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Socialismo: se hace camino al andar
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Libro electrónico307 páginas4 horas

Socialismo: se hace camino al andar

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Como muchos socialistas del siglo XX, Ernesto Benado creyó que el capitalismo agonizaba. El hecho de constatar que el desarrollo económico es impredecible y que el conocimiento de la conducta humana, cuando se aplica a miles de millones de seres, no es una disciplina científica.
Esta eliminación de la certeza ha servido de argumento para que muchos socialistas se hayan transformado en amantes de los bienes, del dinero y hayan tratado de cambiar de objetivos a lo largo de sus vidas.
No es el caso del autor, que en estas notas muestra cómo fue despertando de la utopía sin perder el norte: la creación de una sociedad más justa y equitativa.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento14 jul 2017
Socialismo: se hace camino al andar

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    Socialismo - Ernesto Benado

    SOCIALISMO:

    Se hace camino al andar

    Autor: Ernesto Benado

    Colaboración de Milly Miranda.

    Editorial Forja

    General Bari N° 234, Providencia, Santiago-Chile.

    Fonos: 56-2-24153230, 56-2-24153208.

    www.editorialforja.cl

    info@editorialforja.cl

    Diseño y diagramación: Sergio Cruz

    Edición electrónica: Sergio Cruz

    Primera edición: abril de 2017.

    Prohibida su reproducción total o parcial.

    Derechos reservados.

    Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o trasmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico, químico, óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso previo del editor.

    Registro de Propiedad Intelectual: Nº 277412

    ISBN: Nº 978-956-338-328-7

    Dedico este libro a la memoria

    de las compañeras y compañeros

    que ya no están y que seguirán presentes

    en estas páginas.

    Rene Orellana, Carlos López S.,

    Haydée Alarcón, Darío Pavés B.,

    Raúl Hidalgo, Víctor Condori,

    Manuel Dinamarca, Bobbye S. Ortiz,

    Alejandro Chelén R., Manuel Almeyda M.

    A mi esposa María Z. Skvirsky K.

    con quien he compartido mi vida

    y los años de exilio

    con un hogar abierto a amigos y amigas.

    Abril de 2017

    PREFACIO

    Invito a leer este libro sin prejuicios ni preconceptos, cosa bastante difícil en la política y en Chile actual.

    En lo básico, es una recopilación de artículos y relatos escritos en más de 70 años de vida. Cada uno de ellos es bastante independiente de los otros. No han sido retocados y se han mantenido tal como fueron escritos al calor de muchos acontecimientos.

    Si alguna de estas notas o relatos resulta de interés, sugiero leer otra u otro, que le sirve de antecedente. Ninguno fue escrito para hacer historia, más bien solo intentando colaborar con quienes mantengan vivo el deseo de hacer política honesta y correr los riesgos que eso conlleva.

    Hace poco leí la historia de un pintor abstracto que le pidió a otro pintor, incluso ya muy famoso, que le donara un cuadro pintado por él para... borrarlo. Pintó encima del cuadro original algo de un solo color, blanco algo amarillento, y es hoy día uno de los cuadros abstractos más famoso.¹ ¿Podrá ese caso explicar este libro? Claramente no.

    En política no pueden usarse temas abstractos. La política es siempre concreta. De nada sirve pintar una imagen en un solo color. Además, el cuadro borrado tenía un magnífico encuadre que se conservó y que le da realce a la nueva imagen. Eso en política puede muy difícilmente hacerse, porque la política es cruel y tiende a destruir lo que le antecede. En fin, no se ha tratado de pintar en este libro un cuadro aislado, la política es dinámica y requiere muchos cuadros. Es lo que se ha intentado en estos textos: presentar muchos cuadros de lo que se pensó y se escribió. Los textos fueron originados en un largo periodo de tiempo. Cada uno tiene la fecha en que fue escrito y una corta explicación de su entorno en el momento en que aparecieron.

    Debo decir también algunas palabras sobre mi origen e historia personal:

    Nací en Santiago, de padres judíos. Mi madre, de familia rusa, se crio en un pequeño pueblo rural en Argentina. Mi padre, nacido en Bulgaria, vivió su infancia y juventud bajo el imperio otomano que incluía a casi todos los países balcánicos. De Grecia llegó en 1913 con toda su familia primero a Argentina y se trasladó ya casado a Chile en 1918.

    Mi propia infancia y juventud fueron también muy movidas. En 1932 mi padre se arruinó, debido a la gran crisis mundial que llegó a Chile con algún retraso. Trasladó a toda su familia a San Fernando donde pasé cinco años de mi niñez. De ahí nos movimos a Antofagasta, ciudad en la cual terminé la escuela primaria y empecé humanidades. De nuevo en 1939 la familia se mudó a Santiago adonde nos radicamos ya más definitivamente. Terminé mis estudios secundarios en el Instituto Nacional y me fui a estudiar ingeniería mecánica en 1944 a Valparaíso en una gran universidad técnica, la Universidad Santamaría. Me titulé en 1950 y después de trabajar tres años en el Ministerio de Obras Públicas, inicié con dos socios una pequeña industria metalmecánica de la cual fui su gerente general y técnico durante veinte años. Esa empresa con maquinaria moderna para la época creció hasta tener setenta trabajadores especializados. El 1° de enero de 1971 renuncié a esa empresa y me incorporé a la Corporación de Fomento, en la cual trabajé hasta el golpe militar en 1973.

    Una buena parte de estas notas y relatos corresponden a mi periodo de participación en CORFO y como colaborador del gobierno de la Unidad Popular.

    Salí al exilio a Buenos Aires en noviembre de 1973, hice clases en la Universidad Tecnológica Regional de Buenos Aires en la Facultad de Ingeniería Mecánica. En noviembre de 1975 fui detenido junto a otros socialistas chilenos a pedido de la dictadura militar chilena que invocó el Plan Cóndor. Estuve detenido en distintas prisiones argentinas hasta que en julio de 1977 salí, acogiéndome a un derecho a opción, hacia Inglaterra. Durante 4 años hice estudios de postgrado en la Universidad de Londres en el Imperial College y, basándome en mi experiencia en CORFO, hice una tesis de 300 páginas en las que describí como podría operarse en forma eficiente el sector industrial de una economía mixta estatal-privada. Como esa tesis es muy compleja y técnica, solo se incluye en este libro una nota que se realizó al iniciarse la redacción de la tesis, que solo se publicó como texto interno en la Universidad de Londres en abril de 1982.

    Me contrataron ese año en el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en México donde trabajé en el CONACYT durante seis años, principalmente en la ciudad de San Luis Potosí, colaborando en el IMEC, Instituto Tecnológico especializado en Metalmecánica.

    Regresé a Chile por primera vez en 1986 por solo un mes y definitivamente en mayo de 1988, apenas cumplí los sesenta años y pude obtener una pensión de las Naciones Unidas que me permitiera reinsertarme en Chile, después de quince años de exilio. Al regresar tomé la decisión de que no trabajaría más por dinero, sino solo en las cosas que me significaran satisfacción como persona y fueran consecuentes con mi trayectoria política.

    Creo haber cumplido esa promesa. En esos largos años del retorno a la democracia en Chile, nunca he vuelto a trabajar por dinero y solo me he dedicado a temas que favorecen a la gente y a la causa del socialismo. Incluso alguien cercano me ha llamado Don Quijote.

    Desde que nací y me crie en Santiago he debido cambiar de residencia en diez oportunidades, a veces con mi familia paterna otras veces solo como estudiante universitario y finalmente con mi esposa durante el exilio. Enfrentar un entorno diferente de amigos, de trabajo, de familiares, incluso de idiomas, lo hace a uno tener una naturaleza y carácter resistentes y a prueba de contrariedades. No es que se lo desee a nadie, pero es un hecho que me permitió participar en política y mantenerme activo a pesar de las incomprensiones e ingratitudes que esa actividad conlleva.

    Al regresar a Chile, y durante seis años, me dediqué intensivamente a trabajar como militante y dirigente intermedio en el Partido Socialista. Me eligieron presidente del Comité Regional Santiago-Centro, uno de los más politizados en la estructura socialista. Reanudé mi amistad con Clodomiro Almeyda, con quien compartimos una oficina hasta su muerte en 2007. En los años siguientes me mantuve estrechamente ligado con Manuel Almeyda, su hermano menor, con quien desarrollamos una gran amistad política y personal solo interrumpida por su reciente fallecimiento.

    En 1996 consideré que mi actividad como militante socialista no podía limitarse al trabajo interno partidario y emprendí junto a otros amigos y compañeros la creación de una organización para la defensa de los consumidores. La iniciamos en forma muy modesta y se ha ido transformando y creciendo hasta constituirse en la más importante e influyente en su área de acción. Se llama CONADECUS, ya ha cumplido veinte años de existencia y de ella he sido director, presidente y actualmente presidente honorario.

    En el año 2010 decidí hacer un relato de lo que había sido mi experiencia como militante comunista durante ocho años, que empiezan en 1943 y abarcan hasta 1951. Continué escribiendo sobre la formación del grupo disidente del comunismo oficial llamado Movimiento de Resistencia Antiimperialista (MRA) que se extendió hasta 1960. De ese relato que más bien es una reflexión histórica, se incluye en este libro la parte que puede ser de mayor interés para los lectores no ideologizados.

    En 1960 se inicia la lenta formación de lo que se llamaría la Vanguardia Revolucionaria Marxista (VRM), a ella se incorporaron en sucesivas oleadas jóvenes de formación comunista y en 1962 numerosos jóvenes socialistas. En 1964 esa VRM se dividió y uno de los sectores escindidos dio origen al MIR.

    A partir de 1966, considerando que se iniciaba una nueva etapa en Chile y Latinoamérica, formamos con un grupo de profesionales independientes y militantes socialistas, encabezados por Clodomiro Almeyda, el llamado Centro de Documentación e Información Socialista (CENDIS). Alquilamos una hermosa casa con jardín en la calle Barros Errázuriz en Providencia y desarrollamos una intensa campaña de difusión política y económica a escala nacional e internacional.

    En 1968 iniciamos la edición en español de la revista norteamericana Monthly Review (An Independent Socialist Magazine) que había dejado de ser publicada en Argentina a raíz del golpe militar. Establecimos contacto directo con los editores en Nueva York, Paul M. Sweezy y Leo Huberman. En uno de sus primeros números chilenos incluimos gran parte del libro de André Gunder Frank llamado CHILE: El desarrollo del subdesarrollo. La amistad con los editores de esa revista, entre ellos Harry Magdoff y Bobby Z. Ortiz, se extendió por varios años incluso durante los años del exilio chileno y hasta el retorno de los gobiernos democráticos... En torno al CENDIS se formó un equipo de compañeros y compañeras que se encargaban mes a mes de traducir las galeras en inglés que nos enviaban desde Nueva York. Ese equipo se ocupaba de la impresión y distribución de la revista en la imprenta y editorial que el Partido Socialista poseía en la calle Root y que formaba con la librería en calle Mac Iver la empresa llamada Prensa Latinoamericana. Se editaron en total treinta números de Monthly Review en español que se distribuyeron no solo en Chile, sino que en Argentina, Perú, Colombia, Brasil, España y Francia. Debo destacar la colaboración entusiasta y permanente de la compañera Haydée Alarcón (†), quien fuera en esos años la principal traductora del inglés al español.

    En el 1970 la campaña de la candidatura a la presidencia de Salvador Allende se trasformó en algo tan inmediato y apremiante que la casa y local del CENDIS fue cedida al Comunal del PS de Providencia, la revista dejó de publicarse en español y me incorporé como militante regular en el PS. El triunfo de Allende y su asunción como presidente de la República en noviembre de 1970, el nombramiento de Clodomiro Almeyda como ministro de Relaciones Exteriores y los grandes acontecimientos políticos, que se sucedieron entre noviembre y diciembre de ese año, me hicieron tomar la decisión, ya relatada, de incorporarme a la Corporación de Fomento, en la que asumí cierto protagonismo, dada mi experiencia como ingeniero civil y exempresario.

    Yo pertenecía a una generación de algo más edad que la mayoría de los funcionarios militantes de los partidos de la Unidad Popular que trabajaban en CORFO. Por mi parte desde 1952 hasta 1972 hice clases en la Escuela de Ingenieros Industriales de la Universidad Técnica del Estado (UTE) lo que me permitió conocer a varias hornadas de ingenieros mecánicos y electricistas, cuando cursaban su último año de carrera, antes de graduarse y ser contratados por empresas. En CORFO me reencontré con varios de mis exalumnos, ahora ya titulados de ingenieros, y, aunque no siempre existía entre nosotros simpatía política, se estableció una relación de trabajo favorable al proceso de cambios que se inició con el Gobierno de Salvador Allende.

    Es por eso que este libro, después de una breve declaración de principios, se inicia con el relato de mi casual intervención en una gran industria textil, en abril de 1971.

    Lo dejo para su lectura, esperando que les interese y los estimule a seguir leyendo.

    Ernesto Benado, foto tomada en la entrada de la primera oficina de Conadecus en calle París para una entrevista publicada en El Mercurio en 1997.

    Enero de 2017.


    1 Rauschenberg pintura borrada de Kooning.

    A MODO DE INTRODUCCIÓN

    Integridad y consecuencia

    ¿Qué es la integridad referida a un ser humano?

    Creo que es la correspondencia entre lo que se piensa, lo que se manifiesta y la forma en que se vive.

    No se puede simultáneamente estar por apoyar a los pobres y vivir con ostentación y lujo. La máxima de vive como piensas o terminarás pensando como vives, surge como idea básica al reflexionar sobre qué es la integridad.

    No debe interpretarse que para apoyar a los pobres hay que vivir como ellos, pero de ahí a la ostentación, el derroche y el lujo, hay un espacio enorme donde uno no puede perderse. No puede vivirse solo para buscar la felicidad o el interés individual prescindiendo de los demás y del bien común. Los políticos chilenos han abusado hasta el extremo en su falta de integridad y de allí en gran medida el desprestigio de la política.

    La consecuencia, entre tanto, es un concepto temporal aplicado a la vida humana.

    Se refiere a la trayectoria que una persona ha tenido en su vida y a la forma como se ha conducido a través de las diferentes etapas. Cuando adolescente, cuando joven, cuando adulto y cuando viejo. Ser consecuente es no renunciar a los principios y mantenerlos a lo largo de la vida.

    No quiere decir que uno no se equivoque, pero no se puede renegar sin razones de lo que se declaró como principios fundamentales en una etapa anterior de la vida.

    Esto ha sido especialmente duro de aceptar para quienes nos incorporamos a la vida política en la primera mitad del siglo veinte. Ha sido difícil reconocer que nuestra absoluta confianza en que el capitalismo cedería su paso a una nueva sociedad socialista, más justa y equitativa, es una meta que no veremos cumplir en nuestras vidas.

    Elevar la integridad y la consecuencia a categorías morales orientadoras de mi vida tiene y tuvo un alto costo personal. Habrían sido valores imposibles de sostener si no fueran acompañadas por el amor y la comprensión de mi compañera de toda la vida, María Z. Skvirsky. Son valores compartidos por ambos.

    Tal vez podamos argumentar que un sabio tan grande como Marx tampoco pudo prever que al capitalismo le quedaba capacidad para desarrollarse a nivel global por más de dos siglos, como ahora lo apreciamos con una infinita mayor información que la que él dispuso. Efectivamente, el desarrollo capitalista de nuevas tecnologías y el impacto en la economía mundial de la incorporación al consumo y al mercado de grandes gigantes como China, India, Rusia y Brasil, una mitad de la humanidad, es algo que todavía está en pleno proceso.

    No es una excusa para esa gruesa equivocación. Es una constatación de que el desarrollo económico es impredecible y que el conocimiento de la conducta humana cuando se aplica a miles de millones de seres, no es una disciplina científica.

    Esta eliminación de la certeza ha servido de argumento y razón para que miles de combatientes por el socialismo se hayan transformado en buenos burgueses y hayan tratado de cambiar de objetivos a lo largo de sus vidas.

    Publicar lo escrito hace ya varias décadas es riesgoso. No existía la computación y los textos están o en papel y revistas ya desaparecidas, o ni siquiera existen en el idioma español. Hubo que recuperar textos, a veces retraducirlos. Y qué pasará con los blogs y los textos virtuales cuando los autores desaparezcamos es una incógnita en estos inicios del siglo XXI. ¿Existirán en un mundo virtual, como cadáveres consultados de vez en cuando o desaparecerán junto con las empresas dueñas de los programas de computación que les dieron origen? No se trata solo de los blogs también están las imágenes y videos de Youtube y los grupos de Facebook y quizá cuántas formas de comunicarse que irán apareciendo.

    Pero, para mí, reexponer lo escrito es una prueba de consecuencia. De mi capacidad de análisis y de resistir presiones externas, aparte de las propias, con lealtad al pensamiento en cada período.

    Escribí y publiqué muy poco. En el período del gobierno de la Unidad Popular escribí dos artículos en una pequeña revista llamada Indo América. Uno de ellos fue recuperado por el escritor chileno nacido en Berlín Pedro Holz, quien tenía una fotocopia que usé para reproducir el texto. El segundo fue reproducido en francés por la editorial Maspero y debí retraducirlo al español.

    Después, durante el exilio, hay dos artículos publicados por la revista de Óscar Waiss, Pensamiento Socialista. Existe también un balance de lo que sucedió en la Unidad Popular, en los años de exilio en Argentina que envié a Monthly Review, la revista de Paul Sweezy y Harry Magdoff.

    En su momento no fue aceptado para su publicación y pensé que no les gustaron las conclusiones, pero más tarde supe que juzgaron peligroso, para mi integridad física de exiliado en Argentina, publicarlo.

    También escribí durante el período de nuestro exilio mexicano en la revista Convergencia, editada por Pío García. Allí publiqué varios artículos, más bien cortos, que rescaté intactos y otro que fue recogido por Marcelo Schilling y Ricardo Núñez en un libro de dos tomos sobre la renovación socialista.

    Y finalmente, en plena era de la computación, escribí numerosos artículos en pequeñas revistas, dando muestra inequívoca de mi resistencia vital a guardar en silencio mis ideas.

    Veremos si hay amigos interesados en leer cosas del pasado que a veces funcionan también en el futuro.

    Ernesto Benado

    CAPÍTULO I

    LOS AÑOS DE LA UP

    Las primeras 48 horas o los tejedores de la revolución

    En la reunión me senté al lado de un compañero de unos 60 años que me saludó muy afectuosamente. Le pregunté quién era y me dijo muy sonriente:

    –Soy el expresidente del sindicato Yarur. Yo me acuerdo de usted.

    Yo no lo recordaba. Mi pasada por la fábrica en 1971 fue muy fugaz. Me preguntó enseguida si conocía la publicación de un libro sobre la toma de la fábrica Yarur y sobre su administración por el gobierno de Allende. No lo sabía.

    –Fíjese que un gringuito andaba por la fábrica haciendo entrevistas, a veces incluso las grababa. Algunos tenían desconfianza de él. Pero ahora resulta que ha escrito un libro en que nos nombra a muchos de nosotros.

    En efecto, el autor es Peter Winn y el libro está editado en LOM con el título Tejedores de la revolución. Lo compré y estuve dos semanas enfrascado en su lectura. Al concluirla, pude apreciar que Peter Winn llegó a la fábrica en 1972 y que mi corta presencia allí, durante las primeras cuarenta y ocho horas de requisada por el gobierno de la UP (abril de 1971), no figuraba para nada. No era una omisión deliberada. El proceso que se vivió dentro de la fábrica en el año siguiente (1972) fue tan apasionante que esos primeros días no le llamaron la atención y tal vez nadie los recordaba.

    Primero pensé escribir un corto comentario, pues hay datos originales sobre los primeros meses del gobierno de la Unidad Popular que me parecieron interesantes. Luego me pregunté: ¿fueron realmente importantes esos dos primeros días? Quisiera creer que, aunque solo sea para dejar constancia de ellos, vale la pena hacer el relato, aunque a casi cuarenta años de lo ocurrido solo recuerdo lo principal de mi cortísima intervención.

    Estatizado

    Renuncié a mi cargo como gerente de la empresa metalúrgica en la que había trabajado durante veinte años y me incorporé a la CORFO, en enero de 1971, motivado por mi deseo de colaborar con el gobierno de Allende.

    Por ser ingeniero civil mecánico, me destinaron al Comité para el Desarrollo de la Industria Pesada y

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