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Libres o predecibles
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Libro electrónico109 páginas1 hora

Libres o predecibles

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Amar es el idioma universal: latidos de corazones marcando un ritmo único, bailando la danza de la armonía, sincronizados por un solo propósito, el bienestar mutuo, donde no existe el tiempo ni la distancia, donde las apariencias y diferencias se disuelven y solo se contempla al ser amado.
Al Amar liberamos nuestro potencial y no nos anclamos en el pasado, ni somos esclavos de nuestra información genética. Cuando Amamos miramos directamente al corazón, estamos en la verdad, los miedos se disipan y somos responsables de nuestras propias vidas.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento17 mar 2020
ISBN9789878704968
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    Libres o predecibles - Esther Noemí Amaría

    Conclusión

    Agradecimientos

    Gracias a mi Padre Celestial por darme la posibilidad de compartir este libro con todos ustedes.

    Gracias a mis hermanas Raquel y Susana por su buena voluntad en querer ayudarme en la corrección y edición del libro.

    Gracias a mis amigas Claude y Céline quienes me ayudaron a que sea una realidad la publicación de este libro.

    Prólogo

    Dos pasajes marcaron el inicio de un cambio en mi interior. Uno fue el versículo: El perfecto amor hecha fuera el temor (Juan 4:18), que me mostró el camino a la depuración de los miedos innecesarios; y el segundo, el episodio del diálogo del Rey David con Nathán (Segundo libro de Samuel, capítulo 12). Somos tan similares los unos a los otros: cuando miramos las apariencias solo vemos las diferencias, cuando miramos desde el corazón somos una sola y Gran Familia.

    Somos seres Libres, lo único que nos esclaviza son las falsas creencias, la información negativa, aquella que no nos deja expandirnos, que nos priva pensar, que nos limita, que nos sumerge en ese agujero negro que quiere absorber toda nuestra energía, que crea cadenas y toda clase de efectos negativos. Nos vamos convirtiendo, poco a poco, en personas predecibles, entrando en circuitos cerrados, etiquetando a las personas, creando barreras, sismos... de la misma forma, cada vez nos alejamos más los unos de los otros. Cuando tenemos una mente Libre, sentimos expandirnos, amamos sin reservas, somos excelentes comunicadores de la Verdad, vivimos en novedad de Vida.

    Recuerdo que en Ouagadougou, capital del país africano Burkina Faso, una vez tomé un taxi conducido por un hombre musulmán. Él comenzó a hablarme, a persuadirme con sus palabras para convertirme a su religión. Sin embargo, yo, por ser buena misionera Cristiana, deseaba que él se convirtiera a la mía. Cada uno de nosotros exponía su punto de vista, y así estuvimos dialogando hasta que sonó en mi interior un clic que me hizo reaccionar. Entonces, guardé silencio y me dediqué a escuchar su interminable discurso y a observar cómo él buscaba con ansiedad las palabras exactas para poder convencerme. Yo sentí mucha tristeza porque descubrí que entre los dos no había ninguna diferencia. Éramos iguales: dos personas que repetían lo que otros les habían enseñado. Hablábamos de lo que nuestros libros decían con la arrogancia de los que se creen poseedores de la Verdad y menosprecian cualquier otra opinión, creando un abismo entre nosotros y ellos. No lo veía como un hermano, sino como un posible enemigo al que debemos combatir o huir de él.

    Esta vivencia y otras que he experimentado en mi relación con tantas personas en diferentes países, me han ayudado a comprender algunos axiomas del diario vivir, que me introducen en una creciente Manifestación de Vida.

    Como profesora de Teología yo estudié muchas veces la Historia de la Iglesia. Cada vez que enseñaba dicha materia, me cuestionaba por qué se ha derramado sangre inocente en tantos episodios de nuestra historia —Ej. Batalla de San Bartolomé, en 1572; la Inquisición, las 8 Cruzadas, la Crucifixión de Jesús—, en los que se usó el nombre de Dios para matar y condenar por esa tendencia humana de tratar de convencer y convertir a nuestra filosofía a otro ser humano que piensa diferente a nosotros. Si no lo hace, le mostramos indiferencia o ideamos mentalmente alguna especie de castigo para manipularlo o, en el peor de los casos, acabar con su vida.

    El dolor y el sufrimiento son las fuentes del engaño que nos impone el Sistema. Cuánto mas vinculados estemos a la Verdad, ese engaño se disipará hasta llegar el Día donde la Vida abundante será el cotidiano vivir de cada persona sobre la tierra.

    Hoy comparto con ustedes algunas de las tantas bendiciones que he recibido. Bendiciones que nos hacen acortar la distancia entre nuestros sueños y deseos, y que nos permiten materializar aquello que tanto bien nos hace. ¡Dejemos nuestros pensamientos predecibles de seres fáciles de manipular o controlar, e ingresemos en la Libertad de pensar abierta e ilimitadamente!

    Introducción

    ¡Ay de vosotros, doctores de la ley! que habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y á los que entraban impedisteis.

    Lucas: 11:52

    Estas palabras impactaron mi vida, y adquirieron valor único, porque me muestran una de las tantas razones por las que hoy nosotros —como seres humanos— hemos descuidado el poder disfrutar el instante de una manera continua. Durante nuestro caminar encontramos verdades provisionales que nos guían a la Gran Verdad, —aquella piedra filosofal, aquel cádiz o arca perdida— según lo narran algunas creencias populares, mitos o leyendas.

    Siempre estamos buscando ese algo que sea capaz de transformarlo todo y que de alguna manera nos haga trascender de seres limitados a ilimitados, que convierta nuestro cuerpo material en uno incorruptible. Muchos, frustrados por sus propias incongruencias, abandonan esa gran búsqueda y quedan sumergidos en el vacío de la ignorancia; no logran adentrarse en el Océano del Conocimiento de la Vida. Sólo reconociendo nuestra verdadera naturaleza podemos avanzar para ser guiados por el Maestro de la Verdad, ejercer mediante el ejercicio espiritual la manifestación del Amor, y, así, disfrutar del momento, abriéndonos al abanico de oportunidades que nos regala la Vida a través del encuentro continuo con otros seres humanos y con la misma naturaleza, interactuando, siendo parte del todo.

    Yo decidí emprender el camino. Me abrí a la escucha de lo que decían el grande y el pequeño, el maestro y el alumno. No puedo negar que la incertidumbre ha tenido su protagonismo en muchas etapas de mi vida, pero el sentirme entrelazada por el Amor Divino, y saber que soy espíritu, me animan para continuar hasta que esta manifestación de lo que de mí se ve, mi cuerpo, se manifieste en una armónica y dulce melodía que haga que mi ser vibre en novedad de Vida.

    Hace más de tres décadas decidí dejar mi zona de confort: mi país, mis familiares y amigos con los que había crecido, para adentrarme en la aventura de la vida. Como una exploradora comencé a entender la homogeneidad de la raza humana, la similitud cultural que predomina en la base de cada pueblo, país o etnia. Comprendí cómo nuestro planeta es gobernado por un Sistema que nos priva del autoconocimiento, que nos hace creer que por medio del hacer y el tener podemos llegar a ser lo que ellos nos dicen que debemos ser.

    Olvidamos nuestra real condición: que somos un gran organismo, que estamos interconectados como una gran familia, aunque seamos de diferentes etnias, razas y costumbres, y que podemos gozar de los mismos beneficios y de las mismas verdades. En el momento que nos liberemos del equipaje de la vida, de las cargas genéticas, del aprendizaje negativo adquirido o de los dolores de los malos recuerdos, y de todo aquello que es un obstáculo para ver lo que es, podremos sumergirnos en un nuevo mundo... Sí, ¡en el verdadero!

    He experimentado diferentes situaciones en la vida que me hicieron notar cómo el Amor siempre disuelve el miedo, y que el miedo está camuflado en este sistema que no nos permite contemplar la Grandeza del Padre, ni, por lo tanto, ser nosotros mismos. Vivimos con identidades falsas, fabricadas según los intereses del sistema. Pueden cambiarnos las leyes de la noche a la mañana, y, entonces, decirnos, esto ya no es importante, ahora deben seguir de esta manera. Para someternos utilizan las escuelas, las universidades, los medios masivos de comunicación: la televisión, la radio, la Internet, los periódicos. Nos dictan qué es lo importante para nosotros —cómo debemos vestirnos, qué debemos comprar, qué comer, etc.— con el fin de moldearnos, de crear nuestro yo.

    En la historia encontramos los relatos sobre la Biblioteca de Alejandría, que si bien no tenemos información exacta acerca de la riqueza real del conocimiento que albergaba, sí se sabe que existió y que fue destruida. También encontramos datos relevantes sobre la vida de muchos filósofos que arrojaron luz a ciertos temas. Algunos de esos filósofos fueron: Eratóstenes (siglo II a. C.), director de

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