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Los guardianes del tiempo
Los guardianes del tiempo
Los guardianes del tiempo
Libro electrónico281 páginas4 horas

Los guardianes del tiempo

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¿Conseguirán los chicos obtener los objetos sagrados requeridos por los guardianes del tiempo y salvar así al planeta Tierra?

Es la aventura de cuatro chicos elegidos por un chamán e investidos de poderes para salvar al planeta de su destrucción.

En una reunión en el cosmos, los guardianes del tiempo deciden dar otra oportunidad a la Tierra, a pesar de que nuestro tiempo se había cumplido el famoso 21/12/12. A cambio, los chicos deberán recuperar para los dioses una serie de objetos sagrados que llevan miles de años en nuestro planeta: el Disco Dorado de los incas, los Anillos de Poder en Shambala, el Libro de Thot en Egipto, el Bastón de Mando en Argentina, la Calavera de Cristal maya y el Nefilim alado en Tassili.

Mientras el chamán les prepara para dichas misiones, irán aprendiendo los secretos ocultos del universo.

Una apasionante aventura que mezcla amistad, peligros, amor, cultura, espiritualidad y física cuántica.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento17 sept 2019
ISBN9788417984472
Los guardianes del tiempo
Autor

Jon Andoni Vigiola Rodríguez

Jon Andioni Vigiola Rodríguez es diplomado en Magisterio. Lleva en la enseñanza desde los veinticinco años y ha impartido clases en diferentes sitios del País Vasco durante más de veinte años. Hoy en día sigue impartiendo clases en su propio pueblo, Abanto-Zierbena. Ha compaginado siempre su profesión con el interés por la lectura. Fue a raíz de leer diferentes libros sobre temas históricos y espirituales, cuando surgió en su cabeza la idea de escribir sus propias historias.

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    Los guardianes del tiempo - Jon Andoni Vigiola Rodríguez

    Los guardianes del tiempo

    Los guardianes

    del tiempo

    Jon Andoni Vigiola Rodríguez

    Título: Los guardianes del tiempo

    Primera edición: 2019

    ISBN: 9788417947514

    ISBN eBook: 9788417984472

    © del texto:

    Jon Andoni Vigiola Rodríguez

    © de esta edición:

    Caligrama, 2019

    www.caligramaeditorial.com

    info@caligramaeditorial.com

    Impreso en España – Printed in Spain

    Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a info@caligramaeditorial.com si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    Quisiera dedicar este libro a mi familia, sobre todo a mis sobrinos; Gontzal, Haizea, Eider e Ibai, pues ellos son los inspiradores de esta historia.

    Tengo que nombrar a mis padres, Juan Ángel y Mari Ángeles, y a mis hermanos, Iñaki y Marian, pues todos ellos han colaborado durante tantos años en mi desarrollo y personalidad, por lo tanto, son responsables de mi forma de ser, de mis ideas y también de este libro. Gracias, porque he sido y soy muy feliz junto a ellos.

    Tengo que hacer una mención especial a mi mujer Onintza, pues en todo momento me ha apoyado, aconsejado y animado a seguir con este proyecto. Me ha dado ideas y buenos consejos y no ha puesto ni una sola pega en todo este tiempo a que me pasara tardes escribiendo o leyendo para inspirarme y seguir con la historia. Muchas gracias de corazón.

    Gracias también a Napoleón Hill, pues con su famoso libro Piense y hágase rico, sin él saberlo, me inspiró a escribir esta historia.

    Gracias a todos ellos.

    Resumen

    Esta es la historia de cuatro chicos elegidos por un chamán, ayudado por los guardianes del universo, para salvar al planeta Tierra de su destrucción.

    En una reunión en el cosmos, los Guardianes del Tiempo deciden dar otra oportunidad a la Tierra, a pesar de que su tiempo de cambio ya se había cumplido el famoso 21 del 12 del 2012. Los dioses dan una prórroga al planeta, pero a cambio hacen saber al chamán que tienen que recuperar para ellos una serie de objetos sagrados que llevan en la Tierra miles de años.

    Para ello, el chamán elige e instruye a cuatro chicos, dándoles además una virtud o un poder a cada uno de ellos para que logren recuperar estos valiosos objetos.

    Los chicos tienen que recuperar objetos tan importantes como el Disco Dorado de la antigua civilización inca en Perú, los Anillos de Poder en Shambala, el Libro de Thot en la gran pirámide de Keops, el Bastón de Mando en Argentina, el Nefilim Alado en Tassili o la Calavera de Cristal maya guardada en el museo de Londres.

    Los chicos, después de un arduo entrenamiento en la selva tropical mexicana, comienzan a recuperar dichos objetos sagrados a la vez que se instruyen en la cultura e historia de cada zona visitada y viven emocionantes aventuras y peligros, ya que hay otra gente interesada en tener esos valiosos objetos en sus manos.

    Al mismo tiempo que van recuperando los objetos sagrados, van recibiendo lecciones de vida en cada uno de los países visitados. Son instruidos en los misterios más profundos del planeta Tierra: cómo funciona realmente el universo, de dónde venimos, quiénes somos, cuál será nuestro futuro como especie, por qué vivimos en la Tierra, las misteriosas Shambala y la ciudad de Erks, la construcción de las pirámides, nuestro salto genético en la evolución…

    Una emocionante aventura que mezcla emoción, historia, amistad, cultura, peligros, amor, espiritualidad y física cuántica tanto en la vida del chamán como en la de los cuatro jóvenes protagonistas de esta fantástica historia.

    Las Pléyades

    El 12 del 12 del 2012 cuatro chicos de edades comprendidas entre los dieciséis y dieciocho años tuvieron un sueño extraño. En ese sueño uno de ellos sintió cómo un rayo penetraba en su cuerpo, despertó por un fuerte estremecimiento y llegó a ver toda su habitación iluminada de una luz blanca, pero con un tono azulado. Otro de ellos sintió como una fuerte ráfaga de viento se introducía en cada una de sus células, tirando incluso hojas y libros que tenía en la habitación. El tercero notó cómo su cuerpo era iluminado con un fuego interior, que dio un tono rojizo a la estancia, y el cuarto vivió cómo su cuerpo se transformaba en líquido, incluso introdujo la mano en su estómago sin dificultad alguna.

    Los cuatro se despertaron asustados, sabiendo que aquello había sido real, pero sin comprender qué les había ocurrido esa misteriosa noche de los tres doces.

    En un futuro cercano, sus vidas cambiarían para siempre. Sin ellos saberlo, unos meses antes sus destinos habían sido decididos a muchos miles de kilómetros del planeta que habitaban.

    Aproximadamente a cuatrocientos cincuenta años luz del planeta Tierra, ubicados en la constelación de Tauro, hay miles de planetas girando alrededor de varios soles que a la vez giran alrededor de Alción, la estrella más grande y brillante del grupo.

    Las Pléyades forman una espiral alrededor de esta gigantesca estrella. Nuestro propio sol necesita veinticuatro mil años para completar su giro alrededor de Alción. Otro de los soles pertenecientes a esta espiral se llama Maia y alrededor de Maia orbita un planeta llamado Dyer. En este planeta se está celebrando una reunión en la que están tomando parte todos los representantes de cada uno de los planetas que albergan algún tipo de vida inteligente y muy avanzada tecnológicamente dentro del cosmos.

    Lógicamente, en esta reunión no toma parte el planeta Tierra, entre otras cosas porque no tenemos los medios para llegar allí, ni tan siquiera conocemos, al menos la mayoría de los habitantes del planeta, que haya vida más allá de nuestros límites.

    Mientras tanto, en un lugar de la selva del Yucatán, en la Riviera Maya Mexicana, se celebra una reunión de chamanes, dirigida por el más venerado del territorio. Este chamán, llamado Itzamná, está hablando a sus compañeros de la importancia de la reunión que se está celebrando en este momento en las Pléyades, donde se va a dilucidar el futuro de nuestra especie.

    Los doce chamanes están sentados alrededor de un pequeño fuego, en una agradable noche de finales del verano del año 2012, mirando fijamente hacia las Pléyades.

    Sin más preámbulos, todos los chamanes beben del brebaje preparado por Itzamná y se acomodan en las pieles de jaguar para entrar en trance y esperar noticias de las Pléyades.

    En el planeta Dyer está todo preparado para comenzar la reunión. En la mesa principal se sientan los guardianes del tiempo y alrededor de estos los representantes de los cuarenta y cinco planetas.

    Los guardianes del tiempo, todos ellos vestidos de un blanco impoluto, se levantan de sus sillones y en un absoluto silencio dan comienzo al encuentro más importante que han mantenido en los últimos dos mil años terrestres, desde la muerte de Jesucristo, para ser más exactos.

    La reunión se celebra en el salón de actos de la pirámide principal de Dyer. En este planeta, con un tamaño aproximado del doble de la Tierra, pero con una cuarta parte de sus habitantes, todo el mundo vive integrado en sus ecosistemas e incluso los nombres de sus principales ciudades toman el nombre de la zona en la que están construidas, bien sea cerca del mar, una laguna, un bosque, un árbol típico…

    En Dyer no existen las naciones, todos los habitantes del planeta son un mismo pueblo muy avanzado espiritualmente y tecnológicamente. Todos sus edificios públicos, bien sea un teatro o un parlamento, tienen forma de pirámide, aunque estas no son todas iguales, ya que cambian sus bases, sus lados, sus colores y tamaños.

    Esta reunión en concreto se celebra en la pirámide llamada Pirámide Principal de los habitantes de Dyer, ya que es la más grande y llamativa del planeta. Esta pirámide está construida completamente con un cuarzo de lo más puro, que tiene la capacidad de armonizar lo terrenal y lo espiritual. Es una auténtica maravilla arquitectónica y los habitantes de Dyer la observan por sus cuatro lados y miran sus reflejos en días soleados.

    En la sala principal de la pirámide ya estaban sentados todos los representantes de los diferentes planetas. Uno de los guardianes del tiempo comenzó a exponer la situación.

    —Todos los que estamos aquí reunidos conocemos el problema que hay en uno de nuestros planetas menos avanzado, concretamente en la Tierra. Sabemos de su poca espiritualidad, de su egoísmo, de su falta de respeto por el ecosistema y sus formas de vida, de sus guerras en las que se matan entre ellos o dejan morirse de hambre a gente de su misma especie… A estos problemas, provocados por ellos mismos, hay que añadir sus consecuencias, que acarrean terremotos, erupciones volcánicas, tsunamis, olas de calor, el calentamiento global del planeta, el derretimiento de los polos o la desaparición de la capa de ozono.

    »No queremos profundizar en estos temas porque sabemos que han sido expuestos y tratados con todo detalle en sus planetas correspondientes. Habéis visto videos y se os han narrado historias sobre lo que son capaces de hacer los habitantes de la Tierra. Ahora ha llegado la hora de tomar una decisión.

    »En esta reunión tenemos que determinar lo que vamos a hacer con el planeta Tierra. Cada representante de cada uno de los cuarenta y cinco planetas con derecho a voto tendrá tres opciones para votar:

    »La primera opción es destruir toda forma de vida y repoblarlo después con voluntarios que estén dispuestos a ir a vivir al planeta Tierra.

    »La segunda opción es darles una última oportunidad y esperar que ellos mismos sean capaces de cambiar y enderezar la situación, aun siendo conscientes de que el cambio es complicado.

    »Y la tercera y última opción es intervenir directamente en la Tierra. Mandar unas naves, hacernos con el control de la situación y establecer nosotros mismos las normas que todos los habitantes del planeta Tierra tendrían que respetar.

    Mientras tanto, en la selva mexicana los chamanes siguen con gran expectación todo lo que se está diciendo en la reunión y esperan en última instancia que las noticias sean positivas para su planeta.

    Los guardianes del tiempo se levantan de su sitio y en la pantalla principal del salón de actos aparecen los resultados de la votación. La primera opción, es decir, destruir la vida en la Tierra, ha obtenido dieciocho votos. La segunda opción, dar a sus habitantes una oportunidad de cambio, ha obtenido diecisiete votos y la tercera, que consistía en mandar naves nodrizas y tomar el poder del planeta, solamente diez votos.

    Los guardianes del tiempo, después de unos minutos de deliberación, deciden descartar la tercera opción y realizar una nueva votación con solo las dos primeras opciones, ya que estaban muy igualadas y la tercera opción ha tenido poco éxito.

    Se oyen algunos murmullos de desaprobación porque algunos representantes de algunos planetas tienen un interés especial en destruir la vida en la Tierra para poder colonizarlo ellos mismos; pero la decisión de los guardianes del tiempo es irrevocable y se procede con una segunda y definitiva votación.

    En México, los chamanes suspiran aliviados dentro de su estado de trance y continúan a la expectativa.

    En la pantalla principal, aparecieron los nuevos resultados. La primera opción ha obtenido veintidós votos y la segunda opción veintitrés, es decir, la vida en el planeta Tierra seguirá existiendo tal como hoy en día la conocemos por un solo voto.

    Algunos representantes disconformes piden una nueva votación, pero los guardianes del tiempo, después de una nueva deliberación y dado lo reñido del resultado, deciden dar por buena la votación, pero poner a prueba a los terrícolas.

    Los guardianes del tiempo han decidido que como los habitantes del planeta Tierra ya estaban advertidos por la séptima profecía maya, que en los últimos trece años antes del fin de esta fase del calendario maya, que comprende del año 1999 al año 2012, el ser humano tenía una oportunidad de cambiar, encontrar su paz interior y tener una consciencia cósmica unitaria. Y no lo ha conseguido, si bien cierto es que ha habido grandes cambios en la espiritualidad de muchos seres humanos, pero no lo han logrado como raza. A los seres de este planeta se les dará un nueva oportunidad de vivir en armonía, pero para ello tendrán que tener éxito en una serie de misiones, seis para ser exactos, en las que tendrán que recuperar una serie de objetos que habitantes de algunos de nuestros planetas dejaron en el planeta Tierra hace muchísimos años.

    —Esos seis objetos tendrán que ser entregados para el solsticio de verano del 2015 en el hemisferio norte, es decir, para el 21 de junio en el calendario terrestre, y traídos a nuestra presencia para que su planeta siga con vida.

    Ante la petición de los guardianes del tiempo, los dos representantes del planeta Erras se ofrecieron voluntarios para informar a los chamanes de la Tierra de cuáles serían esos objetos y en qué fechas deberían de ser traídos a presencia de los guardianes.

    Terminada la reunión, los representantes de Erras regresaron a su planeta para informar al gobierno central de lo acontecido y entablar contacto con los chamanes para llevar a cabo un plan que asegurara el éxito de las misiones.

    En la selva del Yucatán, los chamanes han aceptado los resultados de la votación con optimismo. Tenían conocimiento de lo contrarios que eran algunos planetas para dar una nueva oportunidad a la Tierra y por ese motivo mostraban su alivio, a pesar de ser una oportunidad con condiciones, es decir, con unas misiones que cumplir.

    En los últimos meses del año 2012, los representantes de Erras vinieron varias veces a nuestro planeta para concretar cuáles eran los objetos que los guardianes del tiempo habían mandado obtener, en qué periodos del tiempo terrestre y debatir la elección de los seres humanos que iban a llevar a cabo semejantes misiones, teniendo en cuenta la responsabilidad que suponía.

    El trueno

    En el planeta Tierra todo comenzó el veintiuno de diciembre del 2012. Lo que a priori era el día del solsticio de invierno se convirtió en un día especial para algunos chicos y chicas de este planeta, aunque según los vaticinios más catastróficos llegaría el fin del mundo o de una hecatombe similar, el tiempo demostró que no fue así.

    Para algunos habitantes de la Tierra fue justamente todo lo contrario, experimentaron una transformación física y espiritual positiva, que marcaría el comienzo de una nueva era.

    Gontzal, un chico de 18 años que se dirigía ese día contento al instituto porque tenía una excursión y, además, cogía ese mismo día las vacaciones de Navidad. Se despidió de sus padres y de su hermana Haizea y salió de casa bastante antes de la hora, aunque vivía a escasos quinientos metros del instituto, porque esa mañana se había levantado temprano pensando en los acontecimientos del día. En frente del instituto se entretuvo hablando con sus amigos hasta que sonó el timbre de entrada.

    Para el instituto de Abanto y Zierbena, municipio de Bizkaia, no era más que el último día de clase de este primer trimestre. Los profesores del instituto habían preparado una excursión para este día a San Juan de Gaztelugatxe. Allí acudían a ver un bonito islote unido a tierra por un istmo artificial y apoyado en dos grandes arcos de pura piedra. Este islote situado en la localidad de Bermeo, villa de gran tradición marinera, posee una bonita ermita dedicada a San Juan Bautista y unas impresionantes vistas de la costa Vizcaína.

    Los alumnos de bachillerato se disponían a subir los doscientos treinta y un escalones que separaban la tierra firme de la ermita y de una de las vistas más maravillosas de la costa cantábrica.

    Los chicos y chicas del instituto iban entusiasmados, corriendo de un lado para otro y sin hacer caso a las normas que los profesores habían repetido tanto en el aula como en el autobús. Unos subían las escaleras corriendo, otros despacio porque iban con la lengua fuera, iban empujándose los unos a los otros y riéndose del que no podía más. En el preciso momento en el que todos los alumnos y profesores llegaban a la cima, una gran tormenta, envuelta en una espesa capa de niebla que impedía la visibilidad, estalló en medio del islote.

    Un trueno ensordecedor estalló en el cielo y un extraño rayo formó un espectacular círculo en el horizonte. Fue una tormenta salida de la nada, pues era un día bonito y soleado para estar en pleno diciembre y ser el día que marcaba el comienzo del invierno.

    Algunos alumnos corrían asustados hacia todos los lados sin saber muy bien hacia dónde dirigirse, otros estaban completamente inmóviles a causa del pánico. Con la ayuda de los profesores consiguieron refugiarse en los pórticos de la ermita.

    Todos menos uno. Un alumno llamado Gontzal, sin saber bien cómo, se quedó solo al otro lado del pórtico, atraído por una tormenta que repetía su nombre con cada estruendo.

    Aunque el resto de la clase no era consciente de este fenómeno, Gontzal, aturdido, oía claramente a cada trueno pronunciar su nombre con una claridad abrumadora y a cada relámpago dibujar su nombre en el cielo.

    Según la tormenta fue creciendo en intensidad, Gontzal veía y oía su nombre con más claridad y no podía explicarse lo que le estaba sucediendo en ese momento. A pesar de que sentía un pánico atroz, era incapaz de despegarse del suelo y continuaba ensimismado mirando fijamente a la tormenta.

    En ese mismo momento, un relámpago majestuoso ocupó todo el cielo hasta llegar a la mar y Gontzal sintió la fuerza del relámpago recorrer todo su cuerpo. El rayo formó una luz en el centro de su cabeza y se expandió por toda su anatomía.

    Sin más, salió de la tormenta y se situó en la pirámide de Chichén Itzá, en plena península de Yucatán. Siguiendo su instinto subió las dificultosas escaleras que llegaban hasta la cumbre y al ver la puerta abierta entró en la parte superior de la pirámide y se encontró con un hombre mayor que tenía todo el aspecto de ser un chamán. Iba con el torso desnudo, pero llevaba unas plumas cubriéndole los hombros y varios collares largos colgados del cuello. El chamán extendió su mano, se quitó una de las muchas pulseras que llevaba puestas en sus muñecas tostadas por el sol y le dio una a Gontzal. En ese momento Gontzal extendió también su mano, cogió la pulsera y se la puso en su muñeca. Posteriormente se quitó un collar con un gran zafiro azul en el centro y se lo colocó a Gontzal en el cuello. En ese mismo instante dejó de sentir miedo, estaba más tranquilo de lo que lo había estado en toda su vida. Le invadió una sensación maravillosa de paz, una sensación que le hubiese gustado poder atrapar y no dejar escapar nunca.

    El chamán le miró fijamente a sus ojos azul2es y con una melodiosa y suave voz le hizo saber que había llegado el fin de una era en la Tierra y que comenzaba una época nueva en la que él tendría un importante papel que jugar. Siguió mirándole fijamente a los ojos y le pidió que nunca se quitara el collar que le acababa de entregar.

    Así, sin más, Gontzal despertó de nuevo en el islote de Bermeo. La tormenta desapareció tan rápido como había venido y la tranquilidad volvió al seno del grupo. Todos estaban asustados hablando de lo que había sucedido, menos aquel alumno de ojos azules, pelo castaño, mirada dulce y traviesa. Aquel alumno reflexivo e inteligente sabía que allí acababa de suceder algo extraño, algo que escapaba de su comprensión, algo misterioso que le mantenía pensativo y que cambiaría su futuro de una forma drástica.

    El resto del día trascurrió con una normalidad absoluta. Los compañeros de clase de Gontzal y sus profesores hablaban de la extraña tormenta que habían visto, pero Gontzal solo escuchaba atentamente sin hacer ningún comentario al respecto.

    A la hora de la cena, su madre le notó extraño, muy silencioso para un chico bastante hablador como él y le preguntó si le había sucedido algo en el instituto; pero, aunque era un chico que contaba todo en casa, no se atrevió a dar ningún detalle sobre lo que le había sucedido al mediodía. Estuvo a punto de contárselo a su madre, pero algo le detuvo y al final no le dijo nada.

    Esa noche, Gontzal tenía un poco de miedo de acostarse y cerrar los ojos, pero al final su madre, enfadada, le mandó lavarse los dientes e ir directamente a la cama, aunque él protestó porque habían cogido vacaciones ese mismo día y no había necesidad de madrugar al día siguiente. Así y todo, no le quedó más remedio que cumplir la orden porque le amenazaron con no tocar la PlayStation en todas las vacaciones de Navidad.

    Contrariamente a lo que había pensado, se durmió con facilidad. Al acostarse puso la mano en su pecho para tocar el zafiro y saber que todo lo que había vivido era real y su nerviosismo se fue pasando y al quedarse dormido llegaron los sueños. Sueños donde aparecían truenos, relámpagos y el chamán. Sueños que le guiaron por mundos diferentes, sueños donde vio personas y animales que no había visto nunca, sueños mágicos que le llevaron a ver ciudades que no podían existir.

    Por la mañana, cuando despertó, se quedó un rato en la cama meditando sobre el día anterior y el sueño que había tenido esa misma noche. Gontzal sabía que ese sueño no era como los demás, no era el tipo de sueño que había tenido durante toda su vida.

    Siempre había sido un chico muy soñador y había tenido todo tipo de sueños, unos buenos, otros auténticas pesadillas. Pero al despertar se quedaban en eso, en un simple sueño por muy mal que lo hubiera pasado durante la noche. Él sabía que ese sueño era diferente, era real.

    Ahora, tranquilo, en la cama, estaba

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