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El Regreso Del Fugado
El Regreso Del Fugado
El Regreso Del Fugado
Libro electrónico435 páginas5 horas

El Regreso Del Fugado

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EL REGRESO DEL FUGADO, es un libro, donde todas las situaciones, hechos, lugares y personajes es pura imaginacin del escritor, sin embargo es posible que algn hecho similar, pudo ocurrir durante la poca esclavista.
En el mundo han existido muchos hroes conocidos, annimos e inventados como el que a continuacin conocern.

El personaje principal de estas pginas es un esclavo, el cual a pesar de gozar de algunos privilegios en la casa de sus amos, un da analiza su situacin dndose cuenta de lo ms importante, no es libre, inmediatamente comienza a planear lo que sera una verdadera odisea, tratando de alcanzar la libertad. En la fuga se le unen dos ms, una mujer y un hombre de su misma raza, con el fin de obtener el mismo objetivo, los tres juntos se enfrentan a numerosos peligros y aventuras en su trayecto.

En este libro su autor no ha querido aburrirlos, detallando los lugares por donde ellos caminan geogrficamente, como tampoco ha deseado cansarlos, con algn tipo de historia, mi intencin ha sido solamente escribir en base al tema, sin penetrar en otros detalles.

EL REGRESO DEL FUGADO es un libro de aventuras, donde el lector estar en un constante suspenso, desde la primera hasta la ltima pgina. Usted penetrara en el libro creyendo que es uno de los protagonistas.
Despus de terminar de leer el libro titulado EL REGRESO DEL FUGADO, como buen lector, sabr si es un magnfico libro o no.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento7 may 2014
ISBN9781463383510
El Regreso Del Fugado

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    El Regreso Del Fugado - Arquímides Curnow

    Copyright © 2014 por Arquímides Curnow.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Esta es una obra de ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia. Todos los personajes, nombres, hechos, organizaciones y diálogos en esta novela son o bien producto de la imaginación del autor o han sido utilizados en esta obra de manera ficticia.

    Fecha de revisión: 28/04/2014

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    619032

    INDICE

    INTRODUCCION

    ARQUIMIDES CURNOW

    CON LOS QUE VIVO

    LA LLAVE

    LA FUGA

    El OSO

    LOS CAZADORES DE ESCLAVOS

    PRIMERA GRAN MARCHA

    INTRODUCCION

    EL REGRESO DEL FUGADO, es un libro, donde todas las situaciones, hechos, lugares y personajes es pura imaginación del escritor, sin embargo es posible que algún hecho similar, pudo ocurrir durante la época esclavista.

    En el mundo han existido muchos héroes conocidos, anónimos e inventados como el que a continuación conocerán.

    El personaje principal de estas páginas es un esclavo, el cual a pesar de gozar de algunos privilegios en la casa de sus amos, un día analiza su situación dándose cuenta de lo más importante, no es libre, inmediatamente comienza a planear lo que sería una verdadera odisea, tratando de alcanzar la libertad. En la fuga se le unen dos más, una mujer y un hombre de su misma raza, con el fin de obtener el mismo objetivo, los tres juntos se enfrentan a numerosos peligros y aventuras en su trayecto.

    En este libro su autor no ha querido aburrirlos, detallando los lugares por donde ellos caminan geográficamente, como tampoco ha deseado cansarlos, con algún tipo de historia, mi intención ha sido solamente escribir en base al tema, sin penetrar en otros detalles.

    EL REGRESO DEL FUGADO es un libro de aventuras, donde el lector estará en un constante suspenso, desde la primera hasta la última página. Usted penetrara en el libro creyendo que es uno de los protagonistas.

    Después de terminar de leer el libro titulado EL REGRESO DEL FUGADO, como buen lector, sabrá si es un magnífico libro o no.

    Gracias.

    ARQUIMIDES CURNOW

    Arquímides curnow, nació en la Habana, capital de Cuba, desde su infancia, era un asiduo lector en todo tipo de literatura, en especial, el género de aventuras.

    También es amante de las poesías, escribiendo innumerables de ellas.

    Arquímides, siente más satisfacción, leyendo un buen libro que ejercitando, otro tipo de actividad creativa

    Arquímides Curnow, es graduado de contador ejerciendo dicha disciplina, durante varios años, en su país; después se dedica a la fotografía, por cuestiones económicas.

    Llega a los Estados Unidos, después de ejercer, diferentes actividades laborales.

    Escribe varios libros, entre ellos El Regreso del Fugado, en el cual se destaca su inclinación, para la escritura.

    A quien no le interesa leer,

    Un buen libro de aventuras,

    Un libro que sea capaz de lograr

    Que usted vaya a la cama,

    Más tarde de lo acostumbrado,

    Un libro que sea capaz de impedir,

    Que usted vea su programa favorito,

    En la televisión por saber su contenido,

    Un libro que sea capaz de que usted,

    Permanezca en su casa con el libro,

    En sus piernas, interesándose por lo

    Que está leyendo y ansioso por saber

    Lo que ocurre en la próxima página,

    Si quiere sentirlo personalmente,

    Le recomiendo leer El Regreso,

    Interesante libro de aventuras,

    El cual lo mantendrá en un constante

    Suspenso desde el principio hasta el

    Fin.

    CON LOS QUE VIVO

    El látigo volvió a sonar, al chocar con mi espalda; no era la primera vez que ocurría.

    Como mi mal comportamiento, solamente fue un pequeño desliz, la mujer de mi amo, mando que me dieran cinco latigazos, su voz se escuchó.

    Bastardo, esto se enseñara a no discutir mis órdenes.

    Me desataron.

    Los presentes, a una señal de ella se marcharon.

    Esta vez, no me dolieron mucho, el encargado de hacer estas cosas, era el propio Lester; pero estaba fuera de la hacienda y este que pusieron provisionalmente, con el látigo en la mano, era inexperto, suerte pensé, seguramente mi amo regresaría mañana.

    Así fue por la mañana, hizo acto de presencia, tres horas después mando a llamarme.

    Al estar delante de él, me dice, Vaya, vaya de modo, que te dieron cinco latigazos.

    Amo.

    Cesar, No me interrumpas cuando hablo.

    Perdóneme amo.

    La próxima vez, no seremos tan buenos, márchate a cumplir con tus obligaciones.

    Baje la cabeza obedeciendo.

    Llego el lunes, como todos los días, excepto los domingos, que puedo dormir dos horas más, me desperté a las seis y media de la mañana, sin que nadie ni nada lo hiciera. Miento escuchaba los gallos, me estire para calentar un poco el cuerpo, de un salto me senté en la cama, vistiéndome rápidamente.

    Primero, debo ir a despertar al jefe de la familia, a mi amo principal el señor Lester, de no hacerlo me castigaría.

    Salí atravesando gran parte de la inmensa mansión, situándome frente a la puerta de la alcoba principal, levante la mano y cerrando el puño golpie tres veces la gruesa madera, gritando no muy alto. Señor amo, señor amo, desde adentro respondieron lo acostumbrado.

    Perfecto Cesar, ya estoy despierto, puedes retirarte.

    Ni una sola vez, me había dado las gracias. Gire a la derecha, encaminándome hacia la habitación contigua, esta vez no toque, simplemente entre.

    El menor de la familia, aún continuaba durmiendo, no me extraño, todos los días era lo mismo, tenía que sacarlo de la cama y ayudarlo a vestirse, del resto, se encargaría la criada de la casa, era el que mejor me trataba, tal vez por su corta edad.

    En una ocasión, me defendió impidiendo, que me azotaran. A decir verdad sentía un gran cariño, por el muchacho, de siete años de edad, pero no todos, me trataban de la misma forma, la señora de mi amo, no podía verme, siempre le fui antipático. ¿El por qué? nunca se lo he preguntado.

    Me tomaría mucho tiempo escribir, todas las cosas que debía hacer, por orden de ella, en la casa durante el día.

    Cuando Javier, estuvo listo me dirigí a la habitación, de una parienta de Gladis, nombre de la mujer de Lester, con ideas antiguas, me trataba como a un animal con ropa.

    Lester, tenía un hijo, de veinticuatro años, bastante latoso, siempre tenía una

    Fusta en la mano y sentía un enorme placer, al usarla en el cuerpo de cualquier esclavo. No podía dejar de mencionar, al mayordomo de la casa, un hombre, el cual nunca se cansa, de dar órdenes, aparte de las dos esclavas, con algunos años de más, esas eran las personas, con las cuales convivía.

    Es necesario decir algo importante, los demás parientes y las amistades de la casa, también podían darme, alguna orden sin protestar, debía obedecerlos.

    Bien entrada la noche, después de realizar innumerables faenas, cortar leña, cargar agua, me tire en la cama, bueno donde dormía, totalmente extenuado, había trabajado, más que un buey arando.

    Por primera vez analice, como ha sido mi vida; durante mis diecinueve años, soy hijo de esclavos y seguiré siéndolo, sin embargo hay algo positivo A mi favor.

    Soy un esclavo, diferente a los demás, en algunos aspectos, debido a que siempre he estado dentro de la casa, he aprendido muchas cosas y me han enseñado otras; porque trato con muchas personas diariamente, gozo de gran facilidad de palabras; mi conversación podría compararse, con las de mis amos; en parte se lo debo a ellos.

    Se servir una mesa correctamente, mis modales no son torpes y como conversan delante de mí, he recibido en general una escuela; pero de que me sirve, no tengo lo que más anhelo la libertad, para los habitantes de esta casa, soy solamente un esclavo, no soy dueño de mis actos, por cualquier insignificancia mal hecha, me castigan nunca he salido de esta hacienda, de la cual estoy bastante aburrido, resumiendo solo hay una forma de salir de todo esto fugándome; sé que los riesgos son muchos, pero no veo otra solución, pero ¿A dónde? Si me alejan de esta casa algunos kilómetros, con los ojos vendados, al destapármelos, no sabría regresar.

    Fui a la cocina, saludando a Beatriz, la esclava cocinera, sentándome en la mesa, comenzó a servirme, mientras lo hacía me dice.

    Cesar, nunca te había visto tan preocupado.

    Simplemente estoy cansado, de tanto trabajar.

    Te vi nacer y crecer a mí no me puedes engañar.

    Beatriz, esto no es vida para una persona.

    Bueno o malo debemos aceptar. Nuestro destino Cesar, ¿no estarás pensando hacer un disparate? ¿Verdad?

    No Beatriz, simplemente hice un comentario. No quedó complacida, con mi respuesta, fui a dormir esa noche, me desvele varias veces.

    La idea de fugarme, cobraba fuerza en mi mente, me levanté soñoliento, por el insomnio sufrido, la solución debía pensarla muy bien, un error podría ser, de consecuencias desastrosas, para mí.

    Durante todo el día, mientras trabajaba, elabore un magnifico plan de fuga, primero necesito otra persona, dos podríamos enfrentar mejor, los peligros de la evasión, segundo él se encargaría de obtener, la información necesaria para la fuga.

    ¿Pero quién? En la casa, el único hombre soy yo, perdón Lester y Fabián también lo son, pero no creo, que quieran acompañarme, no puedo ir donde Lester y decirle, amo, quiero que me mande, a trabajar al campo, como los demás, se reiría de mí. Solamente hay una forma para que mi amo me envié al campo. ¿Cuál? Siendo castigado, Eso no sería difícil de logar.

    Me acosté, pensando en mi magnífico plan, me quede dormido, a decir verdad dormí bastante bien, seis y media, me desperté por los gallos y después de vestirme, me quedé sentado en la cama, transcurrido una hora, tocaron a la puerta, grité.

    Grite, adelante era el mayordomo, no le di tiempo, para hablar, diciéndole.

    ¿Porque se levantó tan temprano?

    Sonrió, ¿Cesar, sabes qué hora es?

    Deben ser las seis y media, me desperté tres minutos, antes de usted tocar.

    Cesar, son las siete y media.

    Me puse de pie, poniendo cara de estúpido.

    Diciéndole, Bromeas, simplemente me dijo burlonamente, Lester te está esperando.

    Cambié de expresión, por una de miedo.

    Cesar, esto tú, te lo has buscado.

    No le conteste, antes de salir me dice, Lester te está esperando.

    Seguí con la misma expresión, no podía decirle, que esto estaba saliendo, según lo planeado.

    Efectivamente mi amo, estaba en el centro de la sala, acariciando el látigo, cuatro de sus matones lo acompañaban.

    Amo, solo pude decir esa palabra, interrumpiéndome.

    Esclavo sucio, por no cumplir con tus deberes, te daré un regalito.

    Lo último, era la expresión utilizada por él, cuando castigaba un esclavo, dos de sus gorilas, me cogieron por ambos brazos, sacándome de la casa, el palo del tormento, llamado así, porque allí amarraban al esclavo, que sería azotado, estaba listo, sus cuerdas estaban sueltas, no por mucho tiempo, mis muñecas fueron amarradas con ellas.

    La mayoría de los esclavos, estaban presentes. Lester los obligaba a presenciar el castigo, para aterrorizarlos.

    El dueño de la hacienda, alzo la voz, diciendo.

    Este estúpido esclavo, no es la primera vez, que lo castigan, por algo mal hecho, por tal motivo, recibirás quince latigazos.

    Verdaderamente, solamente contaba con diez, los demás bienvenidos sean, siempre y cuando, me ayuden en mis planes, cualquier sacrificio por ser libre, valdría la pena, antes de comenzar le dije.

    Amo, no volveré hacerlo, Tratando de apaciguar un poco la cosa.

    Cesar, no me interesan tus excusas.

    Comenzó a fustigar, a cada latigazo. Los presentes gritaban, sin mentir después del quinto, duelen menos, no grité, como otras veces, no quise pasar esa pena, delante de los de mi raza; desde este momento, tendría quince marcas más en mi espalda, sería una especie de recuerdo, antes de soltarme me dijo.

    No te doy más, porque después, no podrías cumplir, con el resto del castigo.

    En qué consiste el resto pensé, me echaron un cubo de agua, sentí un gran alivio, después me soltaron.

    Toda la espalda me ardía, la toque, retire la mano, machada de sangre, sin ningún tipo de miramientos, me pusieron a cortar leña, a pleno sol.

    No fue fácil, con las heridas recientes ardiéndome, manejar el hacha el resto del día, solo por mi juventud, logre hacerlo, al terminar Lester, se me acerco diciéndome.

    Cesar, puedes ir a comer y después acostarte.

    Gracias amo, de no decirle, esta últimas palabras, no termine el pensamiento, así lo hice.

    Comí abundantemente, al parecer, quería mantenerme bien alimentado, para como él dijo, poder seguir trabajando.

    Me tire en la cama, si se podía llamar cama, boca abajo, las heridas hechas por el látigo, me dolían y lo harían por varios días. Demorándome quede dormido

    A las seis y media, sin tocar penetró el mayordomo; al parecer me sustituyó en mis obligaciones matutinas, ¿Lo castigarían si no cumplía? no lo creo, no era de mi raza, la espalda no cesaba de dolerme,

    Muchachito, te están esperando para trabajar.

    No me hice rogar, no podía abusar de mi suerte.

    Cesar por orden de tu amo, trabajaras medio día en el campo y el resto del día en la casa.

    Era la mejor noticia, que recibí en mucho tiempo, las cosas marchaban mejor de como las pensé, el trabajo en el campo era bastante duro, cortar árboles, sembrar, recoger algunas cosechas.

    No sé si me pondrían a trabajar con el ganado, cargar agua para la casa, etc. Teniendo dos cosas en contra una el sol, la segunda un mayoral, o capataz acompañado de varios secuaces armados con látigo. El cual lo hacían sonar en la espalda de cualquier esclavo, por el más mínimo motivo.

    El lugar donde trabajé el primer día no estaba lejos de la casa, al mediodía me permitieron regresar caminando sin nadie que me vigilara.

    Lester estaba en la puerta.

    Cesar, ¿Te agrado, tu primer día de trabajo en el campo?

    Amo no es la primera vez que hago este tipo de trabajos.

    Lo sé pero ahora permanecerás más tiempo, incorpórate a las tareas de la casa.

    Amo, ¿Puedo hacerle una pregunta?

    Si puedes.

    Amo, ¿Seguiré despertándolo por las mañana?

    No mientras dure el castigo.

    Amo, con su permiso, mi voz y mis gestos, eran de humildad.

    Transcurrió una semana, las relaciones con los otros esclavos iban mejorando.

    ¿Por qué digo esto? Para ellos, yo era el esclavo, mimado de Lester, creían lo siguiente: por estar en la casa, gozaba de algunos privilegios, comía mejor, no trabajaba tanto y lo hacía a la sombra.

    Por tal motivo, no me rechazaban, pero tampoco me veían, como uno más de ellos, en su totalidad.

    Esta distancia, comenzó, cuando mi madre, murió de tuberculosis, contando solamente con doce años.

    Lester, En unos de sus pocos, gestos generosos, con los esclavos, me trajo como criado personal, de la familia, pues había quedado huérfano, de madre y padre.

    Este último, tratando de fugarse murió, desconozco los pormenores. Mi madre, siempre tenía un pretexto, para evadir mis preguntas y como era un niño, no insistía mucho. Transcurridos algunos años, aquello estaba casi olvidado.

    No era el primer esclavo, que moría, tratando de ser libre, tampoco el último. Espero no correr esa suerte. Perdón esperamos no correrla. Somos dos, seriamos los próximos fugados, en la hacienda de Lester.

    Transcurrió otra semana, sin ningún tipo de cambio, excepto que había escogido mi compañero de fuga.

    Un muchacho de veintiséis años, de nombre Lalo, alto de fortaleza poco común, capaz de matar, a un hombre de un solo golpe.

    Lo difícil seria decirle, que se fugara conmigo.

    En uno de los descansos, sin pensar, cuál sería su reacción, se lo solté de sopetón. Lalo, ¿Te agradaría ser libre? Me miro como extrañado, por mi pregunta.

    Conoces algún esclavo, que no quiera serlo.

    Estoy planeando una fuga, sería imposible describir la expresión de su rostro.

    Lalo, estas pensando, que este castigo, no durara mucho, después regresare a la casa y volveré a ser un rey y tratare de no perder la corona nuevamente; proseguí, Lalo, debo recordarte algo, soy un esclavo y quiero dejar de serlo, no deseo seguir llevando, una vida totalmente gobernada, por los demás, termine diciéndole, piénsalo mañana, me contestas. Note en su rostro la desconfianza, fui para la hacienda.

    Fabián el mayordomo, al verme me dice, tu comportamiento ha sido perfecto en la casa, esta semana.

    Mi comportamiento, era tan malo antes.

    Cesar, no tanto, es por eso, que has podido permanecer, tanto tiempo en la casa.

    Fabián, pensé que era porque Lester, sentía algún tipo de compasión, por mí.

    Si tu amo, no siente compasión, por ninguno de su raza, mucho menos lo hará por un esclavo.

    No vuelvas a fallarle a Lester, o te pesara.

    Fabián, usted nunca me hablo, de esa forma, nunca me dio ningún tipo de concejo, ¿Por qué ahora?

    Cesar, te conozco, desde hace algún tiempo y a pesar de la diferencia, entre los dos, te he cogido algún aprecio.

    Fabián gracias.

    Cesar, no sigas jugando con fuego, la cocinera te está esperando.

    Fabián gracias por su consejo.

    Me dirigí a la cocina, si la diferencia era enorme, él era blanco y libre yo todo lo contrario, dentro de poco, seriamos iguales en lo último.

    Entre en la cocina, Beatriz me dice, te guarde un pedazo de pastel, del que le hice a los amos.

    Beatriz, no lo hagas, si te descubren te castigarían.

    No pueden hacerlo, no hay otra cocinera en la hacienda como yo.

    Come, debes tener hambre.

    Desde la muerte de mi madre, esta bondadosa esclava, se convirtió en mi segunda madre.

    Haciendo los diferentes trabajos de la casa, escuche cuando el mayordomo le decía al amo, que mi conducta, mejor no podía ser, no pude saber más.

    Gladis, me llamo ordenándome varias cosas.

    Esa noche, dormí bien, solamente necesitaba la aprobación de Lalo, para comenzar, la segunda parte del plan.

    Las clases que recibía de un amigo, tres veces por semana, las suspendí alegando cansancio, más adelante sabrán, a cuales clases me refiero.

    De nuevo estaba en el campo, a menudo nos mirábamos, no podíamos hablar, estábamos algo distante uno del otro; lo haríamos en el descanso, una hora y media después estábamos sentados.

    Sin preguntarle me dice, ¿Por qué me has escogido a mí? y ¿Por qué no lo haces tú solo?

    Lalo es muy simple, eres joven y no querrás pasarte la vida, recibiendo latigazos y segundo dos personas, podrían desenvolverse mejor, en una fuga.

    Cesar, nunca pensé fugarme, los riesgos son muchos, de lo contrario no

    LA LLAVE

    Quedaría un esclavo, en esta hacienda.

    Dije, ni en ninguna, prueba de ello es, que todos los que se han fugado, en los últimos, ocho o nueve años, fueron capturados.

    Sin mirarme me dice, Cesar, iré contigo, prefiero ser libre, unos días y después morir, por los cazadores de esclavos, a pasarme la vida, como tú dices recibiendo latigazos.

    Lalo, empiezas muy mal, no puedes pensar negativamente, debes hacerlo positivamente, los cazadores mandados por Lester, no, nos atraparan, lograremos nuestro objetivo y seremos libres.

    Cesar, tus palabras me alientan, tienes razón, triunfaremos.

    Lalo, así se habla.

    ¿Cuál es tu plan?

    Detalladamente, Le explique cuál sería su misión, al terminar me dice. Cesar, eres muy inteligente.

    Uno de los gorilas, dio la orden de reanudar el trabajo, las dos restantes horas, pasaron sin darme cuenta.

    Regrese a la hacienda, corriendo, nunca antes estuve tan contento, el segundo plan, había comenzado.

    El éxito dependía, de la inteligencia de Lalo y él no era bruto.

    A partir de ese día, en los descansos y por las noches, nos veíamos ensenándome, lo aprendido por él.

    A pesar, de que todo marchaba bien, algunas noches padecía de insomnio. No encontraba la solución, para la última fase del plan; apoderarme de varias armas, largarnos sin ellas, sería un verdadero suicidio, nos atraparían fácilmente, además, sin ellas, no podríamos obtener nuestros sustento en el camino.

    Armas en la hacienda sobraban, pero estaban muy bien vigiladas, en los últimos tres años, varios esclavos, cuatro, se apoderaron de algunos Winchester, para matar a sus guardianes, por los castigos recibidos, se salieron con la suya, a costa de la vida, de tres de ellos y otros tantos abusadores muertos, el cuarto intento escapar, no pudo alejarse mucho, lo atraparon siendo linchado, como es costumbre, en estos casos, delante de todos; a partir de esos hechos, Lester, dijo, que si otro esclavo, se apoderaba de alguna arma, su dueño. Sería el responsable y seria severamente castigado, por tal motivo, los hombres de Lester, tomaban todas las precauciones, habidas y por haber, con sus respectivas armas, sin embargo. Dos de ellas no dormían con sus dueños, las escopetas de mi amo, a no ser que él, estuviese cazando, estaban en la sala, debajo de varios trofeos de caza, cabezas de venado, un oso, etc.

    Él, las tenía allí, para mostrándoselas con orgullo, a sus invitados, las culatas, tenían placas de oro, con su nombre grabado, eran sus armas preferidas. Solamente había un inconveniente, estaban amarradas, con una gruesa cadena y sus puntas unidas, por un buen candado, apoderarme de ellas sería mi meta, Pero ¿Cómo?

    La llave la tenía mi amo, en su bolsillo y siempre estaba acompañado, por alguno de sus hombres.

    Al regresar del campo, Lester, me dice.

    Cesar, por tu buen comportamiento, no iras más al campo, espero que esto te haya servido de escarmiento.

    Gracias amo, es usted muy bueno.

    Cesar, la próxima vez, traigo un esclavo, para trabajar en la casa y tu iras para el campo, el resto de tu vida.

    Amo, no volverá a ocurrir.

    Eso espero por tu bien.

    Lester, me estaba ayudando, más tiempo en la casa, más chance, de salirme con la mía.

    A los tres días, me di cuenta, de algo catalogado por mí, como malo, me estaban vigilando, al principio creí, que era imaginaciones mías, pero no era cierto.

    Si desconfiaban de mí, ¿Por qué me quitaron el castigo? Habrá cometido Lalo, alguna imprudencia alertándolos. No lo creo, nos azotarían, a los dos hasta hacernos confesar, volví a preguntarme, ¿Por qué, me están vigilando?

    Para escaparnos, solamente faltaban las armas, verdaderamente aun no sabía, cómo apoderarme de ellas, mientras no descifrara ese enigma, por decirlo así, jugaríamos al gato y al ratón.

    De ahora en adelante, debía moverme con mucha cautela, antes de hacer algo debía pensarlo, un fallo, podría costarme la vida, esa noche al entrevistarme con Lalo, lo puse al tanto.

    Cesar, debes tener mucho cuidado.

    Mi amigo lo sé, no volveremos a vernos, hasta nuevo aviso, despreocúpate encontrare la forma, de robarme las malditas escopetas.

    Cesar, confió en ti, suerte.

    Esa noche, el insomnio, volvió a apoderarse de mí, pensando como quitarle la llave a Lester, no podía caerle a mandarriazos, a la cadena, tampoco forzar la cerradura, de su puerta, estando el durmiendo, ir donde está su pantalón y cogerla se despertaría matándome, duerme con un revolver, debajo de la almohada.

    Al levantarme y atravesar la sala, me detuve un momento, para mirarlas, los animales a su lado, parecían mirarme y comprenderme, nunca tuve nada, tan cerca y tan lejos de mí, fui a cumplir con mis obligaciones.

    De quedarme allí, las sacaría de aquel lugar, a patadas, reanude mis clases de noche, me servía para despejarme, un poco la mente.

    Lester decía, cuando no puedas resolver, lo que más pronto, deseas solucionar, relaja el cuerpo, en especial la mente y después lo harás fácilmente.

    Hay algo que debo reconocer, nadie me está apurando, no obstante la idea de fugarme, perdón fugarnos me atormentaba el cerebro, no podía quitármelo de la mente.

    En más de una ocasión, pensé decirle a Lalo, vámonos no soporto más esta esclavitud, la deseche, las cosas debían hacerse bien.

    La vigilancia había terminado, de la misma forma que comenzó, nunca sabría porque lo hicieron, precauciones del amo pensé.

    Un lunes por la mañana, al estar pelando papas, el mayordomo entro a la cocina. Diciéndome. Cesar, tu amo, quiere hablar contigo, de algo muy importante, se me puso el corazón en la boca, no recordaba ningún mal comportamiento de mi parte, de todas formas sentí miedo.

    Salí de la cocina, a Lester, no le agradaba esperar, estaba en el medio de la sala, el corazón volvió a su lugar, no tenía el látigo en la mano, además estaba solo.

    Señor amo, me mandó llamar.

    Cesar, el próximo sábado, daremos una gran fiesta por todo lo alto; la mejor que hemos hecho, en esta casa, para anunciar el compromiso oficial entre mi hijo y la escogida futura madre, de mis nietos, te daré la gran oportunidad, de demostrarme tu agradecimiento, por todo lo que he hecho por ti, desde tu entrada en esta casa; cualquiera que no supiera, la forma que me trato, durante ese tiempo, creería que fui como un hijo, para él.

    Le respondí de forma sumisa, amo, verdaderamente me siento muy honrado, se lo dije, con una sonrisa, de oreja a oreja.

    Escúchame atentamente.

    Durante más de diez minutos, me explico, cuáles serían mis responsabilidades, desde hoy, hasta la culminación de la mayor fiesta, que jamás se haya dado, en la región.

    Cesar, ¿entendiste?

    Mi amo, como usted ha dicho, en más de una oportunidad, a buen entendedor pocas palabras, él sonrió diciéndome, Cesar, si no fuera por tu color, tendrías un gran futuro, esta vez fui yo quien sonrió.

    Lester, estaba muy lejos de sospechar, que mi futuro, sería dejar de ser su esclavo, sin más se marchó.

    Debía hacer de todo un poco, al mirar las escopetas, tuve una idea, si le dijera a mi amo, llevarlas a otro lugar, el día de la fiesta, debido a que no lucirían bien, con el decorado de la casa, ¿lo haría? Es posible y si se las llevaban lejos de mi alcance.

    No le diría nada, no podía correr ese riesgo.

    Esa semana, me permitirían acostarme más temprano.

    Antes de ir a las clases, me tire en mi pesebre, pensé en lo hablado con Lester.

    Después de mucho buscar, Lester, encontró la mujer ideal para su hijo, si lector, no hay duda posible.

    Fue Lester, quien eligió la mujer, de su primogénito, en más de una oportunidad le dijo, hijo, no puedes casarte, con la primera que aparezca, seré yo, quien elegirá la futura madre de mis nietos, su hijo nunca le llevo la contraria, ni en algo tan importante como esto.

    Hablemos un poco de Lester, primero de su poderío.

    Mi amo, llego a este lugar, antes de yo nacer, nadie sabe cómo pudo comprar esta inmensa mansión, cuando apenas era un pequeño rancho.

    A través de los años, amplio el establo, el granero y la casa, actualmente era la más grande y más hermosa de la comarca.

    El mismo, gozaba de una gran reputación, su palabra o lo dicho por él, es tomado en cuenta, de debido a que gozaba, de la simpatía y el apoyo de las autoridades, a decir verdad, el dictaba las leyes, sin lugar a dudas, es el hombre, más respetado, más temido y más rico de la comarca, nadie se atrevía a llevarle la contraria, de hacerlo podría lamentarlo.

    Su propia madre, aún con vida, no se atrevía a contradecirlo, estaba en una silla de ruedas, teniendo a su disposición, una criada blanca para ella solamente.

    No la mencione antes. Porque nunca, tuve ningún tipo de problema, con ella. Su hijo, era un títere, manipulado por él, su mujer más sumisa, no podía ser, el hombre, se bestia de manera exquisita, de tal forma, que todos admiraban su elegancia, siempre bien rasurado, impecable su corte de pelo. Su barbero particular, máximo venia cada quince días, también se distinguía por sus correctos ademanes, hablar pausado, gozaba de una gran facilidad de palabras, en general un hombre, muy educado, era raro el día, que no se sentara por las tardes, en algún lugar, para leer algún libro. Como dije, al principio de esta historia, se levanta a las seis y media de la mañana, su desayuno, debe estar listo, a las siete en punto, me falto un detalle referente a mi amo, era quizás, demasiado exigente, cuando él decía a las diez, no podía ser a las nueve y cincuenta y nueve, ni a las diez y un minuto, tenía que ser, a las diez de la mañana.

    Su brioso caballo, blanco considerado el mejor, a veinte o treinta millas a la redonda; estaba esperando por él, cabalgaba una o dos horas, por sus terrenos inspeccionándolo todo personalmente; este es el hombre, al cual yo tenía que sacarle la llave, de los bolsillos.

    En esos momentos, recordé su única debilidad, a veces se pasaba de tragos, la cual, debería aprovechar, durante la fiesta.

    Pero como, solamente tenía cinco días, para solucionar el problema, de la dichosa llave y las escopetas, que tanto falta nos hacían, me concrete solamente en el sábado.

    Ese día, junto con el mayordomo, sería uno, de los principales sirvientes de los invitados, repartir las bebidas, servir las golosinas y otras cosas más.

    De pronto, la mente se me ilumino, mi sonrisa, no pudo ser más maliciosa, un plan magistral, estaba penetrando en mi cerebro, examine las posibilidades de triunfo o el fracaso, después me dije, Cesar, eres un genio.

    Verdaderamente no comprendí, como alguien que Lester, veía muy inferior a él, pudiera demostrarle lo contrario.

    Esa noche, el insomnio, no me hizo ningún efecto, encontré la solución.

    Al día siguiente, después de cumplir, con las orientaciones de Lester, fui al barranco, que servía de casa, a mis hermanos de raza. No resultaría sospechoso, no era la primera vez, más aun, después de pasar algún tiempo trabajando a su

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