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El informe Brusiloff
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Libro electrónico375 páginas5 horas

El informe Brusiloff

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Los archivos deparan con frecuencia sorpresas estimulantes. El Archivo Histórico del Nacionalismo Vasco conserva entre sus fondos un mecanoescrito titulado Los republicanos en el Norte de España, en el que se realiza un análisis de lo sucedido en el Frente Norte (Asturias, Santander y Vizcaya) entre julio de 1936 y octubre de 1937. Su autor, Constant Alexis Brusiloff Nigehorodzeff, fue uno de los intérpretes de los asesores soviéticos que actuaron en esa zona durante la Guerra Civil. La obra dedica precisamente uno de sus apartados a detallar la importancia de la ayuda soviética al bando republicano en la costa cantábrica y a mostrar la actuación política, militar e incluso moral de los asesores. Simplemente por ese hecho merecía toda mi atención.

El escrito se divide en dos partes: la primera trata los asuntos militares y la segunda, la retaguardia. Hay que subrayar, en ambos apartados, la riqueza y la amplitud del campo de miras de Constant Brusiloff. Ninguno de los aspectos relacionados con la guerra está ausente. Los combates, el ejército, la marina, la aviación, la industria de guerra, la presencia de los comisarios políticos y de voluntarios extranjeros o la importancia de las fortificaciones son analizados de forma desapasionada. La segunda parte, la retaguardia, estudia los aspectos políticos (formas y acción de gobierno, partidos y sindicatos, la cuestión religiosa), la vida cotidiana (abastecimiento, bloqueo y finanzas), el régimen penal, el espionaje, la actitud ante los bombardeos o la sucesiva evacuación de las provincias norteñas. La mirada que ofrece sobre los 15 meses que duró el conflicto bélico en la zona republican desmitifica el conflicto bélico, subrayando todas las carencias que se vivieron durante ese lapso de tiempo.

Animado a publicar tan importante testimonio y análisis, la suerte, y Google, me permitió localizar a Carmen Brusiloff, la hija de Constant y gracias a su ayuda pude reconstruir buena parte del itinerario vital de su padre. El autor del texto tuvo una vida azarosa que se extendió desde la Revolución Rusa hasta su muerte en Venezuela en 1977, pasando por un primer exilio en Turquía y América, una breve etapa en España entre 1933 y 1937 y una nueva estancia en América, en el que no faltaron persecución, cárcel y muchas penurias. Brusiloff, si este era su verdadero apellido, trató en todo momento de vivir como un caballero ruso, en un mundo que se desmoronó y transformó a su paso.
IdiomaEspañol
EditorialAlberdania
Fecha de lanzamiento1 ene 2009
ISBN9788498681468
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    El informe Brusiloff - Mikel Aizpuru

    El informe Brusiloff

    EL INFORME BRUSILOFF


    © 2009, Mikel Aizpuru

    © De la presente edición: 2009, ALBERDANIA, S.L.

    Plaza Istillaga, 2, bajo C. 20304 IRUN

    Tel.: 943 63 28 14

    Fax: 943 63 80 55

    alberdania@alberdania.net

    © Diseño de la colección: Antton Olariaga

    Digitalizado por Comunicación Interactiva Adimedia, S.L.

    www.adimedia.net

    ISBN edición impresa: 978-84-9868-056-0

    ISBN edición digital: 978-84-9868-146-8

    ISBN edición digital Mobipocket: 978-84-9868-145-1

    Depósito legal: SS. 738/09

    EL INFORME BRUSILOFF. La Guerra Civil de 1936 en el Frente Norte vista por un traductor ruso. ALBERDANIA-astiro. ensayo. Colección ALGA

    Introducción

    Naturalmente, un manuscrito

    El día 10 de junio de 1938, el padre capuchino Miguel de Alzo, uno de los responsables de organizar en Francia el exilio vasco, envió una carta al lehendakari José Antonio Aguirre, indicándole que había entrado en contacto con un refugiado ruso, Constant Alexis Brusiloff y con su esposa, María Ugarte[1]. Brusiloff, ex intérprete de la Delegación Soviética del Norte, había redactado unos apuntes históricos en los que analizaba aspectos sociales, políticos, religiosos y militares de la Guerra Civil española en el Frente Norte, basándose en documentos que habían pasado por sus manos durante la conflagración. El autor de los apuntes, supuestamente ganado para la causa vasca por la actitud mantenida durante el conflicto por los nacionalistas vascos, ofrecía el original al Gobierno Vasco para publicarlo o para conservarlo como documento histórico para la historia del mañana. Ante la importancia que a juicio de Alzo podía tener el mecanoescrito, aún no lo había leído, además de incluir en la carta el índice, subrayó el carácter católico del matrimonio y el interés de Brusiloff en mantenerse neutral, a pesar de haber recibido ofertas halagadoras de ambos contendientes.

    Una semana más tarde, el lehendakari Aguirre informaba a Alzo de que estaban dispuestos a considerar el asunto y que la asignación económica dependería del interés del texto y de la concordancia del mismo con documentos ciertos o cuyas copias existen. El original llegó a París, a manos de Antonio de Irala, secretario general de la presidencia del Gobierno Vasco, la segunda semana de julio con una carta de Brusiloff, donde indicaba que la opción de compra para el Gobierno Vasco duraría veinte días y solicitaba secreto y honradez en el uso del escrito. La carta que Irala envió a Alzo el 11 de julio en la que hacía acuse de la llegada del documento indicaba que la primera impresión no era buena y solicitaba la opinión del religioso. El padre Alzo se reunió en varias ocasiones con el exiliado ruso, quien le manifestó su actitud favorable a rectificar o modificar o añadir lo que haga falta en su obra, dada su ignorancia de las apreciaciones culturales, sociales y políticas vascas. Brusiloff, que afirmaba contar con dos ofertas editoriales, de la Argentina y de Inglaterra respectivamente, consideraba, con todo, que su labor había sido la redacción de una monografía histórica objetiva, apoyada en su experiencia como oficial en la Primera Guerra Mundial. Brusiloff aprovechó la ocasión para contarle al capuchino el modus operandi de los asesores soviéticos en Bilbao que, según su versión, se dedicaban a la caza de documentos en las consejerías del Gobierno utilizando para ello desde al propio consejero comunista, Juan Astigarrabia, hasta militantes comunistas, y algún socialista, que trabajaban en el Gobierno Vasco o se infiltraron en las propias filas del nacionalismo. Los documentos e informes así conseguidos se llevaban a la Embajada soviética de Bilbao, donde se traducían, se realizaban informes personalizados de los líderes vascos y se enviaban a la URSS.

    A pesar del plazo fijado por Brusiloff, la respuesta del Gobierno Vasco se demoró y ante la insistencia de aquél, el 29 de julio, Irala reiteró a Alzo la primera impresión que le había causado el manuscrito:

    Por lo que se refiere al Gobierno de Euzkadi trata de ciertos temas con mucha ligereza y falta de documentación y por lo tanto de objetividad. Algunas cosas son totalmente inexactas y todo ello hace que quede algo desagradable para nosotros, quitándole a nuestro juicio todo interés a la obra. Por ello, según me indica el Sr. Presidente, podríamos hacer lo siguiente:

    En primer lugar, comunicar a Alexis nuestra impresión y proponerle que nosotros haríamos en el trabajo las reformas que nos parezcan oportunas sobre los puntos que deja al aire, rectificando otros que son inexactos, se los enseñaríamos a él para conocer su juicio y lo estudiaríamos para su publicación.

    Nosotros, a quienes han preparado libros para nuestras publicaciones, les hemos entregado cinco mil francos.

    Aun cuando ha pasado el plazo que él señala para la revisión del libro no se lo envío hasta ver en qué quedamos, usted me dirá.

    La respuesta de Brusiloff tardó unos días y llegó el 9 de agosto de nuevo a través del padre Alzo, cómodo en su papel de intermediario. Brusiloff reiteró su ofrecimiento de inicios de julio, aceptó que el Gobierno Vasco hiciese las rectificaciones y observaciones oportunas, siempre que él se reservase el derecho a examinar las correcciones y a aceptarlas o rechazarlas. La cantidad ofrecida por el Gobierno Vasco, sin embargo, le parecía insuficiente dado su prestigio como escritor y traductor y por el hecho de ser hijo del general Brusiloff (este dato, como veremos más adelante, no está confirmado). Contaba, además, con varias ofertas que incluirían un pago de 10.000 francos, más los derechos de las traducciones. Pese a ello, estaba dispuesto a ceder su obra a las autoridades vascas si aumentaban la cantidad hasta los 10.000 francos. El padre Alzo se permitía añadir un comentario a estas condiciones: Y dicho en toda confianza, el pobre está necesitado. El religioso pedía, por último, una respuesta definitiva cuanto antes.

    La marcha de Antonio de Irala a Estados Unidos para tareas de organización y propaganda retrasó la decisión gubernamental. El nuevo responsable, el baracaldés Pedro de Basaldua, informó a Alzo el 31 de agosto de que se mantenía la primera oferta con carácter definitivo.

    Tengo muy en cuenta las consideraciones que hace el autor a través de una de sus últimas cartas, pero no he de ocultarle que en general, el libro carece de objetividad y de exactitud, incluso en hechos que no ofrecen duda alguna. Son tantos los errores y de tal magnitud, por lo que se refiere al enjuiciamiento de la actuación política del Gobierno Vasco en relación a la Embajada rusa, que al poder ser rebatidos con facilidad, hace que pierdan valor todas las demás afirmaciones. Se precisaría una modificación casi absoluta.

    No quiere decir esto que no ofrezca un relativo interés la obra, aun cuando no la juzguemos de oportunidad por el momento. Y porque no la juzgamos así, mantenemos la oferta con el fin de hacer uso de ella cuando así lo creamos oportuno.

    En esta situación y argumentando la atención que le había proporcionado el Gobierno Vasco en diversos asuntos, su simpatía hacia la causa vasca y sus necesidades económicas, Brusiloff finalmente aceptó la oferta de 5.000 francos del Gobierno Vasco. Se trataba de una cantidad respetable si tenemos en cuenta que cada refugiado vasco recibía al mes unos 150 francos, una cifra insuficiente para vivir con dignidad, pero que, complementada con otras ayudas, permitía salir adelante a los exiliados. Los propios funcionarios del Gobierno Vasco recibían en torno a los 1.500 francos mensuales. El pago se realizó en dos plazos: en septiembre y en noviembre de 1938.

    Aunque Constant Brusiloff indicaba en la carta de aceptación que esperaba recibir pronto del Gobierno de Euzkadi las observaciones y el material necesario para realizar las modificaciones señaladas, no parece que dicha circunstancia se produjese. La correspondencia del Gobierno con el padre Alzo no volvió a hacer referencia ni al texto ni a su autor. Todo parece indicar que el original enviado el mes de julio de 1938 fue archivado y durmió el sueño de los justos hasta que fue catalogado en el Archivo del Nacionalismo y despertó mi interés el 31 de enero de 2006.

    La lectura apresurada y emocionada del escrito, Los republicanos en el Norte de España, me permitió apreciar la importancia del mismo desde el primer momento. Por una parte era el testimonio directo de uno de los intérpretes de los asesores soviéticos que actuaron en el Frente Norte durante la Guerra Civil. Eran unos personajes prácticamente desconocidos, de los que apenas conocíamos los nombres de sus máximos responsables: el cónsul Tumánov y los generales Janson y Gorev. La obra de Brusiloff dedica precisamente uno de sus apartados a detallar la importancia de la ayuda soviética al bando republicano en la costa cantábrica y a mostrar la actuación política, militar e incluso moral de los asesores. Simplemente por ese hecho merecía toda mi atención. Por otra parte, el relato que el autor realizaba de lo sucedido en el Frente Norte entre julio de 1936 y octubre de 1937 superaba el tono testimonial que muchos protagonistas de aquellos hechos utilizaban a la hora de escribir sus memorias. La visión del analista ruso se extendía a muchos campos que incluso los historiadores actuales apenas conocemos, ya que se encargaba de traducir gran parte de la información que llegaba al Consulado soviético en Bilbao. La propia experiencia militar y vital del intérprete lo ayudó en su tarea. Aunque en algunos apartados son apreciables los prejuicios del autor o el sesgo de la documentación proporcionada por los diferentes órganos y agentes del Partido Comunista, sorprende, todavía hoy, la capacidad del texto, noventa y dos páginas mecanografiadas, para ofrecer una imagen fría y objetiva de la guerra de 1936.

    La mirada que ofrece sobre los quince meses que duró la contienda en la zona cantábrica desmitifica el conflicto bélico, subrayando todas las carencias que se vivieron durante ese lapso de tiempo. Es sumamente crítica, por otra parte, con la actuación de los republicanos, incluido el Gobierno Vasco. Veremos así repetidas muchas de las críticas realizadas por comunistas y asesores soviéticos sobre la falta de preparación para la guerra de las nuevas autoridades. Según Brusiloff, era el Norte republicano un todo sin conexión y sin unidad, donde no hubo ni una sola mano fuerte, ni un caudillo audaz, ni un organizador extraordinario; la falta de disciplina caracterizó la actuación de soldados y de oficiales, incapaces de resistir los contraataques enemigos; la despreocupación hasta el inicio de la ofensiva de 1937 era la tónica general; la industria de guerra no se coordinó entre sí, la intendencia no funcionó adecuadamente, etcétera.

    El escrito se divide en dos partes: la primera trata los asuntos militares y la segunda, la retaguardia. Hay que subrayar, en ambos apartados, la riqueza y la amplitud del campo de miras de Constant Brusiloff. Ninguno de los aspectos relacionados con la guerra está ausente. La primera parte, que es algo más breve que la segunda, combina la evolución cronológica de los acontecimientos y las operaciones bélicas con el análisis de la estructura militar que adoptaron los republicanos durante los quince meses que resistieron los ataques del ejército golpista. El Ejército, la Marina, la Aviación, la industria de guerra, la presencia de los comisarios políticos y de voluntarios extranjeros o la importancia de las fortificaciones son analizados de forma desapasionada. La segunda parte, la retaguardia, es todavía más interesante, ya que estudia los aspectos políticos (formas y acción de gobierno, partidos y sindicatos, la cuestión religiosa), la vida cotidiana (abastecimiento, bloqueo y finanzas), el régimen penal, el espionaje, la actitud ante los bombardeos o la sucesiva evacuación de las provincias norteñas. El último capítulo se dedica a la representación soviética en dicha zona.

    No es de extrañar, por lo tanto, que la edición del mecanoescrito se convirtiese a partir de ese mismo momento en uno de mis objetivos primordiales. Para ello tenía que encontrar respuesta a dos preguntas fundamentales: ¿Por qué no lo había publicado el Gobierno Vasco tras pagar aquella crecida suma? ¿Quién había sido Constant Brusiloff?


    GE 9-9

    Muchos de los lectores recordarán probablemente las escenas finales de la primera entrega de Indiana Jones. En esta película, de 1981, el arqueólogo protagonista discutía con los burócratas del Gobierno norteamericano, pues éstos no querían dejarle analizar el Arca de la Alianza; después de esa escena, cuando Jones sale molesto de la reunión para encontrarse con Marion Ravenwood, se aprecia a un hombre transportando en un carrito una caja donde previamente se había introducido el Arca y que llevaba pintada en su costado la siguiente inscripción: Top secret. Army Intel. 9906753. ¡Do not open!, la conducía a un gran almacén lleno de receptáculos semejantes[2]. El mensaje resultante y la creencia popular es que los archivos gubernamentales o similares conservan grandes secretos que conviene ocultar al público.

    Mi primera tentación tras leer el mecanoescrito de Brusiloff fue pensar que el Gobierno Vasco había comprado el texto con la única intención de que no circulase, dado el carácter crítico del escrito con su actuación durante la Guerra Civil. Ahora bien, el principal interlocutor del exiliado ruso, Antonio de Irala, tenía entre sus responsabilidades en la Secretaría General de la Presidencia, además de los Servicios de Información y las Relaciones Exteriores del ejecutivo vasco, la sección de Propaganda, lo que incluía los gabinetes de prensa, fotografía, impresos y cinematografía. De hecho, los libramientos de los pagos a Brusiloff especificaban que la partida correspondía al apartado de propaganda impresa y se abonaba en concepto de traducción[3]. Por dicha razón, es plausible suponer que, sin descartar la razón primera (el ocultamiento), el otro objetivo de la compra fuera contar con elementos que pudiesen ser utilizados para redactar material propagandístico o informativo sobre el conflicto bélico. El propio Brusiloff era consciente de esa posibilidad al aceptar que el original de la obra se conservase en los archivos de la Presidencia de Euzkadi y que se realizasen las modificaciones necesarias para publicar bien una obra completa o varios folletos.

    El lehendakari Aguirre impulsó desde fechas tempranas la publicación de libros y folletos que contribuyesen a inclinar la opinión pública internacional hacia el bando republicano y, específicamente, hacia la causa vasca. Esta actividad incluso se incrementó tras la pérdida del territorio vasco e incluía material muy diverso. Sin ánimo de ser exhaustivos, las publicaciones del Gobierno Vasco se pueden clasificar en varios grupos atendiendo a su temática, formato y objetivos. Existen, en primer lugar, varias publicaciones oficiales que tenían como objetivo ofrecer a la opinión pública internacional datos concretos sobre distintos avatares de la contienda militar. A este designio responden, por ejemplo, los folletos titulados La intervención de Alemania a favor de Franco en las operaciones del territorio vasco, La conducta de los facciosos ante la iniciativa de la Cruz Roja Internacional por la humanización de la guerra. El trato a las mujeres y niños, publicados dentro de la serie Documentos relativos a la Guerra Civil del Gobierno Provisional de Euzkadi o las publicaciones en francés y en inglés del discurso que el propio lehendakari pronunció el 22 de diciembre de 1936. También la Delegación del Gobierno Vasco en Cataluña editó varios folletos, entre los que destaca la edición de la adaptación teatral que Alfredo de Echave había realizado de la novela de Arturo Campión Pedro Mari y lo mismo hicieron las delegaciones de Londres (Euzkadi Military Importance, 1937) y Buenos Aires (La rebelión militar española y el pueblo vasco, 1937 e Informe sobre la Guerra Civil en el País Vasco, 1938). Varios de estos trabajos fueron editados sin indicar que estaban financiados por el Gobierno Vasco, tratando de ofrecer una imagen más neutra de la información aportada en los mismos. Esta circunstancia impide, a su vez, que conozcamos con detalle todas las iniciativas impulsadas por el gabinete de José Antonio Aguirre.

    El esfuerzo más importante se realizó desde París. Además de la publicación, desde noviembre de 1936, de la revista Euzko Deya, la delegación parisina editó varios folletos. El más conocido, escrito por don José Miguel de Barandiarán, fue publicado bajo el seudónimo de Ángel de Zumeta con el título "La teología de la invasión fascista. Los documentos episcopales y los nacionalistas vascos (Ediciones Euzko Deya, 1937)[4]. El peso de los autores religiosos fue fundamental en esa labor. No se trata de ninguna casualidad. Algunos sacerdotes exiliados próximos al nacionalismo como Alberto de Onaindia o Iñaki de Azpiazu y otros, independientes políticamente, como don José Miguel de Barandiarán, formaron parte de un proyecto impulsado por el lehendakari para mantener la personalidad del Gobierno Vasco y su propia línea política. En ambos menesteres, interesaba subrayar el carácter católico de los dirigentes republicanos vascos y, por ello, la aportación de este grupo de refugiados era fundamental. La delegación de París se encargaba de las labores de edición, mientras los religiosos se responsabilizaban de los originales. En palabras de Onaindia a Irala en una carta de octubre de 1937, pocos días antes de la caída total del Frente Norte, se trataba de hacer saber a los Gobiernos francés e inglés, e incluso al norteamericano, que Euzkadi está dispuesta a colaborar por todos sus medios a una política antifascista y anticomunista. Mejor en sentido positivo, defensa de la democracia[5]. Un año más tarde, en el verano de 1938, Onaindia recordaba al lehendakari la necesidad de preparar informes sobre Euzkadi ante Europa, rapports de tipo político, geográfico, histórico, económico, religioso, democrático, estratégico, dirigidos a todo tipo de personalidades o al público en general para que fuesen favorables a la causa vasca y a la republicana[6]. No se trataba únicamente de publicaciones menores, también existía la idea de realizar obras de mayor enjundia, incluida una enciclopedia de Euzkadi[7]. Los religiosos, además, aprovecharon su red de relaciones para tratar de influir a favor de los vascos. Así lo hicieron, por ejemplo, en el Congreso Eucarístico de Budapest (mayo de 1938).

    No existe ciertamente gran parecido entre las publicaciones del Ejecutivo vasco y la propuesta de Brusiloff, lo que abonaría nuestra hipótesis primera, pero existe otro dato que complica de nuevo la situación: la obra de Brusiloff no fue la única que permaneció en el cajón de los no publicados. La documentación del Gobierno Vasco conserva varios archivadores con originales mecanografiados que sólo en algunos casos y tras muchos años vieron la luz[8]. En su mayor parte son obras redactadas por protagonistas de la guerra en los meses inmediatos al fin de la misma, contando su experiencia de la lucha o justificando la actuación nacionalista. Así nos encontramos con el escrito de Leonardo Allende (seudónimo de Federico de Zabala), Nación y gobierno de Euzkadi (1937); el de Miguel de Aralar (seudónimo), Bilbao bajo las bombas (1938); el de Esteban de Aranzadi (hijo del teórico del nacionalismo Engracio de Aranzadi), En defensa de un pueblo. La guerra en Euzkadi (1937); el de Juan de Eguía y Lazurrieta, Bajo el signo faccioso Navarra (1937); el de Manuel Eguileor, Pueblo condenado a muerte (Hendaya, 1937) y el de Nicolás Ormaetxea (el escritor Orixe), El contenido espiritual de la España nacionalista (1938). Se trataba, como puede verse, de un grupo de nacionalistas vascos que contaban con la máxima confianza de sus dirigentes y, por ello, difícilmente puede extrapolarse que la no publicación de cualquiera de estos textos obedeciese a alguna intención oculta. La razón fundamental de que no se publicasen estas obras no puede ser, por lo tanto, su contenido, sino la coyuntura de los años 1937-1939 en la que se inscriben.

    Este periodo se caracterizó por el deterioro de la situación internacional. La firma por parte de Francia y Gran Bretaña del pacto de Munich el 29 de septiembre de 1938 que entregaba los Sudetes, y a la postre Checoslovaquia, a Hitler; el llamamiento del Gobierno republicano a la URSS para que acrecentase su ayuda militar y el paulatino desplome del frente republicano catalán bien pudieron distraer la atención de los dirigentes del Gobierno Vasco de un texto manifiestamente impublicable en aquel momento. La falta de medios financieros que coincidió con la derrota republicana es otra razón de peso. La firma del pacto germano-soviético, una buena oportunidad para resucitar el escrito, no se efectuó hasta agosto de 1939, y pocos días más tarde se inició la Segunda Guerra Mundial.

    Los fondos del Gobierno Vasco conservan dos documentos más que tienen relación directa con Brusiloff. Uno de ellos es la traducción de un famoso artículo escrito por el desertor del servicio secreto soviético, Walter Krivistky, Stalin´s Hand in Spain, publicado por el semanario The Saturday Evening Post el mes de abril de 1939[9]. Su testimonio, que daba cuenta del grado de infiltración comunista en diferentes ámbitos de la política y del mundo cultural occidental y, en particular, en España, abrió una dura polémica, acrecentada con su asesinato en Washington en 1941. Pese a las múltiples discusiones sobre la validez de las declaraciones de Krivistky y los errores cometidos en su testimonio (Schauff, 2008: 411 y 421), parte de sus aseveraciones han sido confirmadas tras la apertura de los archivos soviéticos que se produjo en la época de Boris Yeltsin.

    El segundo documento es mucho más problemático. Está firmado por Otto Luchysky y Oscar Goriefs y se titula El comunismo al desnudo. Ocho años de actuación de España. Abril de 1931 a marzo de 1939. Los autores del largo texto (150 páginas) insisten en la idea de la penetración comunista, detallando la ayuda ofrecida por la Unión Soviética a la España republicana, subrayando, al mismo tiempo, el cobro de la misma, su utilización para controlar los diversos aparatos del Estado, el Ejército particularmente, y sus consecuencias en el terreno internacional; el alejamiento de las simpatías de los países democráticos o meramente neutrales de la causa republicana. La URSS, además, había abandonado cobardemente a los republicanos españoles con el pretexto de que la continuación de la ayuda podía provocar una nueva guerra en Europa. También se daba cuenta de la actividad de las Brigadas Internacionales, se hacía una valoración (negativa) del aporte que suponían los asesores soviéticos y se detallaban los ineficaces modos de actuación de los servicios secretos republicanos. Estos datos y valoraciones pueden ser y son discutibles y discutidos hoy en día por los historiadores. Pero el texto, recogido por la delegación del Gobierno Vasco en París y que aparentemente nunca se ha publicado, incluye una larga descripción de la existencia desde tiempos de Primo de Rivera de una red de contraespionaje anticomunista que funcionaba en España bajo la cobertura de la casa comercial Ricart Davos, y que en colaboración con la policía española luchaba para evitar la expansión en la Península del comunismo internacional.

    No existe referencia alguna sobre sus dos supuestos autores, ningún archivo contiene información sobre tales hechos, y ningún historiador, incluidos los historiadores-policías franquistas, ha mencionado ni esta red, ni esta fuente[10]. La narración presenta todos los elementos para ser un relato ficticio, en el que se entremezclan datos verdaderos con otros totalmente inventados, lo que invalida prácticamente su aportación. No sabemos cuál era la intención de los autores, si conseguir vender el dossier al mejor postor o aumentar las tensiones dentro del bando republicano. El texto, de hecho, sigue, más o menos libremente, las tesis expuestas por el comisario de policía Julián Mauricio Carlavilla (que utilizaba generalmente el seudónimo de Mauricio Karl) desde 1931 sobre el peligro comunista en España. Carlavilla participó en la Guerra Civil como agente franquista encargado supuestamente de varias operaciones secretas, entre ellas el intento frustrado de liberar a José Antonio Primo de Rivera (Connolly de Pernas, 2004). Aunque el texto llegó a manos del Gobierno Vasco varios meses más tarde que el original de Brusiloff, bien pudo ser un elemento más para decidir retrasar la hipotética publicación del mismo.

    Otra cuestión, aparentemente secundaria, pudo tener su importancia a la hora de desconfiar de la validez de la obra: aunque es bastante evidente que el original no está escrito por un castellanohablante habitual, los errores de ortografía y puntuación son mínimos, lo que sugiere que alguien revisó el texto. Su esposa, María Ugarte, que aún vive, afirma que ella ignoraba la existencia del escrito, hasta que yo se lo envié en el año 2006. Reconocía, eso sí, que el tipo de letra correspondía a la máquina de escribir portátil que ella utilizaba en aquella época. Si no fue su mujer, ¿quién pudo ser? ¿Algún refugiado? El carácter secreto del mismo hacía inviable que se hubiera puesto a disposición de cualquiera. ¿El padre Alzo?, lo dudamos, ya que no hace ninguna referencia a ese hecho. Probablemente, nunca lo sabremos. Todos estos elementos permitían dudar de la veracidad del relato de Brusiloff o, cuando menos, subrayaban el resbaladizo terreno en que se movían los dirigentes del Ejecutivo vasco. No fue, por tanto, necesariamente la voluntad de ocultamiento la única razón que provocó la no publicación de la monografía.

    Respecto a la segunda pregunta, ¿quién era Constant Brusiloff?, tampoco existe una respuesta clara. El encuentro con el mecanoescrito supuso el inicio de una aventura intelectual que aún no ha terminado. Google me permitió localizar a su ex esposa María Ugarte y a su hija Carmenchu, nacida en Santander en 1937 y residente en la República Dominicana. Su amable colaboración y la copiosa correspondencia que mantenemos, junto con mi propia labor investigadora, me han permitido profundizar en la figura de Constant Brusiloff, en su itinerario vital y en su producción, tanto en el terreno histórico como en el filológico. Uno de sus comentarios, que indicaba que su padre se instaló en Venezuela hacia 1945, donde se habría puesto en contacto con la representación soviética, despertó todas mis alarmas, porque el texto de Brusiloff era profundamente crítico con el régimen comunista implantado en Rusia. De esta forma, lo que en un principio había sido una fuente inexplorada y muy valiosa sobre uno de los aspectos entonces menos conocidos de la Guerra Civil española, la ayuda soviética, se convertía en un texto de dudosa fiabilidad, dado el aparentemente incoherente proceder de su autor. Este hecho encaminó mi labor investigadora, interrumpida por diversos compromisos adquiridos con anterioridad y mi labor docente, en dos direcciones muy diferentes. Me era necesario, por un lado, ponerme al día sobre las publicaciones existentes en torno a la intervención de la URSS en España y, por otro, tenía que averiguar quién fue realmente Constant Brusiloff. Ambas tareas están dando ya sus primeros frutos, y espero que todavía den muchos más, porque la búsqueda de Brusiloff me ha abierto las puertas de todo un mundo que desconocía, el del exilio ruso de 1917 y con él, el mundo de los refugiados de entreguerras.

    Las pesquisas en torno a Brusiloff están suponiendo una empresa apasionante, aunque descorazonadora en muchas ocasiones. En la producción historiográfica que me es más próxima, cuestiones como las señaladas anteriormente suelen brillar por su ausencia. La producción francesa y la anglosajona han sido determinantes para poder avanzar en mi labor. Uno no puede más que mirar con envidia la diversidad de los temas de interés de profesores de universidades británicas o norteamericanas, especialistas en países alejados miles de kilómetros de su residencia. Pero también

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