Egipto eterno
Es posible que en la actualidad sepamos más sobre la civilización egipcia que sobre ninguna otra de las antiguas, y hay un par de buenos motivos para ello. Por una parte, hablamos de la más duradera y refinada de las culturas que ha conocido el mundo, con unos cuatro milenios de historia, el doble de lo que lleva vigente el cristianismo. Por otra, nos referimos al sector más activo y dinámico de nuestro interés por el pasado: la egiptología.
Podría decirse que la arqueología actual nació en Egipto y que su impulsor original fue Napoleón Bonaparte. Las pirámides de Guiza siempre estuvieron allí, sirviendo al planeta de objeto de admiración, pero hasta el siglo XIX Occidente contemplaba de lejos el viejo universo faraónico. En 1798, la expedición militar de Napoleón al Nilo para interrumpir la comunicación del Imperio británico con sus posesiones orientales integró a un (), una de las ediciones más importantes de la historia de la imprenta. La obra, cuidadosísima y exuberante, pesaba en total media tonelada y puso en marcha las apasionadas búsquedas alemanas e italianas en el Valle en los dos siglos posteriores.
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