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El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, 15
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, 15
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, 15
Libro electrónico86 páginas1 hora

El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, 15

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El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha por Miguel de Cervantes Saavedra, decimoquinto tomo. Este libro contiene los capítulos XXX al XXXVII de la segunda parte y un prólogo de Walter Muschg.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento23 ene 2018
ISBN9786071653031
El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, 15
Autor

Miguel de Cervantes

Miguel de Cervantes was born on September 29, 1547, in Alcala de Henares, Spain. At twenty-three he enlisted in the Spanish militia and in 1571 fought against the Turks in the Battle of Lepanto, where a gunshot wound permanently crippled his left hand. He spent four more years at sea and then another five as a slave after being captured by Barbary pirates. Ransomed by his family, he returned to Madrid but his disability hampered him; it was in debtor's prison that he began to write Don Quixote. Cervantes wrote many other works, including poems and plays, but he remains best known as the author of Don Quixote. He died on April 23, 1616.

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    El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, 15 - Miguel de Cervantes

    MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA

    El ingenioso hidalgo

    Don Quijote de la Mancha

    15

    FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

    Primera edición FONDO 2000, 1999

    Primera edición electrónica, 2017

    Contiene los capítulos XXX al XXXVII de la segunda parte de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Prólogo de Walter Muschg, Historia trágica de la literatura, FCE, México, 1956, pp. 424-425.

    D. R. © 1999, Fondo de Cultura Económica

    Carretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 Ciudad de México

    Comentarios:

    editorial@fondodeculturaeconomica.com

    Tel. (55) 5227-4672

    Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio. Todos los contenidos que se incluyen tales como características tipográficas y de diagramación, textos, gráficos, logotipos, iconos, imágenes, etc. son propiedad exclusiva del Fondo de Cultura Económica y están protegidos por las leyes mexicana e internacionales del copyright o derecho de autor.

    ISBN 978-607-16-5303-1 (ePub)

    ISBN 978-607-16-5288-1 (ePub, Obra completa)

    Hecho en México - Made in Mexico

    Deje las novelas para Cervantes; y las comedias a Lope, a Don Pedro Calderón y a otros; los días a la semana; y la semana al Tasso. Y con esto señor mío, su libro, sin nada será Para todos.

    FRANCISCO DE QUEVEDO

    ÍNDICE

    PRÓLOGO. Walter Muschg.

    CAP. XXX.—De lo que le avino a Don Quijote con una bella cazadora.

    CAP. XXXI.—Que trata de muchas y grandes cosas.

    CAP. XXXII.—De la respuesta que dio Don Quijote a su reprehensor, con otros graves y graciosos sucesos.

    CAP. XXXIII.—De la sabrosa plática que la Duquesa y sus doncellas pasaron con Sancho Panza, digna de que se lea y de que se note.

    CAP. XXXIV.—Que da cuenta de la noticia que se tuvo del cómo se había de desencantar la sin par Dulcinea del Toboso, que es una de las aventuras más famosas de este libro.

    CAP. XXXV.—Donde se prosigue la noticia que tuvo Don Quijote del desencanto de Dulcinea, con otros admirables sucesos.

    CAP. XXXVI.—Donde se cuenta la extraña y jamás imaginada aventura de la Dueña Dolorida, alias de la Condesa Trifaldi, con una carta que Sancho Panza escribió a su mujer, Teresa Panza.

    CAP. XXXVII.—Donde se prosigue la famosa aventura de la Dueña Dolorida.

    Plan de la obra.

    PRÓLOGO

    WALTER MUSCHG

    Si a los semidioses les iba de esta manera, ¡qué podían esperar los déclassés y los insubordinados! Molière perteneció a la clase no honorable de los actores, y por eso se le negó la sepultura con los ritos de la Iglesia a pesar del favor del rey; se le enterró una noche, en el mayor silencio, en un cementerio que ya ha desaparecido. Naturalmente, en todo este asunto tuvo mucho que ver el odio contra el autor del Tartufo. Cervantes, un noble empobrecido como Grimmelshausen, se vio perseguido durante toda su vida por el infortunio. En sus años mozos, con una educación académica insuficiente y sin prestigio social, acompañó a un cardenal español a Roma y después esperó ganar laureles en una cruzada contra los turcos. Pero perdió un brazo en la batalla de Lepanto, en el viaje de regreso cayó en manos de piratas y trabajó durante dos años en Argel en calidad de esclavo. Un misionero, que quería liberar a un noble aragonés, pagó el rescate del poeta porque su dinero no le alcanzó para el señor aristócrata. Cervantes regresó a España después de una ausencia de diez años, solicitó en vano un cargo público y probó fortuna como escritor. Fracasó en su intento de hacer dinero con una novela pastoril, La Galatea, y tampoco en las tablas obtuvo el éxito esperado. Se trasladó con su familia a Sevilla, donde obtuvo el empleo de Intendente de Víveres de la Gran Armada. Entonces viajó como comprador y recaudador de impuestos, pero hasta este trabajo le produjo funestos resultados. Su contabilidad dejaba mucho que desear y dos veces estuvo preso por deudas a la corona. En la cárcel de Sevilla comenzó la redacción del Quijote, que tuvo un éxito casi sin precedente y fue difundido inmediatamente en varias ediciones y traducciones, pero que no rindió muchos beneficios a su autor. Los libreros le pagaron mal, pues los derechos de imprenta sólo se concedieron por diez años para una región limitada. La Corte y los grandes no quisieron saber nada del autor, pues éste se había creado enemigos poderosos con sus ataques. Para colmo de males, mientras escribía la continuación de su novela apareció una apócrifa segunda parte, cuyo autor lo atacó en la forma más vil, se burló de su mutilación y su miseria y declaró con toda franqueza que su intención era la de robarle los beneficios que produjese la continuación de la novela. Cervantes murió solo y desamparado, y se ignora el lugar donde reposan sus restos.

    CAPÍTULO XXX

    De lo que le avino a Don Quijote con una bella cazadora

    Asaz melancólicos y de mal talante llegaron a sus animales caballero y escudero, especialmente Sancho, a quien llegaba al alma llegar al caudal del dinero, pareciéndole que todo lo que dél se quitaba era quitárselo a él de las niñas de sus ojos. Finalmente, sin hablarse palabra, se pusieron a caballo y se apartaron del famoso río: Don Quijote, sepultado en los pensamientos de sus amores, y Sancho, en los de su acrecentamiento, que por entonces le parecía que estaba bien lejos de tenerle; porque, maguer era tonto, bien se le alcanzaba que las acciones de su amo, todas o las más, eran disparates, y buscaba ocasión de que, sin entrar en cuentas ni en despedimientos con su señor, un día se desgarrase y se fuese a su casa; pero la fortuna ordenó las cosas muy al revés de lo que él temía.

    Sucedió, pues, que al otro día, al poner del sol y al salir de una selva, tendió Don Quijote la vista por un verde prado, y en lo último dél vio gente, y llegándose cerca, conoció que eran cazadores de altanería. Llegóse más, y entre ellos vio una gallarda señora sobre un palafrén o hacanea blanquísima, adornada de guarniciones verdes y con un sillón de plata. Venía la señora asimismo vestida de verde, tan bizarra y ricamente, que la misma bizarría venía transformada en ella. En la mano izquierda traía un azor, señal que dio a entender a Don Quijote ser aquélla alguna gran señora, que debía serlo de todos aquellos cazadores, como era la verdad; y así, dijo a Sancho:

    —Corre, hijo Sancho, y di a aquella señora del palafrén y del azor que yo, el Caballero de los Leones, beso las manos a su gran fermosura, y que si su grandeza me da licencia, se las iré a besar y a servirla en cuanto mis fuerzas pudieren y su alteza me mandare. Y mira, Sancho, cómo hablas, y ten cuenta de no

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