Ángeles Caso (Gijón, 1959) se pregunta cómo es posible que en el libro , del conocido y respetado historiador de Arte británico Ernst Gombrich, no esté incluida ninguna mujer. La obra, que data de 1950, se considera el gran manual jamás escrito sobre esta materia y ha sido traducido a 34 lenguas, pero parece que hasta finales del siglo XX ninguna mujer cogiera un pincel. Cansada del borrado que se les ha hecho a muchas mujeres, la consolidada periodista yescritoraregresacon , un libro que nos desvela a las grandes mujeres creadoras de los siglos XVIII y XIX que quedaron en la sombra. Me parece fundamental. Yo llevo muchísimos Hay que hacer un trabajo muy serio que implicase tanto al Ministerio de Cultura como a la sociedad en general. Que los propios padres y madres exijan en los colegios que formen a sus criaturas de otra manera, en otro relato que sea más veraz y no en esa ficción, porque eso es lo que es, un cuento. Existe una gran responsabilidad por parte de las editoriales que hacen los libros de texto, del Ministerio, de las Consejerías de Educación de cada comunidad autónoma, de los directores de los colegios, de los profesores, pero también de la sociedad en su conjunto para decir que ya está bien. Tengo la suerte de hablar cuatro idiomas, a parte del español: inglés, francés, italiano y portugués. Cuando terminé la carrera en 1981 con esa idea de que no ha habido mujeres creadoras, de la que yo dudaba, empecé a leer los primeros estudios de género de artistas que se estaban haciendo en Estados Unidos y poco después en Francia. Viajaba mucho y me venía con las maletas cargadas de libros de tiendas, de museos… Todo lo que tratara de mujeres me lo iba trayendo hasta que llegó Internet y entonces seguí comprando mucho libro allí. Eso me ha permitido a lo largo de los años ir documentándome, seguir explorando y, a la hora de escribir este libro que me fuera más fácil tirar de todos esos hilos. He hablado con museos de todo el mundo y me encanta ese trabajo de detective. Creo que todavía sigue siendo cierta, aunque con el paso de los años se ha mejorado mucho. Pienso en mí misma y estoy segura de que mi vida habría sido muchísimo más fácil si me hubiera llamado Ángel en vez de Ángeles. Aunque también me habría perdido muchísimas cosas maravillosas que he tenido que he podido vivir por el hecho de ser mujer: ser hija, ser amiga, ser madre, ser tía…
