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Manual 13. Vocación y misión de los laicos
Manual 13. Vocación y misión de los laicos
Manual 13. Vocación y misión de los laicos
Libro electrónico197 páginas3 horas

Manual 13. Vocación y misión de los laicos

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"Quiero presentar esta serie de manuales a todos los Agentes de Pastoral, al tiempo que los exhorto a que los aprovechen en su crecimiento personal y , sobre todo, los promuevan en sus comunidades, para que cada vez haya más Agentes de pastoral que tengan bien cimentada su formación espiritual, humana-comunitaria, doctrinal y pastoral-misionera, según la inspiración del Documento de Aparecida” - Norberto Cardenal Rivera Carrera
Arzobispo Primado de México
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento2 feb 2016
ISBN9786078315932
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    Manual 13. Vocación y misión de los laicos - Arquidiócesis Primada de México

    PRESENTACIÓN

    ¡Ser laico: una vocación, una misión!

    Nuestro punto de partida es la convicción de que ser laico es una gran vocación, una misión particular y un camino de santidad. Muchos no hemos descubierto la riqueza de este camino, por lo que es necesario animarnos a fortalecer la vocación y misión laical.

    Ya el papa Juan Pablo II había expresado que la formación de los fieles laicos tiene como objetivo fundamental el descubrimiento cada vez más claro de la propia vocación y la disponibilidad siempre mayor para vivirla en el cumplimiento de la propia misión (ChL 58).

    ¿Cuál es el alcance de la misión a la que los laicos estamos llamados?

    El Documento de Aparecida se ha referido a los laicos como los discípulos y misioneros de Jesús, Luz del mundo (cf. DA 209). ¡He ahí nuestra vocación y misión! Como todos los miembros del Pueblo de Dios, hemos de configurarnos con Jesús para ser sus discípulos y colaborar con él en la misión de extender el Reino haciéndonos misioneros para ser Luz del mundo.

    El Documento de Aparecida cita al de Puebla, que dice que los laicos son hombres de la Iglesia en el corazón del mundo, y hombres del mundo en el corazón de la Iglesia (cf. DA 209). Así, la misión de los laicos consiste en colaborar en la transformación de las realidades temporales y participar activamente en la pastoral de la Iglesia (cf. DA 210-211).

    Hacer realidad la participación del laicado requiere asumir las consecuencias de una Iglesia que se concibe a sí misma como Pueblo de Dios, Cuerpo de Cristo y misterio de comunión. Esto hace resonar continuamente palabras como: corresponsabilidad, madurez y mayoría de edad. El papa Benedicto XVI, expresa con claridad que es necesario renovar las estructuras eclesiales e impulsar al laicado hacia la madurez y corresponsabilidad:

    Esto exige un cambio de mentalidad, en particular por lo que respecta a los laicos, pasando de considerarlos «colaboradores» del clero a reconocerlos realmente como «corresponsables» del ser y actuar de la Iglesia, favoreciendo la consolidación de un laicado maduro y comprometido (Benedicto XVI, DAE, 26.05.2009).

    OBJETIVO GENERAL

    Ser laico en la Iglesia de hoy

    La misión de la Iglesia requiere la participación activa de los laicos en las realidades educativas, familiares, políticas…

    En síntesis

    Desarrollo del tema

    LA PALABRA

    1. ¿Quién es un laico?

    El Concilio Vaticano II cambió la forma de comprender la presencia de los laicos en la Iglesia y en el mundo. Sin embargo, después de varias décadas, aún es difícil ubicar el ser y la misión de los laicos.

    El Concilio la describe así:

    Por el nombre de laicos se entiende aquí todos los fieles cristianos, a excepción de los miembros que han recibido un orden sagrado y los que están en estado religioso reconocido por la Iglesia, es decir, los fieles cristianos que, por estar incorporados a Cristo mediante el Bautismo, constituidos en Pueblo de Dios y hechos partícipes a su manera de la función sacerdotal, profética y real de Jesucristo, ejercen, por su parte, la misión de todo el pueblo cristiano en la Iglesia y en el mundo (LG 31).

    De ahí que laicos:

      Somos los miembros del Pueblo de Dios que, por ser bautizados, pertenecemos a la Iglesia, con los derechos y responsabilidades que esto comporta.

      Vivimos en ambientes seculares y en ellos hacemos presente el Reino de Dios.

    2. La Iglesia no cumple plenamente su misión sin los laicos

    Actualmente, la misión de la Iglesia no puede realizarse sin los laicos. Es importante considerar dos factores:

      Eclesial: Los laicos somos parte de la Iglesia y ésta no puede hacer su servicio plenamente sin uno de sus miembros.

      Pastoral: El mundo, con sus retos actuales, es el ambiente para hacer presente el Reino de Dios.

    La evangelización de la sociedad actual depende de la participación de los laicos en democracia política, justicia social, salvaguarda de los derechos humanos, honestidad de la administración pública… (cf. ECUCIM 2470).

    3. Los laicos somos un grupo complejo

    Los ministros ordenados y los religiosos y religiosas se forman de acuerdo a un programa que fortalece su identidad y traza su vocación y su misión en la Iglesia. En el caso de los laicos, no es así. Los laicos somos un grupo complejo de bautizados con mayor, menor o incluso nula conciencia de la propia identidad.

    Reflexionar el tema del laicado requiere considerar factores eclesiales, pastorales, económicos, sociales, familiares, culturales e incluso históricos, que explican las causas de la identidad diferenciada. La realidad lleva a preguntarnos por los frutos de la evangelización y los problemas que hoy enfrenta, para vislumbrar cómo podemos participar en la solución.

    4. La mayoría de laicos no es consciente de su vocación

    La mayoría de los bautizados ignoramos la llamada personal de Dios, expresada en el Bautismo y la Confirmación. Parece que somos laicos por no ser presbíteros o religiosos.

    Solo una minoría de los laicos vive desde la perspectiva positiva y específica de su vocación. ¡Urge que los laicos conozcamos y valoremos nuestra vocación! Para ello es necesaria la formación.

    5. Laicos sin identidad cristiana

    La realidad de América Latina muestra gran cantidad de cristianos no practicantes, no conscientes de su fe.

    Es limitado el número de católicos que llegan a nuestra celebración dominical; es inmenso el número de los alejados, así como el de los que no conocen a Cristo (DA 173).

    Su tipología es variada (cf. ECUCIM 1341):

      Bautizados no practicantes ni creyentes, ciudadanos de un mundo secularizado, indiferentes ante lo religioso.

      Bautizados creyentes pero no practicantes, de fe individual; estiman que la relación con Dios es un hecho interior y privado.

      Bautizados practicantes pero no iniciados en la fe, cuya falta de formación les impide integrar en sus vidas el mensaje del Evangelio.

    6. Laicos sin identidad eclesial

    Un sector importante de bautizados poseen una débil identidad eclesial o carecen de ella. Viven su experiencia cristiana individualmente. Su relación con los demás cristianos sólo se da cuando asisten a celebraciones sacramentales (bodas, bautizos, funerales).

    Algunas de estas personas viven su identidad cristiana con una postura opuesta a los pastores.

    7. Laicos que expresan su fe esporádicamente en la piedad y religiosidad popular

    Constatamos que, en nuestra Iglesia, existen numerosos católicos que expresan su fe y su pertenencia de forma esporádica, especialmente a través de la piedad a Jesucristo, la Virgen y su devoción a los santos (DA 160).

    Otros recurren a signos: un crucifijo, un rosario, una vela, un padrenuestro, una mirada entrañable a una imagen de María… (cf. DA 261).

    La religiosidad del pueblo es rica en contenidos de fe pero muestra la carencia de formación, que le haga vivir su identidad cristiana y laical de forma integral.

    8. Laicos de misa dominical, sin más compromiso

    Otro sector de laicos y laicas acude habitualmente a misa y, esporádicamente, a otras iniciativas. Son poco exigentes, agradecidos por los servicios que se le prestan y confían en la labor de los responsables de la comunidad cristiana. Éstos son solamente espectadores de la celebración; fuera de ella, se les olvida ser cristianos católicos las veinticuatro horas del día.

    Poseen gran sentido religioso, fina conciencia moral y arraigada pertenencia eclesial. Viven su fe de manera individual y a menudo desconectada de su vida diaria.

    Grandes sectores del laicado latinoamericano no han tomado conciencia plena de su pertenencia a la Iglesia y viven afectados por la incoherencia entre la fe que dicen profesar y practicar y el compromiso real que asumen en la sociedad. Divorcio entre fe y vida agudizado por el secularismo y por un sistema que antepone el tener más al ser más (DP 783).

    9. Laicos conscientes de su vocación

    También un número reducido de laicos (en aumento), viven su pertenencia a la Iglesia de modo adulto y renovado.

    Valoran su fe como un don de Dios, responden libremente, participan de los sacramentos, se relacionan con la comunidad y se muestran abiertos, críticos y esperanzados ante los cambios socio-culturales.

    Están comprometidos en las acciones

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