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Espiritualidad de la Misa
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Libro electrónico100 páginas1 hora

Espiritualidad de la Misa

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Aunque hay infinidad de escritos sobre la espiritualidad de la Misa, este pequeño libro cautiva, sorprende, y deja en el alma el sabor de que es verdadero alimento espiritual. La Celebración Eucarística es la oración perfecta. Contiene la espiritualidad perfecta. Es el alimento espiritual perfecto. El alma y la vida humana están creadas para vivir de la Eucaristía y para la Eucaristía. El origen de la vida humana es amor extremo y su fin es amor extremo, y eterno. Vivir es celebrar el misterio de este tipo de amor. Vida y Misa son inseparables. Muerte y Misa son inseparables. Cielo, infierno, purgatorio y Misa son inseparables. Pecado, perdón, misericordia y Misa son inseparables. Sufrimiento, felicidad y Misa son igualmente inseparables.Todo está y debe estar en la celebración de la Eucaristía. Lo que no participe en ese Misterium Fidei, quedará sin redimir. De veras, este escrito sorprende. Si se lee desde el Corazón Inmaculado de la Virgen, es la perspectiva ideal.

IdiomaEspañol
EditorialJuan Alvarez
Fecha de lanzamiento19 feb 2015
ISBN9781370193561
Espiritualidad de la Misa

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    Espiritualidad de la Misa - Juan Alvarez

    Juan Álvarez. IS. Stabat Mater

    ESPIRITUALIDAD

    DE LA MISA

    Edita: Instituto Secular Stabat Mater

    Santa Engracia, 18. Esc 3, 2º i.

    Maquetación y diseño: Queromel Productions.

    PRÓLOGO

    INTRODUCCIÓN.

    PRIMERA PARTE.

    La celebración de la Eucaristía y los Ejercicios Espirituales. Ritos iniciales.

    Preparativos. Todo lo importante se prepara.

    Ritos iniciales. Mirad que subimos a Jerusalén (Mt 10,32).

    SEGUNDA PARTE

    Acto penitencial. Único acceso a Dios.

    TERCERA PARTE.

    Gloria y Oración Colecta. Clave de amor.

    Oración Colecta.

    CUARTA PARTE.

    Liturgia de la Palabra. Habla, Señor.

    Primera Lectura. Pasado del amor.

    Salmo. Amor rezado.

    Segunda Lectura. Los primeros que le amaron.

    Aleluya. Impulso de amor.

    Santo Evangelio. Dios habla.

    Homilía. Ven Espíritu Santo.

    QUINTA PARTE.

    Credo. Oración de los fieles. Ofertorio.

    Credo. Filosofía de la vida.

    Oración de los fieles. Desahogo ante el Padre.

    Ofertorio. Todo ahí.

    Procesión de las ofrendas. La única Procesión.

    Ofrenda sobre el altar. Entre tus manos.

    Orad, hermanos para que este sacrificio, mío y vuestro…

    Oración sobre las ofrendas. Tomad, Señor y recibid… Todo.

    SEXTA PARTE.

    La gran Plegaria Eucarística.

    Prefacio. La Puerta del Misterio.

    Epíclesis. La fuerza del Espíritu…

    Consagración. Exinanivit.

    Doxología. Consumatum.

    AMÉN. Solo Dios.

    SÉPTIMA PARTE.

    Padrenuestro y Paz.

    OCTAVA PARTE.

    Comunión. ¡Marana Tha!

    Fracción del Pan y genuflexión. Creo, Señor, pero aumenta mi fe

    Cordero de Dios. ¡Cristo ha resucitado!

    Acción de Gracias. El cielo. Sin palabras.

    PARTE FINAL.

    Oración postcomunión. Bendición. Despedida. Glorificad a Dios con vuestra vida.

    EPÍLOGO.

    Hacia el padre, con los hermanos.

    PRÓLOGO

    Aunque hay infinidad de escritos sobre la espiritualidad de la Misa, este pequeño libro cautiva, sorprende, y deja en el alma el sabor de que la Eucaristía es el verdadero alimento espiritual. La Celebración Eucarística es la oración perfecta. Contiene la espiritualidad perfecta. Es el alimento espiritual perfecto. El alma y la vida humana están creadas para vivir de la Eucaristía y para la Eucaristía. El origen de la vida humana es amor extremo y su fin es amor extremo, y eterno. Vivir es celebrar el misterio de este tipo de amor. Vida y Misa son realidades inseparables. Muerte y Misa son también inseparables. Cielo, infierno, purgatorio y Misa son inseparables. Pecado, perdón, misericordia y Misa son inseparables. Sufrimiento, felicidad y Misa son igualmente inseparables. Todo está y debe estar en la celebración de la Eucaristía. Lo que no participe en ese Misterium Fidei, quedará sin redimir. De veras, este escrito sorprende. Si se lee desde el Corazón Inmaculado de la Virgen, es la perspectiva ideal.

    Efectivamente es inabarcable la cantidad de libros y tratados escritos para ayudar a los fieles a participar de un modo más pleno en la celebración del misterio central de nuestra fe. La celebración eucarística ha sido, es y será, un foco de constante atención para todo el que desee vivir el Evangelio en plenitud.

    La doctrina católica sobre la celebración eucarística es sencilla y a la vez inabarcable. En pocas ideas se sintetiza el contenido teológico y espiritual del misterio eucarístico. Pero su profundización es inagotable. La Iglesia, –toda la Iglesia universal de todos los tiempos-, vive de la Eucaristía y para la Eucaristía. Es su fuente y su fin. De ella vive y para ella trabaja. Toda la Misión y pastoral de la Iglesia se puede reducir a este objetivo: que todos los hombres de todos los tiempos puedan comulgar, y comulguen de hecho. Para ello, habrá que predicarles, bautizarles, catequizarles, ayudarles a reconocer y confesar sus pecados…, etc.

    Cada Santo, cada místico, cada mártir, cada hijo de Dios recibe gracias generales y particulares para vivir íntimamente la celebración de la Eucaristía. Dios se entrega totalmente ahí para todos los hombres y mujeres de todos los tiempos. Pero lo hace con tonos y matices de amor absolutamente particulares con cada alma. Es un amor eterno, universal e infinito el que se expresa y vive en cada Misa. Pero debe ser acogido y correspondido de modo particular. Todo el amor de Dios con respecto a los hombres está expresado y vivo ahí. Todo el amor que los hombres podamos ofrecer a Dios en respuesta al suyo, no le llega sino desde ahí.

    El catecismo de la Iglesia Católica recoge y explica el contenido teológico esencial del Sacramento de la Eucaristía (CIC.1322-1419). Siempre habrá que remitirse a esta síntesis para poder elaborar una espiritualidad de la celebración eucarística, y una vivencia profunda del misterio central de nuestra salvación. Es referencia obligada.

    Por otra parte, el misterio de la fe que celebramos en la Eucaristía, es tan desproporcionado a nuestras pobres capacidades espirituales, que se puede abordar desde ilimitados puntos de vista. A poco que recojas tu alma en espíritu de oración, siempre sacas algún alimento para tu vida espiritual; pero siempre desborda totalmente la sobreabundancia del misterio. Es como una fuente que mana sin cesar y que nunca se agota. Por muchos vasos de agua que tomes para saciar tu sed, una vez saciado, siempre seguirá manando y manando, sin que se pueda aprovechar todo.

    "Dios es amor" (I Jn 4,8). Y el mejor modo que tiene el hombre de percibir el derroche de ese amor infinito que es Dios en su esencia trinitaria, y en su amor hasta el extremo hacia nosotros, es participando en la celebración de la Eucaristía. Y el mejor modo de vivir como cristiano, como hijo de Dios, mientras dure su vida en la tierra, será, -dicho con una expresión que le gustaba repetir al Siervo de Dios, Tomás Morales, SJ.-, haciendo Misa de cada uno de los instantes de la vida. Es cierto que nuestro cuerpo es templo de Dios, morada de la Trinidad. Puesto que esto es así, la intimidad de un hijo de Dios tiene acceso inmediato para entrar en comunión con la oblación única y perfecta de Cristo al Padre en el Espíritu Santo. Puede hacer de cada instante de su vida una misa espiritual que lo vincule constantemente al único Sacrificio Redentor de Cristo.

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