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Visita al Paraíso "Lucecita" ¿Acaso estoy muerta?
Visita al Paraíso "Lucecita" ¿Acaso estoy muerta?
Visita al Paraíso "Lucecita" ¿Acaso estoy muerta?
Libro electrónico217 páginas2 horas

Visita al Paraíso "Lucecita" ¿Acaso estoy muerta?

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Visita al Paraíso “Lucecita”, es el relato de una feliz chiquitina, que se deleita dentro de una preciosa y alegre familia, pero víctima de un terrible accidente entra en coma, su maltratado cuerpecito tan solo ostenta... mínimas esperanzas de sobrevivir, llegando su limpia e infantil alma hasta el Cielo, después de ser recibida, y conocer la esencia del amor con Nuestro Señor Jesucristo, disfruta conformar los eternos coros celestiales, y compartir lindísimos eventos, con infinidad de graciosos angelitos.
Ya que antes del accidente, su amiguita Maricela, le relató cómo había soñado con Jesús, y con la abuelita recién fallecida, Lucecita entiende, que después de haber suplicado tanto en sus oraciones, poder ver y platicar con Nuestro Señor... mientras dormía, ahora está viviendo dentro de ese lindo sueño, y está segura que en algún momento despertará, al enterarse, que al presente existe en una nueva realidad... pese a estar en el Paraíso... rodeada por infinito amor, sufre mucho por la ausencia de su amada familia terrenal.
Pasado un corto tiempo, disfrutando en la indescriptible comarca celestial, Jesucristo le permite despertar en la tierra, donde a los médicos les parece imposible tal suceso, mas no consideran un milagro la espontanea sanación, y bajo la teoría... que la niña se auto curó, pretenden descubrir como activar el mecanismo utilizado, así realizan un estudio científico, que les muestra resultados en realidad... sorprendentes y contrarios a lo que suponían, puesto que aquella almita limpia y pura, logra recordar los interminables y dichosos momentos... convividos en el Paraíso.
La vida de Lucecita, continúa al lado de familiares y amigos, disfruta siempre la dicha de ser una inocente niña, pero existen bienaventuradas remembranzas, que la impulsan a proceder de manera diferente... a como siempre había sido, tales actos, impactan las vidas de quienes la rodean, produciendo en ocasiones, dudas y temores entre los adultos, pero llenando de profunda felicidad... los sencillos corazones... tanto de los hermanitos... como de antiguos y nuevos amiguitos.
Tiempo después, al enterarse el papá de quién fue el imprudente conductor, que casi asesinó a su hijita, al recordar los muy amargos momentos, cuando sostuvo en brazos, el cuerpo casi inerte de la amada chiquitina, y llegó a creer que la muerte se la arrebataría, cegado por el enorme rencor y el odio... busca venganza, y es solamente el infinito amor de Dios, el que impide que cometa una tremenda e irremediable equivocación.
Visita al Paraíso “Lucecita”, pone de manifiesto la pureza del amor entre niños, que debe servir como ejemplo a los adultos, y pretende mediante el desarrollo de sus imprevistos relatos, hacernos entender, que aunque la muerte escapa a nuestro intelecto, no es precisamente el final, más bien es el inicio de una lindísima vida... ante la presencia de Dios.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento17 jul 2019
ISBN9780463317228
Visita al Paraíso "Lucecita" ¿Acaso estoy muerta?

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    Visita al Paraíso "Lucecita" ¿Acaso estoy muerta? - Andrés Magno Soriano Barrera

    Agradecimientos

    Primordialmente… de todo corazón deseo agradecer a Dios Nuestro Señor, por haberme puesto en este mundo y dentro de un precioso hogar, ya que desde muy pequeño fui inculcado, dentro de buenos valores cristianos; mamá y papá… les agradezco, haberme guiado siempre por senderos de honestidad, que me han servido… para no apartarme demasiado… del rumbo que agrada a nuestro Señor Jesús, agradezco a mi amada esposa… que siempre ha estado a mi lado… en las buenas y en las dificultades, y a mis queridos retoños… que han colmado mi vida de incontables alegrías, todos ellos aportaron en mi inspiración… para poder escribir ésta novela, que a mi parecer… refleja grandes muestras de amor, y así mismo el lector… podrá comprobarlo.

    Introducción

    En el devenir de nuestra existencia, ocurren hechos por completo inauditos, que escapan fuera a la comprensión, ya que contradicen las leyes naturales, pese a que generalmente la ciencia se niega a aceptarlos, y afirma que deben existir explicaciones lógicas, muchos creemos en eventos sobrenaturales, y al ser encaminados al bien, cuando producen cambios positivos en nuestra vida, las personas de fe… les llamamos milagros.

    Podemos encontrar indiscutibles muestras de amor… pero en numerosas ocasiones, después de recibir un legítimo milagro, después de que la ciencia lucha por opacarlo y no lo consigue, pronto lo hundimos en el olvido, dejamos de lado el amor a Dios y a nuestros semejantes, procediendo de manera desagradecida.

    Visita al Paraíso Lucecita, es el relato de una feliz chiquitina, que se deleita dentro de una preciosa y alegre familia, pero víctima de un terrible accidente entra en coma, su maltratado cuerpecito tan solo ostenta... mínimas esperanzas de sobrevivir, llegando su limpia e infantil alma hasta el Cielo, después de ser recibida, y conocer la esencia del amor con Nuestro Señor Jesucristo, disfruta conformar los eternos coros celestiales, y compartir lindísimos eventos, con infinidad de graciosos angelitos.

    Ya que antes del accidente, su amiguita Maricela, le relató cómo había soñado con Jesús, y con la abuelita recién fallecida, Lucecita entiende, que después de haber suplicado tanto en sus oraciones, poder ver y platicar con Nuestro Señor... mientras dormía, ahora está viviendo dentro de ese lindo sueño, y está segura que en algún momento despertará, al enterarse, que al presente existe en una nueva realidad… pese a estar en el Paraíso... rodeada por infinito amor, sufre mucho por la ausencia de su amada familia terrenal.

    Pasado un corto tiempo, disfrutando en la indescriptible comarca celestial, Jesucristo le permite despertar en la tierra, donde a los médicos les parece imposible tal suceso, mas no consideran un milagro la espontanea sanación, y bajo la teoría... que la niña se auto curó, pretenden descubrir como activar el mecanismo utilizado, así realizan un estudio científico, que les muestra resultados en realidad… sorprendentes y contrarios a lo que suponían, puesto que aquella almita limpia y pura, logra recordar los interminables y dichosos momentos... convividos en el Paraíso.

    La vida de Lucecita, continúa al lado de familiares y amigos, disfruta siempre la dicha de ser una inocente niña, pero existen bienaventuradas remembranzas, que la impulsan a proceder de manera diferente... a como siempre había sido, tales actos, impactan las vidas de quienes la rodean, produciendo en ocasiones, dudas y temores entre los adultos, pero llenando de profunda felicidad... los sencillos corazones... tanto de los hermanitos... como de antiguos y nuevos amiguitos.

    Tiempo después, al enterarse el papá de quién fue el imprudente conductor, que casi asesinó a su hijita, al recordar los muy amargos momentos, cuando sostuvo en brazos, el cuerpo casi inerte de la amada chiquitina, y llegó a creer que la muerte se la arrebataría, cegado por el enorme rencor y el odio… busca venganza, y es solamente el infinito amor de Dios, el que impide que cometa una tremenda e irremediable equivocación.

    Visita al Paraíso Lucecita, pone de manifiesto la pureza del amor entre niños, que debe servir como ejemplo a los adultos, y pretende mediante el desarrollo de sus imprevistos relatos, hacernos entender, que aunque la muerte escapa a nuestro intelecto, no es precisamente el final, más bien es el inicio de una lindísima vida… ante la presencia de Dios.

    Capítulo I - La Preciosa Familia

    Una y otra vez, verdaderamente incansable, el fresco viento silba, correteando entre las arboledas, siempre arremedando a un chiquillo travieso y juguetón, gusta de levantar polvo y remolinear hojarasca seca; en el sombrío manto nocturnal, reina la luna con esplendoroso plenilunio, escoltada por infinitas legiones de tintineantes estrellas.

    Reunidos a la mesa, los miembros de esta preciosa familia, se disponen a disfrutar de la muy sabrosa cena; similar a la inmensa mayoría de personas, poseen placenteras costumbres y tradiciones, heredadas de sus padres y de los abuelos, las cuales disfrutan llevar a la práctica; por ejemplo los domingos, todos los miembros de la familia, mantienen el hábito de comer juntos, y compartir cualquier tipo de comentarios, acerca de la semana recién pasada, igualmente, no son fanáticos religiosos, pero en sus corazones, reina la fe en un ser supremo, ¡Dios!, por eso… antes que cualquier otra cosa, consiguen escucharse las fervorosas voces, dando gracias al altísimo por los sabrosos alimentos, que nunca faltan en la mesa.

    Con facilidad logra apreciarse, que en ésta particular noche, reina gran inquietud en el ambiente hogareño, para chiquillas y chiquillos es el último día de vacaciones de fin de año, y como consecuencia, distan tan solo cortas horas, para dar inicio a un nuevo período de estudios, que semejante a cualquier cambio que sobrevenga, implica proceder a realizar las vicisitudes cotidianas, de forma muy diferente, a como se han venido haciendo en el lapso de las últimas semanas.

    Empiezan las forzosas madrugadas, hay que dejar listos desde la noche anterior, los uniformes limpios y planchados, zapatos lustrados y relucientes, calcetines, pañuelos, libros, cuadernos y lápices en respectivas mochilas o bolsones; resulta imprescindible reorganizarse, disminuyendo los largos períodos de juegos y pasatiempos, para otorgar la indispensable prioridad, a los trabajos ex aula y a repasar las clases diarias.

    Sin embargo, jamás deberán olvidarse, que aunque caminen de lleno en la época escolar, siempre procurarán sano esparcimiento, al menos visitando el parque o saliendo a diferentes paseos.

    La acogedora vivienda, además de estar inundada de preciosa calidez, resulta bastante amplia; en parte es el principal motivo, para que esté habitada, por dos cordiales parejas de esposos, con los respectivos hijos.

    En un extremo de la mesa se ubica Gustavo, es el padre de dos varoncitos y una hembrita, debido a que es una cena fuera de lo común, los familiares coinciden en que él, dirija la oración:

    Santísimo Padre y Dios nuestro, te damos gracias por estos sabrosos alimentos, benditos por tus divinas manos; al mismo tiempo te pido, que tanto mis hijos como mis sobrinos, empiecen con pie derecho el año escolar, y que tu venerable manto nos envuelva… resguardándonos siempre… Amén.

    Amén. Responden todos.

    A la izquierda de la mesa… junto a él, se acomoda Lorena… la amadísima esposa; para ambos la familia representa prioridad, se marchan temprano junto a los cinco chiquillos, y regresan de trabajar un poquitín tarde, solo ante una especial urgencia, llegan después de entrada la noche.

    Inmediato a mamá los tres hijos; primero Lucecita la menor, tiene nueve años y cursa el tercer grado; es muy apegada y cariñosa con papá, máxime que comparten color de ojos, que de acuerdo a las amistades, recuerdan el fresco verdor de los trigales, mas la carita, bosqueja la simpática fisonomía de mamá, sigue Gustavito de once años, y al final Jorgito que estudia el séptimo grado; las facciones de los masculinos… pero aún infantiles rostros, sin lugar a dudas, testifican las del papá, inclusive el tipo de cabello negro y rebelde; esos detallitos permiten que aquel hombre, sea muy afortunado; también mamá, se recubre de orgullo de los tres retoñitos… presume sobrada alegría.

    En el otro extremo de la mesa se sitúa Teodoro, ya que se dedica al transporte de carga, a veces se ausenta varios días, mas siempre al regresar, sin ninguna excepción… deja escapar al niño interior, junto a hijos y sobrinos… arman enorme algarabía jugando de cualquier cosa; es el padre de Leticia, preciosa jovencita de trece años, y un chiquillo que recién cumplió los once, a su lado se ubica la hermosa Josefina, esposa de Teodoro; ella permanece como ama de casa, no está demás resaltar que disfruta la cocina, por lo que la comida siempre queda exquisita; sin faltar un solo día, ayuda por igual a los niños en las tareas colegiales, pareciera que en lugar dos… ostentara cinco amados hijos.

    Lorena y Josefina son hermanas, escuchando los sabios consejos de los propios padres, desde chiquillas fueron muy unidas, apoyándose siempre ante cualquier situación; a Gustavo y Teodoro no los unen lazos de sangre, pero si la más sincera y magnifica amistad, son las principales razones por las que en ese hogar, se comparte y se disfruta a plenitud… sobrada alegría, incluso… tanto chicas como chicos, en algún tiempito confundieron los conceptos de mamá y tía, o papá y tío, puesto que difícilmente logran distinguir, alguna significativa diferencia en la forma como los tratan, y se preocupan por su bienestar, los cinco niños creen tener dos padres y dos madres.

    Al siguiente día, en el centro de estudios, las horas transcurren a máxima velocidad; educadoras y profesores dan la bienvenida al alumnado; explican las generalidades de cada materia, e incluso les platican acerca de los juegos intramuros, punto que llena de muchísimo entusiasmo a los estudiantes.

    Lucecita y Maricela, han sido compañeritas desde kindergarten, se conocen muy bien, y comparten bonitas ideas, para maestros y alumnos, es bien conocido que ambas son realmente muy alegres, inseparables compinches de juegos durante los recreos, y en el aula se sientan a la par; ¡Hay algo que resulta bastante difícil de creer! Pero incluso, disfrutan en grande trabajar con números… durante la clase de matemáticas, también intercambian los refrigerios y golosinas.

    Los padres de ambas han conversado algunas veces, cuando la institución convoca a las reuniones que se realizan cada mes.

    Cabe decir que la lozana señorita Consuelo, ha sido la maestra de estas dos niñas, desde el año anterior; como persona resulta inmensamente amable, como educadora se esfuerza muchísimo, para que los chiquillos aprendan; estas sobradas razones, hacen que sea muy estimada entre estudiantes y padres de familia.

    En vísperas del miércoles, pareciera como que el tiempo cobrara alas, pasa una jornada… como persiguiendo a la otra, hasta concluir la primera semana de clases. Llegada la noche del viernes y antes de la hora de acostarse, la familia se reúne en la sala, Gustavo precisa contarles un cuento, ha sido costumbre desde que tienen memoria, con emotivas voces procede diciendo:

    Muchísimos años atrás, en un lejano bosque, había un pequeño caserío, las siete pintorescas cabañas de madera que lo conformaban, estaban habitadas por personas enormemente pacíficas, y gustosas de trabajar, cuya forma de subsistencia se basaba en cultivar la tierra y criar animalitos de granja; cortaban y recolectaban leña para el fuego, tenían un profundo pozo comunitario, del que sacaban el agua para beber y cocinar, puesto que para bañarse y lavar la ropa, caminaban a un cercano río.

    Cierto día uno de los habitantes, tuvo necesidad de viajar hasta otro poblado más grande, ya que su esposa había tenido un bebé, y necesitaba comprarle ropita, al regresar, encontró un cachorrito de lobo, al parecer se había alejado de la madriguera; el hambre y el frío del bosque estaban por matarlo, comprendiendo que el tierno lobo, estaba tan indefenso como su propio bebé, decidió llevárselo a su casa y alimentarlo.

    Fue así, como pasadas varias semanas, el animalito se había fortalecido, aunque tanto el benefactor como su esposa, le habían tomado aprecio, decidieron que era tiempo de regresarlo, con los de su propia especie; el leñador, debía localizar a los lobos adultos y a prudencial distancia liberar al cachorrito; y casi así sucedió, pero intentando verificar que no se volviera a extraviar, permaneció demasiado cerca; al aproximarse al lobito, los fieros animales lo olfatearon, y sintiéndole el aroma a ser humano, creyeron que éste lo había robado por pura maldad.

    De inmediato buscaron… hasta localizar a la buena persona, y arremetieron en su contra, él intento escapar, pero lo rodearon, mostrándole los colmillos en señal de profunda rabia, y gruñendo amenazantes.

    Transcurrieron en esa forma algunos segundos, y poco a poco se acercaban más y más, cuando el humano apreció la fatal mirada en los ojos de sus agresores, estuvo seguro, que llegaba el final de su vida; sin embargo, sucedió lo inesperado, el cachorrito a gran prisa… se interpuso entre hombre y lobos, mirando directamente a sus mayores, aullaba y gruñía alterado, por fin, logró convencerlos de la gran equivocación, y cargando consigo al pequeñín, la manada se marchó a lo profundo del bosque.

    Casi muerto por el terrible susto, y todavía sintiendo las piernas temblorosas, el labrador regreso al caserío; para no alarmar a la familia y a los vecinos, optó por guardar silencio de aquel tremendo suceso.

    Pasaron unos cuatro años, una fuerte y feroz manada de lobos, comenzó a merodear los alrededores de la pequeña aldea, comiéndose a gallinas, patos y cabras; los habitantes sentían gran temor; debemos recordar que eran gente pacífica y no de armas; al parecer, al terminarse los animalitos… la fiera manada podría atacar a las personas.

    Ante el inminente peligro, la mayoría pensó en marcharse del lugar, y en la fría mañana llena de espesa neblina, cuando todos los aldeanos, reunidos en el centro del grupito de cabañas, comenzaron a caminar buscando otro poblado, de repente estaban rodeados, por más de veinte hambrientos y agresivos animales, parecían dispuestos a comerse a las personas, quienes también estaban decididos a intentar defenderse, empuñando los utensilios que usaban para cultivar la tierra.

    Aquel hombre que rescató al lobezno, y que ahora marchaba al lado de su esposa, y cargando a su niño, se quedó completamente paralizado, al ver un fiero y corpulento lobo, que babeante se le acercaba, sin lugar a la mínima duda… esa fiera era el líder, puesto que los demás aguardaban la orden para atacar.

    De pronto cruzaron miradas el hombre y la mortífera bestia, el aspecto amenazante del animal empezó a cambiar, agachando las orejas, encorvando el cuerpo y metiendo la cola entre las patas; con humilde actitud se aproximó despacito, y gimiendo… lamió el calzado del humano, luego alzando

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