TRAS TUS RAÍCES
Cuando en 2015 los gobiernos español y portugués ofrecieron la ciudadanía a todos los extranjeros que demostraran ser descendientes de judíos sefardíes, expulsados en 1492 por los Reyes Católicos, Edmundo Gómez, un empresario neoleonés de 51 años, jamás imaginó que tuviera algo que ver con él.
La medida pretendía resarcir el daño causado a esta comunidad echada de su patria original, Sefarad (nombre hebreo de España), hace 500 años.
Se estima que unos 200,000 judíos escaparon a la purga. A fin de evitar las represalias de la Corona, muchos fingieron convertirse al catolicismo y se embarcaron rumbo a la recién descubierta América. Con la esperanza de practicar su credo en libertad, en México fundaron pueblos y villas, principalmente en la inhóspita región noroeste; pero este discutible sosiego tampoco duró. La llegada de la Santa Inquisición y su férrea búsqueda de criptojudíos (judíos ocultos) los llevó de nuevo a vivir en las sombras para salvar la vida.
Quienes evadieron a la inquisición cambiaron de nombre y borraron cualquier rastro que los delatara. Tan meticulosos fueron, puesto que así de feroz fue la persecución, que al pasar de las generaciones las familias prácticamente olvidaron quiénes eran y su verdadero origen.
Ese fue el caso de los ancestros de Edmundo. Ajeno a todo ello, y próximo a cumplir 50 años de edad, una crisis de identidad le llevó a intentar conocer su procedencia. Los más ancianos de su familia ya habían muerto, y aunque preguntó entre
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