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Visita al Paraíso II "Umbrales del Cielo"
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Visita al Paraíso II "Umbrales del Cielo"
Libro electrónico196 páginas2 horas

Visita al Paraíso II "Umbrales del Cielo"

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Visita al Paraíso II “Umbrales del Cielo”, describe, como bajo diferentes circunstancias, las almas de diversas personas llegan... hasta los mismísimos límites celestiales, y tienen la oportunidad de platicar con los ángeles, incluso, algunos logran conversar con Nuestro Señor Jesucristo, así, al volver a la tierra, pueden reorientar de manera diferente... el rumbo de sus vidas.
Gran parte de la obra, gira alrededor de la lucha que sostiene Alejandra, una madre, que pretende retener a su lado, a Guillermina su amada hijita, puesto que sufre de una cruel enfermedad terminal, hace cuánto puede por buscar la manera de curarla, Lucecita, Fátima y Maricela, se convierten en grandes amigas de la enfermita, y con el incondicional cariño que las recubre, intentan ayudarla a salir avante... frente la adversidad.
Durante un tiempo, la mamá quiere que las amiguitas, la convenzan e induzcan, para que con todo el corazón... pida a Jesucristo la sanidad, ellas la frecuentan a diario, la chiquilla enfermita parece recuperarse notablemente, sin embargo, cuando de nuevo desmejora su salud, tan solo Dios y la niña, conocen a cabalidad la razón. Así, el entristecido espíritu de la madre deberá resignarse.
También surgen las vivencias y sufrimientos de otros enfermos, doña Marta, señora algo entrada en años y desahuciada por los médicos, lo cual le produce tremendo sufrimiento y amargura, Ernesto, jovencito adolescente, que un duro suceso, lo condena a vivir el resto de su vida... en una silla de ruedas, así mismo Miguel, compañero de clases y gran amigo del anterior joven, todos sufren por la crueldad de sus padecimientos, pero llegado el momento, el amor de Dios... los impulsa a implorar por la sanidad de los demás.
Se describen, las fuertes desventuras, y también las alegrías de algunos personajes, cuyo dolor terrenal, sobrepasa los límites de la cordura, y del sufrimiento humano, infringido por terribles enfermedades o despiadados accidentes... que los empujan con fuerza, para convertirlos en seres crueles y toscos; pero en todo momento queda de manifiesto, que el amor del Padre Eterno es infinito, y que bajo su resguardo, todo problema... siempre es fácil de sobrellevar.
Lucecita, Fátima y Maricela, conocen nuevos ángeles celestiales, pero de igual manera, conocerán algunos... que caminan sobre la tierra.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento24 jul 2019
ISBN9780463160688
Visita al Paraíso II "Umbrales del Cielo"

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    Visita al Paraíso II "Umbrales del Cielo" - Andrés Magno Soriano Barrera

    Agradecimientos

    Una vez más agradeciendo… a Dios Nuestro Señor, por las bendiciones que tiene a bien regalarme cada día, y que siempre he podido palpar a mí alrededor.

    Agradezco por los días frescos, alegres y deliciosos, porque causan que mi vida desborde con dulzura, dicha y felicidad.

    Doy gracias por las muchas veces, que la suave brisa acaricia mi rostro… invitándome a volar dócilmente… sobre fantásticas alas de ensueños.

    Doy gracias por sentir como se desliza la arena, cuando descalzo recorro la playa a la orilla del mar, sobre todo, al observar esconderse a los diminutos crustáceos.

    Doy gracias, ya que puedo contemplar los cargados frutales… en época de cosecha, y sobre todo deleitar aquellos diversos sabores.

    Existen tantas gratificantes cosas… que la lista es interminable, sin embargo, también quiero agradecer, por los días desesperantes de calor, por aquellos en que encerrado y aburrido paso en casa, por la tristeza que me embarga… contemplando las tierras áridas, y los cultivos sucumbiendo por falta de lluvia, en síntesis, por lo que acongoja mi vida, ya que me permite recordar… que dentro de poquito tiempo… disfrutaré nuevamente.

    Sin ninguna mala intención, pero casi se me olvidaba… te agradezco a ti… querido lector, por degustar esta novela… que bien puedo asegurarte, impregnará en tu alma, por lo menos pequeñas gotitas de amor.

    Introducción

    En muchas ocasiones las personas, pasan mucho tiempo escuchando, lo que a su parecer son… amenos relatos, o se enfrascan arduamente en vanas conversaciones, pero la gran mayoría eluden los temas, que suelen referirse a la correcta conducta… que deberíamos poner en práctica, ante las diferentes circunstancias, también existen quienes declinan saber acerca de Dios, aunque hayan presenciado de primera mano, un legítimo milagro, otros pretenden escudarse en la conocida idea que afirma… que los caminos de Nuestro Señor son difíciles de comprender.

    Visita al Paraíso II Umbrales del Cielo, describe, como bajo diferentes circunstancias, las almas de diversas personas llegan... hasta los mismísimos límites celestiales, y tienen la oportunidad de platicar con los ángeles, incluso, algunos logran conversar con Nuestro Señor Jesucristo, así, al volver a la tierra, pueden reorientar de manera diferente... el rumbo de sus vidas.

    Gran parte de la obra, gira alrededor de la lucha que sostiene Alejandra, una madre, que pretende retener a su lado, a Guillermina su amada hijita, puesto que sufre de una cruel enfermedad terminal, hace cuánto puede por buscar la manera de curarla, Lucecita, Fátima y Maricela, se convierten en grandes amigas de la enfermita, y con el incondicional cariño que las recubre, intentan ayudarla a salir avante... frente la adversidad.

    Durante un tiempo, la mamá quiere que las amiguitas, la convenzan e induzcan, para que con todo el corazón... pida a Jesucristo la sanidad, ellas la frecuentan a diario, la chiquilla enfermita parece recuperarse notablemente, sin embargo, cuando de nuevo desmejora su salud, tan solo Dios y la niña, conocen a cabalidad la razón. Así, el entristecido espíritu de la madre deberá resignarse.

    También surgen las vivencias y sufrimientos de otros enfermos, doña Marta, señora algo entrada en años y desahuciada por los médicos, lo cual le produce tremendo sufrimiento y amargura, Ernesto, jovencito adolescente, que un duro suceso, lo condena a vivir el resto de su vida... en una silla de ruedas, así mismo Miguel, compañero de clases y gran amigo del anterior joven, todos sufren por la crueldad de sus padecimientos, pero llegado el momento, el amor de Dios... los impulsa a implorar por la sanidad de los demás.

    Son descritas, las fuertes desventuras, y también las alegrías de algunos personajes, cuyo dolor terrenal, sobrepasa los límites de la cordura, y del sufrimiento humano, infringido por terribles enfermedades o despiadados accidentes… que los empujan con fuerza, para convertirlos en seres crueles y toscos; pero en todo momento queda de manifiesto, que el amor del Padre Eterno es infinito, y que bajo su resguardo, todo problema... siempre es fácil de sobrellevar.

    Lucecita, Fátima y Maricela, conocen nuevos ángeles celestiales, pero de igual manera, conocerán algunos… que caminan sobre la tierra.

    Capítulo I - Amistades Celestiales

    Conversando por todo el trayecto, acerca del celestial evento acontecido en el parque, detallando las tan lindas caritas, que sin ningún esfuerzo podían observarse esculpidas en las nubes, y formulando la ineludible pregunta ¿Cuál habría sido la finalidad, para que Dios mostrara el singular evento? Llegando siempre a la conclusión, que deseaba regalar esperanza y alegría a muchos entristecidos corazones, así… finalmente el grupito de familias, llegan a un restaurante frente a la playa, como de costumbre, para estar cerca y compartir conversando, acomodan varias mesas y todos toman asiento, mientras aguardan a que lleven la comida, bastante animado… Gustavo les habla:

    Los invité a comer de improviso, porque considero que el asunto del que me he enterado, vale la pena compartirlo con ustedes, estoy seguro que se les alegrarán los corazones… a lo mejor hasta el alma… como sucedió conmigo, al enterarme de tal evento. Solicito a Fátima, que por favor nos relate lo sucedido, el día del accidente con las fresas, pero que se esfuerce tanto como pueda, para contárnoslo todo y no omitir detalles.

    La chiquilla se ha sentado frente a sus padres, en medio de Maricela y Lucecita, y observa las caras de papá y de mamá, parece sentirse cohibida y vacilante, surge en sus labios una leve y nerviosa sonrisa, por lo que Vicente con dulzura le dice:

    Adelante hijita no sientas pena, estamos en familia y con toda confianza puedes hablar, además lo que te pide Gustavo, es algo que todos merecemos saber.

    Si Fátima, por favor… no seas malita, queremos saber, cuéntanos por favor. Estas solícitas palabras las pronuncia Lucecita.

    Como le resulta imposible desairar, a una de sus dos mejores amiguitas, tartamudeando y un poquitín sonrojada, comienza el precioso relato, absorbiendo la plena atención de los presentes, máxime que transcurrido un minuto, olvidó cualquier sensación de vergüenza, y habla con toda seguridad, palabra tras palabra, oración tras oración, se intensifica lo emocionante, tanto de la narradora como de los oyentes.

    Empieza explicando la desobediencia de comerse aquellas fresas, a sabiendas que le producen serias alergias, detalla la angustia que veía en sus padres, y el gran esfuerzo que hacían para auxiliarla, por lo que ella llego a sentirse muy apenada y quería pedirles perdón… pero no conseguía hablar, expone que de pronto estando en el automóvil se le cerraron los ojos… puesto que había muerto.

    Prosigue puntualizando con todos los pormenores… la divina experiencia, ascender a través del túnel… mientras lloraba llamando a sus padres, ingresar al Paraíso por la puerta en forma de corazón y fabricada con lindas rosas, el momento de ser recibida por aquellas dos bonitas angelitos, la infinidad de cariñosos querubines, y al fondo la indefinible magnificencia de nuestro señor Jesucristo; como una de las preciosidades celestiales, la condujo de las manitas, al lugar de retorno a la tierra… mientras recubierta con regocijo, apreciaba a los demás moradores celestiales… despedirse.

    Declara el tremendo susto que experimentó ante la sensación de caer, hasta finalmente abrazar a mamá y a papá en el hospital, por cortos instantes, ver en la esquinita del techo lo que parecía una ventana abierta, y allí, las dos linduras angelicales, las mismas chiquillas que la recibieron al llegar al Cielo, y en ese momento felices la saludaban.

    Al terminar el relato, con respiración agitadita y alegría desbordando de su ser… guarda silencio, uno a uno recorre las facciones de quienes la escucharon, e invariablemente aprecia sincera satisfacción en ellos. Pero al percibir, que los demás intentan comenzar a realizar comentarios, apresurado interviene Gustavo:

    Por favor compañeros, por el momento permanezcamos en silencio, quiero que escuchemos algo que sin dudas los terminará de fascinar. Por lo que ahora pido a Lucecita, que nos cuente su experiencia en el Paraíso, pero solamente la parte cuando cedió su regreso a otra chiquitina.

    Lucecita, Fátima y Maricela, sonríen y no dejan de mirarse las caritas unas a otras, con seguridad advierten muy anticipadamente el desenlace, después de llevar un ratito las manitas a cubrirse la boca mientras ríe, Lucecita realiza la fascinante narración, expone que al esperar la oportunidad de regresar a la tierra, vio a la nueva angelito por medio de la traslucidez del pasadizo, notó que no cesaba de llorar desconsolada… mientras llamaba a papá y a mamá, que aún después de entrar al Cielo, no sosegaba la angustia, por lo que ella, decidió cederle su lugar para regresar a la tierra.

    Pone hincapié en el simpático lunarcito, que la recién llegada tenía a un ladito de la boca, prosigue diciéndoles como desde el mirador, acompañada de su gran amiga Angelita, la pudieron apreciar felizmente reunida con sus padres, y no se detiene, ni omite detalles, hasta terminar diciendo, que se quedó dormida en el regazo de Jesucristo, y despertó completamente sana en el hospital, donde a su lado estaba papá y a los pies de la cama… de rodillas imploraba mamá.

    Los presentes… al pie de la letra… se han quedado boquiabiertas, con ojos de tremenda admiración entrecruzan incansables miradas, mientras el trio de amiguitas, no logra disimular el gran esfuerzo, por contener las risas de felicidad, hasta que de golpe las tres se abrazan y ríen emocionadísimas, los otros infantes se desplazan de su lugar, hasta aglomerarse en torno a ellas y apretujarse mutuamente… desbordando tremendo cariño… que como afanoso manantial… brota de sus límpidos corazoncitos.

    Logrando superar los adultos el embelesado período de turbación, pese a pretender mantener la compostura, también celebran descontrolados, ríen y hasta carcajean, se abrazan entre sí, intentan comentar algo, sin encontrar apropiadas palabras, surgen muchas emociones inesperadas… sin embargo, todas se encaminan al superlativo júbilo, de recibir un nuevo testimonio, sobre la certeza de una dichosa existencia en el Paraíso, conviviendo con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

    Finalmente, en seguida de varios minutos celebrando, la llegada de los meseros con la comida, obliga a tranquilizarse poco a poco, y mientras todos se acomodan de nuevo en los asientos, Vicente se aproxima a Gustavo para decirle:

    Tenías razón… mi hermano, indudablemente hemos recibido tremenda noticia, al conocer acerca de los dos grandes milagros, que llegaron a nuestras familias, siento que me quedo corto al decir solamente esto… siento que hay más…pero no encuentro palabras…

    A lo mejor intentas decir que los caminos de Dios, muchas veces escapan a la comprensión de los hombres, y que al recapacitar un poquito, acerca de la manera peculiar de cuando nos conocimos, y la grandiosa amistad surgida entre nuestras familias, las cosas parecen muy raras, pero… ¿Quieres saber lo que pienso? ¿Quieren saber todos lo que pienso?

    Las claras muestras de fuerte expectativa, grabadas en los semblantes de los demás miembros del grupo… hablan solas, así Gustavo manifiesta:

    Yo estoy plenamente convencido, que nuestras hijitas se conocieron en el Paraíso, por lo que puntualmente afirmo que las nuestras… son amistades celestiales, y a propósito… Dios cruzo nuestros caminos, ¿Por qué? Aún lo desconozco… pero con seguridad… es para nuestro bienestar.

    Una vez más… la concurrencia, ríe, aplaude y se abrazan mutuamente colmados de júbilo, y después de dar gracias a Dios por los alimentos… comen… pero todavía reflexionan sobre los dos grandes milagros testimoniados.

    Mientras almuerzan, Fátima le pregunta a Lucecita:

    Tú explicaste que la otra serafincito, la que se paró frente a mí dándome la bienvenida, estuvo casi siempre contigo, que fue con quien más compartiste y que te enseñó muchas cosas acerca del Cielo, ¿Te recuerdas su nombre?

    Si lo recuerdo, se llama Angelita, y de verdad casi siempre estuvo a mi lado, es que yo me confundía mucho, creía que en el Cielo, las cosas sucedían igual que en la tierra, por lo que a cada rato vacilaba sobre lo que debía hacer, y ella procuraba ayudarme, creo que me tuvo mucha paciencia; pero cuando no sabía que decirme, Jesusito siempre estaba allí, y Nuestro Señor lo sabe todo.

    Ambas chiquitinas se miran por un ratito directo a los ojos, y despacito empiezan a surgir leves risitas, Maricela se les une, y al momentito, completa la chiquillada celebra a carcajadas, Leticia les pide guardar silencio, desea consultar algo a la primita:

    Lucecita, ¿Qué cosas son diferentes en el Cielo? Mejor dicho, ¿Menciónanos algo en lo que estabas confundida y Angelita te lo explicó?

    Bueno, casi todo es diferente en el Cielo, pero algunas cosas se pueden entender bien, otras cuesta bastante entenderlas, yo sentía muchos temores, creía que podía golpearme, además no deseaba ser malcriada o desobediente, hasta que Jesusito me explicó que allí, solamente existe y reina… el infinito y puro amor de Dios, por eso no es posible hacer ningún tipo de maldad.

    Por favor Lucecita, cuéntanos algo que te hizo sentir muchísimo miedo, pero dinos también la razón del miedo. Insistentes palabras de labios de Gustavito.

    Como les dije, en el Paraíso no existe ningún motivo para sentir algún temor; pero en una ocasión comencé a oír unas canciones, parecían diferentes a las que había escuchado antes, Angelita me explicó que eran las alabanzas que llegaban hasta el Cielo, y venían desde las iglesias de la tierra, me llevó hasta un mirador muy bonito, desde donde se miraban millones de personas alabando a Dios, yo sentí gran miedo de caerme, y no me quería acercar al barandal, Angelita me explicó, que no era posible caerse desde allí, que recordara que estábamos en el Paraíso, en aquel momento deje de sentir miedo.

    Como es de esperar, niños y adultos jubilosos se gozan con la preciosa aclaración, recién enunciada por la chiquilla; sin embargo, a Josefina le parece apropiado, dirigirse con algunos pensamientos al resto de los niños, les recuerda las palabras… a las que hiciera alusión la jovencita en el balneario, Dejad a los niños venir a mí, y no se los impidáis, porque de los tales es el reino de los cielos; luego prosigue diciéndoles que en otras palabras, toditos los niños son angelitos, y que Nuestro Padre celestial los ha mandado a la tierra, para servir como ejemplo a los adultos, respecto al amor puro que debemos profesarnos, y así, ser inmensamente felices.

    Luego continúa comentando, que aunque Fátima y Lucecita hayan visitado el Paraíso, no les resta importancia a los demás, puesto que Jesucristo nos ama a todos por igual, que incluso Maricela al haber soñado con Nuestro Señor, eso, no fue un sueño, en efecto, Jesucristo la abrazó, la besó y le habló, lo único

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