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Para Ahondar En La Eucaristía: Palabras Y Experiencias
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Para Ahondar En La Eucaristía: Palabras Y Experiencias
Libro electrónico258 páginas3 horas

Para Ahondar En La Eucaristía: Palabras Y Experiencias

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Manuel Rodrguez Espejo, el autor (este es su sptimo libro en Palibrio) es sacerdote escolapio, licenciado en Teologa y Doctor en Pedagoga. En junio cumple los 50 aos de sacerdocio. Enamorado de la eucarista y de la vocacin educadora ha escrito este libro pensando en jvenes y adultos que deseen profundizar en este Sacramento, fuente y cumbre de la actividad de la Iglesia.
Suele decir: me duele que exista bastante ignorancia sobre el significado de los ritos (palabras y gestos) de la misa, no slo en personas que no han podido estudiar, sino incluso en personas cultas. A ellos van dirigidos estos captulos.
Confiesa el autor: mi libro no pretende decir todo lo que habra que presentar sobre la Eucarista: Es una mezcla de captulos que podramos llamar pastorales con otros doctrinales. Adems de mi documentacin, he recurrido a otros autores cualificados. Y, por supuesto, a la voz autorizada del Concilio Vaticano II. En esta obra el lector podr encontrar una breve Historia de la celebracin; el significado de palabras como liturgia, domingo, culto, alabanza, bendicin Podr conocer la riqueza del Misal Romano; las tres Oraciones de la Misa; el papel del canto; cmo encontrar el sentido a la eucarista; qu es una Comunidad Eucarstica anlisis de los Prefacios y Plegarias, etc
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento19 mar 2014
ISBN9781463380496
Para Ahondar En La Eucaristía: Palabras Y Experiencias
Autor

Manuel Rodríguez Espejo

El padre Manuel Rodríguez Espejo, escolapio, posee el magisterio nacional, por la Universidad de Zaragoza; la licenciatura en teología por la Universidad Pontificia de Salamanca; y el doctorado en pedagogía por la Universidad de Granada; diplomado en biblia y experto en la formación de voluntarios. Ha trabajado en Italia, Guinea Ecuatorial, Venezuela, México y diversos lugares de España (Madrid, Sevilla, S.C. de Tenerife, Granada, Córdoba, Vélez Málaga) con jóvenes y adultos. En la actualidad trabaja en el santuario de S. José de Calasanz, de Peralta de la Sal (Huesca). Como escritor tiene ya cuarenta libros publicados, entre los que citamos: de la editorial Palibrio: “1229 parábolas, fábulas, reflexiones… para jóvenes y adultos”, “Palabras para rescatar”, “¿Qué me pide el Año de la Fe?”, “Conociendo a los Santos Padres y orando con ellos” (dos volúmenes), “Para ahondar en la Eucaristía: palabras y experiencias”, “Temas para seguir creciendo”, “El cambio que necesita la Iglesia”, “Buceando en la Palabra: El Jesús de Mateo, ¿Nos prueba Dios?, Juegos bíblicos”. De la Editorial DidaCbook: “La piedra de la fe”, “La Palabra ardiente”, “La Madre de Nazaret”, “Valores para la felicidad”.

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    Para Ahondar En La Eucaristía - Manuel Rodríguez Espejo

    Copyright © 2014 por Manuel Rodríguez Espejo, Escolapio.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 14/03/2014

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    ventas@palibrio.com

    521714

    ÍNDICE

    Prólogo

    Capº 1 La Liturgia, El Año Litúrgico

    Capº 2 Algunos De Los Muchos Cambios Habidos En La Celebración

    Capº 3 Qué Es Dar Culto

    Capº 4 El Sacramento De La Eucaristía

    Capº 5 Los Tres Últimos Papas Y La Eucaristía

    Capº 6 Lo Que El Vaticano Ii Dijo De La Eucaristía

    Capº 7 Otros Documentos Conciliares Y La Eucaristía

    Capº 8 Sobre Las Tres Oraciones En La Misa

    Capº 9 Riqueza Del Misal Romano Y Las Oraciones Apologéticas

    Capº 10 A Modo De Análisis De Las 13 Plegarias Autorizadas

    Capº 11 La Eucaristía, Una Escuela De Alabanza

    Capº 12 El Canto En La Liturgia

    Capº 13 Cómo Darle Sentido A La Eucaristía

    Capº 14 Comunidades Eucarísticas

    PRÓLOGO

    Comienzo este prólogo con unas palabras del papa Francisco sobre la necesidad de convencernos que necesitamos una espiritualidad profunda y una "convicción, también profunda, de que la Eucaristía -fuente y cumbre de toda la actividad de la Iglesia- la podemos cambiar, sacerdotes y fieles, los dos, con un repensar, detenidamente, lo que escuchamos, observamos, decimos y hacemos en ella.

    Ayudar a ello es lo que pretenden estas páginas, que no son la mayoría mías, sino recopiladas durante varios años, puesto que hace tiempo me preocupa el tema y todo lo que ha caído en mis manos lo he archivado.

    Pido disculpa porque no tuve siempre, en su momento, la precaución de añadir el nombre del autor y dónde lo publicó en algunos de los textos que transcribo.

    El Papa Francisco sabe muy bien que el mayor obstáculo para poner en marcha una nueva etapa evangelizadora es la mediocridad espiritual. Lo dice de manera rotunda. Desea alentar con todas sus fuerzas una etapa más ardiente, alegre, generosa, audaz, llena de amor hasta el fin, y de vida contagiosa. Pero esto sólo será posible, si arde en los corazones el amor a la eucaristía, corazón de la Iglesia.

    La renovación que el Papa quiere impulsar en el cristianismo actual no es posible "cuando la falta de una espiritualidad profunda se traduce en pesimismo, fatalismo y desconfianza; cuando nos lleva a pensar que nada puede cambiar y por tanto es inútil esforzarse; o cuando bajamos los brazos definitivamente, dominados por un descontento crónico o por una acedia (espíritu agrio) que seca el alma" (de la homilía de Pagola en el Domingo II, T.O. en Eclesalia).

    Pienso que la breve Recopilación que presento ofrece unos capítulos más para reflexionar; y otros más ‘pastorales’, para usar, por ejemplo, en grupos juveniles o de adultos poco conocedores de la liturgia y la eucaristía.

    Manuel Rodríguez Espejo, Sch.P.

    Santuario San José de Calasanz

    Peralta de la Sal (Huesca)

    CAPº 1

    LA LITURGIA, EL AÑO LITÚRGICO

    Hemos de empezar centrando la eucaristía. De ahí que aclaremos, en primer lugar, los términos: liturgia, año litúrgico y pascua semanal (Domingo).

    1.- QUÉ ENTENDEMOS POR LITURGIA

    Liturgia proviene del griego clásico y originariamente indicaba la obra, la acción o la iniciativa tomada libre y personalmente por un individuo o familia a favor del pueblo, del barrio o del estado. Posteriormente pasó a significar cualquier trabajo de servicio, más o menos obligatorio hecho al estado, a la divinidad o a un particular.

    En el A.T., la traducción de los LXX lo usa siempre como servicio religioso hecho por los levitas a Yavé, es decir, el culto público y oficial, distinto del culto privado.

    En el N.T. no aparece como sinónimo de culto, excepto en Hech 13,2. Pero en los escritos extrabíblicos de origen judeo-cristiano hace referencia a un servicio ministerial.

    Antes del Concilio Vaticano II, para todos los que no se ocupaban específicamente de liturgia, ésta aparecía como la parte externa y sensible del culto cristiano, tendente a revestir el culto de formas exteriores que al mismo tiempo fueran capaces de exaltar su contenido de fe, para hacerlo más fácilmente perceptible y estéticamente gozoso. Había otros que estaban más pendientes de la celebración que de las normas y dieron paso al Movimiento litúrgico.

    Desafortunadamente, Pío XII, en la Mediator Dei insistió en el ‘ritualismo’ y la fidelidad a las formas tradicionales, además de promover prácticas y devociones nacidas fuera o incluso contra todo espíritu litúrgico.

    El Vaticano II podemos considerarlo como el punto de llegada del Movimiento litúrgico, pero para convertirse inmediatamente en punto de partida. El Nuevo Diccionario de Liturgia resume en estos apartados su concepto de Liturgia: a) es culto a nivel de relación; b) Cristo con su sacerdocio propiamente no celebró una liturgia, sino que ofreció al Padre un culto en verdad; c) La liturgia es el ejercicio de la obra sacerdotal de Cristo a través de signos significativos y eficaces; d) La liturgia es la perpetua actuación del misterio pascual de Cristo.

    La liturgia transforma los sentidos

    Hace tiempo leí este pensamiento (no me acuerdo cuándo ni de quién), que me hizo mucho bien y que he visto confirmado en más de un salmo. Te lo paso, lector, por si te puede servir:

    "Uno de los ámbitos de transformación de los sentidos es la liturgia. En ella se convoca a los cinco sentidos:

    La vista a través de la presencia de los Iconos, en los que un mínimo de rasgos evocan un máximo de presencia. No se trata de una relación objetual, sino de apertura. No miro, sino que soy mirado.

    El oído, a través de la escucha de la palabra que contiene la Palabra. También por la evocación de la música. No es de extrañar que últimamente se haya redescubierto el Canto gregoriano por su carácter terapéutico.

    El olfato, a través del incienso, que eleva al tiempo que recoge.

    El tacto, en el momento de darnos la paz, sin conocernos, sin intereses, sin retener.

    El gusto, tomando el cuerpo de Cristo. En este caso, se da un mínimo de gusto para un máximo de sustancia.

    Así pues, en la Eucaristía vemos, sentimos, olemos, palpamos y gustamos el cosmos transfigurado. Las apariciones de Cristo resucitado son también una pedagogía para los sentidos: se manifestaba dejándose entrever, pero sin dejar que lo cogiesen. No me toques; deja que vaya al Padre, dijo a María Magdalena (Jn 20,17). Es decir, María tiene que aprender a realizar la Pascua de sus sentidos: pasar de ser órganos de posesión a órganos de comunión.

    En la Eucaristía, el contraste es máximo: vemos sin ver; gustamos sin gustar; y comiendo, nos dejamos transformar: no es Él quien desaparece en nosotros, sino nosotros en Él".

    2.- EL AÑO LITÚRGICO

    El Concilio Vaticano II dedica el capítulo V de su Constitución sobre la Liturgia (Sacrosanctum Concilium) al Año litúrgico, marco dentro del cual se celebra el sacramento de la Eucaristía. Comienza así: La santa madre Iglesia considera deber suyo celebrar con un sagrado recuerdo en días determinados a través del año la obra salvífica de su divino Esposo. Cada semana, en el día que llamó del Señor" (el domingo) conmemora su Resurrección, que una vez al año celebra también, junto con su santa Pasión, en la máxima solemnidad de la Pascua.

    Además, en el círculo del año desarrolla todo el misterio de Cristo, desde la Encarnación y la Navidad hasta la Ascensión, Pentecostés y la expectativa de la gozosa esperanza y venida del Señor. Conmemorando así los misterios de la redención, abre las riquezas del poder santificador y de los méritos de su Señor, de tal manera que, en cierto modo, se hacen presentes en todo tiempo para que puedan los fieles ponerse en contacto con ellos, y llenarse de la gracia de la salvación…" (nº 102)

    Tres cosas podríamos destacar de este punto: 1) sobresale la celebración dominical, como la pascua Semanal, de lo que luego hablaré. 2) Los diversos elementos del misterio de Cristo (su vida) se celebran en distintos días. Y 3) lo más importante es que con ello hace presentes, actuales, las riquezas del poder santificador de Cristo a favor nuestro.

    Recuerda luego la Constitución que la Virgen ocupa un puesto especial en el año Litúrgico. Ella, los mártires y demás santos son propuestos como ejemplos, que nos atraen a todos por Cristo al Padre y por los méritos de los mismos imploran para nosotros los beneficios divinos (103-104).

    El nº 105 nos dice que en ciertos tiempos (como Cuaresma, p.ej.) la Iglesia completa nuestra formación por medio de ‘ejercicios de piedad espirituales y corporales’, de la instrucción, de la plegaria y las obras de penitencia y misericordia

    El nº 108 nos recuerda que el Centro es Cristo y no los santos, ni siquiera la Virgen. Dice así: "Oriéntese el espíritu de los fieles, sobre todo, a las fiestas del Señor, en las cuales se celebran los misterios de salvación durante el curso del año. Por tanto tenga su debido lugar por encima de las fiestas de los santos, de modo que se conmemore convenientemente el ciclo entero del misterio salvífico".

    Este ciclo abarca, fundamentalmente: el nacimiento, la presentación en el templo, el bautismo en el Jordán, su predicación, Pasión, muerte, Resurrección (Pascua), ascensión y envío del Espíritu Santo (Pentecostés). La Pascua de Resurrección todavía hoy ofrece una cosa curiosa: en el Triduo Sacro no hay eucaristía ni el Viernes ni el Sábado Santos.

    Podríamos también decir que la Pascua (en su sentido de ‘paso’) comienza con el nacimiento y concluye con la Ascensión.

    En los nnº 109-110, encontramos ideas muy importantes, que todavía no han entrado del todo en la mentalidad del pueblo: en primer lugar la afirmación de que la Cuaresma prepara a la celebración del ‘misterio pascual’ (Recordemos que los dos "tiempos litúrgicos fuertes son Adviento-Navidad y Cuaresma-Pascua).

    Se nos dice expresamente cómo puede (debe) el pueblo cristiano vivir esta preparación: a) usando con mayor abundancia los elementos bautismales propios de la liturgia cuaresmal; b) dígase lo mismo de los elementos penitenciales; c) en la catequesis incúlquese a los fieles, junto con las consecuencias sociales del pecado, la naturaleza propia de la penitencia, que lo detesta en cuanto es ofensa de Dios; d) no se olvide tampoco la participación de la Iglesia en la acción penitencial y encarézcase la oración por los pecadores (nº 109); e) La penitencia del tiempo cuaresmal no debe ser sólo interna e individual, sino también externa y social; f) Téngase como sagrado el ayuno pascual, que ha de celebrarse el Viernes de la Pasión y Muerte del Señor y aun extenderse, según las circunstancias, al Sábado Santo, para que de este modo se llegue al gozo del Domingo de Resurrección con ánimo elevado y entusiasta (nº 110)

    3.- EL DOMINGO, LA PASCUA SEMANAL

    El nº 106 lleva por título: Revalorización del domingo: "En este día los fieles deben reunirse a fin de que, escuchando la Palabra de Dios y participando en la Eucaristía (observemos que en esta expresión se llama eucaristía a la 2ª parte de la Misa, no a la misa entera, como hoy suele denominarse; pienso que lo que quisieron expresar los padres conciliares es la comunión) recuerden la Pasión, la Resurrección y la gloria del Señor Jesús y den gracias a Dios, que los hizo renacer a la viva esperanza por la Resurrección de Jesucristo de entre los muertos (1ª Ped 1,3). Por esto el domingo es la fiesta primordial, que debe presentarse e inculcarse a la piedad de los fieles, de modo que sea también día de alegría y de liberación del trabajo. No se le antepongan otras solemnidades, a no ser que sean de veras de suma importancia, puesto que el domingo es el fundamento y el núcleo de todo el año litúrgico".

    Maravillosas son las dos afirmaciones subrayadas; y grande el dolor que uno siente cuando ve multitud de creyentes que no aparecen por la eucaristía dominical y no se pierden la misa del patrón del pueblo… ¿Cómo hemos formado y estamos formando los sacerdotes y catequistas? ¿Qué tendríamos que cambiar? ¡Todo, menos dar por perdido el domingo!

    El Catecismo de la Iglesia dedica al domingo más de nueve puntos. En el 1166, después de citar al Concilio, añade: "El día de la Resurrección de Cristo es a la vez ‘el primer día de la semana’, memorial del primer día de la creación, y el ‘octavo día’ en que Cristo, tras su ‘reposo’ del gran Sabbat, inaugura el Día ‘que hace el Señor’, el día ‘que no conoce ocaso’ (Liturgia bizantina). El ‘banquete del Señor’ es su centro, porque es aquí donde toda la comunidad de los fieles encuentra al Señor resucitado que los invita a su banquete (cf Jn 21,12; Lc 24,30)

    Introduce luego una cita de S. Jerónimo: El día del Señor, el día de la Resurrección, el día de los cristianos, es nuestro día… porque hoy ha amanecido la luz del mundo, hoy ha aparecido el sol de justicia cuyos rayos traen la salvación.

    El nº 1167 dice: El domingo es el día por excelencia de la asamblea litúrgica, en que los fieles "deben reunirse, para:… (cf 106 S.C.) Y concluye con una cita del Oficio siríaco de Antioquía: "… Bendito es el día del domingo, porque en él tuvo comienzo la creación… la salvación del mundo… la renovación del género humano… en él el cielo y la tierra se regocijaron y el universo entero quedó lleno de luz… en él fueron abiertas las puertas del paraíso para que Adán y todos los desterrados entraran en él sin temor".

    No demos la batalla por perdida y, unidos los sacerdotes y los fieles sensibles, reconquistemos el domingo y cuidemos de él. No nos conformemos con los templos llenos de ‘mayores’, sin adultos, jóvenes ni niños.

    4.-SIGNIFICADO DE LA PALABRA CELEBRAR

    En la tradición cristiana, ya desde los orígenes, celebrar tiene un sentido cargado de significado. Efectivamente, celebrar significa actualizar de alguna manera aquello que se está celebrando. No es sólo una memoria, sino una actualización del acontecimiento pasado. El caso más riguroso es la celebración sacramental, que realiza aquello que significa. (Jesús Mª Lecea)

    6.- UNAS REFLEXIONES SOBRE LA EUCARISTÍA

    DEL DOMINGO:

    1) Habría que intentar la participación activa de la Asamblea: en los cantos, en la oración de los fieles, en la presentación del pan y el vino, en las lecturas, en la homilía incluso, y en la acción de gracias.

    2) Las lecturas sólo las deben hacer personas de las que tengamos comprobado que leen bien, con unción y voz suficientemente alta y clara.

    3) Las moniciones se pueden reducir a una sola, inicial, que englobe el sentido del día.

    4) Los niños deberíamos colocarlos en el primer banco, para que vean bien y estén cerca del altar.

    5) Para que la Asamblea cante, hay que ensayar brevemente antes, lo cual requiere que tengamos una persona que dirija el canto.

    6) Es importante que uno o dos guitarristas acompañen.

    7) La oración de los fieles, si se lleva preparada (mientras la asamblea no se lance espontáneamente) se reduce a cuatro peticiones, sencillas y cortas: por la Iglesia, por los gobernantes, por los últimos y por los presentes. Pero es muy importante que la asamblea se anime a presentar en voz alta sus peticiones propias.

    8) Importa mucho que haya quien acoja a los que van llegando al templo y los despida, si no lo hace el propio presidente.

    9) Más adelante podríamos entregar una hoja con la lección o compromiso de las lecturas y noticias de los que van formando la asamblea.

    10) Hay que tender a que la Eucaristía sea corta, pero bien celebrada y vivida, esto es lo primero.

    11) Si vamos cuajando en una Comunidad Eclesial, habría que nombrar un Equipo Responsable. Felizmente hay muchas con las que conectar y de las que aprender.

    CAPº 2

    ALGUNOS DE LOS MUCHOS CAMBIOS HABIDOS EN LA CELEBRACIÓN

    *Los que recibieron la palabra de Pedro fueron bautizados… Desde entonces la Iglesia nunca ha dejado de reunirse para celebrar el misterio pascual: leyendo cuanto a él se refiere en toda la Escritura, celebrando la Eucaristía, en la cual se hace de nuevo presente la victoria y el triunfo de su Muerte, y dando gracias al mismo tiempo a Dios por el don inefable en Cristo Jesús, para alabar su gloria, por la fuerza del Espíritu Santo (S.C. nº 6)

    El objetivo de este capítulo es tomar conciencia de que la celebración eucarística ha sufrido muchos cambios a lo largo de los siglos. ¿Conclusión que podemos sacar?: que hemos de ser respetuosos con las normas de nuestro tiempo, pero no idolatrarlas, porque todo lo temporal es cambiable.

    Como nos decía Casiano Floristán a

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