MENTE TODOTERRENO
L a historia es muy conocida: cada primero de enero despertamos con las secuelas de la fiesta del día anterior y con un sentimiento de página en blanco. El reloj se ha reiniciado y es momento de plantearnos “ahora sí en serio” el cumplir todas nuestras resoluciones de Año Nuevo. “Este es mi año”, muchos nos decimos en el calor del momento, dispuestos a poner todo el empeño en alcanzar dichas metas.
Así, comienzan los preparativos: compramos agendas y manuales de manejo adecuado del tiempo, descargamos aplicaciones que nos ayudarán a organizarnos, calenda- rizamos, planeamos y creamos sistemas de apoyo grupal, entre muchas otras estrategias que nos aseguren cumplir con nuestros propósitos y tener un año exitoso. Entonces, los meses empiezan a transcurrir y la vida se interpone. Poco a poco, las obligaciones cotidianas toman prioridad y nuestros objetivos personales (bajar de peso, aprender un idioma, ahorrar y hacer ese viaje soñado, terminar la tesis, renunciar al trabajo y emprender, etc.) pasan a segundo plano y se quedan sin cumplir. ¿Por qué pasa esto?
Angela Lee Duckworth, investigadora de la Universidad de Pensilvania, nos confiaría que la explicación es muy sencilla: nos falta grit, un rasgo que ella y su equipo de investigación definen como perseverancia y pasión con las metas a largo plazo. “Grit es tener resistencia, comprometerte con tu futuro día tras día, no sólo por una semana, no nada más por un mes, sino por años, y trabajar realmente duro para volver ese futuro una realidad. Grit es vivir la vida como un maratón y no como una carrera”, explica la investigadora durante la plática TED que popularizó el concepto en 2013.
La idea de que las personas exitosas lo son porque tienen altos niveles de grit ha ganado popularidad en la última década. Es posible encontrar el término en áreas como los deportes, negocios, educación, libros y manuales de , entre otros ámbitos. Esta premisa descarta las viejas creencias de que
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