Muérdago en la ciudad

Por Amber Daulton

Krista Hartley nunca esperó que el amor no correspondido de su vida, el irresistible Derek Weston, trabajara como encargado en el complejo de apartamentos al que se acababa de mudar.

Krista Hartley nunca esperó que el amor no correspondido de su vida, el irresistible Derek Weston, trabajara como encargado en el complejo de apartamentos al que se acababa de mudar. En el instituto, apenas se dirigían la palabra, pero ahora, tres años después de la graduación, se arrancan las prendas y se van juntos a la cama cada vez que pueden. Después de todo, ¿cómo podría una mujer con sangre caliente negarse a un hombre atractivo que lleva un pendiente en el entrecejo, un tatuaje de dragón y tiene un andar de infarto?

Un milagro navideño llevó a Krista de regreso a la vida de Derek. Él la besó por primera vez debajo de un muérdago, la consintió con cenas románticas a la luz de las velas y se memorizó cada centímetro de su delicioso cuerpo con la lengua. Derek se negaba a dejar que la chica de sus sueños se le volviera a escurrir por entre los dedos, pero ahora otra mujer amenaza con destruir su romance. Tras haber resultado herida en el pasado, Krista rompe la relación, y Derek comete un error estando borracho que podría destruir su amor para siempre. A tan solo unos días de Navidad, Derek se promete recuperar el corazón y la confianza de Krista, así como también demostrar su inocencia de una vez por todas.

Tercer libro en la serie éxito de ventas “Hecho a mano para Navidad”.

• Idioma: Español
• Editorial: Books To Go Now
• Fecha de lanzamiento: 5 dic 2019
• ISBN: 9781071521175

Amber Daulton

Amber Daulton is the author of the romantic-suspense series Arresting Onyx and several standalone novellas. Her books are published through The Wild Rose Press, Books to Go Now, and Daulton Publishing, and are available in ebook, print on demand, audio, and foreign language formats. She lives in North Carolina with her husband and demanding cats. Feel free to visit her at her Website.

Vista previa del libro

Muérdago en la ciudad

Serie: Hecho a mano para Navidad

Libro 3

Amber Daulton

Derechos de autor

Muérdago en la ciudad

Una publicación de Books to Go Now

Derechos de autor © Amber Daulton 2018

Books to Go Now

Diseño de portada Romance Novel Covers Now

http://www.romancenovelcoversnow.com/

Para obtener información acerca de la ilustración y el diseño de portada contactarse con [e-mail]

Segunda edición de libro digital. Mayo de 2018

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Este libro es una obra de ficción y cualquier parecido con cualquier persona viva o muerta, cualquier sitio, situación o hecho es solamente una coincidencia. Los personajes y la historia son producto de la imaginación del autor y se utilizan de manera ficticia.

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Capítulo uno

Krista Hartley detuvo el coche en el centro de visitas del complejo de apartamentos Oak Landing y bajó la mirada a los clasificados del periódico que tenía en la mano. Volvió a leer el aviso del apartamento en alquiler y sonrió al ver la cara contenta que le había dibujado al costado con un Sharpie de color púrpura. El edificio de tres plantas se encontraba a varios metros del estacionamiento, en el medio de un parque bien cuidado con un edificio más pequeño al lado. En la misma calle de veredas arboleadas había unas cuantas casas. Era uno de los barrios más seguros en las afueras de Seattle, Washington.

Los otros complejos de apartamentos que había visitado esa mañana le habían dejado un sabor amargo en la boca. Uno de los administradores con los que había hablado se negó de lleno a rentarle a una mujer joven y soltera y los otros dos administradores la miraron como si hubiera entrado en sus oficinas vistiendo una tanga fucsia y sosteniendo un látigo en la mano.

Krista arrojó el periódico sobre el asiento de acompañante de su adorable escarabajo verde y sopesó la opción de volver a casa. Cinco meses atrás, luego de que su novio la engañara y la echara del apartamento que compartían, Krista se había vuelto a mudar con sus padres que, decepcionados, la trataban como a una niña. Aunque acababa de cumplir veintiún años en abril, le exigían que estuviera en casa para las diez de la noche porque vivía bajo su techo.

Krista se frotó las manos. El calor se evaporó en el espacioso compartimiento del coche mientras ella consideraba su próximo paso. Sus padres no querían que ella se mudara y ella sabía que le sonreirían de forma engreída si volvía a casa con el rabo entre las piernas.

Con los nervios de punta, cogió la carpeta que tenía debajo del periódico. Esa mañana había ido a la biblioteca e impreso varias copias de su formulario W-2 del año anterior, los recibos de sueldo de su trabajo en el banco correspondientes a los últimos seis meses, los resultados de los análisis antidrogas más recientes que le exigían en el trabajo una vez al año y el expediente académico de la universidad. Había separado todos los documentos, los había organizado en grupos y abrochado con un gancho y luego los había guardado en una carpeta de papel manila.

Nadie le ganaba a Krista cuando se trataba de ser organizada.

Extrajo una pila de papeles y volvió a dejar la carpeta sobre el asiento. Salió del coche, se pasó las manos por los pliegues de la falda y se ajustó la chaqueta de cuero roja sobre el suéter. Una ráfaga fría le revolvió el cabello de castaño oscuro, le chirriaron los dientes y cruzó los brazos a la altura del pecho para protegerse del frío.

Krista cruzó el estacionamiento asfaltado a paso acelerado y luego tomó el sendero que atravesaba el jardín de camino a la oficina. A ambos lados del sendero había unos hermosos especímenes vegetales de la familia de las lamiáceas. Bajo el cuidado apropiado, esas robustas plantas verdes proliferaban en los meses del invierno y era evidente que alguien estaba cuidando meticulosamente de sus plantas favoritas. Dos arbustos de azaleas con grandes pilas de abono en la base hacían la guardia a ambos lados de la puerta de la oficina. Krista había heredado de su madre las dotes para la jardinería y, si el propietario aceptaba su aplicación, Krista quería hablar con el encargado para ayudarle a cuidar del jardín en la primavera.

Sobre la ventana que daba al estacionamiento, había una luz de neón que decía Abierto y del pomo de la puerta colgaba un cartel de plástico que decía Entre. Krista llamó a la puerta primero y al entrar sintió una ola de calor seco.

Se estremeció por dentro mientras examinaba la pequeña oficina desordenada. Había dos ventanas que daban a la calle, una que daba a los apartamentos y otra que daba a una fila de árboles de hoja perenne que hacían las de medianera con la casa de al lado. A un lado de la puerta, se erguía un árbol de navidad sintético, pero decorado con muy buen gusto, y al otro había un perchero y un radiador. Contra una pared de paneles de color café había archivadores, otra se encontraba llena de estanterías con libros de administración inmobiliaria. Contra la pared más alejada, entre las dos puertas, había una mesa, un mini refrigerador, un microondas y algunas cajas con comida no perecedera.

Si bien era más pequeña de lo que se había esperado, la oficina parecía abarcar la mitad del edificio. Krista asumió que las otras dos puertas conducirían al lavabo y quizás a una sala de guardado.

Detrás de un viejo escritorio, había una mujer morena con unos delgados hilos de cabello grisáceo tipeando algo en la computadora. Krista aguardó la que la mujer se percatara de su presencia, pero los segundos se convirtieron en un minuto y Krista sintió que la invadía una ola de calor. Tosió para aclararse la garganta y eso