Redención de los perdidos: La saga de la ciudad encantada, #2

Por Ty'Ron Robinson II

"RECUERDA LAS FORMAS ANTERIORES".

Randolph Henrich continúa su viaje a La Ciudad Embrujada con sus asociados Cody Landon y Beth Grasslands a su lado. Luchando contra las fuerzas oscuras tanto del hombre como del espíritu que rodean las tierras en ruinas mientras descubren un mundo secreto donde se dan cuenta de que es mejor buscar los viejos caminos.

Este libro también incluye los primeros tres capítulos de The Horde , así como un glosario de The Haunted City Saga .

• Idioma: Español
• Editorial: Dark Titan Entertainment
• Fecha de lanzamiento: 7 abr 2021
• ISBN: 9781071595732

Vista previa del libro

REDENCIÓN DE LOS

PERDIDOS

LA CIUDAD EMBRUJADA II

TY’RON W. C. ROBINSON II

La redención de los perdidos: La Ciudad Embrujada II es una obra de ficción. Las referencias a personas, acontecimientos, establecimientos, organizaciones o locales reales sólo pretenden dar sensación de autenticidad y se utilizan de forma ficticia. Todos los demás personajes, todos los incidentes, el diálogo son extraídos de la imaginación del autor y no deben ser vistos como reales.

Copyright © 2020 por Ty'Ron W. C. Robinson II. Todos los derechos reservados.

Publicado por Dark Titan Entertainment.

También disponible en tapa dura y rústica.

Dark Titan Extended es una rama de Dark Titan Entertainment.

Tapa dura ISBN: 978-1-7343300-0-7

Rústica ISBN: 978-1-7353154-6-1

ISBN del libro electrónico: 978-1-7353154-7-8

darktitanentertainment.com

CAMINOS MISTERIOSOS

I

Avanzando por el mundo occidental, dejando las montañas místicas, el Warslinger condujo a sus nuevos aliados a las partes más profundas de las revelaciones. Pasando de sus anteriores encuentros con enemigos y escenarios de otro mundo. Calma y colectividad. Más bien una unidad. Cody y Beth han acordado alinearse con el Warslinger en su búsqueda para llegar a la Ciudad Embrujada. Después de ver un atisbo de la legendaria ubicación en la cima de la montaña. La montaña es ahora conocida como el Monte de la Adivinación.

Mientras caminaban por el sendero enderezado, que sabían que era un camino debido a las huellas de neumáticos y de caballos en la tierra. Cody pudo ver algo en el horizonte más allá. Un objeto que estaba cerca de alcanzar las nubes. Lo señaló hacia ellos.

Señor, ¿qué son esos?

Henrich miró hacia arriba y vio los objetos en el cielo. A su vista, parecían agujas afiladas que se alzaban sobre el suelo, casi tocando el primer cielo. Beth dio un paso adelante, protegiendo sus ojos del sol con la mano.

¿Son edificios?

Sí. Dijo Henrich. Lo son.

¿Qué lugar está más abajo? Se preguntó Cody. ¿Es allí donde nos dirigimos a continuación?

Si está en nuestro camino, entonces sí. Si no, seguimos avanzando.

Después de kilómetros de caminata, se detuvieron. Tomando un momento para relajarse y descansar, Henrich giró a su derecha y vio la ciudad más cerca. Pudo ver los edificios que se alzaban en alto. Cody los miró, observando su altura.

Nunca había visto tales estructuras.

¿En serio? dijo Beth. Nunca has visto rascacielos

No. ¿Qué son estos rascacielos?

Son edificios, muchacho. Dijo Henrich. Sólo edificios. Aunque ya no se llaman rascacielos. Demonios, no se han llamado así en casi cuatrocientos años.

¿Cómo los llaman ahora?

Rompedores de los Cielos en el Mundo Occidental. Rompedores de Domos en el Mundo Oriental.

Siguieron avanzando hacia la ciudad que tenían delante. Muy familiar, pero antigua. Vieja debido a la cantidad de años que han pasado desde su creación. Henrich estaba allí cuando se fundó la ciudad, al igual que estaba ahora en su final. O eso es lo que parece. Finalmente, su paseo había cesado al encontrarse en la entrada de la ciudad.

¿Cuál era el nombre de este lugar? Cody preguntó.

Ahora, el viejo Los Ángeles. Declaró Henrich. Un lugar que una vez se llamó ciudad de los ángeles. Ahora, es un lugar de descanso para los perdidos, los cansados, y sobre todo, los malvados.

II

Caminando por las calles sucias y llenas de basura del Viejo Los Ángeles, la ciudad se ha convertido en una parada de descanso y en un punto de salvamento para todo aquel que pueda sobrevivir en su interior. Los edificios se han convertido en escombros. Otros se mantienen en pie mientras su otrora atractiva apariencia se ha desvanecido en una simple torre polvorienta.

¿Qué es ese hedor? Cody miró a su alrededor, cubriendo su cara.

Es el río. Respondió Henrich. Está muerto.

¿Qué ha pasado aquí? Se preguntó Beth, mirando la destrucción de la ciudad. Siguió mirando y vio grietas por todo el suelo de la ciudad.

¿Qué son todas estas grietas?

Un gran terremoto mundial pasó por aquí durante la época de la Guerra del Oeste. Afirmó Henrich. Destruyó gran parte de lo que estaba en su camino. La gente evacuó sin previo aviso. Muchos murieron. Pocos lograron sobrevivir y huyeron a la región más cercana.

¿Y qué hay del resto de este lugar? Preguntó Cody. ¿Los edificios y demás?

El tiempo. Dijo Henrich. El movimiento del tiempo ha transformado este lugar en lo que se ha convertido. Durante mi juventud, esta ciudad era un lugar próspero. Sin embargo, todo eso fue antes de la Guerra del Oeste.

De donde yo vengo, Los Ángeles prospera. Es una gran ciudad. Se parece a esta, pero en pleno funcionamiento.

Debe ser agradable. Dijo Henrich.

Yo no la llamaría agradable. Pero, es animada.

¿Cuántas guerras ha habido?

Demasiadas para contarlas. Estuve en la mayoría de ellas.

¿Luchaste en la Guerra de los Tiradores? Preguntó Cody.

Fui un soldado de primera línea en esa guerra. Muy joven. Con ganas de hacer la matanza cuando era necesario.

¿Y qué eres ahora? se preguntó Beth. ¿Sigues siendo el mismo joven o eres más maduro?

Henrich suspiró y se encogió de hombros.

Un poco de ambas cosas, supongo.

Al caminar, Henrich divisó a varios hombres dispersos por la zona. Cinco de ellos, vestidos con ropas harapientas. Pantalones rotos y botas desgastadas. Olían a la vieja ciudad. El hedor a aceite y a mosto cubría la zona. Henrich movió lentamente las manos hacia sus tiradores. Landon vio los movimientos de las manos y le hizo una señal a Beth mientras los hombres se acercaban.

Bueno, qué tenemos aquí. Un hombre hizo un gesto. Un par de forasteros.

Sólo estamos de paso. Henrich dijo. No deseamos ningún problema.

Lamento escuchar su petición, buen señor. Otro hombre dijo, acercándose a Henrich. Pero, están en nuestra ciudad y aquí, nosotros hacemos las reglas.

¿Y qué reglas implican para los forasteros?

Les quitamos lo que tienen y, normalmente, los matamos. Muy sencillo.

Henrich asintió, mirando a los hombres rodeados. Landon asintió a Henrich y también lo hizo Beth. Henrich le devolvió el saludo antes de volverse hacia el hombre que tenía delante.

"Ahora,