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Un nuevo pensamiento universal
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Libro electrónico1063 páginas11 horas

Un nuevo pensamiento universal

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"Quizás, el título de este libro le sugiera a los lectores la exposición de cierto vaticinio filosófico - religioso, relacionado con la horripilante destrucción apocalíptica de todo cuanto existe alrededor nuestro y la creación inmediata de una nueva realidad. Por otro lado, en el mejor de los casos, podría sugerir la extensa y fastidiosa redacc

IdiomaEspañol
Editorialibukku, LLC
Fecha de lanzamiento7 mar 2022
ISBN9781685740801
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    Un nuevo pensamiento universal - Jesús Sardá Chávez

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    UN NUEVO PENSAMIENTO UNIVERSAL

    Jesús Sardá Chávez

    Reservados todos los derechos. No se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

    El contenido de esta obra es responsabilidad del autor y no refleja necesariamente las opiniones de la casa editora. Todos los textos e imágenes fueron proporcionados por el autor, quien es el único responsable por los derechos de los mismos.

    Publicado por Ibukku

    www.ibukku.com

    Diseño y maquetación: Índigo Estudio Gráfico

    Copyright © 2021 Jesús Sardá Chávez

    ISBN eBook: 978-1-68574-080-1

    Índice

    Prólogo

    Introducción

    Capítulo1

    Origen filosófico-religioso y social de las nuevas ideas

    Generalidades

    Postulados omniversalistas

    Bibliografía.

    Capítulo2

    Premisas lógico-físicas y lógico-matemáticas

    Generalidades

    Elementos básicos de la mecánica omniversalista.

    Otras aplicaciones de la mecánica omniversalista.

    Análisis de los atractores extraños para la obtención del punto material absoluto.

    Las cuerdas son sólo vectores formales geométricos del comportamiento de las partículas puntuales materiales.

    Modelo sigma.

    Energía piramidal y teoría fotofénica.

    El origen de la vida y el caos.

    Unificación de las interacciones omniversales.

    Bibliografía

    Capítulo 3

    Enfoque omniversalista de los aspectos psicosomáticos y sociales del hombre.

    Análisis de los procesos biológicos por medio de la mecánica omniversalista.

    Control central de las funciones autónomas:

    La teoría fotofénica como fundamento de las funciones corticales superiores más complejas del cerebro humano.

    La sociedad humana como un organismo vivo superior con una esencia fotofénica.

    Bibliografía

    Capítulo 4

    Análisis del proceso evolutivo de las especies según algunos principios omniversalistas fundamentales

    Generalidades.

    La evolución de la vida en la Tierra.

    Teorías científicas acerca de la evolución.

    Las críticas científicas.

    Criterios omniversalistas acerca de las evidencias del proceso evolutivo.

    Visión holística omniversalista sobre los principales elementos concernientes a las evoluciones molecular, de los reptiles y del ser humano.

    Nueva hipótesis para intentar explicar de una manera más axiomática el origen de las especies y la evolución de la diversidad.

    La síntesis evolutiva moderna solamente permite explicar las transformaciones que dan origen a las subespecies.

    Aplicación de la mecánica omniversalista a la teoría del equilibrio puntuado o interrumpido y a la evolución cuántica.

    Evolución de las especies, religión y teoría fotofénica.

    Bibliografía

    Capítulo 5

    Enfoque omniversalista de algunos aspectos abordados por la cibernética

    Fundamentación booleana del algebra binaria matricial omniversalista.

    Sistema informático matricial omniversalista.

    Soporte electroquímico matricial de información.

    Posible inteligencia artificial autoconsciente.

    Visión futurista del androide semiorgánico omniversalista.

    Bibliografía

    Capítulo 6

    Concepción omniversalista sobre la existencia de vida extraterrestre inteligente

    Generalidades

    Posible evidencia histórica de la presencia extraterrestre en nuestro mundo.

    Algunas consideraciones acerca de los avistamientos y encuentros cercanos contemporáneos.

    Nociones omniversalistas sobre el posible dominio de la tecnología fotofénica por seres extraterrestres mucho más avanzados que los humanos.

    Visión futurista del desarrollo de la tecnología fotofénica necesaria para establecer comunicación con posibles inteligencias extraterrestres.

    Bibliografía

    Capítulo 7

    Interpretación omniversalista de los fenómenos paranormales

    Generalidades.

    Fundamentación fotofénica de los fenómenos paranormales.

    Una propuesta investigativa analítica para intentar demostrar la existencia de los fenómenos paranormales.

    Posible diseño de una investigación cuantitativa analítica para intentar verificar la transmisión paranormal de información.

    Posibles aplicaciones prácticas de los fenómenos telepáticos, de psicoquinesis, experiencia extracorporal y percepción extrasensorial en un futuro próximo.

    Bibliografía

    Capítulo 8

    Esbozos de una nueva concepción filosófica – meta-científica

    La filosofía omniversalista como nueva tendencia del saber humano

    Sistema socioeconómico omniversalista.

    Bibliografía

    Capítulo 9

    La nueva visión en el marco actual de la ciencia contemporánea

    Bibliografía

    Capítulo 10

    Perspectivas en las aplicaciones prácticas

    El motor fotofénico.

    Aplicaciones generales.

    Otros proyectos omniversalistas.

    Diseño omniversalista.

    Aplicaciones especiales.

    Bibliografía

    Prólogo

    Siempre he concebido a la humanidad como un organismo vivo, dotado de una inteligencia global, que puja por conservar su existencia, nutriéndose de la energía e información aportada por cada uno de sus individuos.

    La información que ofrecemos a los habitantes de nuestro mundo es procesada por ellos y transformada en conocimiento validado (tesis aprobada) o invalidado, que luego utilizamos en un proceso de retroalimentación para producir más información. De esta manera, un ser humano aislado del resto de la sociedad no posee sentido existencial, ni siquiera en forma individual, únicamente sería un poco de energía e información mal gastada.

    Por esta razón, he decidido mostrarle a la humanidad toda una serie de nuevas ideas que han surgido en mi mente en los últimos 15 años, como resultado de la integración de una enorme cantidad de conocimientos acumulados hasta el momento y la imperiosa necesidad de dar solución a los problemas científicos actuales.

    Aunque estas ideas son expuestas con plena conciencia de que aún constituyen conocimientos pendientes de validación, no es mi pretensión imponerlas a priori bajo un velo metafísico, sin la indefectible comprobación experimental. En este sentido, sólo presento a los lectores una propuesta de varias teorías científicas, que a mi modo de ver, por su carácter axiomático, deben ser acogidas con la adecuada seriedad, para poder dedicarles el tiempo de estudio y verificación necesarios. Es cierto, que para realizar el análisis lógico de los diferentes fenómenos, eventos y procesos, en la mayoría de los casos, se emplearon estados e interacciones materiales que se encuentran fuera del alcance de los instrumentos de medición y experimentación utilizados en la actualidad para la investigación científica, pero estoy seguro, que en un futuro no muy lejano, las propias aplicaciones prácticas que se proponen a partir de estas nuevas ideas serán las encargadas de validarlas.

    Yo sé que es realmente difícil aceptar consideraciones teóricas aparentemente simplistas, como es el caso de la concepción del parámetro trans-geométrico y la teoría fotofénica, que intentan emerger entre las colosales propuestas de la física teórica actual, haciendo uso de un aparato lógico-matemático muy transparente y directo, exento de las discordantes notas del cálculo infinitesimal en nuestra ultra-dimensión relativa.

    En casi todos los aspectos tratados en esta publicación, las expresiones algebraicas que modelan determinado fenómeno son el producto de profundas abstracciones lógico-físicas y geométricas, siendo moderado el uso de deducciones formales lógico-matemáticas, que en algunas ocasiones son engañosas y nos conducen a la formulación de teorías basadas en supra-formalismos, capaces de modelar el comportamiento de un objeto o fenómeno, pero no su esencia o forma real.

    Espero que las teorías expuestas en este libro contribuyan de alguna manera a la elucidación de los «problemas científicos actuales» más importantes, y que sean acogidas por la comunidad científica internacional o cualquier otro interesado con la prudencia que requiere toda información novedosa, pero también con el debido optimismo para garantizar su posterior desarrollo.

    Dr. Jesús Sardá Chávez.

    Introducción

    Quizás, el título de este libro le sugiera a los lectores la exposición de cierto vaticinio filosófico – religioso, relacionado con la horripilante destrucción apocalíptica de todo cuanto existe alrededor nuestro y la creación inmediata de una nueva realidad. Por otro lado, en el mejor de los casos, podría sugerir la extensa y fastidiosa redacción de una trivial novela de ciencia ficción. Felizmente, estos temas no constituyen el eje central de este trabajo, aunque es necesario reconocer que en determinadas ocasiones se consideran algunas cuestiones apocalípticas, pero son analizadas desde un punto de vista diametralmente opuesto al referido anteriormente.

    En realidad, la presente obra puede calificarse, con bastante aproximación, como un resumen biográfico, donde se exponen las principales condiciones que me condujeron a dilucidar un fascinante universo de nuevas verdades, que en mi opinión, constituyen la piedra angular para alcanzar un grado de desarrollo muy superior al actual en la vertiginosa evolución científica-tecnológica de la humanidad.

    La noción sobre la verdad y su carácter relativo, bajo un enfoque analítico objetivo, ocupo una buena parte de mi pensar desde muy joven. La interrogante que más afinidad tenía con mi laberíntico proceso psicológico, era la siguiente: ¿existe otra verdad que no sea la de ver, sentir y percibir (reflejar en nuestra conciencia) los objetos y acontecimientos de nuestro mundo real, sin rechazar la convicción de que todo lo que es real tiene que tener como condición necesaria una constitución material? Esta interrogante se convirtió en un verdadero tormento durante toda mi juventud. Hasta que un feliz día, propiciado por una grave enfermedad que me mantuvo encamado durante tres meses, ocurrió algo totalmente inesperado, mientras estaba observando una imagen del corazón de Jesús que se encontraba frente a mi cama; de repente comenzó a surgir en mi mente un dilema esencial, que se transformó sin lugar a dudas en la base fundamental para el desarrollo de una nueva lógica, la cual me ha permitido demostrar axiomáticamente la existencia de una realidad que difiere de la nuestra, especialmente en el orden de ocurrencia de los acontecimientos, y en un soporte material constituido por interacciones diferentes de las que ordinariamente conocemos. Este dilema archiconocido entre el bien y el mal, me permitió reflexionar sobre estados existenciales extremos, imposibles de abordar en el marco de esta publicación.

    Luego de cuatro años de trabajo teórico–práctico intenso, pude finalmente lograr el diseño de un medio de estudio casi ideal, que más adelante haremos algunas observaciones sobre sus cualidades y los posibles campos de aplicaciones del mismo. Pero a pesar de la evidente funcionabilidad de este artefacto (pues en el año 1998 se logro armar un prototipo con piezas a base de duraluminio, que aunque sólo pudo reducir la mitad de su propio peso, demostró su capacidad para levitar) jamás se ha podido construir con rigurosidad, debido a la carencia constante de los recursos necesarios. Esta es la causa de la aceptación reservada que han tenido hasta el momento los profesionales que me rodean. Hablando en términos filosóficos, están convencidos síncategorematicamente, en otras palabras, su convicción no es real, está sustentada sobre consideraciones superfluas. Ellos opinan que todo lo que he podido descubrir y concebir puede ser posible, no porque entiendan la lógica de mis argumentos, sino por mi demostrada capacidad (según sus criterios) para desarrollar otras cosas muy difíciles. Pero no debemos culparlos, pues ellos, al igual que la totalidad de los humanos y de todo lo que existe alrededor nuestro, somos víctimas de lo que comúnmente he denominado la prisión de nuestra ultra-dimensión relativa.

    En efecto, cada una de nuestras convicciones están mediadas por un puente objetivo, establecido entre los objetos y fenómenos del mundo real (capaz de actuar sobre nuestros órganos sensoriales e impresionarlos) y las funciones psíquicas superiores de cada ser humano. Este mecanismo posee además una proyección social, que puja con mucha fuerza sobre nuestras decisiones individuales.

    Para alcanzar la convicción categórica de la existencia real de cada uno de los acontecimientos que tienen lugar en nuestro "universo", es indispensable asimilar con carácter obligatorio el determinismo que nos impone la realidad objetiva en el proceso lógico-cognoscitivo. Es conocido por todos, que este proceso rige indubitablemente la conducta de todo ser vivo, y en especial la del ser humano, debido, en gran parte, a su estado autoconsciente, capaz de usar eficazmente el reflejo de la realidad objetiva en la toma de decisiones.

    Lo anteriormente señalado, revela de manera palpable la génesis del rechazo que ha surgido en la gran mayoría de los hombres de ciencia hacia los temas considerados como paranormales, «siendo éstos abordados únicamente por paraciencias carentes de un método de estudio apropiado».

    La principal deficiencia de esas paraciencias en su metodología de estudio, radica en la inexistencia de un objeto de estudio sistemático (que se presente en forma constante o al menos en períodos conocidos) durante la experimentación, lo cual hace irreproducibles sus ensayos.

    Pero inequívocamente, la causa determinante del fracaso de las paraciencias en el intento de estudiar los fenómenos extraordinarios que acontecen en nuestro universo, es precisamente la aparente naturaleza no material de estos fenómenos, que los excluye de manera casi total de nuestra realidad objetiva.

    Con respecto a este último aspecto, es bueno aclarar, que el carácter objetivo de «nuestra realidad» queda definido por todo lo que podemos ver, sentir y percibir, aunque sea en forma indirecta.

    Durante la formación de una convicción categórica de los acontecimientos y fenómenos que suceden en el "universo conocido", se requieren innumerables elementos concretos, que partiendo siempre de la realidad objetiva interactúen con nuestros recursos psíquicos. Esto únicamente es posible mediante la intervención del determinismo biológico, es decir, de un mecanismo tangible que comienza a nivel de los «receptores corporales» y culmina con las asociaciones producidas por las complejísimas interacciones electroquímicas que tienen lugar en nuestro cerebro.

    Pero contrariamente a ese claro y explícito proceso, existen momentos en que podemos resolver el problema de la verdad acudiendo a mecanismos intuitivos, capaces de generar en determinadas ocasiones ideas que aparecen como presentimientos. Estos últimos, en su gran mayoría, permiten vislumbrar la realidad futura con una precisión que supera con creces los métodos probabilísticos utilizados en la ciencia con el mismo propósito, y tienen un origen idéntico al de aquellos que nos conducen a la creencia o fe en la existencia de un Ser Pensante Supremo, conformado por toda la realidad que podemos sentir y observar, pero también, por otra realidad que muy pocos hemos tenido el privilegio de percibir mediante los denominados mecanismos extrasensoriales.

    Sin embargo, a ningún ‘científico respetable’ se le ocurriría exponer un método basado en presentimientos para tratar ciertas enfermedades, obtener un nuevo tipo de energía, o alcanzar la velocidad de la luz con determinado artefacto. Esta actitud negativa respecto a los fenómenos paranormales tiene su origen en la imposibilidad que ha tenido el hombre común de captar una realidad que se presenta como inexistente, debido a su imperceptibilidad directa o indirecta.

    Sobre la base de los argumentos anteriores se puede definir la intuición como un proceso que se desarrolla por medio de mecanismos inductivos – deductivos, pero a un nivel muy elevado de la conciencia, donde intervienen elementos aportados por nuestra realidad objetiva integrados con elementos que nos llegan desde una realidad no objetiva. Esta realidad, a pesar de mantenerse insensible a nuestros órganos sensoriales, no deja de tener una constitución puramente material, y representa una gran parte desconocida de lo que podríamos designar con el nombre de omniverso.

    El término universo (del latín universus) usado convencionalmente para definir ‘el conjunto de todas las cosas existentes’ (espacio, materia, energía y tiempo), se refiere específicamente a la realidad objetiva, o a lo que podría denominarse ultra-dimensión (más allá del concepto dimensión) relativa, que es finita, y se puede modelar como un sistema cerrado compuesto por materia y energía inmersa en el espacio – tiempo. «Aunque actualmente los cosmólogos (físicos,astrofísicos y teóricos) especulan que el "espacio comóvil" observable (nuestro universo) es sólo una parte de todo el espacio existente(mucho más grande que el "universo observable"), no se ha podido deducir ni modelar la estructura y el comportamiento dinámico, al nivel más esencial, de todo lo que existe, para explicar de manera coherente el surgimiento y destino de la materia y el espacio». Es por esto, que en el marco de las nuevas ideas, se propone el novedoso término omniverso, compuesto por el prefijo procedente del latín omni, que significa abarcar todo, y la palabra verso del latín versus, que en su forma original significa hacia, indicando el sentido de una acción (o un recorrido) de ida y vuelta es decir, que el término omniverso hace referencia a la intensión de abarcar todo lo existente, definiendo de esta manera, el conjunto formado por ambas realidades (o ultra-dimensiones relativa y absoluta). Por lo cual, las denominaciones concernientes a las características generales del omniverso llevarán el prefijo omni - en este trabajo.

    Con el propósito de abordar la parte desconocida del omniversoasociada a la realidad no objetiva, según se había referido anteriormente, fue necesaria la elaboración de un nuevo aparato lógico-matemático que permitiera modelar no sólo el soporte material de la misma, sino además, las interacciones materiales infrasubelementales y el efecto dinámico general determinado por estas últimas. Estos elementos puramente teóricos, unidos a una recreación lógico-física del problema, permitieron concebir la estructuración técnica de un artefacto que ofreciera la posibilidad de convertir en una tesis comprobada desde el punto de vista objetivo todo el aparato teórico elaborado.

    La presente publicación posee un marcado carácter divulgativo del intenso proceso de formación de las teorías señaladas, desde su origen primario (en el ámbito social-religioso) hasta el reconfortante pronóstico del advenimiento de un nuevo pensamiento científico–filosófico, que con toda seguridad, va a constituir un requerimiento esencial para abordar adecuadamente las acciones futuras encaminadas a conquistar los imbricados e inescrutables caminos (hasta el momento) de nuestro infinito omniverso.

    Algunos de los aspectos analizados, pudieran parecer, bajo un examen superficial, especulaciones imaginativas fundamentadas sobre presunciones fantasiosas (‘apócrifas’), como por ejemplo, la consideración del pensamiento humano como un proceso cerebral que no sólo tiene una génesis material, sino además, que existe como un ente material, con capacidad para propagarse en el espacio e interactuar de esta forma con muchos otros fenómenos omniversales desconocidos hasta el momento. Este y otros aspectos, serán abordados de manera que el lector pueda percatarse fácilmente del fundamento real de esos planteamientos, sin llegar nunca, claro está, al análisis total de los innumerables elementos que se tuvieron en cuenta durante el extenso proceso de depuración lógica utilizado para desarrollar estas nuevas ideas. Sin embargo, ese complejo proceso lógico fue el responsable del descubrimiento teórico de una partícula infra-sub-elemental (o sub-fotónica), que he tenido el atrevimiento de ponerle por nombrefotofénix, en honor a la creación, y a que en mi opinión es el ‘sustrato material básico’ (al nivel más esencial) de todo cuanto existe y acontece en nuestro omniverso.

    La noción fotofénica de la existencia material del omniverso objetivo y el no objetivo, será el instrumento fundamental para desarrollar el análisis de los objetos, fenómenos y acontecimientos de ambas realidades. Según mi criterio, la teoría fotofénica, de la cual sedarán más detalles en los próximos capítulos, posiblemente constituye el único vehículo para salvar el gran abismo existente en el conocimiento humano entre la parte objetiva y la no objetiva del omniverso, aportando las herramientas teóricas esenciales para la elaboración de una teoría única, "que nos permita abordar el estudio de cualesquiera objeto o fenómeno omniversales desde la posición objetiva en que nos encontramos.

    El intento por brindar a los lectores una exposición lo más didáctica posible dentro del ámbito divulgativo, indujo la preparación de unesquema ordenado de redacción, que abarca desde el origen filosófico–religioso y social de las nuevas teorías hasta sus aplicaciones futuras, sin pasar por alto las diferentes premisas del conocimiento científico que condujeron a su aparición ni las propiedades especificas que tienden a ubicar su estudio en un campo del saber humano con carácter propio.

    El tema que más interés suscita, por su crucial importancia, es la creación de una nueva teoría sobre los aspectos más esenciales de la fuerza de gravitación omniversal, fundamentada en la teoría fotofénica. Este interés particular, se debe, precisamente, al comportamiento del campo gravitatorio como una especie de ventana entre nuestra realidad objetiva y la no objetiva. Por esta razón, la fuerza gravitacional fue escogida como objeto de estudio principal, siendo el factor determinante del intenso esfuerzo realizado con el propósito de diseñar un artefacto (señalado anteriormente) que funcionara como un motor fotofénico (o gravitónico). Para el diseño de este motor se aplicaron todos los conocimientos teóricos-prácticos acumulados. En este sentido, me produjo un extraordinario asombro el descubrir que la solución era relativamente simple. Pero ni aun así he podido contar con los recursos para construirlo.

    El tema del motor fotofénico se hace cada vez más interesante, hasta alcanzar un papel protagónico en el capitulo 10, puesto que el mismo es el responsable de la casi totalidad de las aplicaciones prácticas que generan esos conocimientos. A esto se suma, la previsión de que dichas aplicaciones podrían ser el motor impulsor de la civilización hacia un peldaño evolutivo (científico-técnico y político-socioeconómico) muy superior al que tenemos actualmente. Éstas, serían la clave para la conquista definitiva del omniverso.

    Otra de las teorías que despierta gran interés, es la que propone la existencia de una conciencia supra-cerebral, que resulta la porción más elaborada de la conciencia del hombre, donde se desarrollan las funciones psíquicas de mayor complejidad (como por ejemplo, los sentimientos), y que además, tiene la función de interfaz entre el cerebro y el resto de los objetos y fenómenos omniversales que existen fuera de él. Esta teoría explica en forma concisa los fenómenos de telequinesis, y la conexión de las funciones psíquicas cerebrales con otras posibles formas conscientes omniversales.

    Durante el análisis de los estados existenciales extremos, surge un principio estructural elemental que revela la presencia en nuestro omniverso de una ultra-dimensión absoluta infinita, una relativa finita y los extremos absorelativos inferior, medio y superior que constituyen los estados referenciales omniversales para cualquier tipo de análisis. Otra noción extremadamente importante surgida de los estados existenciales extremos, es la condición de igualdad entre el fotofénix y el tiempo (el fotofénix como partícula temporal). Esta última condición nos brinda una posibilidad fascinante; la de realizar los deseados viajes a través del tiempo (este tema se explicará con más detalles en el capítulo reservado a las aplicaciones futuras).

    Es importante aclarar, que aunque los capítulos de este libro han sido redactados de manera que puedan ser interpretados hasta niveles aceptables, para una mejor comprensión de los mismos se hace indispensable la lectura analítica integral de cada uno de ellos.

    Capítulo1

    Origen filosófico-religioso y social de las nuevas ideas

    Generalidades

    Numerosas investigaciones realizadas por múltiples especialistas de diversos campos del saber humano, entre los que se encuentran; filósofos, sociólogos, psicólogos, etc., han demostrado correctamente la decisiva participación que tienen las condiciones sociales en la conducta y toma de decisiones individuales.

    Éste no es un caso aislado, sino que fue influenciado por las referidas condiciones. Cuba, que es el país donde nací, y donde tuvieron lugar las interacciones sociales primordiales que desarrollaron definitivamente mis cualidades psíquicas, constituyó un verdadero caldo de cultivo para la germinación de ideas sobresalientes en búsqueda de la verdad. Este ambiente favorable, radicaba en un marcado contraste entre una cultura científica relativamente elevada y un rico patrimonio de costumbres e ideas mágico-religiosas.

    Mientras en los salones de las principales universidades se respiraba una atmósfera súper-materialista, condicionada, fundamentalmente, por el estudio pragmático de los tratados marxistas-leninistas, en el corazón del pueblo ocurría todo lo contrario. Una gran parte de los habitantes practicaba el cristianismo, otra parte menos mayoritaria rendía culto a deidades de diferentes tendencias religiosas, pero incluso algunos cristianos y una inmensa mayoría se dedicaban a la práctica directa e indirecta del espiritismo y la santería. Mi hogar, por ciertas características predisponentes en la personalidad de sus integrantes, se comportaba como un blanco perfecto de la imponencia de esa poderosa idiosincrasia. Mi querida madre, fue una persona muy preocupada por todos los deberes de la vida cotidiana, y especialmente porque sus hijos cumplieran lo mejor posible con las costumbres sociales imperantes. Esto explica el elevado nivel de información mágico–religiosa que desde muy temprana edad he tenido la posibilidad de absorber.

    Los aportes de cada uno de esos medios para la síntesis de un pensamiento ávido por dilucidar lo desconocido a partir de lo ya conocido (como ocurre en el caso particular de la ciencia convencional), e incluso, aclarar aspectos de los objetos y fenómenos conocidos a partir de los elementos desconocidos (que es el principio fundamental de la nueva lógica), fueron determinantes, y están bien delimitados. La suerte de haber tenido en la universidad una corte de profesores especialmente preparados, formo en mi mente hábitos de orden (lógica formal), precisión (tendencia a la exactitud), y sobre todo, el impulso permanente de analizar los objetos y fenómenos de una forma integral, valorando la participación activa o pasiva y la identidad o desigualdad entre todos los elementos constituyentes,como método lógico comparativo sumamente eficaz para la determinación de sus características, interrelaciones y fundamento material. En el caso del medio mágico–religioso, la fe inquebrantable de mi madre¹ en la existencia de las almas o espíritus, y un ser llamado Dios, único y todopoderoso, creador de todo lo objetivo, que unido a la fuerza expresiva y la coherencia de muchos pasajes bíblicos, me despertaron,inicialmente, una desenfrenada curiosidad por conocer cada vez más sobre estos temas. Sin embargo, en esa etapa prematura aun persistía en mí el divorcio total entre los conocimientos científicos y los mágico–religiosos.

    La filosofía marxista–leninista, que asume como plataforma científico–teórica de su doctrina el materialismo dialéctico, en su afán por imponer la realidad objetiva como único y exclusivo criterio de la verdad, absolutiza la existencia material como categoría singular de sólo lo que se puede ver, sentir o percibir. En este sentido, el hombre se otorga un derecho genuino sobre la realidad objetiva, ya que supuestamente surgió de ella por efecto del azar, y no por la intervención de ninguna otra forma pensante omniversal, capaz de ordenar los elementos que la componen. Este principio, se ha convertido desde su formación en una barrera dogmática muy poderosa. Lo cual se debe, fundamentalmente, al respaldo que brinda esta doctrina a los intereses básicos de la ciencia contemporánea, como por ejemplo, el de transformar la realidad objetiva con toda autoridad en beneficio del hombre. Por estas razones, casi todos los hombres de ciencia han adoptado el materialismo dialéctico como soporte filosófico esencial de sus acciones.

    En Cuba prácticamente no existían textos destinados al estudio de los temas paracientíficos. Esto explica la demora que tuve para conocer los trabajos que venían desarrollándose en el mundo con el propósito de lograr una explicación científica de los fenómenos paranormales y mágicos–religiosos.

    Desde el año 1990 se ha intensificado el desarrollo de la informática en nuestro país, la técnica computacional se impuso, y era considerable el nivel de información sobre temas paracientíficos y los problemas cruciales de la ciencia contemporánea. A partir de ese momento se inicia una etapa cualitativa superior, en la cual, los procesos lógico-cognoscitivos adquieren un elevado grado de desarrollo. En este período fue primordial el análisis comparativo, y comienzan a surgir los primeros vestigios de la integración de los conocimientos científicos con los fenómenos mágicos–religiosos y aquellos que no tienen una explicación convencional. Para esta fecha, ya me había percatado de la grave deficiencia que presentan las paraciencias para interpretar correctamente desde un ángulo puramente científico esos fenómenos extraordinarios.

    El proceso de condicionamiento psíquico, producido como resultado de mi intensa socialización, continuaba a un ritmo acelerado, y apuntaba cada vez más hacia su clímax. Ya para 1996, había alcanzado el máximo grado de desarrollo, y por eso, estando convaleciente de una grave septicemia, se formó de manera casi instantánea en mi mente la primera representación más general e integradora sobre los estados existenciales extremos omniversales. Ésta se manifestó inicialmente en una de las formas más para-algebraica (el dilema entre el bien y el mal), y culminó en la forma algebraica por excelencia (los estados extremos opuestos; 1 y -1). A partir de ese momento comienza a surgir un método de análisis básicamente proporcional entre todos estos estados extremos, que condujo inevitablemente al descubrimiento de una nueva lógica, la cual rige esencialmente y de una manera absorelativa todo lo que existe y acontece en nuestro omniverso.

    El hecho mismo, de que la etapa final de todo este proceso evolutivo comenzara como producto de la contemplación viva, aunque profundamente analítica, de la imagen del corazón de Jesús, me llamó poderosamente la atención. Pero a pesar de lo sugerente que fue esta experiencia, aun no poseía una convicción verdadera de la existencia de formas materiales que no pertenecieran a la realidad objetiva, ni que tenían que ver directamente con todo lo que había intuido y descubierto hasta ese momento.

    Un magnifico día, mientras estaba bañándome, ocurrió algo inesperado, a través de la ventana penetró varias veces una fuerte ráfaga luminosa que venía desde arriba, y se reflejaba en forma oblicua sobre las paredes del baño, pero especialmente incidía dentro de un cubo con agua que estaba en el piso y utilizaba para bañarme. Este suceso me dejó totalmente perplejo, y no lo comenté con nadie, pues pensé que se trataba de una visión transitoria por el exceso de trabajo mental que hacia. Pero las luces continuaban manifestándose, en forma de ráfagas o con aspecto de rayos, sobre las paredes de la casa, y en numerosas ocasiones dentro del vaso con agua que me disponía a beber. Esta situación estaba causándome una gran preocupación por mi salud mental, pues no dejaba de pensar en el debut de algún tipo de psicosis. Pero otro gran día, mi madre, como en repetidas ocasiones, se convirtió de repente en mi mayor consuelo. Ella sin conocer absolutamente nada de las manifestaciones visuales que yo estaba experimentado, me expresó que venía observando desde hacía algún tiempo unas visiones luminosas extrañas en nuestro hogar, cuyas características coincidían casi exactamente con las peculiaridades de las mías, exceptuando aquéllas que se presentaban en el vaso con agua. Estos hechos, sumados a otros ocurridos con posterioridad, propiciaron en mi mente la formación de una convicción categórica respecto a la existencia de una realidad no objetiva.

    Ya que las condiciones básicas para el descubrimiento de la nueva lógica estaban creadas, sólo faltaba la chispa que hiciera detonar la poderosa bomba de la verdad. El medio puramente científico donde desarrollaba mis actividades, se llevó el mérito de ser el portador de esa necesaria chispa. La incredulidad de todos los profesionales que trabajaban conmigo en diferentes proyectos investigativos, sumada a la burla constante de los que supuestamente eran mis amigos, me condujeron a reflexionar profundamente sobre la necesidad de encontrar la conexión lógica entre ambas realidades, para poder demostrar a partir de los elementos de nuestra realidad objetiva la existencia de la no objetiva, y de esta manera revelar el nexo material existente entre todos los objetos, fenómenos y acontecimientos de cualquier índole en nuestro omniverso.

    Aunque ya había realizado un análisis crítico al materialismo dialéctico por el extremismo infundado de sus consideraciones sobre la existencia material (al asumir a esta última como una categoría singular de la realidad objetiva), no pude prescindir nunca de su postulado fundamental: que todo lo que existe fuera de nuestra conciencia tiene un carácter absolutamente material. Para poder encontrar el nexo existente entre la realidad objetiva y la no objetiva, fue indispensable generalizar la existencia material a los fenómenos que tienen lugar en nuestra conciencia, considerando a estos últimos como genuinos representantes de la realidad no objetiva.

    El aspecto filosófico – religioso que sirvió de cimiento fundamental para el desarrolló de las nuevas ideas, fue el pensamiento universalista presente en diversas tendencias religiosas, especialmente las de corte monoteístas (como el cristianismo y el islamismo), basado en la creencia o noción de que existe una verdad universal, concreta y eterna, que determina todo lo real, y por consiguiente, debe afectar de igual forma al ser humano.

    El universalismo está presente en numerosas áreas del conocimiento y la actividad humana en general, muchas de las cuales resultan opuestas en su propósito más esencial, ya que el universalismo no es una ideología común, sino una forma particular que posee la mente humana de explicar la realidad en base a un paradigma colectivo, concebido a partir de certidumbres trascendentales.

    El universalismo en el ámbito de la moral es una actitud ética que aboga por la existencia de una verdad moral universal determinante de cada aspecto moral específico, y está muy vinculado a las nociones que tienen muchas doctrinas religiosas sobre la verdad absoluta o Divina. La religión cristiana es uno de los mejores ejemplos de universalismo religioso, pues desde el punto de vista espiritual asume la existencia de un Ser Supremo Universal, y en el sentido social tiene como pilar fundamental el humanismo, practicando el altruismo para con los semejantes en grado sumo. Además, su percepción de la realidad y de la vida en general se sustenta sobre la fe en la dependencia total que tienen los principios morales humanos de la voluntad de Dios, expresada a través de Jesucristo y los preceptos bíblicos sobre el comportamiento del hombre en el ámbito social, de donde surge el carácter universalista de sus acciones propagandísticas (proselitistas) en aras de expandir la doctrina cristiana a todos los pueblos del mundo, mediante la conversión, empleando como herramienta principal la predica del evangelio.

    Algunos filósofos también han defendido la dependencia absoluta que posee la moral humana de la Verdad Divina desde una posición universalista. Uno de los que mejor se manifestó en este sentido fue Voltaire, en su obra Diccionario Filosófico (sección Teísmo) expuso lo siguiente; «la moral es la misma en todas partes porque proviene de Dios», y se opuso al relativismo moral, instando a la práctica de una religión universal, donde se adorara a la Providencia en correspondencia con la aplicación adecuada de su verdad absoluta moral en función del bienestar de la humanidad.

    Las nuevas ideas omniversalistas que se proponen en este libro, aunque podrían considerarse como emergentes de la gran corriente del universalismo, pretenden abarcar la verdad hasta un nivel realmente absoluto, escrutando más allá de lo universal (que normalmente se refiere a la realidad objetiva convencional), es decir, incorporando en cualquier tipo de análisis la realidad objetiva y la no objetiva, intrínsecas de ambas ultra-dimensiones (relativa y absoluta).

    La filosofía de Thomas R. Malthus (1766–1834), que en muchos de sus aspectos es mal interpretada por diversos filósofos contemporáneos, coadyuvó en buena medida a desarrollar la noción de equilibrio entre los objetos y fenómenos de nuestra realidad. Las nociones demográficas Malthusianistas, que nos sugieren claramente que todo lo existente en la realidad objetiva es totalmente necesario para garantizar el "equilibrio universal", aunque son ciertas desde el punto de vista relativo, contrastan con el carácter absoluto de nuestra conciencia. Esta es la causa del rechazo de sus planteamientos sobre la necesidad de las enfermedades, catástrofes, epidemias y guerras para regular el crecimiento de la población mundial. Si el eminente Malthus hubiese tenido al menos una ligera visión de las nuevas ideas omniversalistas, se habría dado cuenta que ese planteamiento sólo es aplicable a objetos inanimados, o a seres privados de raciocinio y exageradamente abundantes, como es el caso de las cucarachas, pero el hombre que es un ser consciente, no se somete a estas leyes. Las posibilidades de la conciencia tienden a ser infinitas, o sea, la conciencia tiende a un comportamiento absoluto. Esta es la razón por la cual un principio elemental de conservación de la existencia como es el equilibrio, se interpreta a nivel de la conciencia como la eliminación de todo lo que es destructivo. Es fácil percatarse, que la filosofía de Malthus, debidamente analizada, reforzó la importante noción de equilibrio omniversal como caso particular de la ultra-dimensión relativa. Claro está, que el equilibrio referido se interpreta como un proceso o tendencia, puesto que el equilibrio categórico es virtual, y exclusivo de la ultra-dimensión absoluta. En este último caso, se entiende como un estado de equilibrio, por ejemplo, entre el color blanco y negro, algo que sea absolutamente blanco y negro simultáneamente, lo que no tendría sentido desde nuestro punto de vista relativo, pues para nosotros dicho estado de equilibrio sería el color gris. Este simple análisis, nos permite reconocer que el verdadero estado de equilibrio es una cualidad nueva que surge por la interacción de dos o más elementos con tendencia a un comportamiento absoluto. En la ultra-dimensión absoluta del omniverso el estado de equilibrio es infinito, así como también es infinito en forma simultánea el estado de desequilibrio. La simultaneidad en estos dos estados, crea la indeterminación verdadera, que se diferencia de la indeterminación virtual, en que esta última sólo puede ocurrir en nuestra ultra-dimensión relativa.

    En la ultra-dimensión absoluta del omniverso, por mucho que aumente la formación de una cualidad nueva así también aumentará la confirmación de la vieja cualidad. Estas cuestiones serán explicadas detalladamente en el capítulo 2, dedicado a las premisas lógico-físicas.

    Otra doctrina mucho más antigua que las anteriores, y reconocida como filosofía religiosa de carácter universal por su gran propagación a nivel mundial, es el budismo. Esta doctrina filosófica religiosa no teísta perteneciente a la familia dhármica (de tipo nástika, según el vedismo) surgida en el siglo VI a. C., dentro de los numerosos aportes que brindo para el desarrollo de las nuevas ideas, cabe citar, una visión mucho más esencial que la del Malthusianismo en cuanto al equilibrio omniversal se refiere, por supuesto, tomando los aspectos positivos después de un análisis crítico profundo de sus postulados fundamentales. El equilibrio budista desarrollado a través de la figura del legendario Siddhārtha Gautama (quien supuestamente fue el creador de esa doctrina) era un equilibrio no existencial. Éste fue concebido como la abstinencia de todo lo que fuese malo o bueno, es decir, la indiferencia total para con los fenómenos y acontecimientos del mundo objetivo, como único método destinado a obtener el máximo ideal, que en su lenguaje propio es el Nirvana. Este último estado, que se refiere a las condiciones psicosomáticas (orgánicas y mentales) necesarias para alcanzar la conexión con un posible espíritu universal, fue de mucha importancia durante la formación de las nociones de conciencia supra-cerebral, y la ubicación de dicha conciencia en la ultra-dimensión absoluta del omniverso.

    El budismo asume inconscientemente la necesidad de lograr la perfección de esta conciencia supra-cerebral, donde el sentimiento básico es el amor por todo lo que nos rodea, para poder establecer el estado de conexión. Sin embargo, según esta doctrina, no se debe actuar sobre los objetos y fenómenos de la realidad objetiva en defensa de ese infinito amor, en otras palabras, se establece el carácter absoluto de la existencia del supuesto espíritu universal y la conciencia supra-cerebral, además, es explícita la necesidad de un comportamiento absoluto para conectar las referidas formas existenciales entre sí.

    Como es lógico, ese comportamiento es absurdo desde nuestro punto de vista relativo, pues conduce a un equilibrio categórico virtual(aunque el llamado camino medio alude a la posibilidad de ser libres del aferramiento a las pasiones y deseos, pero sin represión total de éstas). No es posible ser no malo y no bueno, cuando existimos en una realidad conformada por aspectos malos y buenos. Sólo es posible comportarnos en desequilibrio siendo malos o buenos, y en caso contrario, comportarnos en un equilibrio relativo verdadero, asumiendo una actitud no muy mala ni muy buena.

    La formación de una idea acertada acerca de la existencia de un Ser Pensante Universal Superior, tuvo una evolución bastante acelerada en mi proceso de socialización. Como se había expresado anteriormente, en el medio social que me desarrollé, existía la extraordinaria confluencia de creencias y costumbres que fueron importadas desde otros pueblos del mundo. Dichas creencias, a pesar de haber experimentado un largo proceso de sincretismo, permanecían muy bien definidas, sobre todo, las procedentes de África y Europa (en este último caso, el catolicismo como versión romana del cristianismo) que son las más arraigadas y difundidas por todo el país.

    Precisamente el marcado contraste entre las creencias africanas relativamente primitivas, procedentes principalmente de las mesetas de Camerún, y una religión tan sofisticada y fundamentada como es el cristianismo, me permitió realizar una valoración in situ del proceso evolutivo de la conciencia religiosa, desde formas extremadamente elementales basadas en ritos y cultos a diferentes deidades espirituales, que se identifican como representantes de diversas cualidades humanas, de animales, de objetos y fenómenos del mundo real, hasta formas más desarrolladas que rinden culto litúrgico a un ser espiritual supremo,que sintetiza en sí mismo todas las cualidades humanas, de animales, de objetos y fenómenos de los mundos objetivo y no objetivo (correspondientes a ambas ultradimensiones).

    La revisión de la bibliografía disponible sobre estos temas, reporta la posibilidad del surgimiento de la práctica religiosa en el período paleolítico superior, durante la etapa evolutiva homo sapiens del ser humano (solamente se han observado primordios de esa práctica).Dicha posibilidad está fundamentada en numerosas representaciones pictóricas y escultóricas de personajes pertenecientes a ese período, que por la forma de presentarse (como es el caso de las pinturas rupestres encontradas en cuevas de Francia y España, donde se plasman diversos animales y algunos seres humanos en un contexto ceremonial, y las efigies femeninas auriñacienses descubiertas en Europa Occidental, esculpidas con caracteres sexuales muy pronunciados, relativos a la fertilidad), alegorizan la posible relación existente entre diversas cualidades de animales o personas y determinados poderes sobrenaturales del ámbito terrenal.

    Sin embargo, no se observan en este período indicios de la creencia en el alma (espíritu), y menos aún, de entidades superiores que determinen la existencia del ser humano y de todo lo que les rodeaba. Esto concuerda perfectamente con el bajo grado de desarrollo que con toda seguridad presentaba la conciencia en los tiempos primigenios, y aún más bajo, la conciencia supracerebral.

    En el período neolítico, que es el de más auge en la edad de piedra,ya se observan vestigios de una posible creencia en el espíritu individual, principalmente en el acto de incineración de los cadáveres.

    Pero es en la época primitiva del metal, donde se pueden inferir con suficiente claridad los primeros esbozos de una verdadera creencia religiosa primitiva. En esta época, se extiende la práctica de incineración, probablemente, como una manera muy disgregada de representarse el mundo de ultratumba. Es lógico pensar, que en esta etapa el hombre todavía poseía vagos criterios de la vida en sociedad. A pesar de que existían algunos indicios de diferencias sociales, la vida comunitaria prevalecía. Otro elemento importante a considerar, era la falta de métodos para conservar los cadáveres, que al sufrir la putrefacción, podría haberse supuesto una vida de ultratumba netamente sustancial.

    Es necesario puntualizar,que aunque la conciencia supracerebral en estados especiales establece interconexión con las entidades de la realidad no objetiva, únicamente se produce una percepción virtual de las mismas, que es determinada por la simulación de los objetos y fenómenos que esas entidades adoptan de nuestra realidad objetiva. En este caso, la percepción real sería interpretada como un conjunto de perturbaciones sin sentido. De aquí se desprende, que únicamente podemos percibir una realidad no objetiva acorde con el sentido común si ésta se presenta como una versión de nuestra realidad objetiva, donde el proceso de acoplamiento informacional descifrable entre las dos realidades se establezca mediante una comunicación analógica. Por las razones señaladas, el nivel de desarrollo político-socioeconómico no sólo ha determinado el elevado grado de organización de nuestras conciencias cerebral y supracerebral, sino además, la representación que podemos formarnos de la otra existencia.

    Lo explicado anteriormente, puede entenderse mejor a través de un ejemplo concreto: si en Australia, donde habitan actualmente tribus de aborígenes que practican fundamentalmente el totemismo (fe en la relación sobrenatural entre personas o grupos de personas y animales u objetos) como manifestación religiosa, producto de una organización socioeconómica muy atrasada con carácter comunal gentilicio, donde prevalece el contacto pasivo directo con la naturaleza (la economía básica muy simple se sustenta de la caza y la recolecta de frutos), ocurriera la conexión de uno de estos aborígenes con un ser perteneciente a la realidad no objetiva, percibido en forma de hombre blanco con cabellos rubios, ojos azules, largas vestiduras blancas con adornos dorados, grandes alas en la espalda y un rollo de papel entre las manos, es casi seguro, que el aborigen pensaría que se trata de un hombre de otras tierras, y no de un espíritu de su tribu. En este ejemplo, sólo si el aborigen percibe al ser volar hacia arriba,pudiera sugerirle que viene del cielo, pero aun así, lo más lógico es pensar que se trata de un hombre blanco de otras tierras con capacidad para volar. Claro está, que muchos de ustedes se estarán preguntando ¿entonces, a cuál conclusión llegaría el aborigen si observara a un hombre de piel negra con el vestuario característico de la tribu, una lanza rustica y dos grandes alas en la espalda? En este caso, debe asimilarse la imagen perceptiva como un espíritu de la tribu, pues se trata de una figura humana con características propias de la misma, pero además, el aborigen conoce que ningún hombre real de su tierra posee alas. En esta alternativa, ni aunque el ser emprenda el vuelo, pudiera interpretarse como una entidad sobrenatural superior, debido a la inexistencia de niveles jerárquicos sociales bien definidos. Para esta etapa del desarrollo de la conciencia, sólo es posible concebir un estado de derechos y deberes casi idénticos para con todos los habitantes de la comunidad, propiciado, en gran parte, por el carácter necesario de los aportes de cada cual en una actividad laboral y cultural muy poco diferenciada. Esta noción de igualdad por su carácter necesario, se extiende incluso a los objetos, animales y fenómenos, que los conduce a personificar sus cualidades fundamentales (éste puede ser el factor esencial en el desarrollo del totemismo).

    Con el ejemplo que acabamos de analizar, no se pretende ofrecer un esquema o patrón de presentación de los seres de la realidad no objetiva en nuestra realidad, ni deducir las conclusiones reales (o más probables) a las que llegarían los hombres de civilizaciones atrasadas durante sus percepciones de esa otra realidad omniversal. Sólo se intenta brindar una demostración de la influencia decisiva de la realidad objetiva en las posibles formas (o apariencias) que pueden adoptar esos seres de la otra existencia en nuestras percepciones, paralelamente al grado de desarrollo de la conciencia cerebral y supracerebral. Lo que determina a su vez la representación que podemos hacernos de la forma existencial después de la muerte.

    Las versiones sincréticas de las diferentes creencias religiosas africanas, como se había dicho anteriormente, son las que me han permitido realizar un estudio empírico indirecto de los principales elementos religiosos que conforman el conjunto de sistemas de creencias arraigadas en los pueblos del gran continente negro, mediante el cual he podido verificar la notable evolución de las mismas durante el proceso de neoculturación. Estas versiones a pesar de haber sufrido una intensa transculturación, aún conservan elementos básicos que revelan un nivel superior al de los cultos religiosos primitivos mencionados anteriormente, sobre todo los que nos llegan de los pueblos africanos de habla bantú y yoruba. En estas creencias originales se presenta un formato estructural que recuerda el de las religiones antiguas de Roma y Grecia, aunque con un nivel de desarrollo mucho menor, ya que aún no se refiere un Dios (o dioses) supremo bien definido. Se trata de un conjunto de deidades más abstractas que las romanas y griegas, pero al igual que éstas representaban diferentes cualidades humanas o sociales (como el amor erótico, la guerra, etc.), pero todavía persiste un rasgo mucho más arcaico, que es la adoración a los antepasados como espíritus tutelares. La función y forma perceptiva de las deidades superiores era muy abigarrada, apenas se le rendía culto, sólo con el sincretismo católico adquieren una función importante y reciben los ritos pertinentes. Prácticamente la creencia danzaba alrededor de los espíritus terrenales, de los cuales sobresalía por su importancia protectora el hacedor de lluvias (o espíritu jefe progenitor de la comunidad). Este espíritu tutelar, seguía realizando las mismas funciones que cuando pertenecía a nuestra realidad, pero empleando en este caso poderes sobrenaturales. Actualmente, en nuestro país casi no existen rasgos importantes de esta forma cultica, apareciendo algunos elementos muy vanos ambiguamente mezclados con las prácticas de las filiales espiritistas y de la regla Ocha-ifa.

    Durante el proceso de transculturación y la formación de las religiones afrocubanas, estas creencias adquieren una nueva arquitectura perceptiva, condicionada por la presencia en Cuba de un medio muy diferente del africano. La realidad colonial cubana, coloca a estos creyentes en un plano de explotados por el esclavismo español, que obviamente los conduce a asimilar otros patrones en su fundamento religioso. De esta neoculturación emergen la santería propiamente dicha (o regla de Ocha), la regla de palo monte, y la regla de Ocha-ifa que tiene estrechos vínculos con la santería, además he podido observar en Santiago de Cuba algunos grupos que practican un culto complejo con elementos de santería y de espiritismo kardeciano. Las corrientes santeras (especialmente la regla de Ocha y regla de Ocha-ifa) deben sus nombres, precisamente al asumir las deidades superiores o santos en sus prácticas, con una importante función rectora,protectora, y con grandes poderes mágicos. Estas deidades a diferencia de sus originales africanas, ya no se presentan en una forma tan abstracta, y poseen una imagen perceptiva mucho más elaborada. Por otra parte, se observan importantes matices cosmogónicos y antropogénios, principalmente en la figura del antiguo Nzambi africano, el cual ha pasado a ser el zambi afrocubano, sincretizándose con Dios, y en Lungombe (Lukankanse o Kadiampembe), entidad negativa (Nzambi), que es equivalente al Diablo o Satanás.

    Sin embargo, a partir de la década de los ochenta comenzaron a imponerse las religiones procedentes de los pueblos de habla yoruba (en especial, de Nigeria y Benín), como el Vudú y el Ifá, siendo este último el de mayor acogida por la población, debido a su carácter filosófico religioso oracular, con prestaciones psicológicas, biológicas y sociales muy efectivas, sobre todo respecto a la adivinación del destino (o del futuro) y la resolución de diversas problemáticas personales por medio de consejos y tratados mágicos (obra, egbo),destinados a inducir en las personas estilos de vida equilibrados.

    «Las entidades que constituyen el panteón yoruba se denominan, de forma general, Orishas, y son extremadamente abstractas, a pesar de revelarse en sus respectivos pattakies (historias o relatos) el posible origen humano de las mismas (a excepción de: Olordumare –Olofi–, sincretizado con Dios; Obatalá, catolizado como la Virgen de las Mercedes; y Eshu, equivalente a Eleggua² en la regla Osha-ifa y a Papa Legba en el Vudú). Contradictoriamente, Eshu (la primera partícula de vida creada por Olofi) ha sido personificado ocasionalmente en Nigeria quizás por representar muchas cualidades humanas (relacionadas con las diferentes opciones de la vida: la palabra, la comunicación, el vigor masculino, los diversos oficios, el buen desempeño o el fracaso) y actuar como mensajero entre nuestro mundo (Aiyé) y la morada de los Orishas o el más allá (Òrún)».

    Eshu, es por mucho, el Orisha más controversial e interesante del panteón yoruba, siendo la entidad con mayor peso filosófico – cosmogónico. Su nombre significa literalmente esfera, por lo que es una representación viva de la infinitud, tanto de los aspectos malos como buenos, simbolizando, consiguientemente, el principio y final de todas las cosas existentes, así como la energía activa que sustenta el equilibrio subyacente entre ambos extremos universales.

    En la regla Ocha-ifa las características de Eshu más esenciales son expresadas a través de la entidad Eleggua o Elegua de su panteón, y usualmente se sincretiza con el Santo Niño de Atocha o con San Antonio de Padua. Tiene 21 caminos (sus colores son el rojo y el negro), y es conocido como el de los 201 y los 401 ya que se mueve entre los ángeles existentes a la derecha (los 401) y los existentes a la izquierda (los 201), teniendo poder sobre ambos dominios,lo que le permite controlar los reinos del mal y del bien, para crear así el equilibrio entre las dos fuerzas universales. En la regla Palo Monte (Palo Congo, Palo Mayombe, Kimbisa o Brillumba) la entidad Nkuyu (Nkuyo, Mañunga, Lubaniba o Lucero Mundo) también asume las cualidades de Eshu, y es asociado con Eleggua y el Santo Niño de Atocha (aunque frecuentemente se sincretiza con San Roque Católico), representando la guía, los bosques, caminos y el balance entre los poderes extremos universales.

    De todas las religiones de origen africano, la que más influencia ha tenido en el desarrollo de las nuevas ideas omniversalistas es el Ifá, el cual puede considerarse como un complejo sistema de expresión religiosa del pueblo yoruba, que encarna a la divinidad de la sabiduría Orula u Orunmila a través de los instrumentos de adivinación que lo representan. Esta tendencia religiosa es una de las más antiguas del mundo, y opera con elementos oraculares presentes en las primeras civilizaciones humanas (como la sumeria, caldea, árabe y egipcia), que pueden haber sido prestamos de estas últimas o viceversa. El sistema adivinatorio del Ifá tiene varios aspectos comunes con el sistema oracular chino llamado las mutaciones I de los Chou (específicamente en la forma de conjugar los signos simples, el procedimiento dinámico para obtenerlos y la cantidad exagrámica que presentan –Aboy: pág. 7; 2004–), pero esto es debido, en esencia, al vínculo que ambos tuvieron con la geomancia árabe, la que a su vez asimiló formas más arcaicas y menos sistemáticas del sistema clásico geomántico y astrológico del sur de Mesopotamia.

    La casi totalidad de los aspectos filosóficos–religiosos que forman parte de la doctrina del Ifá están soportados sobre la base del comportamiento dual de los fenómenos y eventos universales, de manera que la mayoría de su práctica ha sido estructurada con elementos generados como múltiplos de dos a partir de otros elementos más básicos. Por ejemplo; un altar de Orula no posee ninguna figura humanoide, sólo dos lámparas (que representan los dominios positivo y negativo del universo) a ambos lados del recipiente sagrado de madera portador de los atributos naturales específicos del sistema energético del Orisha Orula, y otros elementos religiosos, siempre simétricamente distribuidos en el altar. Asimismo, el sistema oracular adivinatorio, que es bastante complejo, se puede reducir (numerológicamente) a dos elementos esenciales (el bien y el mal), donde el arsenal de odú o signos (256) se comportan como elementos neutros (equilibrados) que en la adecuada interpretación del oráculo y en la actitud del consultado (abstinencia del tabú y el sacrificio) estriban las posibilidades de superar las dificultades (pues se cree que los actos individuales o personales no están predeterminados, a diferencia del resultado de los acontecimientos globales).

    Pero es el instrumental adivinatorio el que mejor expresa la estructura dual de toda la práctica del Ifá, sobre el principio de la geometría esférica del universo como aspecto determinante de la infinitud o eternidad de todo lo existente, incluyendo el conocimiento absoluto. Es por esto, que el tablero (Opón) empleado por los sacerdotes (babalawo: padre de los secretos) de Ifá para registrar el resultado de los eventos azarosos y obtener los signos es circular.

    Los 256 signos utilizados son el resultado de 16² o 16 x 16. Estos números dieciséis parecen corresponder con las dieciséis deidades fundadoras (creadoras) de los yorubas y las dieciséis ramas que tiene la palma (procedente del Monte Ado; residencia del jefe de los sacerdotes de Ifá) cuyos frutos son las nueces utilizadas en el procedimiento adivinatorio. De la misma manera, las ocho rayas que realiza el sacerdote en el polvo esparcido sobre el tablero para registrar el resultado indicado por las semillas de palma, es muy probable que sean el cociente de 16 entre 2, es decir, del número de semillas empleadas entre las dos alternativas extremas posibles de la ultra-dimensión relativa (si, no; bien, mal; amor, odio; etc. de nuestra realidad).Finalmente, las ocho rayas organizadas en cuatro pares sobre el tablero podrían ser el resultado de 8 entre 2, o sea, el cociente de ocho entre los dos extremos omniversales absolutos (0, 1; nada, materia; contracción, expansión).

    Los principios filosóficos doctrinales del Ifá y la concepción existencial de Eshu como entidad viviente, están fundamentados en la interpretación binaria de los aspectos más esenciales del omniverso. De manera que Eshu es un estado de conciencia omniversal elemental que establece el orden o lo justo (en función del equilibrio entre los extremos) a partir de su acción asociativa entre ambas realidades, debido a su naturaleza integradora absorelativa cuasi-indeterminada. Es por esto, que el comportamiento de Eshu resulta tan ambiguo para el entendimiento humano.

    Aunque las personas dedicadas oficialmente a la práctica de las diferentes tendencias religiosas originarias de África han intentado en numerosas ocasiones personificar las deidades pertenecientes a sus respectivos panteones, nunca han podido lograr una correspondencia proporcionada entre los atributos figurativos corporales imaginados y la entidad espiritual real en cuestión, debido a que éstas forman parte de la conciencia absoluta más esencial, constituyendo los pilares de estructuras espirituales (seres espirituales conscientes) altamente diferenciados y evolucionados, que si poseen la capacidad de manifestarse ante los seres humanos con aptitudes psíquicas de una manera comprensible (ajustada al sentido común propio de determinado estado de desarrollo de la conciencia humana), inspirando a los hombres a estructurar credos o sistemas de conocimientos religiosos muy elaborados (como es el caso de la religión teísta hebraica-cristiana) y hasta cierto punto cuasi-relativos, que permiten una conexión entre las realidades objetiva y absoluta mucho más amigable y personalizada. En cualquier caso, el Ser Espiritual Supremo de todas las tendencias religiosas existentes, adorado (por temor o amor) o no adorado, siempre ha sido y será un ser absoluto indeterminado.

    En estos dos ambientes religiosos que acabamos de describir someramente (africano y afrocubano), se pone de manifiesto una vez más, el papel determinante de la realidad objetiva en las posibles configuraciones que podrían adquirir las entidades pertenecientes a la realidad no objetiva para establecer una interconexión eficiente con los seres humanos, abordando su conciencia cerebral a través de la conciencia supra-cerebral. Si aplicáramos el ejemplo supuesto en una tribu australiana al caso particular de estos dos ambientes religiosos, llegaríamos inequívocamente a la misma conclusión. Algunos santeros, que con el transcurso del tiempo han quedado incluidos dentro del circulo de mis amistades, refieren, que la imagen correspondiente a la entidad Lucero Mundo, sincretizada ordinariamente con el Eleggua yoruba y San Roque Católico, la perciben en innumerables ocasiones como un hombre blanco, rubio, de cabellos largos, y con una especie de manto que lo cubre hasta los pies. Si esta misma imagen fuera percibida en África por un nativo de los tiempos de la colonización española, es casi seguro que no la identificaría como un espíritu ancestral de su comunidad, y mucho menos con una de las deidades abstractas pertenecientes a su panteón de entidades superiores, ya que éstas sólo adquieren aspecto humano y una relación con la vida cotidiana de los mismos en la religión afrocubana.

    Pero lo más significativo de esas creencias, es la esencia y disposición de sus elementos estructurales, que permite hacer una valoración insitus más convincente de la evolución de las imágenes perceptivas religiosas de acuerdo con el medio de referencia donde se desarrollan los grupos humanos, además, durante el análisis comparativo de la triada, realidad objetiva – conciencia – percepción religiosa, se puede apreciar como en esta etapa evolutiva, relativamente más desarrollada que las formas primitivas, aparece una fe confirmada en la existencia del espíritu de las personas o de animales muertos, y se presenta la noción de un ser espiritual superior terrenal, que por lo general,

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