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El Amor De Jesús Vivo En La Virgen De Guadalupe
El Amor De Jesús Vivo En La Virgen De Guadalupe
El Amor De Jesús Vivo En La Virgen De Guadalupe
Libro electrónico1113 páginas20 horas

El Amor De Jesús Vivo En La Virgen De Guadalupe

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P. JESÚS PEDRO ALARCÓN MÉNDEZ
Originario de La Ciudad de México. Mis padres Salvador y María Carmen, con la responsabilidad de educar una familia numerosa de nueve hijos, nos dieron siempre testimonio de su fe en Cristo y amor a la Eucaristía y a la Virgen de Guadalupe. Por un milagro recibido de ella, mis padres me acercaron desde pequeño al Santuario de la “Morenita” donde aprendí a ver la mano de Dios reflejada en el amor de la Guadalupana y a agradecerle y a consagrarme a ella.
Hice mi profesión como Marista para la Sociedad de María en 1980 y fui ordenado sacerdote en 1988. Cursé estudios de teología en Milltown Park, Dublín. Inicié la licencia en Espiritualidad en la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma y la concluí en la Pontificia Universidad de México. Realicé el doctorado en la Facultad Jesuita de Belo Horizonte en Brasil.
Encargado por mis superiores he contribuido en la formación sacerdotal marista de nuestros estudiantes en México, Brasil y ahora en Roma. En estos mismos lugares desarrollé el ministerio sacerdotal en pequeñas comunidades eclesiales de base entre los pobres y animé la pastoral juvenil y universitaria, dando cursos de Mariología y Misionología para seminaristas y para laicos.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento26 mar 2013
ISBN9781463346010
El Amor De Jesús Vivo En La Virgen De Guadalupe
Autor

P. Pedro Alarcón Méndez SM

Soy Pedro Alarcón Méndez, mis padres Salvador Alarcón y María Carmen Méndez de Alarcón. Provengo de una familia numerosa y muy unida. Descubrí mi vocación sacerdotal marista en las misiones que el Centro Politécnico de Proyección llevaba a cabo en la zona de Lachixio, Oaxaca, cuando estaba por concluir mis estudios de Ingeniería Química. Entré al seminario de los Padres Maristas, profesé en la Sociedad de María, el 15 de agosto de 1980. Recibí la ordenación el 19 de agosto de 1988. Estudie la licenciatura en Teología Espiritual en la UPM, y el doctorado en la Facultad Jesuita de Filosofía y Teologia en Belo Horizonte. La providencia me ha llevado a vivir el ministerio en la formación de candidatos al sacerdocio Marista, en parroquias, en centros juveniles, en colegios maristas, en comunidades eclesiales de base en las periferias de Curitiba y de Belo Horizonte, en la pastoral universitaria, en la pastoral juvenil en centros juveniles para estudiantes universitarios, en la pastoral carcelaria. Vivo muy agradecido a la Virgen Maria de Guadalupe por la gracia recibida cuando niño, de haber sido curado de poliomielitis. Ofrezco este libro como testimonio de la grandeza del amor de Dios que se refleja en la Virgen María de Guadalupe. CDMX, febrero 2019

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    El Amor De Jesús Vivo En La Virgen De Guadalupe - P. Pedro Alarcón Méndez SM

    Copyright © 2013 por P. Pedro Alarcón Méndez SM.

    Número de Control de la Biblioteca del Congreso de EE. UU.:   2012923588

    ISBN:   Tapa Dura         978-1-4633-4603-4

                 Tapa Blanda       978-1-4633-4602-7

                 Libro Electrónico   978-1-4633-4601-0

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 04/06/2013

    Palibrio

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    ÍNDICE

    INTRODUCCIÓN

    CAPÍTULO I: GUADALUPE, INICIO Y

    FUNDAMENTO DE UNA VERDADERA

    EVANGELIZACIÓN INCULTURADA

    I. Algunos elementos históricos

    II. Cristiandad como unanimidad homogénea

    III. Cristiandad Americana: la misión se ve limitada

    1. La máquina de la conquista y de la colonización

    2. Las fases de destrucción y tentativas de restauración

    del indígena

    IV. Los europeos fracasan al reconocer la otredad del indígena

    1. Cristóbal Colón no conoce al indígena y no lo ama

    2. Hernán Cortés conoce al indígena en forma

    refinada pero no lo ama

    3. Fray Bartolomé de Las Casas ama al indígena

    pero no lo conoce

    4. Los misioneros etnógrafos aman y conocen al indígena

    pero les invade el pesimismo ante la

    conversión del indígena

    V. La Aparición de la Virgen de Guadalupe da inicio

    a una verdadera evangelización inculturada

    CAPÍTULO II: LÍMITES EN LA EVANGELIZACIÓN

    DE LOS MISIONEROS Y DEL COLEGIO

    DE SANTA CRUZ

    I. La original empresa franciscana

    II. La Evangelización inculturada en el Acontecimiento

    Guadalupano

    CAPÍTULO III EL NICAN MOPOHUA,

    EL RELATO DE LAS APARICIONES

    Análisis semántico–lingüístico

    El Nican Mopohua

    I. Secuencia: La Luz que viene de lo Alto

    II. Secuencia: Después de la catástrofe

    III. Secuencia: Macehualtzintli, hombre de Dios

    IV. Secuencia: ¿Dónde estoy? (Iniciación epifánica)

    V. Secuencia: Una voz en la cumbre

    VI. Secuencia: Su vestido relucía como el sol

    VII. Secuencia: ¿A dónde te diriges?

    VIII. Secuencia: Soy la Madre del verdaderísimo

    Dios por quién se vive

    IX. Secuencia: Lo daré en mi mirada compasiva

    X. Secuencia: Allí escucharé su llanto

    XI. Secuencia: Haz lo que esté de tu parte, para

    que levanten mi casita sagrada

    XII. Secuencia: ¡Tu venerable aliento,

    tu venerable palabra!

    XIII. Secuencia: Otra vez vendrás y con calma te oiré

    XIV. Secuencia: Soy un hombre del campo

    XV. Secuencia: Que por tu intercesión se realice

    XVI. Secuencia: Cuando se meta el sol vendré

    XVII. Secuencia: Vino a saber lo que pertenece a Dios

    XVIII. Secuencia: Dónde la había visto

    XIX. Secuencia: Una señal de la Madre de

    Nuestro Señor Jesucristo

    XX. Secuencia: Lo vinieron a perder en el puente de madera

    XXI. Secuencia: Mañana, aquí te daré la señal

    XXII. Secuencia: Aún hizo por él, pero ya era

    el tiempo de morir

    XXIII. Secuencia: Que primero nos deje en paz

    con nuestra tribulación

    XXIV. Secuencia: La que perfectamente a todas

    partes está mirando

    XXV. Secuencia: Te ruego me perdones

    XXVI. Secuencia: ¿No estoy aquí yo, que soy tu Madre?

    XXVII. Secuencia: La cumbre se volvió el paraíso

    XXVIII. Secuencia: ¿Dónde podré llevar tantas flores?

    XXIX. Secuencia: Llévame contigo

    XXX. Secuencia: Sosegado iba su corazón

    XXXI. Secuencia: Era muy oscuro

    XXXII. Secuencia: Esperar es una forma de vencer

    XXXIII. Secuencia: Cómo deseaba verlo

    XXXIV. Secuencia: ¡La señal se dibujó!

    XXXV. Secuencia: ¡Vamos al Tepeyac, dónde se

    erigirá el templo!

    XXXVI. Secuencia: Su nombre es Guadalupe

    XXXVII. Secuencia: Entró en la Iglesia Mayor

    CAPÍTULO IV:

    HERMENÉUTICA SIMBÓLICA

    DEL NICAN MOPOHUA (I)

    Interpretando desde la cosmovisión indígena

    I. Tradición Oral del Nican Mopohua que

    remonta a los orígenes

    II. La sintaxis cristiana recoge y transforma la

    sintaxis indígena

    1. Una hermenéutica náhuatl en cuatro fases

    2. Como flores cortadas, la narrativa indígena

    en la narrativa cristiana

    Lecturas Apocalípticas problemáticas

    3. Los relatos teogónicos y cosmogónicos

    CAPÍTULO V: HERMENÉUTICA SIMBÓLICA

    DEL NICAN MOPOHUA (II)

    La Simbólica del Bien

    I. La función simbólica del acontecimiento del

    Tepeyac presente en el Nican Mopohua

    1. Una simbólica en el evento del Tepeyac registrada en el Nican Mopohua

    2. Los símbolos primordiales

    II. Una Simbólica de la Bondad en el Nican Mopohua

    1. El relato del Tepeyac

    2. Los alcances de la Simbólica del Bien

    CAPÍTULO VI: HERMENÉUTICA ICONOGRÁFICA

    DE LA TILMA DE GUADALUPE

    I. El icono como revelación de Dios

    1. Fundamento Bíblico-existencial del icono Guadalupano

    2. Fundamento cristológico del icono Guadalupano

    3. Fundamento trinitario del icono Guadalupano

    4. Fundamento antropológico del icono Guadalupano

    II. Hace falta una teología del icono

    Guadalupe, icono que por analogía a los textos

    bíblicos nombra a Dios

    CAPÍTULO VII:HERMENÉUTICA TEXTUAL

    DE LA TILMA DE GUADALUPE

    I. El camino de la hermenéutica textual

    II. La Tilma de la siempre Virgen María de Guadalupe

    III. Los diferentes distanciamientos en el icono

    1. Primer distanciamiento: Acontecimiento

    significativo en el Tepeyac

    2. Segundo distanciamiento: Recepción dialéctica

    de Guadalupe

    3. Tercer Distanciamiento: Elementos Simbólicos

    en Guadalupe

    4. Cuarto distanciamiento: Guadalupe, la mujer

    del Apocalipsis

    El Apocalipsis

    Apocalipsis 12

    Evangelio de Juan (c. 16, 19-22)

    5. Quinto distanciamiento: El mundo de la

    Virgen de Guadalupe

    CAPÍTULO VIII: HERMENÉUTICA BÍBLICA

    DEL NICAN MOPOHUA

    I. Pensar bíblicamente

    1. No hay comprensión del texto bíblico sin

    una comunidad de interpretación

    2. Círculo hermenéutico entre el texto bíblico y

    la comunidad de interpretación

    II. El Evento plasmado en el Nican Mopohua nos

    lleva a pensar bíblicamente

    1. El Nican Mopohua nos habla sobre la Virgen

    María Madre de Dios

    2. El mundo indígena como comunidad

    de interpretación

    III. El testimonio del texto bíblico:

    La Visitación de María a Isabel y el Magnificat

    1. El Evangelio de Lucas

    2. Las Narrativas de los orígenes como anuncio

    del Kerigma

    IV. El Magnificat visto por la comunidad eclesial

    de interpretación guadalupana

    1. El Magnificat ante el mundo desfigurado del indígena

    2. El Magnificat como refiguración del mundo indígena

    3. El Magnificat como configuración del mundo indígena

    CONCLUSIÓN: EPIFANÍA PROFÉTICA

    APÉNDICE NOTAS PARA EL ANÁLISIS LINGÜÍSTICO

    NOTAS

    BIBLIOGRAFÍA

    Pensar como María, juzgar como María, sentir y actuar en todo como María

    Constituciones de los Padres Maristas

    A todos los Maristas, Padres, Hermanos, Hermanas y Laicos

    A mis Padres, hermanos, sobrinos, tíos, primos y amigos

    Secreto de Confesión

    De Chiapas la trajeron.

    Noventa y ocho años le servían para atarle los cabos a este siglo.

    Sus venas montadas en la piel, cabalgaban en sus huesos.

    - "¡Confiésala, padre! – Me suplicó su hija –.

    Nunca lo ha hecho desde su Comunión Primera,

    olvidada y fresca, pulida, como diamante eterno".

    La ayudaron a entrar. Penosamente la sentaron frente a mí.

    ¡Estaba ciega!

    - ¡Ave María Purísima! – Saludé con el rito –.

    Me respondió con su voz fatigada allá dentro:

    - "Padre, soy de Chiapas.

    Les pedí a mis hijos que me trajeran a este templo de mi Madre Lupita.

    Es la primera vez que yo salgo de mi pobre ranchito.

    Yo no vine a verla, porque yo ya no veo,

    pero vine para que Ella me vea

    y para que me reconozca cuando yo llegue al Cielo".

    - Y ¿sus pecados? – Pregunté por oficio –.

    - "¡Ay Padre! – sollozó –.

    ¡Tantos años para contar mis muertos!"

    Le tomé su mano para bendecirme.

    La absolví cabizbajo y, humilde, le dije:

    - ¡Levántate, mujer, tu fe me ha salvado!

    P. Jesús V. Guízar. Cantares Leves a Santa María de Guadalupe, 3ª ed. México: ANALUVER, 2002, 80-81

    INTRODUCCIÓN

    Agradezco a la Santísima Virgen María de Guadalupe por llevarnos con amor a Jesús. Agradezco el milagro recibido cuando niño.

    Nos acercamos con afecto y devoción a esta amada imagen de la Virgen María de Guadalupe. La reconocemos como imagen sagrada, con un carácter personal y sobrenatural, objeto de culto y veneración en razón de su origen misterioso por el que el pueblo de Dios, en México, en Latinoamérica y en todo el continente se siente afectivamente ligado, por reconocer en ella a la Virgen María.

    Estudiaremos aquí el mensaje de las apariciones de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac desde el punto de vista teológico. Las palabras del subtítulo de este trabajo, La fe en Cristo a la luz del amor de la Virgen de Guadalupe, no son casuales.

    Queremos apreciar la contribución del mensaje guadalupano en relación con la fe en el Jesús vivo, que el evangelio suscita e instruye. Nuestro propósito es preferentemente teológico. Negativamente podría ser expresado preguntando: ¿Si el Evangelio instruye nuestra fe en Jesucristo, esencial para nuestra salvación, para qué la devoción a la Virgen de Guadalupe? Nuestros esfuerzos para dar respuesta a esta pregunta buscan entender el lugar que la experiencia de encuentro con Dios por medio de la Guadalupana tiene en la vida de fe de la Iglesia y se proponen apreciar el valor de la piedad mariana en relación con la centralidad de la fe en Jesucristo, autor de nuestra salvación.

    Nos place aclarar que este propósito tuvo origen en un deseo formulado el viernes 10 de octubre de 2003, en Roma, por el superior General de los Padres Maristas, Jan Hulshof, en el Taller de Estudios Maristas, en relación a la geografía de la piedad mariana en el mundo posmoderno:

    Me interesaría saber si una reflexión teológica sobre la religiosidad popular, por ejemplo en América Latina, podría ayudarnos para mejor comprender ciertos elementos de la espiritualidad Mariana que la teología occidental, sea católica o protestante, tiende a olvidar.

    Fue con la idea de responder a esta petición, dirigida a padres maristas de diferentes continentes y latitudes, que surgió esta reflexión. Nos mueve el deseo de mostrar que la religiosidad popular mariana en la Virgen de Guadalupe es un mensaje vital eterno para el ser humano de toda cultura y latitud. Las orientaciones del P. Ulpiano Vázquez Moro, SJ, fueron muy valiosas para la confección de esta obra.

    La fe es instruida primero por la Palabra de Dios

    En esta perspectiva nos mueve un deseo, considerar cómo la Palabra de Dios como revelación en Cristo, como buena noticia que nos salva, instruye la fe por la que una comunidad de interpretación se reconoce a sí misma y más específicamente, cómo el mensaje guadalupano que nos llega del Evento del Tepeyac plasmado en el Nican Mopohua y de la Imagen de la Siempre Virgen María de Guadalupe hace parte de dicha instrucción. Este deseo encierra dos premisas:

    (1) La fe es instruida por el texto bíblico, aunque el texto bíblico es en su origen fruto de la fe¹. Entendemos en consecuencia, que el texto bíblico se encuentra entre dos comunidades que se constituyen en función de éste, esto es, hay una comunidad que produce el texto y una comunidad que el texto produce. Ésta última es una comunidad de interpretación que se reconoce a sí misma porque vive su fe y encuentra sentido en relación con el texto bíblico.

    (2) En función de la intermediación que el mensaje guadalupano opera, existe una comunidad de interpretación que se reconoce en su fe y encuentra sentido a partir de dicho mensaje.

    Percibimos inmediatamente una relación de subordinación entre estas dos premisas, la segunda premisa depende de la primera y se organiza en función de ella; esto es, la fe de una comunidad de interpretación es instruida por el texto bíblico, por lo que la Palabra tiene preeminencia. La comunidad se constituye en razón de la Palabra porque su experiencia de fe se alimenta por ella. Complementariamente, reconocemos que esa misma fe recibe alguna influencia del mensaje guadalupano; es decir, hay una comunidad de interpretación que se reconoce en el mensaje de Guadalupe y por él vive su fe y su relación con la Palabra de manera diferente.

    La relación de subordinación no es intercambiable

    La Palabra tiene la primacía. La devoción a la Virgen de Guadalupe no sustituye el lugar que sólo compete al texto bíblico, que es el de instruir la fe; ahí dónde la Palabra ya comenzó a surtir efecto instaurando una comunidad de interpretación, el evento guadalupano ejerce su influencia; ahí dónde el mensaje de Guadalupe origina un movimiento afectivo que integra fe y razón, existe una referencia al texto bíblico que es primordial. La comunidad que podríamos llamar guadalupana, se reconoce a la luz de la Palabra y vive su fe fundándose en ella. La devoción que nos ocupa ejerce su influencia en esta fe dando énfasis diversos, resaltando perspectivas, sobre todo a partir de la figura de la Virgen que es Madre.

    La función del mensaje Guadalupano. Surge ahora más claramente nuestro propósito, que expresamos en maneras diversas para invitar a la reflexión, aunque todas ellas, en realidad, son equivalentes:

    (1) Comprender cuál es la función que compete al mensaje guadalupano, en relación con el nexo vital que se establece entre las sagradas escrituras como texto que nombra a Dios y la comunidad de fe que se interpreta y lee en el texto sagrado.

    (2) Desentrañar la contribución del mensaje guadalupano en relación con la fe en el Jesús vivo, que el evangelio suscita e instruye.

    (3) Preguntar cómo la devoción a Nuestra Señora de Guadalupe puede aproximarnos al Evangelio y a la fe cristiana, a la vida de discípulo.

    (4) Sondear qué tipo de fe fomenta la devoción guadalupana en el pueblo de Dios.

    (5) Como añadidura nos preguntamos: ¿qué podemos aprender de nosotros, de nuestra identidad de discípulos a partir de Guadalupe?

    Nuestro interés se concentra en el área teológica, por lo que con la hermenéutica aquí empleada, obtendremos una comprensión de la evangelización como la inculturación que recoge las semillas del Verbo de las culturas indígenas para portarlas a su plenitud a la luz de la revelación, gracias a la intercesión maternal de la Virgen María de Guadalupe; con esta hermenéutica también alcanzamos la comprensión de la identidad del propio destinatario que recibe el mensaje guadalupano. Nuestra motivación es múltiple: Aproximarnos a la Virgen María de Guadalupe con todo respeto, para reconocer la riqueza profunda presente en la devoción a Ella, que ha acompañado y animado la fe del pueblo de Dios en estas tierras de México, del continente americano y de Filipinas; reconocer mejor y apreciar el mensaje de la Virgen de Guadalupe como una fuerza que es fuente de vida y de sentido para la vida de millones de cristianos que en la Virgen se sienten amados y encuentran consuelo en sus dificultades; explorar, reflexionar y apreciar mejor el sentido cristiano que esta devoción promueve, inspirando la fe del gran pueblo de Dios; reflexionar cómo la devoción Guadalupana nos hace entrar en la realidad frágil y limitada con un sentido de responsabilidad ética y de confianza y esperanza; reflexionar cómo la devoción a la Guadalupana alimenta nuestra identidad cristiana y configura nuestra conciencia; ver como esta devoción Guadalupana tiene sus orígenes en aquél período hoy llamado de evangelización fundante².

    Hipótesis de trabajo

    Esta reflexión teológica se propone en sus diversas partes mostrar cómo la Virgen de Guadalupe contribuye de manera primordial para la cristianización de la conciencia náhuatl, alcanzando sucesivamente la conciencia criolla, la conciencia española, la conciencia mestiza, la conciencia mexicana, la conciencia latinoamericana y la conciencia universal. Nuestra hipótesis puede formularse de las siguientes maneras, todas ellas equivalentes:

    (1) La Virgen de Guadalupe contribuye a la cristianización del mundo náhuatl vinculándonos al texto bíblico en general, que recibido por la comunidad de fe que se lee en él, instruye sobre el modo de ser de María.

    a) La Virgen de Guadalupe nos vincula al texto bíblico en general y en particular, al modo como María vive una fe que canta el Magnificat y ve las acciones misericordiosas de Dios para refigurar el mundo náhuatl devastado en sus fundamentos y así reconfigurarlo.

    b) La Virgen de Guadalupe es una referencia al texto bíblico en general y al Apocalipsis en particular, para mostrar cómo la fe sustenta en momentos de catástrofe y de sufrimiento aunque el mundo pueda esfumarse, como sucede en la destrucción del mundo indígena.

    (2) La Virgen de Guadalupe lleva a una evangelización como paso a la verdadera fe en razón del profundo reconocimiento del indígena como otro en su dignidad.

    a) La Virgen de Guadalupe manifiesta la otredad como criterio de validez para una evangelización.

    b) La Virgen de Guadalupe ofrece elementos para rescatar la imagen divina como Otro, como inocente, en un contexto de grandes atropellos y vejaciones.

    c) La Virgen de Guadalupe recoge significaciones de las cosmogonías religiosas como semillas del Verbo y como signo de diálogo y respeto por el otro.

    d) La Virgen de Guadalupe lleva al reconocimiento de nosotros mismos, a través de la refiguración, como proceso de volverse a ver porque se es visto, como proceso que permite el encuentro con nuestras raíces y con el futuro de nuestra esperanza más viva.

    Las fuentes del mensaje Guadalupano

    El mensaje guadalupano³ es fuente inagotable de reflexión que mana de dos lugares, una imagen y un mensaje que se transmite oralmente y que se plasma en un texto. La imagen es la de Nuestra Señora de Guadalupe que se venera en la Basílica de Guadalupe en el Tepeyac y el texto es el Nican Mopohua como relato que narra las Apariciones de la Virgen de Guadalupe⁴. Afirmamos la complementariedad de la imagen y del texto, ya que uno no se entiende sin el otro. La devoción se origina gracias a la presencia de la Virgen en este continente y su memoria se consolida a través de la imagen y del texto que plasma un mensaje transmitido oralmente⁵. La complementariedad imagen/texto que depende de la complementariedad imagen/mensaje creó un binomio imagen/palabra que conduce a una doble recepción contemplar/escuchar.

    Para una hermenéutica de las fuentes

    No es posible emprender una hermenéutica de cada una por separado. La imagen refiere al texto y el texto refiere a la imagen. Hay una garantía de objetividad. La hermenéutica del texto (reflejo del Evento del Tepeyac) se completa en la hermenéutica de la imagen. Entendemos que la hermenéutica no se limita a los resultados de la historiografía⁶. Una aproximación hermenéutica del mensaje Guadalupano, permitirá ver el sentido que emerge, abierto a múltiples lecturas que marcan primero la conciencia indígena y en segundo lugar la conciencias criolla y española, en la discontinuidad de registros, desde los comienzos de la evangelización de este continente. La hermenéutica ensayada en esta obra condujo a reconocer el grado tan profundo de inculturación alcanzada por la evangelización operada por el Encuentro con Dios en el Tepeyac en la persona de la Santísima Virgen María de Guadalupe, con la superación de las grandes barreras que dicha evangelización había enfrentado en los esfuerzos misioneros realizados con tanto talento por tantos misioneros de la primera hora. La hermenéutica del mensaje guadalupano no se detiene en la resolución de los problemas históricos que surgen para la historiografía.

    La tarea de la hermenéutica, definida como la tarea de desplegar la clase de mundo proyectado por un cierto tipo de texto, encontrará su cumplimento si alcanza lo siguiente: descifrar las experiencias-límite de la vida humana (así como aquellas experiencias clímax de creación y de alegría, o experiencias trágicas llamadas experiencias de frontera por Karl Jaspers: sufrimiento, muerte, lucha, culpa). Al mismo tiempo, la tarea de conectar la interpretación del texto y la interpretación de la vida será satisfecha por el método de mutua clarificación de las expresiones-límite del lenguaje religioso y de las experiencias-límite de la vida humana⁷.

    La comprensión de sí y del propio mundo que la imagen/texto – imagen/mensaje ofrece a quien contempla/lee – contempla/escucha la apropiación del mensaje guadalupano por parte del creyente y por parte de la comunidad de interpretación que dicho mensaje instaura, constituyen el centro de la preocupación de una hermenéutica del mensaje de la Virgen de Guadalupe. Afirmamos que el mensaje de Guadalupe presente en la imagen y en el texto nos ofrece un mundo posible de habitar donde pueden proyectarse las más caras aspiraciones de quien contempla/lee dicho mensaje. Este mundo posible de habitar es aquél abierto por la imagen y por el texto, que irrumpe como un mundo con María, un mundo caracterizado por la figura y la presencia de la Virgen y de acuerdo con sus rasgos personales, un mundo que esencialmente nos remite al mundo bíblico. El mundo del texto se torna eficaz en la devoción a la Guadalupana.

    Intentamos una hermenéutica múltiple⁸ de Guadalupe: simbólica, iconográfica, textual, bíblica. Desde esta hermenéutica múltiple reconoceremos que el Acontecimiento del Tepeyac es un modelo de evangelización inculturada, que toma las semillas del Verbo de la cultura religiosa indígena para iluminarla desde la plenitud de la revelación, haciendo posible la recepción de la Palabra en la nueva Mesoamérica mestiza. Jesús vivo que da vida y plenitud a la vida humana es el centro del mensaje de la Virgen de Guadalupe en el Tepeyac.

    Algunas particularidades del texto que plasma un evento y de la imagen

    Nos parece esencial para el punto de vista hermenéutico que aquí emprendemos, precisar algunos elementos que caracterizan las fuentes y que ayudarán a entender el fenómeno de la devoción guadalupana, tanto en un contexto específico, como en su estructura interna y su sentido:

    (1) El Nican Mopohua que plasma el Acontecimiento del Tepeyac es un texto escrito en náhuatl, probablemente hacia la segunda mitad del siglo XVI⁹, en el que aparece una sintaxis cristiana en una sintaxis indígena quebrada, en razón del contexto de confusión, dado que la evangelización practicada por los europeos, aún con los heroicos esfuerzos de tantos misioneros, no podía ser más ambigua, puesto que realizada en connivencia con un proceso de colonización que significó la devastación y pulverización de las culturas indígenas. La narrativa del Nican Mopohua, que refleja admirable respeto y reconocimiento por los elementos simbólicos de las narrativas vencidas que formaban parte de la teogonía y de la cosmogonía de los mexicanos, contribuirá con la construcción de la identidad de un pueblo mestizo que se descubre al amparo de la Divina Providencia en la intercesión de la Virgen María de Guadalupe. El Tepeyac muestra que Dios en su misericordia hace parte de la historia de este continente.

    (2) La Imagen de Nuestra Señora de Guadalupe es una imagen de origen sobrenatural y misterioso, de la primera mitad del siglo XVI, que vincula a la propia Virgen María, Madre de Dios, con la cultura religiosa y la teogonía indígena, en el contexto de sufrimiento y de aniquilación sufrido por los pueblos indígenas conquistados en razón de la invasión europea. Podemos decir que es una imagen escrita en náhuatl, con significado cristiano. Por su actitud maternal y por los elementos iconográficos de carácter sobrenatural que la acompañan, la imagen evoca la propia misericordia divina en acto.

    El presente empeño considera fundamental para un discernimiento teológico partir de la imagen y del texto como tales y de las posibilidades abiertas por el encuentro con ellos. Siendo las apariciones de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego y la imprimación milagrosa de la Imagen de la Virgen de Guadalupe ante el obispo fray Juan de Zumárraga, el punto de partida de toda reflexión, la hermenéutica que aquí nos ocupa nos hará reflexionar teológicamente sobre el mensaje guadalupano de dichas apariciones que alimenta la devoción popular e influencian la fe del pueblo cristiano.

    Guadalupe, reconocimiento del indígena como otro igual

    En el evento del Tepeyac se da el reconocimiento que no hubo de parte de los europeos, incluyendo los misioneros que estaban, en diferentes grados, imposibilitados para acoger el mundo que tenían delante, con todas sus significaciones culturales y religiosas. La sospecha de idolatría demoníaca se erige como barrera infranqueable entre los misioneros y el mundo religioso indígena. Conocemos como algunos protagonistas se acercaron al otro indígena. Pensamos en Diego Durán, como el que mejor conoció e interpretó la cultura indígena; fray Bernardino de Sahagún, que conoció íntimamente sin conseguir interpretar; Bartolomé de las Casas, que consiguió amar sin conocer profundamente; Hernán Cortés, que conoce sin amar el indígena como otro¹⁰.

    El evento del Tepeyac emerge desde esta perspectiva como camino de inculturación que conduce a cada ser humano desde la riqueza da la propia cultura a la plenitud en Jesucristo, fuente de vida. Para Juan Pablo II, el acontecimiento guadalupano es evangelización perfectamente inculturada. El Tepeyac es reconocimiento del otro en forma integral, sin condenas y sin reservas. El mensaje de la Virgen de Guadalupe es primordialmente un milagro de comunicación: la fe cristiana se expresa sin negarle al otro la igualdad. El mensaje de Guadalupe no es transmisión de la fe cristiana y asimilación del otro como inferior, es más bien recuperación del otro sin condena y sin destrucción. La verdad del Tepeyac no es avasalladora ni intolerante y permite re-describir la realidad de manera eficaz. Se abre paso a la refiguración, como recuperación de la figura y a la reconfiguración como recreación de la figura perdida. Hay un vínculo que la imagen/texto registran, donde el texto sagrado recibe su lugar y donde se respeta la identidad de quien contempla y lee. Así se entiende que una comunidad de fe y de interpretación que se reconoce en Guadalupe tenga en la devoción a la Virgen un sinnúmero de registros abiertos para una comunicación llena de respeto. Guadalupe es un prodigio de comunicación en el que se anuncia el amor de Aquél que es el amor en persona, el totalmente Otro, el amor de Jesús que revela el amor del Padre, al tiempo que muestra el respeto profundo por el otro en cuanto digno de dicho amor. Poder vislumbrar cómo se da este vínculo entre la comunidad guadalupana y el texto sagrado y cómo se recupera la identidad del otro, es nuestra más cara ambición.

    La cultura no es resignificada de manera repentina

    Toma tiempo. Es un proceso lento y esto no es problema de la cultura. Concierne a la exigencia de la fe que equivale a un nuevo nacimiento. ¿Cuándo se puede decir que la fe ha brotado en el ser de una persona? Los moradores en Mesoamérica eran más religiosos que los conquistadores que anunciaban el evangelio, según descubre fray Bernardino de Sahagún, con todo, acoger la fe en Cristo es un nacimiento que lleva toda la vida y conduce a reconocerse en una identidad más profunda en sintonía con la comunidad que entiende y vive su fe a partir de la persona de Jesucristo. Esto puede tener inicio de un momento para otro, sin embargo, conduce a un itinerario personal y comunitario de sucesivas conversiones que influencia la cultura y la lengua como tales.

    Nos parece que la cristianización del nuevo mundo consiste en la renovación de la conciencia. La recepción del evangelio por una conciencia indígena reestructurada, así como por una conciencia española, criolla y mestiza, es el fruto más inminente de la presencia milagrosa de la Virgen de Guadalupe. Hay inculturación. Nuestra metodología apunta en un sentido preciso. El evangelio entra en cada cultura. La propuesta de Jesús: sígueme, resuena en contextos nuevos.

    Algunas aclaraciones metodológicas

    Las dos premisas principales con las que iniciamos esta introducción, nos hicieron posible explicitar nuestro propósito y la hipótesis general de este trabajo. En función de ellas, también, establecemos dos llaves de lectura que gobernarán nuestro recorrido y nos llevarán a comprender interpretaciones diversas que entran en juego en la fe de una comunidad que se alimenta del mensaje de Nuestra Señora de Guadalupe:

    (1) La piedad como encuentro con Dios por medio de la Guadalupana que emerge en relación al Acontecimiento en el Tepeyac registrado en el Nican Mopohua y a la Imagen de la Virgen de Guadalupe es señal de la recepción del evangelio por parte de la población indígena, desde su cultura.

    (2) Esta misma piedad refigura la conciencia indígena desestructurada, y sucesivamente la conciencia española, criolla y mestiza.

    Intentaremos una hermenéutica precisa

    Aquella que busca comprender desde el relato primordial y el símbolo, el sentido del texto y sus referencias. El símbolo, como innegable fuente de pensamiento, anuncia nuevos niveles de significación. No se reduce al concepto; siempre denota un exceso de significado. Los relatos primordiales nos permiten formular y resolver cuestiones relativas a la existencia humana y que no serían de otra manera accesibles al espíritu humano, a pesar de ser fundamentales para darnos el sentido de la existencia, sus orígenes y su destino. Confiamos en que la simbólica presente en la imagen y en el texto, nos hará factible penetrar en la transparencia del mensaje guadalupano, de la fe que se recrea en el interior de una devoción mariana y que denuncia un contexto marcado por la aniquilación y la falta de respeto a la dignidad del indígena, o a la de los españoles (como los misioneros franciscanos que sufrieron de manos de la 1ª audiencia) refigurando y configurando el mundo con nuevas posibilidades de ser y de convivir, a partir de una verdadera inculturación. Esta hermenéutica nos ayudará a reconocer cuánto está inconclusa todavía la reconfiguración del mundo náhuatl. El mensaje guadalupano todavía no fue recibido en su totalidad. Este mensaje es recibido cuando se avanza en la línea de una inculturación como la que se da en el Acontecimiento del Tepeyac. Sucesivas apropiaciones en contextos siempre cambiantes son indispensables. Se hace necesaria todavía la apertura a la profecía que proviene de la Guadalupana como recuperación de la identidad y reestructuración de la conciencia gracias a la buena noticia del evangelio centrada en la propuesta del seguimiento de Jesús. La hermenéutica, siendo un fruto por excelencia de la modernidad, en realidad, lleva por caminos diferentes de los que serían propios de un pensamiento positivista.

    La vía hermenéutica nos permitirá ver muchas apreciaciones del mensaje guadalupano no sólo en relación al contexto inmediato de la conquista europea, sino también en su significado para nuestra vida. Con las mismas llaves de lectura podremos apreciar el sentido del mensaje de Guadalupe hoy. En la medida en que imagen/texto – imagen/mensaje pueden ser contemplados y leídos – contemplados y escuchados podemos contemplarnos y leernos en ellos, por tanto, podemos intuir el significado de la devoción guadalupana para nuestros días como signo de inculturación.

    Guadalupe, recepción del Evangelio

    El acontecimiento Guadalupano emerge en relación a la Virgen de Guadalupe como encuentro con Dios y queda registrada por una doble vía, imagen/texto – imagen/mensaje; ambos registros consignan el momento en que la fe cristiana se hace indígena. El encuentro con Dios queda expresado en esta piedad enraizada en la cultura de los pueblos conquistados; éste hizo que las fuentes quedaran constituidas a partir de una simbología y una lengua nahuas con el propósito de expresar la fe cristiana. Imagen/texto – imagen/mensaje son expresión de una nueva conciencia religiosa indígena que recibe el evangelio. Por esta llave de lectura, comprobaremos que en ambos se conjugan dos polos asimétricamente activos, uno náhuatl-tolteca y otro cristiano. En forma eficaz, ambos documentos establecen un vínculo entre el texto bíblico y el mundo náhuatl-tolteca, de modo que son señal, al mismo tiempo de un mensaje y de su recepción.

    Podremos confirmar que para la hermenéutica del texto sagrado no es suficiente la aportación que proviene del criticismo histórico, si no se atiende a la multiplicidad de sentidos que el mismo texto puede suscitar en la gran diversidad de horizontes de sus lectores. Esto no significa relativizar el mensaje bíblico sino sobre todo reconocer su grandeza para comunicar sus sentidos en tantas situaciones inéditas, de modo que una incesante revelación acontece cuando cada lector en sintonía con una comunidad de interpretación se lee en el texto sagrado. Esto nos llevó a considerar como importante la historia de recepción del texto y a reconocer el evento del Tepeyac como un momento de luz, en cuanto que es señal de recepción del texto bíblico. Guadalupe nos aproxima, como veremos, a una óptica especial del texto bíblico. La Biblia todavía no ha sido interpretada en su totalidad. Ella ofrecerá su sentido hasta que el último de sus lectores se lea en ella y aún así, ella no agotará todas las posibilidades para nombrar a Dios en razón de la trascendencia divina. Ni siquiera el texto bíblico consigue nombrar a Dios en forma exhaustiva, porque el nombre de Dios se reserva, como fuga al infinito.

    Sorprende que en ambos, imagen/texto, se fusionan horizontes tan opuestos, el mundo indígena devastado y la fe cristiana, así como el mundo español y la fe cristiana, de modo que el resultado es una simbiosis tan admirable, que contrasta enormemente tanto con la mentalidad europea asustada con una religiosidad considerada idolátrica y demoníaca, como con la mentalidad indígena, devastada en sus raíces y desfigurada. Por ello, imagen/texto no pudieron hacer parte de una estrategia de evangelización orquestada ni por los misioneros ni por las autoridades eclesiásticas, ni tampoco por alguna personalidad de la sociedad religiosa intelectual indígena. El Nican Mopohua confirma en su relato que la dinámica de los eventos no parte de iniciativa humana alguna, registra un hecho portentoso y conduce a la recepción del texto y a la experiencia de comunión eclesial.

    Guadalupe, reestructuración de la conciencia indígena

    El Acontecimiento en el Tepeyac registrado en el Nican Mopohua y la Imagen de la Virgen de Guadalupe comunican un mensaje cristiano para una cultura indígena náhuatl que se extingue inexorablemente, para una cultura española y continúan haciéndolo en nuestros días con toda cultura. Existe la apertura a una nueva fe, a pesar de la catástrofe que conduce a la reestructuración de la conciencia. El mensaje guadalupano posibilita la recuperación de la conciencia indígena, su mundo y también posibilita un mundo alternativo para la Nueva España, en la medida en que la conciencia europea también se vio trastornada por la dinámica avasalladora de la conquista. Los misioneros lucharán por proteger a los indígenas. Los europeos, sin embargo, no quedaron intactos después de perpetrar el que podría ser calificado como el genocidio más grande de la historia. Esta conciencia también fue desfigurada, en la medida en que se tornó incapaz de reconocer y estimar el otro diferente.

    La cultura náhuatl queda destruida y se extingue, a la espera de nuevas referencias que permitan su reconstrucción. La pérdida de horizontes culturales y religiosos, causa un profundo sin sentido que conlleva un sufrimiento existencial extremo, que será aliviado fácilmente. Esta reestructuración no sucede por la vía del encubrimiento como marginación del mundo indígena, ni sucede por la vía de la substitución como superposición de elementos nuevos que ocupen el vacío de las concepciones previas, ni sucede por la vía de la asimilación del indígena al modo de ser y de pensar del europeo. La pretendida transformación alcanzada por el mestizaje no constituye en la práctica la recuperación de la identidad y de la conciencia del indígena, en tanto no se da cómo reconocimiento integral del ser del otro que se extiende a su sistemas lingüísticos, a las relaciones económicas y a la experiencia religiosa¹¹. Es verdad que el mundo prehispánico no estaba en paz, ni gozaba de una convivencia equilibrada entre los pueblos que habitaban la así llamada Mesoamérica, sin embargo, la conquista establece una relación de superioridad-inferioridad del europeo ante el indígena tal, que la relación se torna violenta y se traduce en la destrucción del otro, alcanzando la aniquilación de su universo cultural y religioso. Esta violenta destrucción del otro será justificada, inclusive bíblicamente, como castigo de Dios y como mal inevitable y hasta deseable. Las epidemias serán consideradas como señal de la voluntad divina y por tanto, no es necesario impedir que tantos indígenas mueran.

    Las dos llaves de lectura apuntadas nos ayudarán a ver el papel crucial que el mensaje de Guadalupe ocupó tanto en el desarrollo de la evangelización en la Nueva España del siglo XVI que conduce a la reestructuración de la conciencia del indígena, como también podrán contribuir para apreciar el papel de la devoción Guadalupana en el corazón de los mexicanos y latinoamericanos como reestructuración de la conciencia del devoto en el presente y su contribución en la recepción del Evangelio desde cada cultura concreta.

    Guadalupe, recepción del Evangelio, hoy

    La hermenéutica ayudará a conjurar el peligro constante del olvido como pérdida de referencia esencial a lo sagrado, esencial para el sentido de la existencia humana. El olvido, que erosiona en medida profunda la referencia a lo sagrado y que caracteriza el mundo moderno influenciado por el iluminismo, puede ser superado por la hermenéutica.

    Aunque parecería que Latinoamérica está lejos de este peligro a diferencia de los países que entraron resueltamente en la modernidad, ésta es sólo una impresión. Sin duda las diferencias en el modo como el modernismo tuvo lugar en países del hemisferio norte y los países en el continente latinoamericano son enormes. Con todo, es posible sospechar que el olvido también campea en América Latina, en la que, muchas veces sin pasar por la modernidad, coexisten mentalidades pre-modernas y pos-modernas.

    Si no hay olvido en América Latina a nivel consciente, existe a nivel práctico en una sociedad injustamente dividida, entre aquellos que pueden tener acceso a una vida digna y la mayoría que vive en la marginación y en la violencia estructural. Nuestra segunda llave de lectura nos ayuda a ver esta realidad de un continente en que lo sagrado como referencia fue olvidado.

    Guadalupe, reestructuración de la conciencia, hoy

    Una sociedad que se construye a partir del sufrimiento de millones de excluidos vive un olvido profundo de lo sagrado que es todavía más preocupante. La falta de reconocimiento de la dignidad de los seres humanos, provocada por la globalización de la idolatría de los bienes materiales y económicos, constituye un grave escándalo que la Palabra de Dios denuncia (1Jn 3,14b), porque lleva a la desfiguración del otro. América Latina vive el riesgo constante de perder el sentido de la trascendencia de la vida humana, en un mundo que olvida el otro, en aras de una economía basada en las relaciones de mercado y del capital que genera exclusión e injusticia. El continente latinoamericano es a la vez pre-moderno, moderno y pos-moderno, pero sobre todo pre-moderno y pos-moderno y enfrenta el riesgo de un olvido grave que justifica el olvido del otro como desfigurado. El olvido como pérdida de referencia de lo sagrado, no puede tener otro efecto que el de también olvidar al otro.

    La devoción guadalupana, gracias a su carácter milagroso, nos permite recuperar lo olvidado y recuperar al Otro, en la medida en que es señal de recepción del Evangelio y refiguración y configuración del otro. Es en este sentido que podemos afirmar que el mensaje de Guadalupe todavía no ha sido acogido en todo su potencial revelador. Estamos todavía a medio camino. Estamos Nepantla¹², es decir, en medio, a mitad de camino, entre la desfiguración y la configuración. El mundo náhuatl todavía no ha sido reconocido plenamente, en relación a su sistema lingüístico, integración económica y social. Esta permanece una exigencia de la Virgen de Guadalupe.

    Por la vía hermenéutica esperamos descifrar el modo como imagen/texto nos remiten a los orígenes, al punto de partida, a los comienzos, a un pensamiento con todos sus presupuestos, ayudándonos a intuir un Dios salvador, que es ternura y que se manifiesta maternalmente. Esta hermenéutica también nos hace dirigir nuestra atención hacia el futuro, hacia la meta hacia dónde la fe nos conduce. Ni los orígenes ni el destino final pueden ser alcanzados por un pensamiento positivista, porque ellos no entran en el campo de la explicación.

    La Imagen como un icono, nos vincula a una persona, María, y ella como puente es señal de la misericordia divina, al tiempo que nos ayuda a ver de nuevo nuestra propia imagen, ya que establece una relación personal; esto es, nos deja ver a una persona que nos observa y por ser vistos, podemos ver con nuevos ojos, con los ojos de María nuestra propia imagen en maneras más profundas. La imagen conduce al reconocimiento de sí en el horizonte de la trascendencia divina. Esta dinámica sólo se torna clara a través de la hermenéutica. Aparece un horizonte nuevo de refiguración y configuración.

    Esperamos descubrir en qué forma el mensaje guadalupano, de la imagen y del relato, habla de nosotros latinoamericanos de hoy. Este ejercicio podrá ayudarnos a comprender por qué la devoción existe y el por qué de su fuerza. Como contempladores/lectores veremos que estamos incluidos en el mensaje de Guadalupe y en este mensaje podemos confirmar algo al respecto de nuestra identidad. La devoción guadalupana es expresión de nuestra posibilidad de habitar en el mundo de la imagen/texto de Guadalupe, mundo en el que somos interpretados.

    A partir de los tres momentos de nuestro trabajo, estaremos en condiciones de plantear una hermenéutica doble, propia del evento guadalupano: la hermenéutica náhuatl y la hermenéutica cristiana y con ello, esperamos atender nuestro propósito; esto es, entender la contribución que la devoción guadalupana hace en relación con la centralidad de la fe en el Cristo vivo que encontramos en el evangelio y entender nuestra propia identidad.

    Mi camino hacia Dios ha sido una historia de amor hecha de encuentros profundos, de pasión por la Palabra, de experiencias de conversión, con inevitables rutinas, ausencias, silencios, reencuentros. Con los más pobres en el Estado de Oaxaca, visitando a los enfermos para llevarles la Eucaristía descubrí la vocación sacerdotal que se ha centrado en aprender a caminar en el amor profundo del Padre hacia los más pequeños y que se ha revelado en el amor de Jesús. Este amor del Padre ha sido la columna vertebral de mi experiencia de conversión y de mi llamado a ser sacerdote Marista. La alegría siempre me ha acompañado desde aquél instante del origen de mi vocación. La Virgen María ha tenido mucho que ver en esta historia.

    Con el deseo que el Padre ha puesto en mi corazón de conocerlo y amarlo en el amor de su Hijo, fuente de todas la gracias, pido a Dios que podamos todos aprender a pronunciar las palabras tan queridas para Jesús: Abba Padre y que en nuestro camino sepamos que contamos con esta bendición que es Jesús que sustenta nuestra libertad para vivir en el verdadero amor a pesar de la fragilidad de nuestra condición. Sepamos siempre que la Virgen María de Guadalupe nos acompaña en esta aventura, con su presencia femenina, espiritual, llena del Padre, en el Hijo, por el poder del Espíritu Santo, como ha acompañado hasta hoy al pueblo en América que vive su fe. Amo y creo en el amor.

    CAPÍTULO I

    Guadalupe, inicio y fundamento de una verdadera evangelización inculturada

    La devoción a la Virgen de Guadalupe que surge a partir del Mensaje de las Apariciones del Tepeyac es disensión crítica de un modelo de cristiandad milenario. El punto clave de esta disensión crítica que permitirá el paso a la verdadera fe será el reconocimiento de la alteridad del indígena como otro digno. Esta hipótesis se une a la hipótesis principal de toda la obra, el evento del Tepeyac contribuye a la cristianización de la Mesoamérica del siglo XVI, y lo hace conduciéndonos al texto bíblico, desde el que el mensaje de las Apariciones tiene toda su relevancia.

    Comprender la devoción guadalupana como una fuerza que da sentido a la vida de una gran comunidad de creyentes que quiere vivir su fe, es el interés que nos mueve en este trabajo. La comprensión que buscamos de esta devoción guadalupana tiene como meta alcanzar un discernimiento teológico del mensaje de Guadalupe y sus exigencias éticas según se encuentra plasmado en las fuentes que originaron esta devoción.

    El pueblo mexicano y en alguna medida el pueblo latinoamericano, se ha configurado como nación y sobre todo como pueblo creyente, al amparo de esta luz maternal que le fue dada en Guadalupe. A pesar de que la tradición guadalupana desde sus comienzos se formó en medio de tensiones y polarizaciones, a favor y en contra, el pueblo en su gran mayoría se ha adherido con fe y confianza a dicha tradición y se reconoce en la aparición de la Virgen como un pueblo afortunado.

    La tradición guadalupana se basa fundamentalmente en el contenido registrado en el Nican Mopohua y en la Tilma de Juan Diego, en la que ha quedado estampada milagrosamente la imagen de la Virgen María de Guadalupe, misma que se conserva en la Basílica que lleva su nombre y que se encuentra en el norte de la ciudad de México.

    Para el discernimiento teológico del mensaje guadalupano que nos ocupa, partimos del hecho concreto de la aparición de la Virgen de Guadalupe. Para explorar los componentes principales de esta devoción recurrimos fenomenológicamente al análisis e interpretación de las fuentes disponibles y principales del hecho guadalupano antes mencionadas: el relato que el Nican Mopohua hace del Evento en el Tepeyac y la imagen de la Virgen María de Guadalupe.

    Nuestro análisis e interpretación reconoce que el nexo entre palabra e imagen ha sido decisivo en la configuración de esta devoción, que preserva del olvido de lo sagrado. Nuestra aproximación metodológica será la de una hermenéutica de la imagen junto a una hermenéutica del texto. Queremos hacer una lectura que como interpretación nos ayude a comprender y explorar la realidad del mundo que el texto y la imagen juntos proyectan como refiguración de un mundo que podemos habitar.

    Con este estudio queremos reconocer que la devoción guadalupana fue adquiriendo importancia creciente en la conciencia del pueblo. Aceptamos, sin embargo, que en torno de esta tradición guadalupana hubo siempre aspectos problemáticos y desconcertantes que no fueron fácilmente integrados: a) un proceso de evangelización en un contexto tan complejo y misterioso como el de la Amerindia del siglo XVI; b) un silencio inexplicable por parte de innumerables personalidades que fueron contemporáneas a los orígenes de la devoción guadalupana, sean autoridades eclesiásticas o civiles, etnógrafos importantes o historiadores connotados, concilios latinoamericanos o juntas eclesiásticas, franciscanos, dominicos o agustinos; c) interpretaciones en conflicto y posturas discordantes desde los comienzos de la tradición guadalupana; d) falta de elementos para hacer una historiografía en el sentido moderno tanto de los orígenes del hecho guadalupano como de sus protagonistas; e) dificultades para explicar el origen del Nican Mopohua como el texto fundamental que versa sobre las apariciones, como documento importante que plasma una tradición oral que ya se transmitía en círculos indígenas; f) Guadalupe como asunto marginal para muchos historiadores modernos de la Iglesia hoy.

    Así pues, sobre los orígenes del guadalupanismo encontramos interpretaciones en conflicto así como enigmas históricos no resueltos completamente. Esto ayuda para ver por qué la tradición guadalupana a veces es una secuencia de malos entendidos y de tensiones que de un lado y de otro se pronuncian para proponerse como interpretación alternativa al evento guadalupano.

    Para explicitar la originalidad e importancia de nuestro enfoque metodológico, conviene considerar el contexto histórico en el que la tradición guadalupana tuvo su origen y su desenvolvimiento. Servirá de guía formular la pregunta, ¿qué tipo de cristianismo fue introducido en las tierras conquistadas en Mesoamérica? Detectaremos un modelo de cristianismo de corte medieval con raíces milenarias que configuró la vida de la Iglesia como unanimidad homogénea en formas diversas a lo largo de muchos siglos y que los historiadores identifican con el nombre de cristiandad. El cristianismo que atravesó el Atlántico en el siglo XVI, proveniente de la península ibérica para arribar en la Amerindia de aquella época, corresponde en sus líneas fundamentales con el modelo de cristiandad milenario que dominaba el mundo cristiano conocido, sin negar que aquella sociedad medieval hispana ya estaba dando señales de entrada en una sociedad moderna centrada en los bienes materiales.

    Si el modelo de cristiandad implantado en suelo americano fue el de una unanimidad homogénea, podemos levantar muchas interrogantes: a) ¿Qué posturas críticas de este modelo surgieron y con qué efectos? b) ¿Aconteció la recepción del evangelio por parte de la conciencia indígena tan desfigurada por la conquista? c) ¿En qué sentido la devoción guadalupana es reacción o confirmación del sentido cristiano importado de la España del siglo XVI? Nuestra convicción es que en el interior del modelo de cristiandad implantado en América hubo disensiones proféticas que a modo de crítica surgieron para superar la poca transparencia evangélica que caracterizaba a dicho modelo. El encuentro con Dios por medio de la Virgen María de Guadalupe que forja la devoción guadalupana, nos parece, sería desde sus orígenes, una forma de disensión como ruptura crítica y profética con ese modelo de cristiandad milenario de unanimidad homogénea. Santa María de Guadalupe será la primera discípula y misionera del evangelio en tierras americanas al modo de una evangelización verdaderamente inculturada. Jesús es el centro de su atención, como lo es también el pueblo de Dios como Iglesia de Jesús, y cada persona en modo particular.

    I. Algunos elementos históricos

    Con el evento primordial de la Colina del Tepeyac da comienzo una nueva manera de ver la dignidad del indígena. El evento del Tepeyac supera proféticamente el modelo de cristiandad americana con la confusión de poderes político y espiritual y suscita una verdadera conversión que se funda en el reconocimiento tanto de la dignidad del indígena como de las semillas del Verbo presentes en las culturas amerindias, haciendo posible una verdadera evangelización que podríamos llamar inculturada, porque lleva a la recepción del evangelio como palabra de vida eterna, de verdad y de camino de salvación.

    Dada la imperfección del espíritu humano para abrirse al reconocimiento del otro en la alteridad, ningún esfuerzo eclesial misionero hubiera conseguido una evangelización como la que tiene lugar gracias a la presencia de la Virgen de Guadalupe. Esta imperfección para abrirse al otro se manifiesta en innumerables formas en los modos de aproximación ensayados por conquistadores y misioneros.

    En diciembre de 1531 suceden las Apariciones de la Virgen de Guadalupe. Anotamos los aspectos principales de este evento:

    (1) La Virgen de Guadalupe se aparece en la colina del Tepeyac en diciembre de 1531 al indio Juan Diego;

    (2) se reconoce y se presenta a sí misma como Madre de Dios usando categorías de la filosofía y cosmología religiosa indianas;

    (3) descubre a Juan Diego su voluntad de tener una casita sagrada en esa colina, donde será anunciadora del amor persona es decir del mismo amor de Dios, en su aspecto personal;

    (4) declara que quiere vivir en esta casita, como su lugar, hogar de Dios;

    (5) promete auxilio maternal para el pueblo en su conjunto y para todo aquél que la invoque.

    (6) pide a Juan Diego ser su colaborador;

    (7) quiere una casita sagrada donde mostrará su amor y el amor de Dios a todas las gentes

    (8) envía a Juan Diego a ver al obispo fray Juan de Zumárraga recientemente nombrado para la diócesis de México

    (9) solicita del obispo su aprobación y le pide que se haga responsable de erigir un templo para la Virgen;

    (10) prepara para el obispo relucientes flores, fuera de estación, como señal de su voluntad;

    (11) manda al obispo, con la ayuda de Juan Diego, junto con las flores que servirían de señal, su propia imagen estampada en la Tilma de Juan Diego;

    (12) interviene en la cura milagrosa de fray Bernardino, tío de Juan Diego, con lo que confirma la aparición y el nombre con el que desea ser conocida, Santa María de Guadalupe.

    (13) Toda la ciudad, absolutamente toda, sin faltar nadie, se aproxima de la imagen para dirigirle sus plegarias, iniciándose así la devoción a la Siempre Virgen Santa María de Guadalupe.

    Guadalupe inicia una conversión repentina, que hace a los habitantes de estas tierras descubrir la centralidad de la fe y el lugar de la palabra. La transformación de la cultura sigue un proceso de reconfiguración también que no es acompañado por los documentos de la época. Muchas veces se objeta el absoluto silencio que guardan a respecto de la Virgen de Guadalupe grandes personalidades del siglo XVI como misioneros, historiadores, concilios o inclusive el propio Fray Juan de Zumárraga, protagonista importante en la aparición de la imagen, según reporta el Nican Mopohua. Nuestra hipótesis es que estamos ante un proceso profundo de transformación y restructuración de la conciencia que tiene su centro en el reconocimiento del Otro que nos es revelado gracias a Jesucristo y a quien la Virgen viene a proclamar con consecuencias para verse a sí mismo; pero para que este reconocimiento del Otro llegue a tener lugar de manera fructífera es necesario superar las múltiples imperfecciones de parte del español para llegar al reconocimiento del indígena, como otro diferente, de igual dignidad y sujeto de derechos. El proceso de transformación de la conciencia lleva gradualmente al reconocimiento de la devoción a la Guadalupana. En la medida en que la conciencia de cada habitante de esta nueva Mesoamérica se descubre a la luz de la gran bondad y misericordia de Aquél que se hace presente en este nuevo mundo con la intercesión de la Virgen, en esa medida el evento del Tepeyac podrá ser recibido por la población en su conjunto.

    Cada cultura debe ser resignificada. Esto concierne a la exigencia de la fe que equivale a un nuevo nacimiento como participación en el conocimiento que Jesús como Hijo tiene del Padre y del amor que los une a ambos.¹³ Acoger la fe es un nacimiento que lleva toda la vida y conduce a reconocerse en una identidad más profunda en sintonía con la comunidad que entiende y vive su fe a partir de la persona de Jesucristo. Esto conduce a un itinerario personal y comunitario de sucesivas conversiones que gradualmente influencia la cultura y la lengua como tales.

    En la cristianización del nuevo mundo, la recepción del evangelio por una conciencia indígena desestructurada por la destrucción, por una conciencia española deformada por la conquista, por una conciencia criolla y mestiza con nuevos desafíos para entenderse sin referencias culturales arraigadas, sucede sólo gracias a un milagro. Lo que sucede en el suelo Mesoamericano a partir de 1531 sólo puede ser visto como un milagro.

    II. Cristiandad como unanimidad homogénea

    Los antecedentes que configuraron la sociedad cristiana medieval de la península ibérica del siglo XVI nos remontan a las relaciones Iglesia-mundo en los siglos III y IV. El cristianismo medieval de la península ibérica es resultado de la perpetuación de un modelo que denominamos cristiandad en el que la relación Iglesia-mundo se tornó problemática. Este modelo se distanció del cristianismo primitivo de los primeros tres siglos.

    Por cristiandad entendemos la unanimidad cristiana que a través de las estructuras políticas se instaura como distintivo de un reino, de una nación, envolviendo a la masa del pueblo en su conjunto; la más de las veces sin pasar por la vía de la decisión personal propia de un proceso de evangelización centrado en la propuesta y en la libertad del sujeto¹⁴. Esta forma de cristianismo admite un ambiguo nexo entre poder político y estructuras eclesiales.

    Las raíces del modelo de cristiandad implantado en la península ibérica del siglo XVI se encuentran en la cristiandad latino-germana, en la cristiandad visigoda, y en la lucha de resistencia contra la invasión musulmana. Los visigodos, de origen germano pertenecientes al grupo godo, establecen el denominado reino de Toledo en la península Ibérica en el transcurso del siglo VI; su presencia en Hispania, no obstante, data del 416, cuando acuden como federados en ayuda del Imperio romano de Occidente, para combatir a los suevos, vándalos y alanos, que se habían asentado en diversas regiones del territorio peninsular. Su presencia finaliza con la invasión musulmana en el 711.

    Como guerreros, los visigodos cruzan el Danubio en el 376 d.C. y marchan hacia el oeste, luchan contra los bizantinos (383-388) para constituirse luego en las tropas mercenarias auxiliares del emperador romano Teodosio I el Grande, por lo que serán investidos de poder imperial. Pasan también a Italia, en el 410, Alarico se apodera de Roma y la saquea, dando así fin al Imperio occidental. En el 412 llegan al sur de Francia y avanzan para Hispania de la que expulsan a los pueblos germanos, como los vándalos. Convertidos arrianos en el Imperio bizantino quieren arriana a la Iglesia católica en Hispania. Toledo fue su capital y con la monarquía de Leovigildo (566-586) alcanza su máximo esplendor. Su hijo, cuando sucesor, se convierte a la Iglesia católica y da comienzo el siglo de oro de la cristiandad visigoda (587-710). La Iglesia consagra la monarquía en sus concilios IV, V y VI de Toledo. Es durante este periodo que la cristiandad en Hispania sufre la invasión devastadora del pueblo musulmán.

    La Hispania musulmana sucede a la cristiandad visigoda. En julio de 710 el pacífico y desmilitarizado reino visigodo es invadido. Cuando conquistan Toledo con gran facilidad, el rey muere y se constituye el Khalifato independiente con Abd-el-Rahman en Córdoba (756-929). El predominio musulmán se extiende por más de siete siglos. Alfonso VI es derrotado en 1086, Sevilla tomada en 1147. No obstante, aunque la cristiandad visigoda desaparece, el pueblo resiste, persevera en su fe. La resistencia lleva a persecuciones sin fin. La reconquista se va ganando paulatinamente hasta su consumación en la toma de Granada en 1492. Al grito de Santiago Matamoros, España va sacudiéndose el yugo musulmán. Esta lucha del siglo VIII al siglo XV, configura la cristiandad hispano-lusitana. Con los reyes católicos, Isabel y Fernando, impera una unión absoluta entre Iglesia y Estado. La Iglesia cumple los fines del Estado y el Estado emprende la reforma de la Iglesia. Las Constituciones Apostólicas que los Papas Alejandro VI y Julio II emiten en favor de los reyes católicos, ratifican la concesión de privilegios diversos¹⁵. El Papa respalda con dichas concesiones, la reforma de la Iglesia emprendida por la monarquía española. Sin duda esto hizo a la Iglesia más vulnerable. El Estado se fortalece y la Iglesia se adapta. Pierde fuerza. Los reyes cuidan de la reforma moral de la Iglesia como institución, velando por las costumbres de los prelados. La reforma de la Iglesia emprendida por la monarquía condujo a España, aún antes del Concilio de Trento, a renovarse en un profundo espíritu cristiano, volviendo a las fuentes de una espiritualidad humanista y ascética¹⁶. Con esta reforma surgieron personalidades ejemplares en la Iglesia como Hernando de Talavera, primer arzobispo de Granada y del cardenal Francisco Jiménez de Cisneros, reformador general, quien por su santidad y su inteligencia promovió una verdadera renovación en todo el reino y en particular en el clero. España, con todo, se vuelve nacionalista, autónoma y se aparta de toda sujeción del poder pontificio¹⁷.

    La Iglesia y el Estado procurarán alcanzar cada uno sus propios fines contando con la connivencia del otro. La cristiandad, relación Iglesia-mundo como unanimidad cristiana, muy arraigada debido a su persistencia por siglos a lo largo de la historia, se torna una tentación recurrente hasta nuestros días. La Iglesia confiará en esta alianza con el orden político como fórmula eficaz para realizar su misión y preservar el carácter cristiano de la sociedad. Para la Iglesia del modelo de cristiandad como unanimidad homogénea ser ciudadano significará ser cristiano.

    En forma general podemos decir que la Iglesia será usada por el Estado para el ejercicio del gobierno, aunque también habrá momentos en que el Estado será absorbido por la Iglesia en la ejecución de funciones que le son propias. El Estado, entonces, construye basílicas, catedrales, promueve concilios, sínodos, promueve reformas, defiende la doctrina de la Iglesia, castiga la infidelidad. La Iglesia, por su parte, se torna clerical, autoritaria, los laicos se tornan dependientes. La persona y su conversión no juegan un papel tan importante. El cristianismo se vive a nivel de las masas, sin insistencia en un proceso de conversión personal. Es imperativo bautizar, pero se descuida el proceso de incorporación y de evangelización. Se bautiza para preservar la unanimidad cristiana.

    La expansión geopolítica europea hacia otros continentes ocurre en varias direcciones y épocas y en forma inexorable está entrelazada con motivos religiosos. Hay una primera dinámica de expansión escandinava del 800 hasta el 1100 que domina del mar Báltico al mar Negro y culmina con la conversión de Suecia al cristianismo. Suceden las expediciones militares realizadas por cristianos bajo las órdenes del papa, denominadas cruzadas, con las que Europa

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