La Carta

Por Roberto Monroy Navarrete

El profundo contenido que viaja con el singular realismo de Roberto Monroy asido a la tica y a la moral, hacen confluir lo material con lo espiritual para el estallido de eso que llamamos humanismo.

El contenido, el mensaje, el reconocimiento de los valores familiares, en la emocin de hombre de bien est bien plasmado, dira que con maestra porque trasciende a las almas sensibles como la ma.

JAIME PARDO VERDUGO.

• Idioma: Español
• Editorial: Palibrio
• Fecha de lanzamiento: 11 jun 2014
• ISBN: 9781463386320

Roberto Monroy Navarrete

Roberto Monroy Navarrete, mexicano por nacimiento, académicamente preparado como administrador de empresas, especializado en recursos humanos, vivió su niñez en un mundo de pobreza extrema de la que salió a base de esfuerzo, redondea en este su segundo trabajo literario la narrativa de una vida (la suya tal vez) que empezó a develar en su primera obra publicada “PEDAZOS de una historia imaginada”.

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LA CARTA

Roberto Monroy Navarrete

Copyright © 2014 por Roberto Monroy Navarrete.

Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:    2014910434

ISBN:                        Tapa Dura                                               978-1-4633-8634-4

                            Tapa Blanda                                            978-1-4633-8633-7

                         Libro Electrónico                                   978-1-4633-8632-0

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

Fecha de revisión: 09/06/2014

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ÍNDICE

Agradecimientos:

Dedicatoria

Prologo

Introduccion

PARTE UNO

1   La primera muerte.

2   El sendero

3   El desierto

4   La capital

5   La frontera

6   La boda

7   La dinastía y los chinos

8   La fuerza necesaria

PARTE DOS

9   La carta

10   El viaje por la vida

11   Menosprecios y afectos

12   Artistas, pasteles y nieve

13   Ilusiones falsas

14   Cariños y traiciones.

15   Amores y mentiras.

16   Hipocresías y mucho más.

17   Las decisiones

PARTE TRES

18   Historias similares

19   Hospitales y cirugías

PARTE CUATRO

20   La segunda muerte

21   El rescate

22   Rumbo al final

23   Lo que viene.

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Roberto Monroy Navarrete, mexicano por nacimiento, académicamente preparado como administrador de empresas, especializado en recursos humanos, vivió su niñez en un mundo de pobreza extrema de la que salió a base de esfuerzo, redondea en este su segundo trabajo literario la narrativa de una vida (la suya tal vez) que empezó a develar en su primera obra publicada PEDAZOS de una historia imaginada.

Agradecimientos:

A don Genaro y doña Luz.

Que cruzaron el desierto para establecer las bases de lo que somos ahora.

A mi esposa, Gloria Armida,

Por su apoyo de siempre. Sin ella no se hubiera logrado esta obra.

Sin su existencia, no sería lo que soy y no se qué habría sido de mi vida.

A mi hija, Celia Luz,

Un acicate durísimo que muchas veces ha impedido que yo me doblegue. Su noble inteligencia y su entrega al trabajo honesto, intenso y productivo, han sido una gran muestra de ello.

A mi hijo, Roberto,

Cuyo constante afán por enfrentarse a lo que sea para cambiar el mundo y su enorme rebeldía, han hecho que muchas veces yo vea en él, una réplica de mí mismo.

A mi hijo, Alonso,

Que mucho me ha ayudado con la visión de futuro que él solo ha desarrollado, visión que ya hubiera querido yo tener cuando era joven.

A mi hija, Gloria Armida,

Que con cuya ambición positiva y su constante esfuerzo, ha demostrado las alturas a las que se puede llegar, aún contra las mayores adversidades y los más negros pronósticos.

A mi hijo, Genaro,

Que en la búsqueda de su destino no se dobla. En cada caída, se levanta de nuevo con mayores bríos para seguir, y siempre sigue adelante.

A mis trece nietos,

Que con solamente existir, demuestran que mi vida bien ha valido la pena vivirla.

Gracias también a mis correctores:

Doctor Mario Alberto Magaña Mancillas, quien está siempre tan ocupado que no se cómo le hizo para robarle tiempo a lo suyo y regalárselo a este modesto aspirante a escritor y hacer una exhaustiva revisión y corrección del manuscrito y todavía más, me hace el honor de prologarlo.

Maestro Pedro Gabriel González Castro, gran amigo, que aún estando en medio de un doloroso proceso de recuperación de su salud, se dio el tiempo e hizo el gran esfuerzo para revisar este sueño mío.

Al muy culto amigo de tantos y tantos años. Mas que amigo, mi hermano Jaime Pardo Verdugo, el más severo revisor y corrector de mis tonterías, no solo las de este manuscrito, sino hasta las de esos andares de la vida por los que hemos transitado juntos.

Dedicatoria

A don Genaro, que sobrevivió a la travesía del desierto para lograr algo diferente para su familia.

A doña Luz, que en la lucha por los ideales de los dos, lo acompañó hasta la muerte.

Podría decir que mis padres fueron de oro pero el oro es muy poco para esta comparación.

PROLOGO

"A la humanidad le agrada verse

reflejada en espejos enturbiados"

Pär Lagerkvist, El enano.

Recordar puede parecer un acto solitario, sin embargo es un ejercicio impulsado por los grupos sociales que nos rodean, ya sea la familia, amigos, colegas e incluso personas relativamente ajenas que al primer motivo o lectura solicitada piden ¡nombre!, ¡nombres! Ya que el poder conocer una vida ajena es una aventura extraordinaria, y no solo un viaje con un tigre imaginario, sino enriquecedora, aunque suene a sentencia gastada. Es lo más cercano a ver con los ojos de los otros.

Muchos piensan que el recordar es una actividad de las personas mayores, o si se quiere de los adultos mayores. Lo que me lleva a extrañar los tiempos en que decirle a alguien anciano era una expresión de respeto, de reconocimiento de su trayectoria de vida, supervivencia y sabiduría adquirida y pulida con la paciencia de los tiempos. Así, las palabras de los ancianos eran escuchadas e incluso reverenciadas, no