En la llanura cuyo manto se extiende desde el sureste de la provincia de Ciudad Real, ya lindando con la provincia de Albacete, se alza la altiplanicie del Campo de Montiel. Es aquí donde se asienta Villanueva de los Infantes, cuyo censo apenas supera los cinco mil habitantes.
Es en 1974 cuando este pueblo fue declarado conjunto histórico artístico; pero más importante en su historia parece ser la fecha del 11 de diciembre de 2004 cuando, a raíz de un estudio multidisciplinar de la Universidad Complutense de Madrid, Villanueva de los Infantes es identificado como el mítico “lugar de la Mancha” con el que el desmemoriado Cervantes comienza escribiendo la novela más universal de todos los tiempos…
MIDIENDO LOS PASOS DE ROCINANTE
En 2005, coincidiendo con el IV Centenario de la publicación de la primera parte del Quijote, una comisión integrada por nueve catedráticos en distintas disciplinas –Geografía, Historia, Filología, Sociología y Matemáticas–, de la Universidad Complutense de Madrid y coordinada por el catedrático de sociología Francisco Parra Luna, publica un insólito hallazgo: la cuna de don Quijote, el mítico “lugar de La Mancha”, puede identificarse con Villanueva de los Infantes.
Villanueva de los Infantes es identificado como el mítico “lugar de La Mancha” con el que el desmemoriado CERVANTES comienza escribiendo la novela más universal de todos los tiempos…
Tras una lectura minuciosa del Quijote, y presuponiendo que Cervantes tuvo en cuenta distancias y tiempos en la ubicación de los distintos escenarios en los que transcurren sus desventuras, solo es necesario trazar los caminos que unen los distintos lugares mencionados en la novela (como Puerto Lápice, Sierra Morena y El Toboso) y establecer la