Aullidos en el Bosque

Por Vianka Van Bokkem

El aullido de una manada de lobos que se acercaba hizo que me enderezara con terror. No tenía nada con que defenderme. De seguro me comerían viva, quizás ya habían devorado a mis amigas. Escuche que olfateaban, los aullidos que emitieron después de eso fueron tan fuertes que tuve que cubrirme los oídos. Un lobo rojo caminó hacia mí lentamente, sus luminosos ojos eran gris. De pronto recordé que Eli tenía miedo de perder las llaves de su casa y me las dio a mí. Estaban dentro del bolsillo derecho de mi abrigo.

~Existe una pregunta importante en esta historia. Son lobos o hombres lobo?~

• Idioma: Español
• Editorial: Domus Supernaturalis
• Fecha de lanzamiento: 13 feb 2020
• ISBN: 9781393134985

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Copyright 2020 by Vianka Van Bokkem

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This is a work of fiction. Names, characters, places, brands, media, and incidents are either the product of the author's imagination or are used fictitiously.

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CAPÍTULO UNO

¡Eli, Lisbeth! ¡Por favor contesten! Grité aún cuando mi garganta me dolía cada vez que inhalaba el viento de la tormenta de nieve. Estaba cansada y quería sentarme, pero le prometí a mamá que si alguna vez me encontraba en una situación como esta, no dejaría de caminar hasta que encontrara un lugar en donde protegerme. De lo contrario no podría levantarme y dormiría eternamente a causa de hipotermia. Me detuve un momento y me apoye en el tronco de un árbol. Para mi sorpresa divise una cueva como a tres metros de distancia. De inmediato pensé que mis amigas estarían ahí, esperándome. Camine con renovada energía. Una ráfaga de viento hizo que la bufanda roja que mamá tejió para mí volará de mi cuello. Llegar a la cueva era primordial y decidí dejarla atrás. ¡Lisbeth, Eli, estoy aquí! Grité con todas mis fuerzas el momento que estuve dentro. Nadie contestó. El lugar era más grande de lo que se veía desde afuera. Continué caminando hasta que estaba demasiado oscuro para seguir adelante. Decidí acurrucarme al lado de una roca. Llegaran en cualquier momento, llegarán en cualquier momento, repetía en voz baja mientras tiritaba de frío. Eli tiene quince años, Lisbeth y yo dieciséis. No es justo morir tan jóvenes. El aullido de una manada de lobos que se acercaba hizo que me enderezara con terror. No tenía nada con que defenderme. De seguro me comerían viva, quizás ya habían devorado a mis amigas. Escuche que olfateaban, los aullidos que emitieron después de eso fueron tan fuertes que tuve que cubrirme los oídos. Un lobo rojo caminó hacia mí lentamente, sus luminosos ojos eran gris. De pronto recordé que

Eli tenía miedo de perder las llaves de su casa y me las dio a mí. Estaban dentro del bolsillo derecho de mi abrigo. Me quite un guante y sujete la llave con fuerza. Podía escuchar la voz de mamá diciéndome, ¡Jamás pienses como presa, piensa como cazadora! Me abalancé sobre el lobo y apuñale su ojo. Sentí una dolorosa