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El joven Paul y Lancelot el unicornio negro
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El joven Paul y Lancelot el unicornio negro
Libro electrónico82 páginas1 hora

El joven Paul y Lancelot el unicornio negro

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Paul ha perdido a su madre y su relación con su padre no pasa por un buen momento.

Empieza a cuestionarse todos los aspectos de su vida y en ese momento, cuando está a punto de tocar fondo, acude a su rescate su amigo imaginario de la infancia, Lancelot, un unicornio negro. Con él tendrá una conversación en la que hablarán de todo un poco: la educación, la amistad, la paternidad, la muerte, el dinero, los sueños, la vocación...

Paul y Lancelot es una novela que aborda de una forma poco convencional temas fundamentales para el ser humano en un intento por dar una respuesta a esas preguntas existenciales que en algún momento todos nos hacemos.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento14 feb 2019
ISBN9788468535340
El joven Paul y Lancelot el unicornio negro

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    El joven Paul y Lancelot el unicornio negro - Miguel Angel Lara Villagran

    EL JOVEN PAUL Y LANCELOT EL UNICORNIO NEGRO

    Miguel Angel Lara Villagran

    © Miguel Angel Lara Villagran

    © El joven Paul y Lancelot el unicornio negro

    ISBN formato ePub: 978-84-685-3534-0

    Impreso en España

    Editado por Bubok Publishing S.L.

    Reservados todos los derechos. Salvo excepción prevista por la ley, no se permite la reproducción total o parcial de esta obra, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio (electrónico, mecánico, fotocopia, grabación u otros) sin autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. La infracción de dichos derechos conlleva sanciones legales y puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

    Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

    ÍNDICE

    EL JOVEN PAUL
    EL UNICORNIO NEGRO
    UNA BUENA EDUCACION
    LOS SUEÑOS
    VOCACION DE VIDA
    EL DINERO
    LA MUERTE
    EL VERDADERO AMOR

    Con todo mi cariño para todo aquel joven que comienza a labrar su vida,

    y para todo aquel adulto que desea comenzar a vivir.

    Gracias a mis padres, por su enorme conciencia para conmigo.

    Gracias a mi familia, por acogerme entre ellos.

    Gracias a mis amigos, por su invaluable amistad.

    Gracias a mi nonna, por hablar mi mismo idioma.

    Gracias a mi tía Dulce, por su apoyo incondicional.

    Gracias a mi compadre, por escucharme cuando más lo necesitaba.

    Gracias a mis abuelos, por sus historias.

    Gracias a mis maestros, por educarme.

    Gracias al Dr. Alfonso Ruiz Soto, por ayudarme a conectar conmigo.

    Gracias a todo ser humano, por haber nacido.

    Gracias a la naturaleza, por su bondad.

    Gracias a la vida, por permitirme ser.

    Gracias a Dios, por ser.

    EL JOVEN PAUL

    —Oye Lancelot, ¿por qué el cielo es azul? —preguntó el pequeño Paul de cinco años de edad, quien se encontraba tendido en el pasto del jardín de su casa disfrutando de un esplendoroso día soleado.

    —Porque combina perfectamente con el blanco de las nubes, Paul —respondió Lancelot, un imponente unicornio color negro azabache, el cual vivía cuidando de Paul como si fuera una especie de ángel guardián.

    Aquel sería el último momento que ambos amigos pasarían juntos una tarde de otoño del mes de Noviembre, momentos antes de que Lisa, la madre de Paul, lo llamara a la mesa para sentarse a comer, y le explicara que ya era lo suficientemente mayor como para seguir creyendo en amigos imaginarios. Al principio, Paul se mostró algo desconcertado, ya que no entendía la relación entre una cosa y la otra; no entendía qué tenía que ver la edad que él tuviera, con la amistad que llevara con Lancelot. Al fin y al cabo, ya bastante se había entrometido su padre en aquella relación cuando le dijo a Paul que los unicornios eran fantasías para niñas —no en vano tuvo que imaginarlo negro para hacerlo lucir varonil— como para que ahora viniera su madre a decirle que tenía que olvidarse de él, sólo porque ya no tenía edad para ese tipo de amistades.

    Sin embargo, pese a la inconformidad de Paul, Lisa le explicó que conforme uno crece, uno va madurando, y que madurar, implica dejar ir ciertas cosas para reemplazarlas por otras mejores. Por ejemplo, Paul estaba por ingresar al jardín de niños, y sería mucho mejor convivir con amigos de carne y hueso que con amigos que existían únicamente en su imaginación. Lo cierto era que pese a que una parte de él se mostraba renuente ante la idea de abandonar a Lancelot, la otra parte confiaba en su madre, ya que si ella lo decía, sería por una buena razón. Llegó el día en que el pequeño Paul comenzó a relacionarse con otros niños de su edad e hizo nuevos amigos, justo como su madre lo había pronosticado. Fue entonces cuando poco a poco, sin darse cuenta, terminó por olvidar a su querido amigo; un amigo que pese a ser imaginario, era tan real como cualquier otro, y que más allá de ser un amigo, era una respuesta.

    El tiempo continuó su curso y, si algo comenzó a faltar en la vida de Paul, fueron respuestas a raíz de la muerte de su madre, una muerte repentina e inesperada a causa de un ataque al corazón; Paul acababa de cumplir tan sólo diez años de edad. Su padre, Victor, era militar, y la relación que llevaba con él siempre había sido un tanto distante; jamás estaba en casa, y cuando estaba era únicamente para darle las buenas noches. Eso sin mencionar que, conforme Paul crecía, más allá de recibir muestras de afecto y de cariño por su parte, lo único que recibía eran órdenes y castigos. Lisa siempre intentó hacer que Victor entrara en razón y se percatara de que su hijo no era más que un niño, no un comandante de las fuerzas armadas, pero él se justificaba haciendo hincapié en que la disciplina era el elemento crucial de toda buena educación, y que si lo que querían era hacer de Paul un hombre de bien, resultaba indispensable forjarle un carácter sustentado en la rectitud y la obediencia; y de ser necesario, mostrar mano dura de manera ocasional.

    Finalmente, lo único que logró, más allá de sembrar en su hijo un sentido de la disciplina, fue sembrar en él el inicio de un profundo rencor; un rencor que terminaría por desembocar en rebeldía al morir Lisa. Las pérdidas siempre son un golpe duro para la mayoría de los seres humanos, sin embargo, más que un golpe duro, para Paul fue una interrogante en su vida. ¿Qué había ocurrido? ¿Por qué había ocurrido? ¿Por qué su madre ya no estaba? ¿Por qué se había ido su madre y no su padre? ¿Seguiría

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