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Iniciación a la Biblia
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Libro electrónico222 páginas2 horas

Iniciación a la Biblia

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Este manual quiere apoyar a los discípulos misioneros a cultivar la familiaridad con la Sagrada Escritura, de modo que ésta sea alimento que revitalice constantemente su encuentro con Jesucristo. Para ello:
Alienta a leer, meditar y orar cotidianamente la Palabra de Dios.
Presenta los elementos que permiten acercarse a la Biblia como Palabra de Dios, mensaje actual para nosotros.
Introduce a las distintas partes de la Biblia, teniendo como punto de referencia la persona de Jesucristo y los Evangelios.
Guía para aprender a escuchar la Palabra de Dios de modo que sea la luz de nuestro caminar de discípulos misioneros de Jesús, para testimoniar el Evangelio.
IdiomaEspañol
EditorialPPC Editorial
Fecha de lanzamiento16 feb 2015
ISBN9786078315680
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    Iniciación a la Biblia - Arquidiócesis México

    PRESENTACIÓN

    La Sagrada Escritura, alimento para los discípulos misioneros

    Los manuales de la Serie de Formación Básica quieren ser subsidios sencillos para todos los bautizados que deseen profundizar su encuentro con Jesucristo, y darle un cimiento firme a la experiencia de convertirse en discípulos misioneros del Señor. Este itinerario formativo proporciona los elementos básicos para que el ser del bautizado madure paulatinamente, en su saber sobre Cristo, y en su saber hacer como servidor del Evangelio.

    El primer manual está dedicado a la Sagrada Escritura, porque es la Palabra, la roca donde hemos de fundamentar y alimentar nuestra vida y nuestro compromiso misionero (cf. DIA 3). A través de la Palabra, el Señor nos convoca y nos convierte en su pueblo, en comunidad, forjando paulatinamente en nosotros la conciencia de ser su Iglesia (cf. Discurso del Papa Benedicto XVI, Basílica de San Juan de Letrán, 26-mayo-2009).

    De manera sencilla, el Santo Padre Benedicto XVI nos ha animado a buscar que todos los bautizados tengan cercanía con la Palabra de Dios: Deseo exhortar una vez más a todo el Pueblo de Dios, a los Pastores, a las personas consagradas y a los laicos a esforzarse para tener cada vez más familiaridad con la Sagrada Escritura (VD 121).

    Con la intención de impulsar esa familiaridad, el manual presenta los elementos que permiten comprender a la Biblia como Palabra de Dios, mensaje actual para nosotros; nos guía para dejar que la Sagrada Escritura ilumine nuestro caminar de discípulos misioneros de Jesús; y nos introduce en las distintas partes de la Biblia, teniendo como punto de referencia la persona de Jesucristo y los evangelios.

    Deseamos que este subsidio, en su sencillez, sea instrumento que el Espíritu Santo utilice para despertar en muchos bautizados hambre y sed de la Palabra de Dios y los suscite como entusiastas anunciadores y testigos del Evangelio (cf. VD 122).

    En Aparecida, el Papa también hizo notar que la voluntad de renovación pastoral necesita estar apoyada en la Palabra: Al iniciar la nueva etapa que la Iglesia misionera de América Latina y del Caribe se dispone a emprender, a partir de esta V Conferencia General en Aparecida, es condición indispensable el conocimiento profundo de la Palabra de Dios (cf. DIA 3).

    Pongamos, entonces, un cimiento firme (cf. Mt 7,24-25) para la maduración de nuestra vocación como discípulos misioneros de Jesucristo, y para el camino de conversión pastoral del Pueblo de Dios, del que somos parte viva.

    OBJETIVO GENERAL

    Jesucristo, Palabra viva y eterna de Dios

    Así será la palabra que sale de mi boca: no regresará a mí vacía, sino que cumplirá mi voluntad y llevará a cabo mi encargo (Is 55,11).

    Desarrollo del tema

    LA PALABRA

    1. Dios nos habla como amigo a través de su Palabra

    Dios quiso, con su bondad y sabiduría, revelarse a sí mismo y manifestar el misterio de su voluntad (cf. DV 2). Ésta es la razón por la que Dios se relaciona con la humanidad y entabla un diálogo a fin de realizar la historia de la salvación.

    Dios invisible habla a los hombres como amigos, movido por su gran amor y mora con ellos, para invitarlos a la comunicación consigo y recibirlos en su compañía (DV 2).

    2. Jesús, Palabra viva de Dios

    Dios se comunica a través de su Palabra. La Palabra de Dios es palabra viva, es una Persona: el Hijo del Padre que se hizo hombre y se llama Jesús de Nazaret.

    La palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios. Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros (Jn 1,1.14).

    Jesús es la Palabra de Dios que se encarnó y se hizo visible, cercana; se volvió una persona, espejo de Dios (cf. Col 1,15). Dios habló antiguamente a través de los profetas, pero su Palabra definitiva es Cristo:

    Muchas veces y de muchas maneras habló Dios antiguamente a nuestros antepasados por medio de los profetas; ahora en este momento final nos ha hablado por medio del Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por quien hizo también el universo (Heb 1,1-2).

    En Jesús se nos muestra de modo pleno lo que Dios nos quiso decir. Por eso, se entiende que:

    No se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida, y con ello una orientación decisiva (DCE 1).

    3. Cristo, Palabra permanente del Padre

    La palabra del Señor permanece para siempre (cf. 1 Pe 1,25). Es una palabra que ha entrado en el tiempo, cuando el Verbo se hizo carne (cf. Jn 1,14). Se trata de la buena noticia, el anuncio que, a través de los siglos, llega hasta nosotros por medio de la Iglesia.

    Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de la vida, pues la vida se manifestó y nosotros la hemos visto y damos testimonio, y les anunciamos la vida eterna que estaba junto al Padre y se nos manifestó (1 Jn 1,1-2).

    4. La Palabra de Dios es viva y eficaz

    Las palabras humanas pasan y, a veces, son poco creíbles. La Palabra de Dios, en cambio, es viva y eficaz, penetra hasta lo más profundo de nuestro ser (cf. Heb 4,12).

    Es Palabra viva, porque su mensaje es actual. Solicita de nosotros una respuesta, nos deja inquietos, nadie que se acerca a ella queda indiferente.

    Es Palabra eficaz, porque tiene el poder de transformar, nos libera y cuando toca nuestra vida nos hace ser mejores personas.

    Es Palabra penetrante, porque contiene en sí una fuerza capaz de llegar hasta lo más profundo de nuestro corazón y nos pone en acción.

    5. La Palabra es semilla que germina en la historia

    La semilla es la Palabra de Dios (cf. Lc 8,11). El sembrador es Jesucristo. Anunció el Evangelio en Palestina hace dos mil años y envió a sus discípulos a sembrarlo en el mundo. Jesucristo, hoy, presente en la Iglesia por medio de su Espíritu, sigue sembrando la Palabra del Padre en el campo del mundo (DGC 15).

    La Palabra de Dios es una semilla que se siembra y da frutos (cf. Mt 13,19-23); nos hace caminar por la vida (cf. Dt 32,45-47), germina en la historia y en la vida de cada uno de nosotros.

    Muchas de las situaciones de nuestra vida y del entorno encuentran en la Palabra soporte y aliento.

    La Palabra revela el secreto de las cosas confiriendo sabiduría a lo sencillo (cf. Sal 119,130) y llevando las cosas a su último cumplimiento (cf. 1 Pe 1,23).

    6. La Palabra de Dios es luz

    La Palabra de Dios es luz.

    Tu palabra es antorcha para mis pasos y luz para mis caminos (Sal 119,105).

    Las palabras del Salmo cobran una dimensión plena si consideramos que Cristo es la luz del mundo (cf. Jn 8,12), la luz que brilla en la tiniebla (cf. Jn 1,5). La palabra que resucita es esta luz definitiva en nuestro camino. La Palabra de Dios es la luz verdadera que necesitamos. Si en la resurrección el Hijo de Dios surge como luz del mundo, viviendo con él y por él, podemos vivir en la luz (cf. VD 12).

    7. La Palabra, espada de los cristianos

    La Palabra es una fuerza que nos hace resistir en las dificultades, nos mantiene en pie e impulsa a anunciar el mensaje de la salvación (cf. Ef 6,13-15). Todo discípulo y apóstol de Jesús está llamado a hacer de ella su escudo, su espada:

    Usen el casco de la salvación y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios (Ef 6,17).

    Los misioneros de Jesús estamos llamados a esforzarnos por hacer de la Palabra de Dios nuestra guía principal, a vivir de ella y anunciarla en nuestra ciudad, colonia, barrio…

    8. La Palabra nos envía a la misión

    La Palabra ha de ser para nosotros, los discípulos de Jesús, un fuego que queme, algo que nos haga ver y comprender la realidad de un modo distinto. Ésta fue la experiencia de los discípulos de Emaús:

    ¿No ardía nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras? (Lc 24,32).

    La Palabra hace comprender con claridad los designios de Dios y envía:

    En aquel mismo instante se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén, donde

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