BELZONI EL FORZUDO DEL CIRCO QUE DESCUBRIÓ LA TUMBA DE SETI I
GIOVANNI BATTISTA BELZONI (1778-1823), HABÍA ABANDONADO EL MUNDO DEL CIRCO EN DONDE SE GANABA LA VIDA COMO FORZUDO PARA DEDICARSE LA RECUPERACIÓN DE TESOROS ARQUEOLÓ-GICOS EN ORIENTE. No solo llevó a cabo importantes descubrimientos como las tumbas de Seti I y Ramsés II, sino que adquirió, bajo el auspicio del cónsul inglés Henry Salt, gran cantidad de piezas que hoy forman parte de colecciones públicas y privadas. A pesar de su comportamiento, en ocasiones al límite y no siempre ético, su trabajo y legado le han encumbrado a ser considerado uno de los pioneros de la arqueología y la egiptología en el primer tercio del XIX.
Originario de Padua (Italia), Belzoni estudió entre los años 1794-98 Ingeniería Hidráulica en Roma, y aunque durante un tiempo pensó en ingresar en la Orden de los Capuchinos, la ocupación francesa de Napoleón de 1798 en Roma truncó sus planes. Tras acabar sus estudios deambuló por diversas ciudades europeas como Ámsterdam con el fin de desarrollar sus conocimientos de ingeniería, hasta que en 1803 se trasladó a Londres en busca de un futuro más prometedor.
Belzoni era un portento físico. Gracias a su gran complexión atlética y dos dos metros de altura no tardó demasiado tiempo en encontrar trabajo en un circo. A partir de ese momento se le empezó a conocer como "El Forzudo o el Sansón de Patagonia", y el número estelar que protagonizaba era todo un espectáculo que llamaba la atención: transportaba a 12 personas subidas a un arnés de hierro alrededor del escenario. La gran pirámide humana se convirtió en el principal reclamo del circo donde actuaba cada noche, el teatro Salder’s Wells. Aquí conoció a su esposa Sarah, de origen irlandés, quien le acompañó a lo largo de su vida en todos sus viajes.
RUMBO A EGIPTO
Belzoni abandonó Londres en 1812, agente del Pachá de Egipto, , quien buscaba ingenieros europeos para su país.
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