Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Manual 4. María, portadora de Jesús
Manual 4. María, portadora de Jesús
Manual 4. María, portadora de Jesús
Libro electrónico172 páginas2 horas

Manual 4. María, portadora de Jesús

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

"Quiero presentar esta serie de manuales a todos los Agentes de Pastoral, al tiempo que los exhorto a que los aprovechen en su crecimiento personal y , sobre todo, los promuevan en sus comunidades, para que cada vez haya más Agentes de pastoral que tengan bien cimentada su formación espiritual, humana-comunitaria, doctrinal y pastoral-misionera, según la inspiración del Documento de Aparecida” - Cardenal Norberto Rivera Carrera
Arzobispo Primado de México
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento4 feb 2016
ISBN9786078315987
Manual 4. María, portadora de Jesús

Lee más de Arquidiócesis De México

Relacionado con Manual 4. María, portadora de Jesús

Libros electrónicos relacionados

Cristianismo para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Manual 4. María, portadora de Jesús

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Manual 4. María, portadora de Jesús - Arquidiócesis de México

    PRESENTACIÓN

    María, Madre de Jesús, madre nuestra y madre de la Iglesia

    Pablo VI decía: «No se puede hablar de la Iglesia si no está presente María» (MC 28). En efecto, está íntimamente asociada a la obra de Cristo y de la Iglesia, es imposible hablar de Cristo o de la Iglesia sin hacer referencia a María.

    En la madre del Redentor, los discípulos(as) de Cristo tenemos un modelo excelso de respuesta a Dios. Es discípula y misionera singular en la Iglesia. El Documento de Puebla nos dice:

    En María «todo está referido a Cristo y todo depende de Él» (MC 25). Su existencia entera es una plena comunión con su Hijo. Ella dio su sí a ese designio de amor. Libremente lo aceptó en la anunciación y fue fiel a su palabra hasta el martirio del Gólgota. Fue la fiel acompañante del Señor en todos sus caminos. La maternidad divina la llevó a una entrega total. Fue un don generoso, lúcido y permanente. Anudó una historia de amor a Cristo íntima y santa, única, que culmina en la gloria (292).

    … Ella es la creyente en quien resplandece la fe como don, apertura, respuesta y fidelidad. Es la perfecta discípula que se abre a la palabra y se deja penetrar por su dinamismo… (296).

    En este tiempo, en que la Iglesia quiere evangelizar desde lo profundo, en la raíz de la cultura de los pueblos latinoamericanos, María es Modelo de servicio eclesial en América Latina (DP 300). La devoción a María, en América Latina, es experiencia vital e histórica, un rasgo de identidad de estos pueblos (cf. DP 283).

    Desde los orígenes, María de Guadalupe constituyó el gran signo, de rostro maternal y misericordioso, de cercanía al Padre y a Cristo, con ellos, nos invita a entrar en comunión. Ella fue también la voz que impulsó la unión entre los hombres y los pueblos. Como el de Guadalupe, otros santuarios marianos del continente son signos del encuentro de la fe de la Iglesia con la historia latinoamericana (DP 282).

    Ella tiene que ser cada vez más la pedagoga del Evangelio en América Latina (DP 290).

    Sus palabras: Hagan lo que él les diga (Jn 2, 5) constituyen programa de vida espiritual y de servicio apostólico para cualquier bautizado. María es camino para llegar a Jesús y a los demás.

    Acercamos a la figura de María, implica acudir a: la Sagrada Escritura, los dogmas marianos de la tradición de la Iglesia y los principales textos del Magisterio que hablan de ella: Lumen Gentium, Marialis Cultus, Redemptoris Mater y Rosarium Virginis Mariae.

    Objetivo general

    María de Nazaret, verdadera israelita y «pobre de Yahvé»

    Como los pobres de Yahvé, María confía toda su vida a Dios.

    En síntesis

    Desarrollo del tema

    LA PALABRA

    1. El «resto de Israel*»

    En el Antiguo Testamento aparece con frecuencia la expresión «resto de Israel». Tiene diversos significados a lo largo de la historia de la salvación:

      Al principio se refirió a un grupo que había sobrevivido a una calamidad (cf. Am 5,15).

      Pasó después a designar una selección de personas en el interior del pueblo, que se mantiene fiel al Señor en medio de las dificultades.

      También significó una porción del pueblo, heredera y depositaria de las promesas de Yahvé.

    RESTO DE ISRAEL

    En medio de las persecuciones y tentativas de exterminio, Israel tenía conciencia de que el pueblo nunca desaparecería del todo: siempre quedaría un pequeño resto, un futuro. En ese sentido, se habla del resto de Israel, de Jacob, de Judá, de José… Son el pequeño grupo que se salva, después de la tragedia.

    San Pablo aplica el término a los que siguen a Jesucristo (cf. Rom 11, 1-5; 9,27-29) y que fundamentan la esperanza de que todo el pueblo israelita se salvará (cf. Rom 11,25s).

    2. Los «pobres de Yahvé*»

    El «resto fiel» se refiere a un grupo que vive con fidelidad la alianza con Dios. Es el Israel servidor del Señor, el pueblo que se identifica con los «pobres de Yahvé» tras el fracaso de los jueces y los reyes.

    Estos pobres de Yahvé forman el grupo que se forjó en la miseria y el sufrimiento (principalmente durante el exilio), y dio origen a la restauración y renovación religiosa de Israel (Jr 3,22-66)

    3. Características de los pobres de Yahvé

    Estas son las características principales de los pobres de Yahvé:

      La pobreza real, bien sea la pobreza económica o sus equivalentes: enfermedad, persecución, orfandad.

    En la Biblia, «pobre» es aquel a quien le han fallado las seguridades humanas y que se siente incapacitado para salir de su situación.

    Es la actitud de desnudez absoluta.

      La humildad: la experiencia de humillación ha hecho humildes a los pobres de Yahvé, que reconocen su incapacidad para salvarse a sí mismos.

    Siendo el pecado la máxima experiencia de miseria y opresión, la súplica de salvación va acompañada del reconocimiento de las propias culpas y de la petición de perdón y de conversión (cf. Sof 2,3).

      La fe y abandono absoluto en Dios: la conciencia de la propia limitación hace que los pobres de Yahvé acudan confiados, en busca de auxilio, al único que puede dárselo.

    Su confianza en Yahvé es sin límites: ponen los ojos en el Señor y esperan solamente de él la salvación, «como el esclavo que vive pendiente de la mano de sus señores» (cf. Sal 123, 2).

    4. Los pobres de Yahvé en los salmos

    Principalmente los salmos describen los pobres de Yahvé con una variedad de actitudes:

      Los que expresan sus aspiraciones, sus deseos de días mejores (cf. Sal 69, 30-37), pero que esperan su salvación de Yahvé, al que se sienten unidos y solidarios.

      Los que aparecen como amigos y servidores de Yahvé (cf.Sa 86), en quien se refugian con confianza.

      Los que lo temen a Yahvé y lo buscan (cf. Sal 34).

    POBRE DE YAHVÉ

    En el AT los pobres de Yahvé (anawin en hebreo) eran aquellos que, marcados por la desgracia y la debilidad, ponían su confianza solo en Dios, porque solo en Él encontraban refugio y salvación.

    5. Los pobres de Yahvé en el NT

    Este caudal de fe vivido en el Israel del Antiguo Testamento desemboca en el Nuevo Testamento a través de personajes concretos:

      Zacarías e Isabel, que eran irreprochables ante Dios y seguían escrupulosamente todos los mandamientos y preceptos del Señor (cf. Lc 1,5-6).

      Simeón, «hombre justo y piadoso, que esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él» (Lc 2,25).

      Ana, la profetisa, que «no se apartaba del templo, dando culto al Señor día y noche con ayunos y oraciones» (Lc 2,37).

      Juan el Bautista, de quien el mismo Jesús afirma que «no hay entre los hombres nadie mayor que Juan» (Lc 7,28).

    Ellos esperaron con fe la venida del Mesías Salvador, y llegaron a verlo y a tocarlo.

    6. María, pobre de Yahvé

    María pertenece a este grupo de creyentes. Ella es la verdadera israelita y pobre de Yahvé, que especialmente ejemplifica la espera de los anawim y manifiesta su deseo de colocar su vida toda bajo la voluntad de Dios.

    En la oración del magnificat* sintetiza y hace suyos los anhelos y aspiraciones de los pobres de Yahvé.

    El saludo del ángel declara ante el mundo la riqueza espiritual con que ha sido agraciada la doncella de Nazaret: Dios te salve, María, llena de gracia (Lc 2,28).

    7. María, la auténtica pobre de Yahvé

    Los rasgos de los israelitas fieles encontrados en la Escritura, tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, nos hacen afirmar que María de Nazaret destaca entre su pueblo como una verdadera israelita y auténtica pobre de Yahvé, digna hija y heredera de las promesas del pueblo elegido, especialmente la promesa del Mesías salvador.

    8. María, nuestro modelo

    María sintetiza en su persona la

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1