La Luna fue nuestro primer calendario. el recuerdo mensual de que los ciclos se cumplen.
Desde muy antiguo se observó una analogía entre las fases lunares y el ciclo menstrual femenino, se creía que la mujer tenía un vínculo especial con la luna. Las jóvenes en la 1ª menstruación recibían un rito de paso, se les explicaba la relación de su menstruación con la naturaleza y la entendían como sagrada. Hoy en día no se presta la atención necesaria, a los estados emocionales y anímicos de las mujeres ni de las adolescentes con la regla. Tampoco ayuda la luz artificial que hace variar el ritmo biológico de la ovulación. Este olvido e ignorancia de los cambios hormonales repercute en una pérdida de bienestar físico y mental. Conocer las fases lunares, observarlas, sentirlas y vivirlas nos armoniza con nosotras y con la naturaleza. La eficacia de trabajar a la par con la Luna es que todo se da sin esfuerzo. Cuando es el momento idóneo para hacer algo, lo hacemos.

La regularidad para trabajar nuestras potencialidades con la luna puede ser cada 14 días para empezar, durante la luna nueva y la luna llena y luego, ir sintiendo su influjo más a menudo, diariamente o semanalmente. Uniéndonos a su ritmo todo se manifiesta de una forma más fácil y fluida. Descubrir que hay de verdad en mí, en estas 8 fases lunares con energías diferentes. Podemos identificar metafóricamente las cuatro fases principales con las estaciones del año solar y con los diferentes estadios del ciclo vital de una planta.