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Saca el Tiburón de la Pecera
Saca el Tiburón de la Pecera
Saca el Tiburón de la Pecera
Libro electrónico111 páginas1 hora

Saca el Tiburón de la Pecera

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Información de este libro electrónico

A través de pequeños relatos el autor nos transporta a mundos imaginarios que compaginan con la realidad, por medio de un vocabulario sencillo de fácil comprensión sentirás que eres el protagonista de cada historia.
Saca el tiburón de la pecera te invita a ser valiente ante las adversidades de la vida, a crecer y ser mejor cada día; mientras aún respires todo sueño puede ser posible.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento29 jul 2019
ISBN9780463225776
Saca el Tiburón de la Pecera
Autor

Víctor Carbone

Víctor Miguel Carbone Molina, nacido en Araure, Estado Portuguesa , Venezuela. Graduado en Administración de Recursos Físicos y Financieros. Escritor, Guionista, Fotógrafo, Compositor y Cantante.

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    Saca el Tiburón de la Pecera - Víctor Carbone

    Muchas veces ignoramos la fuerza que tienen las palabras para influenciar en la vida de las personas, sea para bien o para mal. Es increíble cómo pueden cambiar la existencia humana de un día para otro; se vuelven taladros de mente, de almas y corazones. Las palabras convencen a pueblos enteros de una mentira o una verdad; venden ideas gastadas como algo nuevo o, quizás, algo nuevo como un suceso extraordinario.

    Toda mi vida he tenido una adicción por los lápices y los cuadernos; mas esto no quiere decir que haya sido un estudiante fantástico. Claro, tampoco fui un estudiante mediocre, simplemente prestaba con detenida atención las explicaciones de mis maestras, pues eso ayuda más que pasar horas intentado clavar como daga en tu mente los contenidos dictados en clase. Muchas veces me he preguntado ¿Por qué me gustan tanto los lápices y cuadernos? Quizás sea porque me fascina escribir historias, canciones, poemas o cualquier idea que llegue a mi mente de pronto, y si no tengo un lápiz en ese instante siento que muero; siento que la idea se puede ir a otra mente y nunca más volver a mí.

    La gente no se imagina cuán necesario es un lápiz a la mano. Cuántos han necesitado apuntar una dirección, un número telefónico, un nombre o alguna otra cosa; pero por no tenerlo en ese momento a la mano, se les esfuma la oportunidad o quizás simplemente se retrasan en el tiempo. Una manera sencilla de comprobar esto es en los aeropuertos, fíjense como hay personas girando sus cabezas cual ventiladores buscando a ver quién les facilita un bolígrafo para llenar algún formulario; en los bancos gente desesperada para firmar un cheque o hasta en un partido de beisbol quienes desean el autógrafo de su jugador favorito.

    Por años he escrito muchas canciones e historias; pequeños párrafos que suelo compartir con mis amistades, mensajes con palabras de ánimo que no solo ayudan a la otra persona, sino a mí mismo; es que ayudar a otros es ayudarte a ti mismo sin que te des cuenta. La vida se trata de eso, dar y recibir; es como un búmeran, la vida es como cocinar una arepa, debes voltearla por ambos lados. Por eso cuando estés arriba, no te burles del que está debajo, la misma vida se encargará de darle la vuelta a la rueda y estarás debajo y el otro subirá.

    Saca el tiburón de la pecera es un libro de textos cortos que intentan dejar mensajes de reflexión en el lector; historias que Dios ha inspirado en mí para hacerlas llegar a ti. Sí, a ti; porque al estar tú leyendo este libro te conviertes en mi compañero de viaje en este hermoso sueño que nos regalan las palabras. No pretendo cambiar el mundo, pero si puedo ayudar a enrumbar aunque sea a una sola persona a que crea en sí misma y luche por sus sueños, podré sentirme feliz.

    Cuando leas cada línea de este libro, intenta hacerte en la mente la película de cada historia; adéntrate en el personaje y siente como si fueras tú el protagonista. Haz tuya cada palabra, cada letra. Acuéstate pensando que mañana tu vida puede cambiar para mejor, pero eso sí, no olvides de dónde vienes y a dónde irás el día que tu cuerpo deje de respirar; haz que cada minuto vivido en este mundo valga la pena.

    Gracias a Dios por regalarme este don de poder escribir historias, a mis padres, a mi hermano y hermana, a mi esposa e hijas; solo ellos apoyan cada locura que emprendo.

    Un agradecimiento especial a María José Estévez, quien siempre me animó a escribir un libro y a creer que mis palabras pueden influir de manera positiva en muchas personas.

    Gracias a ti que estás leyendo este libro, por hacer el esfuerzo de adquirirlo.

    Dios les bendiga a todos.

    Los dos perros

    Un joven se quejaba constantemente por la crianza que le estaba dando su padre; aquel mal hombre, como solía decir el hijo, lo hacía trabajar después de llegar de la escuela, le hacía colaborar con los gastos del hogar y rara vez le complacía con algún gusto al muchacho. El joven pocas veces tenía tiempo libre, uno que otro domingo por la tarde, luego de regresar de misa.

    Un día el joven no aguantó más y encaró a su padre en una conversación:

    — ¡Padre, tenemos que hablar!

    — ¿De qué? Dime, te escucho.

    — No estoy conforme con la manera en que me crías. Debo ir a la escuela y también trabajar, usar mi dinero para los gastos del hogar y tantas cosas más.

    El padre lo miró serenamente y le dijo:

    — Podría decirte miles de palabras para dar respuestas a tus preguntas y aun así no comprenderás lo que yo hago por ti. Te propongo algo. Criaremos dos perros, uno será a mi manera y el otro a la forma en la que tú quisieras que yo te criara a ti.

    El hijo sorprendido e intrigado a la vez, le dijo:

    — Esta conversación creo que ha sido en vano, tú eres un mal hombre. Sin embargo, como soy un hijo obediente aceptaré tu trato.

    El padre no se ofendió por aquella respuesta, solo sonrió y salió en busca de los dos perros.

    A la mañana siguiente, el padre se apareció con los perros y le dijo a su hijo:

    — Aquí están los perros, el tuyo se llamará Futuro y el mío se llamará Presente.

    El hijo asintió con la cabeza en señal de acuerdo.

    Los perros eran criados de manera distinta, pero bajo la supervisión de los dueños. Presente dormía en el patio de la casa, mientras que Futuro dormía en el cuarto con el joven. Presente era llevado al

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