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Diversidad En La Población Estudiantil Universitaria
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Libro electrónico375 páginas4 horas

Diversidad En La Población Estudiantil Universitaria

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Este libro expresa, desde una mirada humanista, la visión sobre el estado actual de la educación superior en México, particularmente en Tamaulipas, y los sugerentes consejos de la doctora en educación Gloria Esther Trigos Reynoso para reconocer y atender la amplia diversidad que existe en toda población estudiantil. Alumnos: indígenas, con discapacidad, becarios, talento; entre otros.
Sus reflexiones, basadas en datos fehacientes, producto de búsquedas estadísticas, tienen que ver con una filosofía de la educación que proyecta no sólo con sus tabuladores y datos, sino con interrogantes: “si aceptamos que la influencia de la formación ofrecida por una institución educativa permanece para siempre, ¿qué hacer, desde ahora, para potenciar esa influencia en la vida de un ex universitario?; y nos dice que “Una de tantas respuestas puede ser: facilitarle su proceso de reconocimiento, así como el desarrollo de su potencial para construir su proyecto de vida.” Su obra nos recuerda aquellos fellow de las legendarias universidades del viejo continente que hacían de la vida intelectual, la filosofía y la investigación su mayor riqueza como aportación humana.
Pensamos en figuras de otros siglos, como Francis Herbert Bradley, Immanuel Kant, Jan Amos Comenius, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir que ejercieron su profesión docente de manera elevadamente noble, como un deber, por todo lo recibido en sus propias universidades.
La autora ha escrito artículos derivados de sus análisis que se han publicado principalmente en sitios web, con los que integró un compendio que puede ser reconocido en estas páginas como un legado de su rica experiencia profesional. Sus ideas y experiencias deben quedar impresas para alimentar, como ella dice, futuras investigaciones y responsabilidades de docentes y funcionarios en un campo tan necesitado de cultivo como es el educativo.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento4 may 2021
ISBN9781506537047
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    Vista previa del libro

    Diversidad En La Población Estudiantil Universitaria - Gloria Esther Trigos Reynoso

    Copyright © 2021 por Gloria Esther Trigos Reynoso.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:1908783

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Corrección de estilo: Luis Ángel Guerrero Uribe

    Diseño: Erika González Navarro

    Fecha de revisión: 30/08/2021

    Palibrio

    1663 Liberty Drive, Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    830082

    Índice

    Dedicatoria

    Agradecimientos

    Prólogo por María Guadalupe Moreno Bayardo

    Presentación

    CAPÍTULO 1

    Mi compromiso laboral

    1.1. Una historia rodeada de sueños

    1.2. El tiempo pasa…de todas formas

    1.3. Reflexión de mi Práctica Docente

    1.4. Un grano no hace granero, pero ayuda al compañero

    1.5. Dad al César lo que es del César…

    CAPÍTULO 2

    Población estudiantil de origen étnico

    2.1. Etnicidad: inclusión y equidad

    2.2. Más allá de los números. El caso de alumnos hablantes de lenguas indígenas de la UAT

    2.3. Quemah miqui ce tahtolli, miqui nochi tachializ tlen taltipacti

    CAPÍTULO 3

    Población estudiantil con discapacidad

    3.1. Discapacidad e implicación generosa

    3.2. Discapacidad y Educación Superior

    3.3. Por una sociedad más humana

    CAPITULO 4

    Población estudiantil becaria. Tres miradas: de la propia institución, de los becarios y de los padres de familia.

    4.1. Primera mirada: Reflexiones y acciones desde la administración central de la UAT

    I. Las becas: un bien, pero… ¿cómo mejorar su impacto?

    II. Los programas sociales y los equipos técnicos

    III. La inteligencia institucional y los programas becarios federales

    IV. Identificación de casos de éxito de programas becarios federales

    V. Los programas becarios, ¿hacia la agenda de investigación educativa?

    VI. Algunos elementos para políticas públicas desde la convergencia de dos programas becarios federales

    VII. El Verano de la Investigación Científica, baluarte del desarrollo científico en México: el caso de la Universidad Autónoma de Tamaulipas

    4.2. Segunda mirada: Los becarios

    II. Los beneficios del PRONABES en la comunidad universitaria tamaulipeca (UAT)

    III. Programas de becas: ¿una escalera al éxito?

    IV. Fortalecimiento de la autoestima de los becarios PRONABES. Taller de desarrollo de habilidades sociales para el campo laboral

    4.3. Tercera mirada: Los padres de familia

    I. Percepción de padres de familia sobre el PRONABES

    CAPÍTULO 5

    Deserción escolar o del abandono o cambio de proyecto personal

    5.1. Estrategia contra la deserción: conocer al alumno

    5.2. La otra cara de la deserción

    5.3. Deserción escolar: ¿descripción o acción?

    5.4. Egreso y deserción, ¿satisfacción y frustración?

    5.5. ¿Cómo subir la escalera?

    CAPÍTULO 6

    Egreso, logro de una meta. Base para continuar

    6.1. Alumno talento, ¿sinónimo de vaca púrpura?

    6.2. Reflexión sobre el desarrollo de la carrera profesional

    6.3. ¿Qué hará ahora que ya obtuvo el doctorado?

    6.4. El modelo educativo ¿factor determinante de ingreso al Sistema Nacional de Investigadores?

    CAPITULO 7

    Titulación. La importancia de cerrar ciclos

    7.1. La Importancia del título y la cédula profesional

    7.2. De desertor a profesionista

    7.3. ¿Deserción? ¿Titulación? Panorama de la generación 2003.3 de la UAT

    Bibliografía

    Sobre la autora

    Sobre la prologuista

    Dedicatoria

    Al corazón de las instituciones educativas: los estudiantes.

    A los estudiantes de ayer, ahora profesionistas; a los estudiantes

    de ahora, futuros profesionistas que he tenido la fortuna de

    conocer y cuya voz ha sido un acicate para nuevas búsquedas.

    A los futuros estudiantes de toda institución educativa.

    Agradecimientos

    A Dios, por permitirme cumplir –lo mejor que pude– mi compromiso

    laboral y por llegar con salud, al final de este tramo de mi camino.

    A mis amados padres: Esperanza y Rafael; hermanos: Eugenia,

    Rebeca, Fabián, Blanca, Jesús y Leticia; hijos: Claudia, César,

    Edgar y Alejandro, y nietos: Vanessa, Mari Fer, Edgar, Tiberios,

    Gloria, Claudio, Victoria y Alejandra, por su inmenso cariño

    y por ser, estar y comprender mis aparentes silencios.

    A los fundadores de distintos medios de comunicación,

    por su apoyo en la divulgación de mis textos:

    Dr. José Roberto Campos Leal de TuRevista DigiU@T,

    Dr. Jorge Medina Viedas (+) de Campus Milenio,

    Dr. Erick Juárez Pineda de Educación Futura, Lic. Casimiro Basoria Mata

    de La Capital y Lic. Cuauhtémoc Flamarique Torres de Nota Tamaulipas.

    A quienes fueron mis interlocutores; de todos aprendí lo necesario.

    A quienes, con su escepticismo sobre trabajos de investigación y análisis

    académico, fortalecieron mi propósito de continuar en este sendero.

    A quienes, sin saberlo, me brindaron la energía y tenacidad para

    explorar nuevas vías o quizá las mismas, pero con nueva mirada.

    Prólogo

    Pudiera pensarse que el investigador, el académico, el analista o el administrador que escribe un libro relacionado con la educación superior lo hace con base en información fidedigna que es recabada, analizada y sistematizada, para destacar en forma posterior lo que esa información permita afirmar sobre el asunto elegido, sobre todo cuando se trata de la que puede ser expresada en números. Porque a fin de cuentas los números son fríos y hablan por sí solos. Pero cabe preguntar: ¿realmente es así?, ¿se trata sólo de dejar que los números hablen?

    El libro Diversidad en la población estudiantil universitaria, escrito por la doctora Gloria Esther Trigos Reynoso, es una muestra fehaciente de que el planteamiento del párrafo anterior dista mucho de haber sido asumido por ella como único criterio orientador de su obra. Fruto de sus estudios y reflexiones, los cuales fueron surgiendo de manera estrechamente relacionada con las diversas funciones y encomiendas que ha desempeñado en la Universidad Autónoma de Tamaulipas, nos presenta este texto, que en toda su extensión se percibe:

    a) Gran sensibilidad a lo que ocurre en el entorno universitario, misma que la llevó a dejarse interpelar por aquello que está detrás de los números y que sólo puede develarse cuando se da una conjunción entre capacidad de análisis, interés por las personas a las que están referidos los números, compromiso con las tareas que se tienen encomendadas y la certeza de que el seguimiento cuidadoso de todo lo que se emprende en una institución es lo que puede permitir optimizar los resultados de los diversos programas y acciones con los que se pretende beneficiar a los estudiantes.

    b) Profundo interés por la diversidad existente en la población estudiantil universitaria con marcado énfasis en aquellos que pueden ver afectado su propósito de culminar una licenciatura de manera asociada a ser población de origen étnico, con discapacidad o en situación de pobreza extrema, al mirar no sólo el alto riesgo de deserción o abandono que puede haber en estos grupos, sino también el potencial de quienes logran su propósito a pesar de vivir en condiciones adversas.

    c) Constante preocupación por analizar el impacto que tienen los diversos programas institucionales con los que se pretende apoyar a los estudiantes. Así, sus estudios pasan por el análisis de lo que ocurre en el caso de los alumnos que cuentan con algún tipo de beca, de los que reciben apoyo para su participación en los veranos de la investigación científica, o bien de los que tienen algún otro tipo de beneficio ofrecido por la institución. En este sentido, sus análisis siempre van acompañados de señalamientos en torno a cómo puede ser mejorado el impacto de esos programas no sólo en términos del aprovechamiento académico de los estudiantes, sino también en beneficio de su situación personal y la de sus familias de origen.

    d) Perspectiva de análisis que no sólo se enfoca en el ayer o el ahora, sino que tiende a mirar a lo que sigue con aprendizaje del pasado y un constante aprendizaje del presente. Así, algunas de las preguntas que siempre tiene en mente son: ¿cómo se pueden optimizar los logros de los programas que se emprenden en la universidad?, ¿qué aportan los resultados de tal estudio en términos de orientar acciones futuras?, ¿qué más podría alcanzarse con un adecuado seguimiento y buscando la sinergia entre todas las áreas de la universidad?

    e) Interés prioritario por la persona de los estudiantes, por su desarrollo en todos los ámbitos, por la necesidad de apoyarlos cuando ya obtuvieron todos los créditos de la carrera que cursaron, pero necesitan ser impulsados a no conformarse con ello; tanto si se trata de obtener el título y la cédula, o de cuestiones como el desarrollo de su autoestima para acercarse con seguridad a las fuentes de trabajo.

    Por todo lo anterior, reafirmo que la autora de esta obra ha ido más allá de los números para conducirnos también a lo que hay detrás de ellos; concretamente, a develar situaciones de las personas a las que esos números se han referido, a la pertinencia e impacto de las acciones institucionales que se han llevado a cabo, así como a la forma en que las situaciones encontradas urgen a la universidad a ofrecer cada vez mejores respuestas en el marco de un compromiso que empieza por el de cada persona que labora en la institución.

    Enhorabuena a la autora por la forma en que ha podido reflejar en esta obra una variedad de cuestiones de suma importancia para las instituciones universitarias y por la manera en que ha reflejado también su forma de asumir --ya por más de cuarenta años-- su compromiso con la educación y con la Universidad Autónoma de Tamaulipas en la que ha dejado la huella de toda su vida laboral.

    María Guadalupe Moreno Bayardo. Guadalajara, Jal., noviembre 2020.

    Presentación

    El presente libro es producto de una serie de reflexiones y acciones que, a lo largo de mi trayectoria profesional como parte de la Universidad Autónoma de Tamaulipas, durante poco más de cuarenta años, han desembocado en diversos textos publicados en distintos medios de comunicación, trabajos que han sido ordenados con un criterio temático, no cronológico, que refieren resultados de análisis específicos sobre temas en torno a la atención al alumno en general y, en particular, al alumno que cursa estudios universitarios.

    Durante este tiempo pude constatar lo que con alguna insistencia señalo en este material: que, en el desarrollo de las funciones propias de la Universidad, llámese sustantivas o adjetivas, no hay fronteras reales; sólo existe un organigrama general que establece líneas sutiles de separación de actividades por cuestiones de orden e identificación de personas que tengan mayor facilidad para atenderlas de acuerdo con su perfil. Esto quiere decir que las funciones de la institución son únicas y todos debemos trabajar en torno a su atención desde distintos espacios y sumar esfuerzos para lograr el mismo objetivo.

    Tratar de comprender, desde el día a día de mi propio ejercicio profesional, cuál es el compromiso último de las instituciones de educación superior para con la sociedad y, desde luego, con sus alumnos, me ha llevado a plantearme preguntas que, en un intento de responderlas, han guiado e inspirado mi quehacer. Ahora puedo decir que su deber es contribuir al desarrollo social a través de la formación de recurso humano comprometido con su propia superación en bien y provecho de los demás. Esto me llevó a cuestionarme, adicionalmente, ¿cómo lograrlo?, ¿cómo imprimirle la dosis adecuada de polivalencia o relevancia a la formación que se ofrece al alumnado para que, sin importar los cambios a que se tenga que enfrentar, pueda seguir siendo vigente y brindando alternativas de solución a problemas específicos?

    En la compilación que aquí se presenta apenas se alcanzan a realizar algunos análisis que permiten atenazar con firmeza y claridad algunas pautas que se pueden seguir para mejorar sustancialmente las prácticas que han prevalecido y que se caracterizan por la desarticulación tan evidente de las funciones de la universidad en general, lo cual sugiere --a la vez que apremia-- mayor profundidad de análisis mediante la integración de equipos multidisciplinarios cuya función específica sea el conocer de cerca la institución, dar usabilidad a la inmensa cantidad de datos con la que se cuenta, pero que no ha sido aprovechada para el propio desarrollo institucional. Es importante destacar que en el desarrollo de esta tarea es primordial conocer la historia de la propia institución para lograr una mejor interpretación de los resultados que se obtengan. Entonces, revalorar tanto la analítica académica o inteligencia institucional, así como la investigación educativa que favorezca la producción académica original, fortalecería inconmensurablemente, la columna vertebral de las instituciones educativas: la superación académica.

    Es oportuno mencionar que, en algún momento, he recibido comentarios acerca de lo repetitivo que parecen ser algunos escritos. Sin embargo, ante ello sólo puedo señalar que la base de la cual emanan es la información que el mismo alumnado proporciona y que también va generando a lo largo de su paso por nuestras aulas: analizada con la misma metodología de trabajo, pero abordada desde diferentes aristas, donde el hilo conductor es la diversidad. Como resultado, se habla de distintos tópicos relacionados entre sí, como son: alumnos desertores de programas becarios federales, alumnos talento participantes en programas becarios federales, alumnos con discapacidad, alumnos que proceden de una comunidad indígena, egresados que no se han titulado, entre otros.

    Esto hace parecer que hay repetición. Sin embargo, es por la comprobación que se logra hacer de que en los diferentes subgrupos estudiantiles hay situaciones que coinciden por el solo hecho de ser estudiantes de nivel universitario --como grupos de edad, carreras que estudian--; pero hay otras que los diferencian totalmente, como el lugar de procedencia, la salud, la situación vulnerable en varios sentidos, siendo estas últimas características, que retratan la gran diversidad existente, las que en esencia se deben considerar al momento de diseñar iniciativas para propiciar su permanencia, egreso y titulación que los lleven a una mejor inserción laboral.

    Algo que considero importante expresar en este punto es que siempre soñé con compartir mis estudios, resultados y recomendaciones logrados en cada espacio administrativo y docente del que estuve a cargo. Los primeros intentos se dieron cuando decidí documentar el trabajo que se venía realizando en la línea de diseño curricular. El resultado fue establecer una metodología construida con la colaboración del personal que trabajaba estas tareas en las facultades y escuelas de la Universidad, y que estuvo vigente hasta el año 2000 en que inició el modelo curricular flexible. Las publicaciones en este tenor son: El diseño curricular en la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Un estudio de caso y El desarrollo curricular en la Universidad Autónoma de Tamaulipas. Elementos teórico-metodológicos, publicados por el departamento de fomento editorial de la UAT en 1989 y 1990, respectivamente.

    Derivado de la atención a este tema fue posible identificar que no existía un expediente relativo al registro de la oferta educativa de la universidad ante la Dirección General de Profesiones de la Secretaría de Educación pública, razón por la que en 1984 inicié y coordiné durante veinte años el trabajo relativo a la sistematización de toda la información que incluye el registro de la UAT como institución educativa hasta la actualización de la oferta educativa existente en el año 2005, fungiendo como gestora ante la citada dependencia durante el mismo periodo. Algunos logros durante este ejercicio fueron: la integración de un archivo digital de esta actividad que fue entregado en ese año, tanto a la Secretaría General como a la Secretaría Académica de la Universidad para su seguimiento; gestionar y realizar el diseño del formato único de los títulos profesionales emitidos por la universidad; asimismo, detectar la necesidad de facilitar la homologación y reconocimiento de la formación de nuestros egresados interesados en realizar estudios en el extranjero, por lo que procedí a diseñar el formato del Certificado Académico Acreditativo, el cual está vigente desde el año 2004, hasta la fecha.

    De la misma manera, en el año de 1993 documenté la premiación relativa al Reconocimiento al Mérito Universitario que tuvimos el honor de iniciar en el año de 1986 y coordinar desde ese mismo año hasta el 2004. El documento contiene la base legal, la semblanza de los universitarios ilustres que dieron nombre a los distintos reconocimientos entregados en solemne ceremonia anual, así como la relación de alumnos, docentes y trabajadores sindicalizados que fueron merecedores de una distinción. La edición de este trabajo estuvo a cargo del departamento de fomento editorial de la UAT y se actualizó anualmente hasta el año de 1997. Esta información dio pie a la realización del video institucional por la Dirección de TV-UAT que año con año enmarca esta ceremonia. En forma adicional a esta tarea, durante el año 2005, coordiné los trabajos sobre la evaluación del reglamento del reconocimiento al mérito universitario con la participación de docentes e investigadores de distintas facultades y unidades académicas. Dentro de sus resultados destaca una propuesta obtenida por consenso para incluir entre los reconocimientos al personal de mandos medios y superiores, que a diferencia del sindicalizado que sólo se premia por años de antigüedad en el trabajo, el reconocimiento se debería otorgar después de cumplir con una serie de requisitos, como: contar con una antigüedad ininterrumpida de por lo menos 25 años, contar con estudios de posgrado, realizar investigación, atraer fondos o subsidios federales, contar con producción académica, entre otros. En ese entonces era y, sigue siendo, una propuesta viable y también necesaria para motivar al personal académico-administrativo que se esmera en su trabajo. Sin embargo, dicha iniciativa no ha prosperado.

    Posteriormente, realicé estudios sobre estilos de aprendizaje con el propósito de obtener elementos para fortalecer la práctica áulica de los docentes de nivel medio superior en el proceso de reforma del plan de estudios de dos años y el inicio del plan de tres años. Intenté cruzar esta información con los resultados del EXANI I, el cual nos tocó introducir, en su tiempo, en la Universidad. También realicé evaluación de impacto de programas becarios federales: el Verano de la Investigación Científica y el Programa Nacional de Becas para la Educación Superior (PRONABES). No era suficiente para mí que el número de becas fuera en aumento, a pesar de ser positivo; lo que realmente cautivaba mi atención era conocer el beneficio académico que los alumnos tenían con ese apoyo y también cómo su familia percibía ese beneficio. Realicé evaluación del Verano de la Investigación Científica a los 20 años de vigencia; después, a los 25 años. En cuanto al PRONABES, realicé su evaluación a los seis años y publiqué los resultados obtenidos.

    No obstante, el impulso principal para compartir mis análisis, sin mayores dudas, fue recibido de una gran investigadora educativa que admiré desde la década de los ochenta y que deseaba conocer personalmente. Dios me dio la fortuna de lograrlo; y a la fecha, conservar su amable trato, su orientación y lo más valioso, su amistad. En la primera entrevista que me concedió tuve la oportunidad de apreciar su gran calidad humana y su interés por conocer y apoyar al prójimo, lo cual es algo inestimable para mí. Se trata de la doctora María Guadalupe Moreno Bayardo de la Universidad de Guadalajara, quien después de conversar ampliamente, con una voz acariciadora, me dijo algo tan sencillo como poderoso que se grabó en mi mente y en mi corazón: Gloria: por lo que veo tienes muchas cosas que decir y, generalmente, quien tiene algo qué decir, puede escribir.

    ¿Así de fácil?, pensé y, bueno… empecé a escribir mi primer artículo de divulgación Conocer al alumno, estrategia contra la deserción, publicado en Campus Milenio (ahora denominado Suplemento Milenio) gracias a la sugerencia de otro reconocido investigador que tuvo disposición para escucharme, conocer mi trabajo y abrirme puertas en diferentes medios: el doctor Pedro Alejandro Flores Crespo, investigador especialista en políticas públicas, de la Universidad Autónoma de Querétaro.

    Los primeros escritos los sometí al escrutinio de los investigadores ya mencionados para darme mayor certeza en ese camino. Posteriormente, seguí escribiendo; cometía algunas fallas al querer expresar mis puntos de vista: no lograba la claridad ni precisión que deseaba. Sin embargo, esos fallos no fueron tan relevantes como para detenerme. Al seguirlo intentando experimenté una gran emoción y libertad en el proceso de escribir, debido a que hablar de diversidad significa abarcar tantas aristas como la propia sensibilidad lo sugiera.

    Por otra parte, como un elemento de gran valía, está la retroalimentación que he recibido desde allende el mar, como diría un excelente amigo. Me refiero a los comentarios tan motivadores del doctor Francisco Marmolejo Cervantes, quien fuera Coordinador Global de Educación Superior en el Banco Mundial y actualmente funge como presidente asesor en la Fundación Qatar en Doha, Qatar; del doctor Juan Jesús Alcolea Picazo, de Madrid, asesor de diversas universidades en el tema de inteligencia institucional, quien sin conocerme accedió a prologar mi libro Los programas sociales. De su conocimiento a su evaluación y mejora continua una vez que conoció su contenido; de la doctora María Paz Sandín Esteban, especialista en investigación cualitativa de la Universidad de Barcelona, quien en una entrevista me expresó: Tu trabajo es del tipo de trabajos que tienen efecto mariposa, van avanzando poco a poco y crean un gran impacto; de la maestra Ángels Alegre Sánchez, directora del Observatorio del Estudiante de la Universidad de Barcelona y del equipo de Transiciones Académicas y Laborales de la misma universidad, coordinado por la doctora Pilar Figuera Gazo, con quienes logré una gran empatía por el tipo de trabajo que he desarrollado y que encuentra eco, en alguna medida, en lo que el citado equipo realiza.

    No puedo dejar de mencionar que en el ámbito nacional tuve la fortuna de ser escuchada y atendida en diversas ocasiones por el doctor Salvador Alejandro Malo Álvarez, quien fungió como Director General de Educación Superior Universitaria en la Secretaría de Educación Pública, al apoyar el Proyecto Evaluación de dos Programas Becarios: Oportunidades y PRONABES desde la experiencia de la Universidad Autónoma de Tamaulipas; asimismo, por el licenciado Ignacio Arvizu Hernández quien fuera coordinador nacional del Programa PRONABES; por el doctor Víctor Manuel Pérez Abreu Carrión, director del programa nacional Verano de la Investigación Científica; por el doctor Ismael Zamora Tovar, decano del área de ciencias sociales, económicas y administrativas de la Universidad Autónoma de Guadalajara, quien apoyó mi interés de realizar investigación sobre estilos de aprendizaje, al facilitarme material y compartirme su experiencia en el tema; por el doctor José Alfredo Verdugo (+) quien fuera Presidente del Consejo Nacional para Asuntos Bibliotecarios, así como por el maestro Juan Ángel Vázquez Martínez del mismo Consejo, quienes creyeron en la iniciativa de realizar un diagnóstico del Sistema de Bibliotecas de la Universidad y me apoyaron para lograrlo (fue el primer trabajo en su género, a nivel nacional).

    Cabe mencionar que, al momento de contar con el documento del diagnóstico citado, presenté mi renuncia al cargo de Directora de Bibliotecas para poder enfocar mi esfuerzo y profundizar un poco más en el tema que atendía antes de ese nombramiento. Evidentemente, al ser coherente con mi sentido de responsabilidad, no podía renunciar sin antes dejar una propuesta de trabajo sólida para esa área que en un futuro cercano requiere iniciar un proceso de autoevaluación como está previsto en el plan de mejora que forma parte del mismo documento. Asimismo, se sentó la base para la presentación anual de la estadística de bibliotecas (formato 912), al tramitar y obtener la Clave de Centro de Trabajo (CCT) de 21 bibliotecas de la universidad, abonando

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