estoy enfrentando mi propio destino.

    Supongo que en estos momentos estarás enojada conmigo por no tenerme a tu lado, pero ojalá que, cuando puedas comprender por lo que lucho, te sientas inmensamente orgullosa de mí.

    Te prometo que cuando regrese, iremos a conocer el mar tal como lo habíamos planeado. Pero hasta entonces, quiero pedirte algo... quiero que me prometas que, sin importar lo que la sociedad trate de imponerte, nunca dejarás de pelear por tus sueños, tus ideales, tu esencia.

    El destino te cargó con el gran peso de nacer mujer dentro de un mundo manejado por hombres. Ellos te preferirán sumisa, socialmente correcta, elegante, pero no lo permitas. Nunca dejes que te digan cómo debés actuar y qué debés hacer. Tu vida es únicamente tuya, es de tu propiedad, así como tu cuerpo. No estás en deuda con nadie, ni con nosotros, ni con tus futuros novios, ni con Dios.

    Jamás te preocupes por el qué dirán, porque lo único que debe interesarte es aquello que a vos te haga feliz. Tenemos una sola vida, y lo fundamental es hacer lo que nos brinde felicidad.

    Quiero que sepas que me siento infinitamente orgullosa de vos, y, realmente, deseo con todo el corazón, que algún día vos también te puedas sentir orgullosa de mí.

    Te amo con toda mi alma.

    Casi sin poder abrir los ojos y todavía desperezándome, bajo las escaleras procurando no hacer ruido. Ellos duermen.

    El día promete ser uno más del montón.

    De pronto, reparo en un sobre en el suelo frente a la puerta. En el dorso se ve: México. Ciertamente me sorprende. Solo sé de una persona que se encuentra allá, pero no existen motivos para que nos envíe una carta. Abro el sobre. Dentro hay un trozo del diario El Informador. El titular me hiela la sangre.

    El sepelio de Frida Kahlo

    [1]

    Alas doce horas, bajo una lluvia pertinaz, el féretro conduciendo los restos mortales de Frida Kahlo [2]  fue sacado del vestíbulo de Bellas Artes para ser conducido hasta el Panteón Civil, donde se realizaría su última voluntad de ser incinerada.

    El cortejo fúnebre fue encabezado por Diego Rivera[3], el ex presidente Lázaro Cárdenas, su hijo Cuauhtémoc, el Director de Bellas Artes y otras personas, avanzando a pie hasta el caballito, para allí abordar vehículos y trasladres al panteón, a donde llego a las trece horas y media.

    De este lugar fue sacado el cuerpo, ataviado con un traje tehuano, colocándose en la parrilla crematoria. La cabeza, de tipo helénico, lucía trenzas mexicanas al quitarle el resplandor que corona el huipil tehuano.

    Se le despojó de joyar y adornos, y a las catorce horas las cadenas de la parrilla crematoria chirriaron para introducir el cuerpo en la hoguera.

    Todos los presentes se retiraron, por órdenes del cremador, pero antes hablaron despidiéndose de ella el doctor Andrés Iduarte, Carlos Pellicer, Adeilna Zendejas y Juan Pablo Haiz, quienes exaltaron los altos valores artísticos y morales de la desaparecida.

    El Corrido de Cananea acompañó ocn sus notas, cantadas por la mayoría de la concurrencia, la entrada del cuerpo al horno. Dos horas bastaron para que éste fuera totalmente incinerado, recogiéndose las cenizas en una redoma de barro oaxaqueño, que fue entregado por la administración del cementerio a Diego Rivera, terminándose así esta ceremonia mortuoria, que recordó algo los antiguos ritos mexicanos.

    CAPÍTULO I

    –¿E stás bien, mami? –Su tierna vocecita me toma por sorpresa y me arranca de mi abismo interior. ¿Cómo puedo hacerle entender a una criatura de siete años la complejidad de mis pensamientos ante un hecho tan doloroso? Si siempre le negué tener mascotas por no saber cómo explicarle el significado de la muerte, llegado el momento, ¿cómo podría transmitirle que siento que mi alma se estruja lentamente ante la noticia del fallecimiento de una mujer que representó para mi ser un faro de luz en una noche tormentosa en ultramar? ¿Cómo podría explicarme a mí misma la extraña situación en la que me encuentro?

    Mientras mis pensamientos se entremezclan angustiosa y desordenadamente, su carita semiachinada continúa observándome. Ella aguarda una respuesta. Tiene el pijama arrugado, sus cabellos enmarañados y sus ojos a medio abrir. Se me acerca y extiende sus brazos para que la alce y la abrace. Como para empeorar la situación, sus brazos cálidos y sinceros me sumergen más en la tristeza y la nostalgia. Indefectiblemente, las lágrimas comienzan a brotar.

    Separa su cabeza de mi hombro y con las mangas de su pijama seca mi rostro y el de ella, que está humedecido por mis lágrimas.

    –No llores mami, vas a estar bien, yo te voy a cuidar –dice y me vuelve a abrazar.

    Sin lugar a duda, son unos engendros enviados por el mismísimo demonio para lastimarnos dulcemente con sus pequeños actos sinceros y puros. Cómo me gustaría que fuera niña por siempre, que no perdiera jamás esa inocencia y fantasía que domina su espíritu. Veo mucho de mí en ella. Odiaría que tuviera que pasar por todas mis experiencias y que se termine convirtiendo en lo que soy. Si bien me reconforta saber que está creciendo fuerte y sana dentro del seno de una familia que la ama, me preocupa el mundo en el cual va a crecer.

    Si me hubiesen preguntado, creo que nunca la habría traído a este mundo enfermo en el cual la mujer solo es un accesorio masculino. Si hubiera tenido alternativa, por más cruel que suene, no la habría tenido, al menos no tan tempranamente.

    –Edith, ¿por qué estás llorando? –pregunta Salvador, preocupado. Tiene todo el aspecto de un ebrio madrugado. Su calzón largo, su barriga prominente, su aspecto descuidado.

    –Por nada –respondo fríamente.

    –¿Por nada? ¿Ahora llorás por nada? –La interroga malhumorado. Repentinamente cambia su tono y continúa hablando más calmado–. Por favor, contame.

    –Te dije que no pasa nada, y no empieces a fastidiar que es muy temprano. Vení Mariel, vamos a preparar el desayuno.

    En otras circunstancias, le habría contado con detalle lo que me sucedía, pero aunque me sienta mal por responderle así, me sale contestarle de ese modo porque no estamos bien. Yo no estoy bien. Durante mucho tiempo traté de ser feliz con él, pero simplemente no fue ni es posible. Durante años deseé sentir por él lo mismo que él siente por mí, pero ¿Cómo se puede obligar al corazón a enamorarse de alguien?

    ¿Cuántas historias de desamor existen en este mundo? Personas que persiguen un amor de ensueño, un amor imposible, un amor juvenil. Gente que vive en una fantasía o que pasa toda su vida sin emoción, sin pasión, sin nada. Creo que si pudiéramos elegir enamorarnos del que nos ama, en lugar de aquella que nunca nos querrá, todos viviríamos en una

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