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Manual 10. La Iglesia, servidora del Reino en la ciudad
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Manual 10. La Iglesia, servidora del Reino en la ciudad
Libro electrónico198 páginas2 horas

Manual 10. La Iglesia, servidora del Reino en la ciudad

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"Quiero presentar esta serie de manuales a todos los Agentes de Pastoral, al tiempo que los exhorto a que los aprovechen en su crecimiento personal y , sobre todo, los promuevan en sus comunidades, para que cada vez haya más Agentes de pastoral que tengan bien cimentada su formación espiritual, humana-comunitaria, doctrinal y pastoral-misionera, según la inspiración del Documento de Aparecida” - Norberto Cardenal Rivera Carrera
Arzobispo Primado de México
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento2 feb 2016
ISBN9786078315895
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    Manual 10. La Iglesia, servidora del Reino en la ciudad - Arquidiócesis Primada de México

    La Iglesia sirve al Reino a través de la martyría, leitourgía, diakonía y koinonía

    Nuestra iglesia es misionera y servidora del Reino, la misión consiste en anunciar a Jesús, celebrar la fe, servir a los pobres y dar testimonio comunitario.

    En síntesis

    Desarrollo del tema

    LA PALABRA

    1. El proyecto de Jesús es el Reino

    En el Manual 3, El anuncio del Reino de Dios, reflexionamos que el proyecto de Jesús consiste en instaurar el Reino en la tierra:

    Jesús recorría toda Galilea, enseñando en las sinagogas judías. Anunciaba la buena noticia del Reino y sanaba las enfermedades y dolencias del pueblo (Mt 4,23).

    Jesús proclama que el Reino es don presente, que alcanzará su cumplimiento al final de los tiempos y es, a la vez, imperativo de conversión.

    Conviértanse, porque está llegando el Reino de los cielos (Mt 4,17b).

    La conversión y el compromiso son necesarios para quien se incorpora al Reino; exige cambios de conducta: solidaridad, fe, obras y pertenencia a la Iglesia al servicio del pueblo.

    2. Jesús envía a la Iglesia a servir al Reino

    Después de la resurrección, Jesús envía a sus discípulos a continuar su proyecto, con la ayuda del Espíritu Santo:

    Como el Padre me ha enviado, yo también los envío a ustedes. Sopló sobre ellos y les dijo: reciban el Espíritu Santo (Jn 20,21b-22).

    Consciente de ser enviada, la Iglesia se comprende a sí misma como...

    Una Iglesia misionera…, permanentemente enviada al mundo, encarnada e histórica, dialogante y servidora, en comunión y corresponsabilidad, que quiere comprometerse en solidaridad salvífica, a la manera de Jesús, con todos sus hermanos los hombres (Ecucim prólogo 5).

    La Iglesia no existe para sí misma, sino al servicio de un plan divino: el proyecto del Reino de Dios.

    Está ordenada al Reino de Dios, del cual es germen, signo e instrumento… La Iglesia está efectiva y concretamente al servicio del Reino (RMi 18,24).

    Este proyecto es el plan grandioso de Dios sobre la humanidad que, en Cristo y por medio del Espíritu, se realiza en la historia.

    Es el proyecto de liberación plena para una humanidad reconciliada y fraternal.

    Es también el proyecto de la realización de los valores como verdad, vida, santidad, gracia, justicia, amor y paz.

    3. La Iglesia, servidora a través de la acción pastoral

    Al trabajo que la Iglesia realiza para hacer presente el Reino de Dios en la sociedad lo llamamos acción pastoral o praxis*. Consiste en hacer presentes las acciones de Jesús, caracterizadas por la solidaridad con los pobres, la búsqueda de la justicia y la obediencia al Dios del Reino.

    La acción pastoral requiere de esfuerzos creativos, conciencia crítica, liberadora y radical, que motive la transformación personal y social que anuncia.

    PRAXIS

    Del vocablo praxis (prasso, ejecutar, hacer u obrar), equivale a acción o actividad.

    4. El compromiso implica anunciar, liberar, sanar y celebrar

    La misión de Jesús consistió en anunciar la buena noticia a los pobres, liberar a los cautivos y oprimidos, dar la vista a los ciegos y proclamar un año de gracia del Señor (cf. Lc 4,16-19). Así, la acción pastoral que la Iglesia ha de prolongar en el tiempo consiste en: anunciar, liberar, sanar y celebrar.

    La comunidad cristiana primitiva nos da ejemplo con su impulso evangelizador, el catecumenado formativo, la comunicación de bienes, la celebración de la Liturgia doméstica y el compromiso de la liberación-salvación del mundo (cf. Hch 2,42-47).

    5. Dimensiones de la acción pastoral

    La misión de la Iglesia de servir al Reino constituye una gran tarea, que integra diversas funciones. Estas se han agrupado tradicionalmente según el esquema de los tres oficios de Cristo: sacerdote, profeta y rey, distinguiendo así un triple ministerio en la Iglesia: litúrgico (celebración del culto), profético (anuncio de la palabra), y caritativo (servicio liberador). Otra clasificación, que es la que tomaremos para el desarrollo de este Manual, relaciona la función de la Iglesia como sacramento, signo e instrumento del Reino de Dios, con las dimensiones de la misión:

      Profetismo (martyría). El Reino proclamado en el anuncio salvífico del Evangelio.

      Liturgia (leitourgía). El Reino celebrado en ritos festivos y liberadores.

      Diaconía (diakonía). El Reino realizado en el amor y en el servicio fraterno.

      Comunión (koinonía). El Reino vivido en la fraternidad y la comunión.

    Las dimensiones son las formas en las que la Iglesia es en el mundo; el lugar por excelencia del anuncio, la fiesta, el servicio y la fraternidad. Las cuatro funciones están íntimamente relacionadas, son complementarias y han de ser realizadas en equilibrio. ¡De ello depende la credibilidad de la Iglesia!

    Un estilo tradicional y pobre de comprender la misión de la Iglesia, consiste en reducir la acción pastoral a una o dos funciones, que generalmente es Liturgia y profetismo, este último referido solo a la catequesis infantil y la homilía.

    6. La misión profética o pastoral de la Palabra (martyría)

    La misión profética consiste en prolongar el oficio profético de Cristo, anunciando y transmitiendo la buena noticia de salvación, el mensaje salvífico del Evangelio, a todos los niveles.

    El servicio a la Palabra busca despertar la fe y revelar el sentido cristiano del proyecto humano. Abarca la evangelización, el catecumenado, la catequesis y la interpretación teológica.

    Los cristianos hemos de ser portadores de esperanza, a través del anuncio de Jesús de Nazaret, que revela el amor del Padre e inaugura la venida del Reino.

    7. La vida sacramental o pastoral litúrgica (leitourgía)

    La Liturgia abarca el conjunto de ritos, símbolos y celebraciones de la vida cristiana como anuncio y don de salvación. A través de ella, la Iglesia hace presente y eficaz la salvación obtenida por Cristo y experimenta la vida futura: el Reino de Dios en todo su esplendor.

    Ante la falta de sentido que impera en la actualidad, la comunidad cristiana está llamada a crear espacios donde la vida sea celebrada como experiencia del Reino. Por ello, la Liturgia es servicio de esperanza.

    8. El compromiso liberador o pastoral social (diakonía)

    La diaconía es el anuncio del Reino a través de las obras, que son signos que manifiestan el Reino, del cual son semilla y fruto (cf. Mt 7,16-20; 13,31-33).

    La diaconía es servicio de caridad hacia afuera (ad extra), en su misión de lograr una sociedad más humana, más justa y libre. La diaconía traspasa fronteras para ir al encuentro del mundo, revelando el misterio de la edificación del Reino.

    La comunidad cristiana está llamada a manifestar un nuevo modo de amar y servir, una capacidad de entrega a los demás que haga creíble el anuncio evangélico del amor.

    9. La vida en fraternidad o pastoral comunitaria (koinonía)

    Hacer comunidad es anunciar el Reino como realidad que se vive. Implica proclamar la fraternidad como algo posible (cf. Jn 17,20-26). Es vivir en comunión, fraternidad, reconciliación y unidad. Manifesta un nuevo modo de convivir y de compartir, con plena aceptación de todas las personas y respeto a su libertad y originalidad.

    Así, la Iglesia posee una misión de fraternidad, servicio de caridad al interior de la comunidad eclesial (ad intra), que hace visible el misterio de comunión presente en los bautizados.

    10. Una iglesia servidora del Reino en la Ciudad

    Para la Iglesia es un imperativo realizar las cuatro dimensiones de la misión. Consciente de ello, nuestra iglesia particular se sabe enteramente servidora del Reino.

    A partir del II Sínodo (1992), la Arquidiócesis decide y se empeña humildemente en hacer más y más presente, con la luz y fuerza del Espíritu, el Reino de Dios en la Ciudad (cf. ECUCIM prólogo,1).

    En su trabajo por la edificación del Reino en la Ciudad, nuestra iglesia particular busca comprometerse especialmente con los alejados, los pobres, las familias y los jóvenes. Por ello, en el presente Manual, hacemos una constante referencia al proyecto misionero de nuestra iglesia particular.

    PARA SEGUIR DESCUBRIENDO

      C. FLORISTÁN, Teología Práctica, Sígueme, Salamanca 2002, 135-141, 180-183, 199-213.

      A. MIRALLES, Introducción básica al cristianismo, PPC, Madrid 2006, 123-125.

      E. ALBERICH SOTOMAYOR, Catequesis evangelizadora, CCS, Madrid 2003, 45-62.

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