Mi niño Dios: Un acercamiento al concepto, historia,significado y celebración del Niño Jesúspara el Día de la Candelaria

Por errjson

Esta obra da cuenta de una de las tradiciones más populares entre las familias católicas mexicanas, la de vestir las imágenes del Niño Dios

• Idioma: Español
• Editorial: Instituto Nacional de Antropología e Historia
• Fecha de lanzamiento: 22 ago 2019

errjson

Lingüista, especialista en semántica, lingüística románica y lingüística general. Dirige el proyecto de elaboración del Diccionario del español de México en El Colegio de México desde 1973. Es autor de libros como Teoría del diccionario monolingüe, Ensayos de teoría semántica. Lengua natural y lenguajes científicos, Lengua histórica y normatividad e Historia mínima de la lengua española, así como de más de un centenar de artículos publicados en revistas especializadas. Entre sus reconocimientos destacan el Premio Nacional de Ciencias y Artes (2013) y el Bologna Ragazzi Award (2013). Es miembro de El Colegio Nacional desde el 5 de marzo de 2007.

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Coyoacán.

I. EL NIÑO DIVINO

Desde que existe, el ser humano ha tenido la necesidad de creer en algo que lo motive a vivir diariamente ante los embates del medio que le rodea. Unas veces creyendo en el cosmos, otras creando dioses a semejanza, con grandes poderes que le suministraban beneficios físicos y emocionales. Estos dioses fueron la base para la creación de religiones. De esta manera "la religión ayuda al hombre a soportar situaciones de stress emocional al ofrecerles salidas para escapar a tales situaciones y callejones que no ofrecen a los medios empíricos, salvo los ritos y la creencia en el dominio de lo sobrenatural" (Geertz, 1995: 99). A veces cierto pueblo observaba a otros, y retomaba elementos culturales que lo fortalecían; así se dio el intercambio de música, alimentos, indumentaria, educación; pero también encontraban a los dioses con sus rituales. No es de extrañar que las grandes religiones tomaran mitos y ritos extraídos de otras religiones, bien sea del grupo dirigente o de los sujetos sencillos y sus familias. De esta manera religión oficial y popular se han mezclado desde hace años.

Resulta difícil hablar de pureza en la religión. Tanto en Oriente como en Occidente, incluso en América y África, hay elementos culturales semejantes bien sea en la forma de ritos o símbolos, por citar algunos casos. Y el cristianismo no fue la excepción, las mezclas culturales no siempre fueron pacíficas, sino que en gran medida se dieron tras las guerras. Tal es el caso de los pueblos pertenecientes al Imperio romano que tuvieron irrupciones tanto al este como al norte, introduciendo creencias precristianas a las poblaciones rurales y campesinas germanas; de tal manera que se crean lo que algunos llaman paganismos.

Entran los paganismos a través de los nuevos cristianos, con sus hábitos, costumbres, creencias, ritos, etc., procedentes de unas religiones agrarias, telúricas. Son los que van a acompañar a estos hombres radicalmente vinculados a sus tierras, campos y montes en su entrada al cristianismo.

La Iglesia fue generosa en su acogida. Los recibió tal como eran. Ciertamente hizo un esfuerzo de evangelización y catequización, pero también de aceptación y asimilación de los diversos componentes de su personalidad, incluyendo aquel sustrato pagano (Maldonado, 1989: 31-32).

Así que lo que conocemos como cristianismo, y más aún el catolicismo, está plagado de creencias, hábitos, ritos, mitos, que fueron tomados de otras culturas, como se observa en el siguiente tema sobre los dioses solares.

DIOSES SOLARES, DIVINA PRESENCIA

Si bien este capítulo habla de Jesús, vida, obra y tradiciones relacionadas con su infancia, es necesario hacer un alto en la religiosidad anterior, colateral, o bien, contemporánea a Jesucristo. Pues como se verá, existen múltiples coincidencias con diversos dioses solares de diferentes culturas. Es ineludible entender que este Dios hecho hombre no fue espontáneo, sino que es el resultado de un proceso de conocimiento de la humanidad.

Desde su primitiva conciencia el hombre se vio doblegado ante el poder de la naturaleza, aprendió de ella, le temió y creó sistemas rituales para manipularla según carestías.¹ En un principio era lo relacionado con las necesidades básicas (alimento, procreación) y la muerte, luego se sumaron las pasiones. Es decir que el hombre entró en relación con parámetros espaciales y universales, en su visión de la naturaleza, identificó el poder del cosmos, asumiéndolo como propio a la vez que poderoso, regente de su mortalidad. En esta perspectiva, podemos definir la cosmovisión como la visión estructurada en la cual los miembros de una comunidad combinan de manera coherente sus nociones sobre el medio ambiente en que viven y sobre el cosmos en que sitúan la vida del hombre (Broda 2001: 16). Esta forma de explicar el mundo en que se vivía, dio pie a la creación de dioses asociados al cosmos con poderes sobrenaturales capaces de conducir la vida de los hombres.

A decir de Frazer, gracias al progreso de los diversos pueblos y a la generación de conocimientos, se pasó de la creencia en la ley natural según las fuerzas elementales basadas en causa y efecto, conocida como magia, a la formalización del ritual religioso en el cual se incluyen las oraciones y sacrificios. De esta manera, a la par de la existencia del hombre se desarrolló una larga evolución intelectual y moral, de una forma paulatina en el curso de la historia de los