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Gustos atrevidos: Antología Dulce Pecado
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Gustos atrevidos: Antología Dulce Pecado
Libro electrónico80 páginas1 hora

Gustos atrevidos: Antología Dulce Pecado

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Todos ellos estaban a punto de descubrir el excitante poder del chocolate. Los propietarios de una prestigiosa tienda de dulces querían demostrar la teoría de que el chocolate era el mejor afrodisíaco del mundo. Para ello llevaron a cabo un estudio muy poco ortodoxo que disfrazaron de promoción de San Valentín. Cuando los confiados clientes empezaron a probar el chocolate… los resultados fueron sorprendentes.
La sensata Rebecca Moore se atrevió a aceptar la propuesta de tener una aventura erótica con un millonario playboy llamado Connor Bassett.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento4 mar 2021
ISBN9788413751962
Gustos atrevidos: Antología Dulce Pecado
Autor

Janelle Denison

Janelle Denison has been writing romances for over 10 years, and even from the very first book she attempted to write (which is now stuffed in a box in the garage rafters) she knew she wanted to write category romance, because those were the kind of books she loved to read. It took her five years to make that first sale, which was for The Family Man, written under the pseudonym Danielle Kelly. It took Janelle another two-and-a-half years to sell her second book, which, unfortunately, wasn't slotted as a category romance, though she has the rejection letters to prove that she tried to sell it to Silhouette first! Heaven's Gift (written under her own name) was published in 1995. Another two years passed (sigh) of collecting rejections before she found two wonderfully supportive editors, and everything finally fell into place in 1997 when she sold two books to Mills & Boon for their Sizzling Romance series, and another two books to Mills & Boon Tender Romance. Writing for both supplies a wonderful creative outlet for both her modern, ultra-sexy stories and her warmer, traditional romances. A few years ago, Janelle left her day job as a construction secretary to write full-time. Now she finds herself elbow deep in deadlines, proposals (growling at her husband to fix a glitch in the computer so she can get back to work!) contracts, line-edits, (stressing over a scene that won't work or characters that just won't talk or co-operate with the plans she has for them!) galleys, art-fact sheets, and other publishing paperwork. Admittedly she wouldn't trade all the craziness in for tights, rush hour traffic, and a nine-to-five job again. Writing is hard work, but Janelle finds the rewards are well worth the effort. Fan letters are one of those priceless rewards, and can keep her on a high for days! She's met the most wonderful people through her books, some of whom she now considers good friends. So if you'd like to say hi, or comment on her books, please stop by her web site or email her. She always writes back! Janelle lives in Southern California with her engineer husband, whose support and encouragement has enabled her to follow her dream of writing. He's the best, and never complains when dinner isn't on time (or doesn't happen!) because she's spent the day holed up in her office, lost in that faraway world she's created for her characters. The laundry tends to pile up, too, so she's made sure to buy him two weeks of socks and underwear to tide him over! As for the house, well the pre-teen gremlins she has running loose are like those cyclones that wipe out everything in their path. The feisty indoor cat she has tends to add to the destruction. Janelle has learned to live with the chaos. So have they. And luckily, so has her husband. And those two energetic daughters of hers certainly keep life interesting and give her plenty of ideas for the young, mischievous characters she includes in the books she writes.

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    Gustos atrevidos - Janelle Denison

    Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO si necesita reproducir algún fragmento de esta obra. www.conlicencia.com - Tels.: 91 702 19 70 / 93 272 04 47

    Editado por Harlequin Ibérica.

    Una división de HarperCollins Ibérica, S.A.

    Núñez de Balboa, 56

    28001 Madrid

    © 2006 Janelle Denison

    © 2021 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.

    Dulce pecado, n.º 310 - marzo 2021

    Título original: Wickedly Delicious

    Publicada originalmente por Harlequin Enterprises, Ltd.

    Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial.

    Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.

    Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.

    ® Harlequin y logotipo Harlequin son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited.

    ® y ™ son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited y sus filiales, utilizadas con licencia.

    Las marcas que lleven ® están registradas en la Oficina Española de Patentes y Marcas y en otros países.

    Imagen de cubierta utilizada con permiso de Dreamstime.com

    I.S.B.N.: 978-84-1375-196-2

    Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.

    Índice

    Créditos

    Prólogo

    Capítulo Uno

    Capítulo Dos

    Capítulo Tres

    Capítulo Cuatro

    Capítulo Cinco

    Si te ha gustado este libro…

    Prólogo

    Con una ligera sonrisa de satisfacción, Ellie Fairbanks le dio la vuelta al cartel del impoluto escaparate para que los residentes de Austell supieran que la última tienda de la ciudad, Dulce Pecado, estaba abierta.

    Experimentó una mezcla de nervios y expectación ante la perspectiva de que entrara el primer cliente. Se preguntó si esa tienda terminaría teniendo el mismo éxito que la última que Marcus y ella habían abierto.

    Como si pensar en el nombre de Marcus invocara a su marido desde hacía veintisiete años, los brazos fuertes la rodearon por la cintura desde atrás.

    –Mmm –murmuró él, besándole esa parte sensible detrás de la oreja. Después de tantos años… bueno, no había nada científico en la reacción que se producían el uno al otro–. Hueles… délicieux.

    –El chocolate huele delicioso, tonto –dijo, sonriendo ante el atroz acento francés, inclinando el cuello para ofrecerle un mejor acceso. Respiró hondo y el exuberante olor a chocolate llenó su cabeza. La científica lógica que llevaba dentro sabía que hacía falta más investigación para determinar los efectos amorosos exactos que tenía el chocolate sobre el cuerpo humano, pero la mujer intuitiva sabía que bastaba ese olor maravilloso para hacer que se sintiera bien.

    –Cierto –convino él, mordisqueándole el lóbulo de la oreja–. Pero hueles aun mejor. Como Ellie Bañada en Chocolate, mi favorito.

    Irguiéndose, apoyó la sien contra su sien y Ellie supo que observaba la tienda. Como científico, Marcus era brillante, pero como decorador era decididamente… prefirió no catalogarlo. En los últimos tres años, desde que habían aceptado los planes de jubilación anticipada de Winthrop Laboratories y se habían embarcado en un experimento propio de investigación, había estado contento con dejarle la tarea de la decoración a ella. Hasta el momento, había aplaudido sus elecciones. Cruzando los brazos, Ellie se apoyó en él y absorbió la serena fortaleza y la masculina calidez que irradiaba.

    El centro de la decoración era el enorme cuenco de cristal lleno de corazones de chocolate envueltos en celofán de color rojo, dorado y plata, una decoración perfecta para San Valentín, y las peculiares mitades de corazones de color rosa y azul que formaban parte del premio especial que tenía la tienda para el día de San Valentín.

    Luego proyectó su mirada clínica sobre el lustroso suelo de madera, los relucientes candelabros de pared de latón que adornaban los frisos, los sencillos pero elegantes jarrones de plata para una sola flor con rosas rojas de tallo largo. Todo era perfecto.

    Sintió que Marcus asentía.

    –El lugar se ve hermoso, Ellie. Incluso mejor que la última tienda en la última ciudad. Es una pena que sólo estemos aquí tan poco tiempo. Te has superado.

    –Nos hemos superado –corrigió–. Sin embargo, estoy preocupada. Este local… no estamos en una calle principal, como siempre. Sé que nuestro estudio de mercado mostró que Austell encaja perfectamente en nuestro perfil de ciudad… a dos horas de coche de una ciudad importante, con una población creciente y bajas ventas de chocolate, pero ¿y si los clientes potenciales no nos encuentran? ¿Y si…?

    –Ellie –cortó, dándole la vuelta hasta que se miraron–. Nos encontrarán –afirmó con suavidad–. ¿Quién podría resistirse a una tienda que se llama Dulce Pecado? Y el ingenioso certamen que has ideado para San Valentín sin duda tentará e intrigará a los residentes de Austell.

    –Eso espero.

    Él frunció el ceño.

    –Lo que yo espero es que no termine costándonos un ojo de la cara, lo que podría suceder si tenemos múltiples ganadores.

    Desterró sus temores con un movimiento de la mano.

    –Es un gasto del negocio. Además, aunque el certamen no termine ayudando a nuestra investigación, promete aportar resultados muy divertidos e interesantes –sonrió.

    Marcus apoyó la yema de un dedo sobre su labio inferior.

    –Esa sonrisa no augura nada bueno.

    Ella le mordisqueó el dedo y luego le rodeó el cuello con los brazos.

    –Sólo pienso en la parte del premio de cien corazones de chocolate. Como bien sé, gracias tanto a la experiencia personal como a la investigación, una velada que tenga chocolate es mucho más excitante.

    –No podría estar más de acuerdo. Lo que necesitamos ahora son más pruebas para la comunidad

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