Interestelar

Por Sebastián Villalobos

Rotura la tierra. Reivindica tus orígenes.
Ilimita mi fe. Tala el celo para armar el maderamen del cerco antes que otras manos:
el puño serpentino del mercader o el filo adánico del aserradero -misma hiedra tras el alerce- expulsen de su templado paraíso a tanto coihue y ciprés.
De Douglas Tompkins
(duende americano dado a alzar el Parque Pumalín, templo de la naturaleza)

• Idioma: Español
• Editorial: MAGO Editores
• Fecha de lanzamiento: 21 abr 2016
• ISBN: 9789563173017

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© Copyright 2016, by S. J. Villalobos

Primera edición: Enero 2016

Colección: Poeta Carmen Berenguer

Director: Máximo G. Sáez

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www.magoeditores.cl

Registro de Propiedad Intelectual Nº 215.927

ISBN: 978-956-317-301-7

Diagramación: Catalina Silva Reyes

Edición literaria: Constanza Valenzuela Flores

Imagen de portada: Detalle de Sunstroke, Obra de Adrianus van den Berg

Fotografía de solapa: Claudia Carrasco E.

Edición electrónica: Sergio Cruz

Derechos Reservados

Yo no juego ni con tierra

Para Cobresal, campeón del apertura 2015.

Pero está la tragedia

para mostrarnos como realmente somos:

La Autoridad que amó realmente a los demás o sólo

                        se amaba a sí misma

o amaba el brillo que generaba en otros su encantamiento.

Los que dijimos amar esta tierra, mientras el lodo nos

                        hacía odiar

hasta el milagro del agua en estos yermos,

y odiamos 3 veces y más como Judas el aguacero.

Entre tanta miseria,

nuestro equipo de fútbol, el cuásar de siempre,

a casi 30 años luz sin Zamorano, Martínez ni Salgado

ni siquiera Acuña ni Huerta a la retaguardia –los

                        héroes de la infancia–

Goleaba 3 a 1 y alzaba la copa como diciéndole al

                        aluvión aquí estamos,

no nos borrará tu gambeta,

y fue una buena excusa para invocar a otros jugadores

                        del pasado:

el Nano que ondeaba la bandera

cada partido en el ESTADIO EL COBRE, la sirena

                        junto a la banda,

los compañeros del 8vo C, por momentos nos

                        creímos poderosos

y olvidamos que el hombre es un gol de